Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (Hechos 9:3-4).

Algo espectacular sucedió en el camino a Damasco. Cuando Saulo el perseguidor estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó un resplandor de luz del cielo. Según explicó Pablo más tarde, esto sucedió al mediodía, cuando el sol brilla en su máxima intensidad. Sin embargo, Pablo dijo que esta luz sobrepasaba el resplandor del sol (Hechos 26:13).

Una experiencia en el camino de Damasco

No era solo una luz; Saulo también oyó una voz. Según F. F. Bruce, los rabinos de esa época creían en su mayoría que Dios ya no hablaba directamente al hombre, como lo hacía en los días de los profetas. Sin embargo, aquí en el camino cerca de Damasco, Saulo oyó una voz del cielo.

La voz primero se dirigió a él personalmente: Saulo, Saulo. Cuando Dios repite un nombre dos veces, es para mostrar una emoción profunda, pero no necesariamente enojo (como con Marta, Marta de Lucas 10:41 y Jerusalén, Jerusalén de Mateo 23:37).

Entonces la voz hizo una pregunta: ¿por qué me persigues? Cuando la luz celestial lo inundó, la voz confrontó a Saulo con la verdadera naturaleza de su crimen: perseguía a Dios, no al hombre. Saulo pensaba que estaba sirviendo a Dios al atacar con saña a los cristianos, pero aquí descubrió que estaba peleando contra Dios. Esto ha sido tristemente cierto a lo largo de la historia. A menudo, aquellos que están convencidos de que le están haciendo un favor a Dios, en realidad son culpables de algunas de las peores persecuciones y torturas jamás vistas.

No debemos solo enfatizar la palabra “me” en la frase ¿por qué me persigues? También debemos notar el “por qué” y ver que Jesús preguntó, “¿por qué me persigues?” Es decir, “Saulo, ¿por qué haces algo tan inútil?”

Esta fue una experiencia notable para un hombre que se convertiría en un discípulo notable. Este evento espectacular debe ser considerado como inusual. Dios normalmente no confronta a los pecadores con una luz celestial y una voz audible del cielo.

¿Cómo reaccionó Saulo ante esta abrumadora experiencia? cayendo en tierra. Esto no fue por honor o reverencia a Dios, fue simplemente una reacción de supervivencia – estaba aterrorizado por la luz celestial.

En la mente de muchas o la mayoría de las personas, Saulo se cayó de un caballo que montaba. Sin embargo, ni este relato en Hechos 8, ni el relato en Hechos 22:3-11, ni el relato de Hechos 26:12-20 hacen mención alguna de un caballo ni de Saulo montando algún tipo de animal. Puede ser que cabalgara, pero el texto no lo dice específicamente.

Me gusta lo que escribió Adam Clarke sobre esto: “Muchas personas suponen que iba a caballo, y los pintores así lo representan; pero esto es completamente sin fundamento. Los pintores son, en casi todos los casos, malos comentaristas”.

Saulo no estaba buscando a Dios, pero Dios lo buscó a él. ¿No se alegra de que Dios lo haya amado antes de que usted lo haya amado a Él?