Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios (Hechos 18:9-11).
Pablo estaba en la ciudad de Corinto, una de las principales ciudades del Imperio Romano. Corinto estaba situada en una importante confluencia de comercio y viajes, y era una ciudad famosa por su hedonismo e inmoralidad.
Pablo llegó a esta gran y desafiante ciudad con humildad. Más tarde escribió a los cristianos de Corinto y les recordó cómo había llegado por primera vez: Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría… Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor (1 Corintios 2:1, 3)
Pablo sentía su debilidad tan severamente que Jesús vino con aliento especial. El Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas. La implicación era que Pablo tenía miedo, pues temía que en Corinto su trabajo se viera interrumpido por los judíos opositores (como en Tesalónica y Berea) o por la mundanidad altamente cargada que le rodeaba.
Pablo debía desechar el miedo –pero también debía continuar con valentía. Jesús le dijo: habla, y no calles. La solución al miedo de Pablo era obedecer el mandato de Jesús de no tener miedo; y hablar y no callar –es decir, seguir difundiendo la palabra de Dios. Jesús no le dijo a Pablo que sus oponentes no intentarían detenerlo, sólo que no tendrían éxito (ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal).
Había una base para el mandato de seguir predicando –Jesús prometió: porque yo estoy contigo. Cuando entendemos lo que esto significa y Quién lo dice, esto es suficiente. Si Jesús es por nosotros y está con nosotros, entonces ¿qué puede haber contra nosotros?
A continuación, Jesús pronunció una palabra adicional de aliento: porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Esta sería una garantía constante para Pablo, que a menudo debió tener dudas sobre la supervivencia y la salud de la iglesia de Corinto
Debido a que Pablo recibió el aliento que le dio Jesús, se detuvo allí un año y seis meses. Esto parece ser más tiempo que en cualquier otra ciudad donde Pablo haya fundado una iglesia. Su trabajo en Corinto se describe simplemente: enseñándoles la palabra de Dios.
¿Necesitas algo de aliento especial? Puedes encontrarlo en lo que Jesús prometió a Pablo y promete a todos los que le aman y buscan servirle.
– Tienes la promesa de la presencia de Jesús.
– Tienes el mandato de seguir honrando a Jesús y su mensaje.
– Tienes la promesa de que no eres el único creyente en tu comunidad.
¡Recibe hoy este aliento especial de Jesús!