Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón (Hechos 5:12).
En este tiempo, la comunidad de los discípulos de Jesús todavía estaba centrada en Jerusalén. En esa ciudad, se reuníanen el pórtico de Salomón. Esta era un área en el monte del templo. El segundo templo era un complejo enorme, con amplios pórticos y áreas cubiertas. Sin duda, los primeros cristianos se reunieron en un área particular del complejo del templo, en un área abierta para todos.
Esta fue una temporada de obras notables – muchas señales y prodigios. Aquí no se nos dice cuáles fueron estas señales y prodigios. Es de suponer que eran como las que vemos en otros lugares en Hechos y en los Evangelios: curaciones, liberación de poderes demoníacos y otras bendiciones inusuales.
En Hechos 4: 29-30, los discípulos le pidieron a Dios que hiciera algunas cosas: … concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Vemos a Dios respondiendo poderosamente esa oración al dar a los discípulos audacia para predicar la palabra de Dios y al obrar muchas señales y prodigiosa través de los apóstoles. Pidieron con fe y Dios respondió a sus oraciones.
Estos milagros fueron hechos por la mano de los apóstoles. En ese tiempo, Dios eligió hacer estas obras milagrosas por la mano de los apóstoles y no leemos acerca de Dios haciendo estos milagros a través de las manos de otros discípulos. Debemos confiar en que Dios elige sabiamente qué manos traerán un milagro. Aquí, Dios tenía un propósito al hacerlo a través de las manos de los apóstoles.
No sé ustedes, pero yo creo que Dios todavía hace milagros en la actualidad. No creo que nadie tenga el poder de realizar milagros cuando y como quiera; ese poder no se encuentra en ninguna persona. Pero Dios tiene poder para hacer cosas que van más allá de nuestra comprensión del orden natural. El Creador de las leyes normales de causa y efecto puede suspender esas leyes de vez en cuando como le plazca.
Es fácil ver lo milagroso cuando alguien es curado o liberado del poder demoníaco. Sin embargo, Dios hace muchos otros milagros que no se reconocen tan fácilmente como milagros. También vemos esto en Hechos 5:12: y estaban todos unánimes. Había una maravillosa unidad de corazón y propósito entre el pueblo de Dios.
A menudo, el hecho de que en el pueblo de Dios sean todos unánimes es una demostración más grande del poder del Espíritu Santo que cualquier señal o maravilla. Nuestros corazones egoístas y mentes obstinadas pueden ser más difíciles de mover que cualquier montaña. Las divisiones entre creyentes pueden ser más difíciles de curar que la peor enfermedad.
Crea en Dios por los milagros que Él concederá en Su sabiduría – pero no olvide uno de los más grandes milagros: la verdadera unidad en Jesucristo entre Sus discípulos.