Para que sepáis…cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales (Efesios 1:18-20).

En este pasaje de Efesios, Pablo hace una poderosa oración, anhelando que el pueblo de Dios conozca varias cosas. Una de ellas es el gran poder de Dios para con los que creen.

Esta es la misma grandeza de su poder que resucitó a Jesús de entre los muertos. Si la muerte de Jesús es la demostración suprema del amor de Dios, entonces la resurrección de Jesús es la demostración suprema del poderde Dios.

Cuando lo resucitó de entre los muertos

Podríamos decir que de lo que realmente se trata la resurrección es de poder. La esencia de la cruz es el amor; pero el amor sin poder no es suficiente. Sin poder, el amor puede ser noble o bien intencionado, pero no es suficiente. Necesitamos tanto el amor de Dios como su poder, y la resurrección es una demostración del hecho de que el amor abnegado de Dios está lleno de poder.

El gran poder de Dios trajo vida a los muertos, pero esta grandeza de su poder que resucitó a Jesús fue más allá de su resurrección. Ese mismo poder lo elevó a los cielos después de su resurrección, elevándolo por encima de todos los enemigos demoníacos y de todo enemigo potencial en todas las eras.

Este poder –el que resucitó a Jesús de entre los muertos y lo elevó a los cielos– ¡este mismo poder es para con los que creen! ¿Qué se puede decir de este poder?

Este poder es mayor que el peor mal y daño de la humanidad. Jesús fue sometido a lo peor de la humanidad cuando fue crucificado; sin embargo, este extraordinario poder de la resurrección le hizo triunfar sobre todo ello. No importa lo malo que sea el hombre, Dios es más grande.

Este poder trae sanidad. Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, ya no sufrió por sus heridas, aunque éstas seguían visiblemente presentes en Él. El poder de la resurrección es poder sanador.

Este poder es para con algunas personas: para con nosotros los que creemos, según Efesios 1:19. Podríamos pensar que este poder es para los que hacen grandes cosas, o para los que han alcanzado algún alto lugar espiritual, místico. Eso no es lo que dice la Biblia; este poder es para aquellos que simplemente creen.

Este poder es para una vida continua, no sólo para una experiencia única de resurrección. El poder no fue solo para resucitar a Jesús de entre los muertos, sino para levantarlo permanentemente por encima de todo enemigo y adversario espiritual. Este es un poder permanente, no una experiencia de una sola vez que termina una vez que se usa.

La maravillosa verdad que Pablo explicó en Efesios 1 es que el poder de la resurrección está aquí para el pueblo de Dios: los que creen ahora. No es sólo para cuando mueran, Dios quiere que el mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos viva en su pueblo hoy. Es para con nosotros los que creemos; cree y recíbelo hoy.

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