La traducción al español del Devocional semanal de David

The Preacher's First Word - Repent

La primera palabra del predicador

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. (Hechos 2:38)

Cuando una multitud le pregunta a un evangelista “¿Qué haremos?”, un buen evangelista no perderá la oportunidad de decirles que respondan a Jesucristo. Eso es exactamente lo que sucedió en Hechos 2 cuando Pedro predicó a la multitud durante la fiesta de Pentecostés.

Pedro debió haber estado gratamente asombrado al ver lo que Dios había hecho en esta situación. En lugar que la gente quisiera crucificarlo por causa de Jesús, miles de personas querían confiar en Jesús como su Señor y Mesías.

The Preacher's First Word - Repent

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros. Respondiendo a la pregunta que le habían hecho, ¿qué haremos? (Hechos 2:37) Pedro les dio algo que hacer. Esto significa que debemos hacer algo para recibir la salvación, debemos hacer algo para seguir a Jesús; no es algo que simplemente sucede.

Pedro no le dijo a la multitud: “No hay nada que puedan hacer ustedes. Si Dios te salva, eres salvo. Si Dios no te salva, nunca serás salvo”. Aunque es cierto que solo Dios puede salvar, la gente tenía que recibir a través del arrepentimiento y la fe, la fe que resultaba en acción, como el bautismo.

Lo primero que Pedro les dijo que hicieran fue arrepentíos. Arrepentirse no significa sentir pena, sino cambiar de dirección o de opinión. Ellos habían pensado de cierta manera acerca de Jesús, considerándolo digno de morir en una cruz. Ahora debían cambiar su forma de pensar, aceptando a Jesús como Señor y Mesías.

Arrepentíos suena como una palabra tan dura en la boca de muchos predicadores y en los oídos de muchos oyentes, pero es un aspecto esencial del evangelio. Arrepentíos ha sido llamada “la primera palabra del predicador”.

Cuando Juan el bautista predicó, dijo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2). Cuando Jesús comenzó a predicar, dijo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Ahora, cuando Pedro comenzó a predicar, comenzó con arrepentíos.

El arrepentimiento nunca se debe pensar como algo que debemos hacer antes de poder regresar a Dios. El arrepentimiento describe lo que es venir a Dios. No puedes volverte hacia Dios sin apartarte de las cosas contra las que Él está.

No nos podemos arrepentir a menos que Dios obre en nosotros (2 Timoteo 2:25), pero Dios no se arrepentirá pornosotros. Dios obra en y a través de la voluntad humana, y una persona debe responder a la invitación de Dios (a menudo a través de un predicador) y decir: “Ahora me arrepentiré”.

El arrepentimiento debe estar presente al empiezo de nuestro caminar con Dios, pero no termina ahí. Debemos seguir arrepintiéndonos, mientras Dios nos enseña más y más como estar bien con Él. Hoy, piensa en cómo el arrepentimiento puede ser un trabajo continuo en tu vida.

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What Must We Do?

¿Qué haremos?

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? (Hechos 2:37)

Una gran multitud escuchó la enseñanza audaz del apóstol Pedro, y Dios hizo una obra extraordinaria por el poder del Espíritu Santo. Lucas, el autor del libro de Hechos, nos dice que al oír esto todos respondieron con una pregunta: “¿Qué haremos?” El pueblo judío que estaba en Jerusalén para la celebración de Pentecostés estaba tan conmovido que le preguntaron al predicador Pedro cómo debían responder.

What Must We Do?

Es incorrecto pensar que Pedro no dio un tipo de invitación o desafío a sus oyentes. Sabemos que lo hizo porque Hechos 2:40 dice: Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Lo que leemos en Hechos 2 es un resumen, y Pedro claramente los exhortó a responder. Invitó a sus oyentes a ser salvos.

Aun así, la multitud mostró una respuesta asombrosa, preguntando ¿qué haremos? Se ha dicho que en las temporadas normales de trabajo cristiano el evangelista busca al pecador. Sin embargo, en tiempos de avivamiento o despertar, las cosas cambian: el pecador busca al evangelista. Este día de Pentecostés en Hechos 2 fue una de esas grandes temporadas de la obra de Dios. Cuando Dios está obrando en el corazón de alguien, ellos quieren venir a Él; actuarán para venir a Dios.

Cuando vemos como respondió la multitud, nos ayuda a poner en perspectiva los eventos de ese día de Pentecostés. El don de hablar en lenguas no produjo nada en quienes lo oyeron, excepto asombro y burla. No fue hasta que se predicó el evangelio que vino la convicción del Espíritu Santo. Esto era lo que Dios realmente quería realizar.

La gente respondió de esta manera porque se compungieron de corazón. Esta es una buena manera de describir la convicción del Espíritu Santo. Ahora sabían que ellos eran responsables por la muerte de Jesús (como lo somos cada uno de nosotros) y que tenían que hacer algo en respuesta a esta responsabilidad.

Cuando lo pensamos bien, Pedro tenía alguna experiencia previa con cortar. Cuando Jesús fue arrestado, Pedro le cortó la oreja derecha a uno de los hombres que vinieron a arrestar a Jesús (Juan 18:10). Todo eso fue un lío vergonzoso que Jesús después tuvo que arreglar. Juan 18:10 enseña a Pedro en su naturaleza carnal, haciendo lo mejor que pudo con una espada literal de poder humano.

Cuando el Jesús resucitado cambió la vida de Pedro y cuando el poder del Espíritu Santo descendió sobre él, él pudo cortar de una manera más efectiva: cortó corazones, abriéndolos a Jesús. Esto es lo que Pedro pudo hacer en el poder del Espíritu, haciendo lo mejor para Dios con la espada del Espíritu, la Palabra de Dios. ¿Qué espada fue la más poderosa?

