…Instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre (Hechos 9:15-16).

Este fue un gran llamado para la vida de un hombre que fue usado de manera especial por Dios. En toda la historia, no hubo muchas personas que recibieran el llamado especial de llevar el nombre de Jesús ante aquellos que nunca habían oído su nombre (los gentiles), ante los reyes y ante los hijos de Israel.

Con un llamado tan grande, podríamos creer que Saulo de Tarso (a quien también conocemos como el apóstol Pablo) fue un “favorito especial” de Dios. Podríamos creer que como un “favorito especial”, Dios tomaría una acción especial para evitarle dolor y sufrimiento a Pablo.

Ese no fue el caso en absoluto. Cuando Dios le dio a Pablo este gran llamado, también llamó a Pablo a un gran sufrimiento: yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

Cuánto es necesario padecer

Esta era una adición aleccionadora al gran llamado que Dios puso sobre la vida de Pablo. Pablo dejaría una vida de privilegios para abrazar este llamado superior, pero era un llamado que conllevaría mucho sufrimiento.

En 2 Corintios 11:23, Pablo describió algunas de estas cosas le fue necesario padecer por causa del nombre de Jesús: en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. Él continuó con la descripción de su dura y estresante vida y en los siguientes versículos (2 Corintios 11:26-28):

– En peligros de ríos: Pablo cruzó muchos ríos peligrosos.
– Peligros de ladrones: Los viajeros en el mundo antiguo estaban en constante peligro de ladrones violentos.
– Peligros de la ciudad: Pablo experimentó muchas turbas hostiles en las ciudades donde predicó.
– Peligros en el desierto: Pablo pasó muchos días y noches peligrosas en el desierto.
– Peligros en el mar: Pablo soportó muchos naufragios y dificultades en el mar.
– Peligros entre falsos hermanos: Pablo tuvo el peligro de los que decían ser hermanos y amigos pero en cambio eran falsos
– En trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez: Pablo simplemente vivió una vida dura como misionero, viajando y predicando el evangelio.

No fue el mero hecho de una vida difícil lo que hizo que Pablo cumpliera con su llamado. Muchas personas tienen vidas difíciles pero de ninguna manera son siervos de Jesús. Pero en el caso de Pablo, todos estos peligros y dificultades fueron elegidos libremente porque podría haber vivido de manera diferente si hubiera querido. Pero no quiso. Quiso servir a Jesús, y si estas dificultades eran parte de servir a Jesús, las aceptaría. Pablo vivió esta vida, este llamado – y fue feliz en Jesucristo.

Dios puede hacerle feliz en su vida, en su llamado – incluso si significa algo de sufrimiento en el camino. La obra de Dios que hizo esto en Pablo también puede hacerlo en usted.