Esperando una promesa
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. (Hechos 1:4-5)
Justo antes de ascender al cielo, Jesús les dio a sus discípulos instrucciones importantes. Primero, les mandó que no se fueran de Jerusalén. En este momento, los discípulos no tenían nada más que hacer que esperar la venida del Espíritu Santo (aquí llamada la promesa del Padre). Jesús sabía que los discípulos realmente no podían hacer nada efectivo para el Reino de Dios hasta que el Espíritu Santo viniera sobre ellos.
Jesús les comando que esperasen.
– Esperasen significa que valía la pena esperar la promesa del Padre del Espíritu Santo.
– Esperasen significa que tenían una promesa que el Espíritu Santo vendría.
– Esperasen significa que ellos tenían que recibir el Espíritu; no podían crear una experiencia ellos mismos.
– Esperasen significa que serían probados durante la espera, por lo menos un poco.
Es significativo que esta venida, llenado y empoderamiento del Espíritu Santo fue llamada la promesa del Padre. Aunque hay un sentido en el que ahora también era la promesa del Hijo de Dios, hay significado en la frase, la promesa del Padre.
– Muestra que debemos esperarla con anticipación, porque la promesa del Padre que nos ama tanto solo puede ser buena.
– Muestra que es confiable y se puede contar con ella; un Padre amoroso y poderoso nunca prometería algo que no podría cumplir.
– Muestra que esta promesa es para todos sus hijos, ya que proviene de Dios como nuestro Padre.
– Muestra que debe ser recibida por fe, como es el patrón con las promesas de Dios en toda la Biblia.
Jesús explicó más acerca de esta promesa cuando agregó seréis bautizados con el Espíritu Santo. La idea de ser bautizado es ser sumergido o cubierto en algo; así como Juan bautizó a las personas en agua, estos discípulos serían “inmersos” en el Espíritu Santo.
¿Cuándo sucedería? Cuando Jesús dijo esto justo antes de ascender al cielo, agregó: dentro de no muchos días. Ellos sabían que esta promesa del Padre vendría, pero no de inmediato. Sería dentro de no muchos días pero no pasarían muchos días.
Jesús tenía un propósito al no decirles exactamente cuándo la promesa vendría. Un propósito era que los discípulos pudieran aprender a esperar con fe. Aun así, debemos resistirnos a “crear” un movimiento del Espíritu. En cambio, confiamos en la promesa del Padre y tenemos fe con respecto al derramamiento del Espíritu Santo en nuestra vida. El movimiento real del Espíritu Santo lo vale.
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