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Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días. Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo. (2 Reyes 20:19-21)
A través del profeta Isaías, Dios le advirtió al rey Ezequías que vendría el juicio sobre sus descendientes. Ezequías reaccionó un poco raro, diciendo: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Este fue un triste estado de animo del rey de Judá. Dios anunció el juicio venidero, y todo lo que pudo hacer es responder con alivio de que no sucedería en su vida.
Por esto, Ezequías demostró ser casi exactamente lo contrario de una persona “centrada en los demás”. Era casi totalmente egocéntrico. Lo único que le importaba era su propia comodidad personal y éxito. A Ezequías no le importaba si sus pecados ayudaban a traer juicio a sus descendientes, siempre y cuando él fuera librado.
Sin embargo, estos versículos también nos hablan de algo bueno que hizo Ezequías: hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad de Jerusalén. Esta fue una hazaña de ingeniería increíble. Ezequías dirigió la construcción de un acueducto para llevar agua fresca dentro de las murallas de la ciudad, incluso cuando un ejército la rodeaba. Medía más de 643 metros de largo a través de roca sólida, comenzando en cada extremo y juntándose en el medio. Todavía se puede ver el día de hoy, y desemboca en el estanque de Siloé. Si nunca has caminado por el túnel de Ezequías, es muy divertido, solo recuerda que caminarás por el agua que todavía fluye en el túnel y está muy oscuro.
Al final de todo, durmió Ezequías con sus padres. No hay duda de que Ezequías comenzó como un rey piadoso, y en general su reinado fue de una extraordinaria piedad (2 Reyes 18: 3-7). Sin embargo, su comienzo fue mucho mejor que su final; Ezequías no terminó bien. Dios le dio a Ezequías el regalo de 15 años más de vida, pero los años adicionales no lo hicieron en un hombre mejor o más piadoso.
El tiempo o la edad no necesariamente nos hacen mejorar. Tenga en cuenta que el tiempo no hace más que pasar, hora por hora y día a día.
A veces decimos: “El tiempo dirá”, “El tiempo sanará” o “El tiempo sacará el potencial en mí”. Pero el tiempo no hará ninguna de estas cosas. El tiempo solo vendrá y se irá. Lo único que importa es cómo usamos el tiempo. Ezequías no hizo buen uso del tiempo extra que el Señor le dio. Dios ayudándonos, en Jesús podemos tomar mejores decisiones y terminar fuertes en nuestros últimos años.
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