Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían (Hechos 19:11-12).

Hechos 19 cuenta la historia de la asombrosa obra que Dios hizo en Éfeso y en toda la región que rodeaba esa gran ciudad. Fue una obra extraordinaria del Espíritu Santo, que estuvo profundamente arraigada en la Palabra de Dios y que se llevó a cabo a través de las manos de los siervos voluntarios de Dios.

Milagros extraordinarios

Otra parte de la asombrosa obra realizada en Éfeso se describe en Hechos 19:11: Y hacía Dios milagros extraordinarios. Supongo que todo milagro es extraordinario, pero Lucas explicó que incluso para ser milagros, estos eran extraordinarios. Lucas dio un ejemplo: que los paños (literalmente, “bandas para el sudor”) o delantalesde Pablo podían ser puestos sobre una persona, incluso sin que Pablo estuviera presente, y esa persona era sanada o liberada de la posesión demoníaca.

Era inusual que Dios usara paños o delantales de esa manera. Estos eran probablemente parte de lo que Pablo usaba cuando hacía su trabajo con pieles para proveer para sí mismo y para otros en Éfeso. Estos paños o delantales se llevaban de su cuerpo a los enfermos. No sabemos realmente cómo funcionaba esto, aparte de la misma forma en que la sombra de Pedro (Hechos 5:15) o el dobladillo del manto de Jesús (Mateo 14:36) podrían sanar – estos artículos se convirtieron en un punto de contacto por el cual una persona liberaba fe en Jesús como su sanador.

Podemos imaginar que al principio esto ocurrió casi por accidente –quizás una persona necesitada de sanidad tomó un paño de Pablo de manera supersticiosa y fue sanada. Pero se convirtió en un patrón que otras personas imitaron. Como veremos más adelante, la práctica supersticiosa de la magia y la hechicería era frecuente en Éfeso. Por lo tanto, no debería sorprendernos que algunos tuvieran una visión bastante supersticiosa de los milagros realizados por Pablo.

Dios se rebajará a encontrarse con nosotros incluso en nuestras burdas supersticiones. Esto nunca significa que Dios se complazca con nuestras supersticiones, sino que en su misericordia puede pasarlas por alto para satisfacer una necesidad. Hace muchos años, recuerdo haber visto lo que parecían ser periódicos enrollados sin apretar en un púlpito en Bulgaria. Me dijeron que eran trozos de tela (envueltos en periódicos) sobre los que el pastor oraba y después eran llevados a las casas de los enfermos. Esta era una práctica común en estas iglesias búlgaras.

Tomando la frase al pie de la letra, se trataba de milagros que no eran del tipo ordinario. Esto significa que no debemos esperar que Dios use regularmente métodos como este para traer sanidad. Y, no es que Pablo poseyera algún poder para hacer estas cosas. No dice que Pablo fue quien hizo estos milagros extraordinarios, sino que Dios los obró por mano de Pablo.

Aquí hay una verdad gloriosa: Dios obra tanto en lo ordinario como en lo extraordinario. Pon a prueba todas las cosas, pero no desprecies lo ordinario, ni rechaces lo extraordinario. ¡Jesús es lo suficientemente grande como para obrar en ambas cosas!