Dios obra en nuestra espera


Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera (Génesis 17:1-2).

Abram tenía 75 años cuando salió de Harán (Génesis 12:4) y 86 cuando nació Ismael, el hijo de Agar, la sierva (Génesis 16:15-16). Había esperado aproximadamente 25 años para que se cumpliera la promesa de Dios de darle un hijo a través de Sarai.

Ahora, cuando Abram tenía 99 años, le apareció Jehová. Esta fue otra manifestación de Dios en forma de Jesús, quien asumió una apariencia humana temporal antes de su encarnación en la tierra.

Las primeras palabras de Dios a Abram fueron una introducción que declaraba su ser: “Yo soy el Dios Todopoderoso”. Con este nombre, El Shaddai (Dios Todopoderoso), Dios reveló su persona y carácter a Abram.

Existe cierto debate sobre el significado exacto del nombre El Shaddai. Derek Kidner afirmó que significa “el Dios que es suficiente”. Adam Clarke dijo que significa “el Dios que derrama bendiciones”. H.C. Leupold pensó que el sentido era “desplegar poder”. Donald Barnhouse adoptó el enfoque de que la palabra hebrea shad significa “pecho” o “seno”. Esto podría referirse tanto a la fuerza del pecho de un hombre (Dios Todopoderoso) como al consuelo y la nutrición del pecho de una mujer (Dios de los cuidados tiernos). La Septuaginta, una antigua traducción de las escrituras hebreas al griego anterior a la época de Jesús, traduce Todopoderoso con la palabra griega pantokrator, que significa “Aquel que tiene su mano en todo”.

Sea cual sea el significado exacto de El Shaddai, tras la proclamación de ese nombre, Dios entonces dijo a Abram lo que se esperaba de él: Anda delante de mí y sé perfecto. La palabra perfecto significa literalmente “entero”. Dios quería todo de Abram, un compromiso total. El orden fue primero la revelación y luego la expectativa. Esto comunica el principio de que el creyente solo puede hacer lo que Dios espera cuando primero conoce quién es Él de manera plena, personal y real.

La última vez que se nos dice que Jehová se comunicó directamente con Abram fue hace unos 13 años (Génesis 16:15-16). Aparentemente, Abram tuvo 13 años de una comunión “normal” con Dios, mientras esperaba todo ese tiempo la promesa. Sería comprensible que en ocasiones durante esos 13 años Abram sintiera que Dios había olvidado su promesa.

Pero Dios no había olvidado el pacto. Aunque habían pasado unos 25 años desde que se hizo la promesa por primera vez, y aunque tal vez a Abram le pareció que Dios se había olvidado, Dios recordaba su promesa.

Los años de espera no fueron un accidente. Sirvieron a un propósito en la vida de Abram con Dios. Abram estaba en proceso de convertirse en un gran hombre de fe, pero la gran fe no se desarrolla de la noche a la mañana. Se necesitan años de la obra de Dios, años de confiar ordinariamente en el Señor, tal vez interrumpidos por algunos encuentros especiales con Dios.

Dios obró en la espera de Abram, y obrará también en tu espera.

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Categories: Devocional Semanal
David Guzik:

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