Tuvo que suceder
Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. (Hechos 2:24) Cuando Pedro predicó su sermón sobre Pentecostés, confrontó audazmente a sus oyentes con sus pecados. Pedro no se acobardó en decirles: “Crucificaron a este Hombre que fue enviado por Dios” (esa es la idea tras […]