Te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos. Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre (Génesis 44:33-34).

¿Pueden las personas cambiar realmente? Una y otra vez, la Biblia y las historias de vida nos muestran que Dios tiene el poder de transformar profundamente a quienes se rinden a Él. Este principio encuentra su máxima expresión en el evangelio de Jesucristo, que anuncia cómo las personas pueden reconciliarse con Dios: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17).

Hombres Transformados

Un ejemplo asombroso del poder de Dios para cambiar vidas lo encontramos en los hijos de Jacob, los hermanos de José, cuando Dios obró en ellos tristeza y arrepentimiento por su pecado contra su hermano.

Durante una terrible hambruna, los hermanos de José viajaron a Egipto para obtener grano, sin saber que estaban frente al hermano que habían vendido como esclavo. Aunque José los reconoció, ellos no lo reconocieron a él.

Dios utilizó las inusuales acciones de José para guiar a sus hermanos al arrepentimiento y revelar el cambio en sus corazones. Esto se ve con especial claridad cuando Judá declaró: “Te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor”. Judá ofreció su vida en lugar de la de Benjamín, un acto que contrasta radicalmente con lo ocurrido 22 años atrás, cuando los hermanos mostraron indiferencia hacia José, Benjamín e incluso su padre, Jacob.

Judá se distinguió como aquel dispuesto a ser un sacrificio sustituto, movido por el amor hacia su padre y sus hermanos. Esto es amor: un heroico autosacrificio.

El amor sacrificial es una prueba indiscutible de una transformación genuina (Juan 13:34). Este tipo de amor también se observa en Moisés (Éxodo 32:31-32) y en Pablo (Romanos 9:1-4).

A lo largo de este capítulo, encontramos pruebas notables del cambio en los corazones de los hermanos de José.

– No sintieron resentimiento cuando Benjamín recibió una porción favorecida (Génesis 43:34).
– Mostraron confianza mutua y no se acusaron entre sí cuando fueron señalados por el robo de la copa (44:9).
– Permanecieron unidos cuando se encontró la copa de plata, en lugar de abandonar al hijo preferido a su suerte y dejar que se lo llevaran solo de regreso a Egipto (44:13).
– Se humillaron por completo por el bien del hijo preferido (44:14).
– Reconocieron que su crisis era consecuencia de su pecado contra José (44:16).
– Se ofrecieron como esclavos en Egipto, negándose a abandonar a Benjamín, el hijo preferido, su hermano (44:16).
– Mostraron una profunda preocupación por el sufrimiento que esto podría causar a su padre (Génesis 44:29-31).

La mayor evidencia de que los hermanos habían cambiado fue el amor abnegado de Judá (Génesis 44:33). ¿Podría alguien observar tu vida y concluir que el autosacrificio es una prueba de tu transformación?

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