Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos (Hechos 15:10-11).

Los apóstoles y los líderes de la iglesia se reunieron en Jerusalén para decidir un tema controvertido. Muchos gentiles estaban llegando a la fe en Jesús, pero algunos cristianos insistían en que estos gentiles primero tenían que convertirse en judíos y solo después podrían convertirse en seguidores de Jesús.

Pedro, Pablo y otros apóstoles argumentaron fuertemente en contra de esto. Pedro dijo que estarían tentando a Dios si sometían a los gentiles a la ley de Moisés. Sería poner un yugo sobre la cerviz de los discípulos que ni el pueblo judío de su tiempo ni sus ancestros habían podido llevar.

Nosotros y ellos, salvos de igual modo

Esto se demuestra con un repaso de la historia de Israel. En el mismo nacimiento de la nación en el Monte Sinaí, ellos quebrantaron la ley al adorar al becerro de oro. Al final de la historia del Antiguo Testamento, también violaron la ley al ignorar el día de reposo y casarse con mujeres paganas (Nehemías 13). De principio a fin, Israel no había podido llevar el yugo de la ley.

Esta controversia fue con algunos de la secta de los fariseos que ahora eran creyentes (Hechos 15:5), quienes estaban cometiendo un error crítico. Ellos estaban viendo la historia de Israel bajo el yugo de la ley con ojos de nostalgia, no veían la verdad. Si hubieran considerado cuidadosa y honestamente el fracaso de Israel bajo el yugo de la ley, no se habrían apresurado a poner también a los gentiles bajo su yugo.

Pablo expuso el mismo argumento en Gálatas 3:2-3. Si la ley no nos salva, ¿por qué volver a ella como principio de vida? Si consideramos la obra terminada de Jesús, volver a la ley es una ofensa a Dios. Por eso Pedro pregunta: “¿Por qué tentáis a Dios?”.

Pedro concluyó con la observación de que es por medio de la gracia que todos se salvan – tanto judíos como gentiles – y no por obediencia a la ley. Si somos hechos justos ante Dios por la gracia, entonces no somos salvos por la gracia y el cumplimiento de la ley. En esto, Pedro también insistió en que sólo hay un camino de salvación: Nosotros [los judíos] seremos salvos, de igual modo que ellos [los gentiles]. Los cristianos judíos no habían sido salvos, ni siquiera en parte, por su cumplimiento de la ley; ellos fueron hechos justos ante Dios del mismo modo que los gentiles: Por la gracia del Señor Jesús.

Podríamos pensar que Pedro habría dicho lo contrario – que los gentiles podrían encontrar la salvación de igual modo que los judíos. Sin embargo, Pedro le dio la vuelta y señaló que todos son salvos sólo por la gracia a través de la fe, tanto gentiles como judíos. Pedro se dio cuenta de que la buena noticia de la salvación en Jesús –no salvación en nosotros mismos ni en nuestra obediencia – es una buena noticia para todos. Nosotros y ellos somos salvos de igual modo.

¿Has recibido y confiado en esta buena noticia?