Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor (1 Corintios 13:13).

Para muchas personas, 1 Corintios 13 es su capítulo favorito de la Biblia. Dado que describe tan bien el carácter y la naturaleza del amor, a veces se le llama “El capítulo del amor”. Estas palabras concluyen el capítulo y hablan de la naturaleza interminable del amor.

El mayor de ellos es el amor

Los tres grandes objetivos de la vida cristiana no son los milagros, el poder o los dones; son la fe, la esperanza y el amor. Aunque los dones son preciados y son dados por el Espíritu Santo, nunca se pretendió que fueran el enfoque o la meta de la vida cristiana. En cambio, la principal búsqueda del creyente es la fe, la esperanza y el amor.

¿En qué está enfocada tu vida cristiana? ¿Qué es lo que realmente más deseas? Todo debería girar en torno a la fe, la esperanza y el amor. Si no es así, necesitamos recibir el sentido de prioridades que Dios tiene y poner nuestro enfoque donde debe estar.

Puesto que la fe, la esperanza y el amor son tan importantes, debemos esperar ver cómo se enfatizan en todo el Nuevo Testamento. Piensa en estos pasajes:

Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 1:3).

Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo (1 Tesalonicenses 5:8).

 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor (Gálatas 5:5-6).

Podríamos añadir a estos 1 Pedro 1:21-22, Colosenses 1:4-5, y 2 Timoteo 1:12-13.

La fe, la esperanza y el amor son todos importantes, pero el mayor de ellos es el amor. El amor es lo más importante porque continuará e incluso crecerá en el estado eterno. Cuando estemos en el cielo, la fe y la esperanzahabrán cumplido su propósito. No necesitaremos fe cuando veamos a Dios cara a cara. No necesitaremos esperanza en la venida de Jesús una vez que Él regrese. Pero siempre amaremos al Señor y a los demás, y creceremos en ese amor por toda la eternidad.

El amor es también el mayor porque es un atributo de Dios (1 Juan 4:8), mientras que la fe y la esperanza no forman parte de su carácter y personalidad. Dios no tiene fe de la manera en que nosotros la tenemos, porque Él nunca tiene que “confiar” fuera de sí mismo. Dios no tiene esperanza como nosotros la tenemos, porque Él conoce todas las cosas y tiene todo el control. Pero Dios es amor y siempre será amor.

El punto no es hacernos elegir entre la fe, la esperanza y el amor. El punto es que sin el amor como motivo y meta, los dones del Espíritu Santo son distracciones sin sentido. Si se pierde el amor, se pierde todo.

Deja que la grandeza de la vida de Dios llene tu vida en este día.