Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia (1 Corintios 1:4-5).
La iglesia de la antigua ciudad de Corinto se inició mediante la obra del apóstol Pablo. Después de visitar Atenas, Pablo llegó a Corinto (Hechos 18:1-17) y pasó allí un año y medio, llevando a muchos a la fe en Jesucristo y haciendo la obra del discipulado entre estos creyentes, jóvenes en la fe.
Como muestran sus dos cartas a la iglesia de Corinto, los cristianos corintios tenían muchos problemas. 1 Corintios muestra que en ocasiones, tuvieron problemas morales, problemas de doctrina, problemas de gobierno eclesiástico, problemas de dones espirituales, problemas de servicio eclesiástico y problemas de autoridad.
¿Qué se hace con una “iglesia con problemas”? Pablo dio gracias a Dios por ellos. Eso es lo que dijo: Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros. Pablo pasó mucho tiempo en esta carta reprendiendo el pecado y corrigiendo el error, pero aun así estaba sinceramente agradecido por la obra de Dios en los cristianos de Corinto.
Los que actualmente se sienten llamados a reprender el pecado y corregir el error en la iglesia deberían seguir el ejemplo de Pablo. Lamentablemente, muchos de ellos nunca comunican ningún tipo de aliento con su corrección y consejo.
Pablo estaba especialmente agradecido por la gracia que recibieron de Cristo Jesús. Todo lo bueno, todo lo digno de ser agradecido entre los corintios les vino por gracia. Gracia significa que Dios da libremente, por sus propias razones.
La gracia de Dios tuvo un efecto entre los cristianos corintios. Los corintios eran una iglesia “rica”, no sólo materialmente, sino también en su discurso y conocimiento de Jesús (en toda palabra y en toda ciencia… el testimonio acerca de Cristo, 1:6), en su abundancia en los dones (nada os falta en ningún don, 1:7), y en que vivían anticipando la venida de Jesús (esperando, 1:7). En estas cosas, estaban genuinamente enriquecidos.
Se podría decir que la obra de Dios en los cristianos de Corinto se podía ver por lo que decían, por lo que aprendían, por un elemento sobrenatural en sus vidas y por su anticipación expectante del regreso de Jesús.
Cuando Pablo veía a la iglesia de Corinto, podía decir: “Esta gente proclama a Jesús, saben de Jesús, hay dones sobrenaturales de Dios entre ellos, y están entusiasmados con el regreso de Jesús”. Todas esas cosas lo hacían estar agradecido, así que la gratitud de Pablo era sincera.
Independientemente de los problemas que tenían los corintios, también tenían estos impresionantes puntos fuertes. ¿Se puede decir lo mismo de muchas iglesias de hoy en día? Podemos enorgullecernos de no tener los problemas de los cristianos de Corinto, pero ¿tenemos sus puntos positivos?
Sin embargo, estos aspectos positivos no eran un gran mérito de los cristianos corintios en sí. No eran sus logros espirituales, sino la obra de la gracia de Dios en ellos.
Si estás rodeado de gente problemática o de iglesias con problemas, probablemente todavía hay razones para dar gracias por ellos. Sé realista sobre los problemas, pero encuentra la manera de dar gracias.