¡Nunca dudes el poder que Dios tiene de cortar corazones y cambiar vidas!

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It Had to Happen

Tuvo que suceder

Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. (Hechos 2:24)

Cuando Pedro predicó su sermón sobre Pentecostés, confrontó audazmente a sus oyentes con sus pecados. Pedro no se acobardó en decirles: “Crucificaron a este Hombre que fue enviado por Dios” (esa es la idea tras Hechos 2:23). Pedro pudo hacer esto porque no estaba preocupado en complacer su audiencia, sino en decirles la verdad. Pero Pedro no podía parar ahí, su enfoque no era solo hacerles sentir mal de sus pecados. Les tuvo que enseñar que había una verdad mayor que la culpa del hombre al ejecutar al Hijo de Dios.

It Had to Happen

La verdad más importante era el poder de Dios y la grandeza de Jesús, ambos demostrados por la resurrección. Era imposible que Jesús fuera retenido por el poder de la muerte, como se explica en la siguiente cita de Pedro del Salmo 16. Era imposible que Jesús siguiera siendo víctima del pecado y el odio del hombre. Jesús simplemente tenía que salir adelante, glorioso en triunfo sobre el pecado, la muerte y el odio. Para demostrar esto, observe que Pedro usó la frase dolores de la muerte. La palabra “dolores” es la palabra para “dolores de parto”. La idea es que la tumba era como una matriz para Jesús. Como escribió un comentarista: “No era posible que el escogido de Dios permaneciera en las garras de la muerte; el abismo no puede contener al Redentor más de lo que una mujer embarazada puede contener al niño en su cuerpo”.

Así como un bebé debe salir del útero, la resurrección de Jesús simplemente tenía que suceder. No había forma de que el Santo, el Hijo de Dios sin mancha o pecado, pudiera permanecer atado por las cadenas de la muerte.

Cuando Jesús murió en la cruz, cargó con toda la ira de Dios como si fuera un pecador culpable, culpable de todos nuestros pecados, hasta siendo hecho pecado por nosotros (2 Corintios 5:21). Eso fue un acto de amor santo por nosotros. Por lo tanto, Jesús mismo no se convirtió en pecador, aunque cargó con la culpa total de nuestro pecado. Estas son las buenas nuevas: que Jesús tomó nuestro castigo por el pecado en la cruz y permaneció un Salvador perfecto durante todo, todo comprobado por Su resurrección.

Por esta razón, Él permaneció el Santo, incluso en Su muerte; y era imposible que el Santo de Dios pudiera permanecer atado por la muerte; la resurrección era absolutamente inevitable. No vemos muchas cosas en la vida que simplemente deben suceder. En casi todas las cosas podemos pensar en otra forma en que podrían resultar las cosas. Pero no fue así con la resurrección de Jesús, tenía que suceder. Era imposible ser de otra manera. Y prueba que el amor y el poder de Dios son mayores que lo peor del pecado y la rebelión del hombre.

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Peter proclaiming Jesus

Pedro proclamando a Jesús

Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis. (Hechos 2:22)

Cuando Pedro predicó a esta gran multitud en Jerusalén en Pentecostés, primero explicó que los sonidos y eventos extraños que habían sucedido eran en realidad evidencia de un derramamiento del Espíritu Santo. Lo explicó al citar de la Biblia.

Peter proclaiming Jesus

Esto fue extraordinario. En medio de un gran derramamiento del Espíritu Santo, cuando había señales, maravillas y el hablar en lenguas, ¿qué fue lo que hizo Pedro? Fue como si hubiera dicho: Tengamos un estudio bíblico para aprender del profeta Joel. De hecho, en su sermón de Hechos 2, Pedro citó de tres pasajes diferentes del Antiguo Testamento:  Joel 2:28-32, Salmo 16:8-11 y Salmo 110:1.

Este enfoque en la palabra de Dios no paró lo que el Espíritu Santo estaba haciendo; cumplió lo que el Espíritu Santo quería hacer. Todas las maravillas y el hablar en lenguas estaban preparándolos para esta obra de la palabra de Dios.

Es triste que muchas personas parecen pensar que la obra de la palabra de Dios opone la obra del Espíritu Santo. Piensan que es más espiritual no tener un estudio bíblico.

Sin embargo, cuando Pedro terminó de explicar el pasaje de Joel 2, no había terminado con su sermón. Le dijo a la multitud: Varones israelitas, oíd estas palabras. Muchas personas pensarían que hubiera sido suficiente que Pedro terminara después de citar de Joel, especialmente considerando todo lo que Joel nos dice:

– El derramamiento del Espíritu Santo (Hechos 2:17). 
– Sueños milagrosos, visiones y profecías (Hechos 2:17-18).
– Señales y prodigios sobre el día del Señor (Hechos 2:19-20).
– Una invitación a invocar el nombre del Señor y ser salvo (Hechos 2:21).

Por muy buenas que sean todas esas cosas, no fue suficiente, porque Pedro aún no había hablado acerca de la obra redentora de Jesús. Hasta este punto, todo había sido como una introducción, explicando las cosas extrañas que habían visto. Ahora Pedro traería el mensaje esencial a esta multitud diciendo: Varones israelitas, oíd estas palabras. Pedro ya había dicho algo similar al empiezo de su sermón (esto os sea notorio, y oíd mis palabras, Hechos 2:14). Pedro quería que la gente preste atención, y habló como si tenía algo importante que decir, algo que algunos pastores fallan en hacer hoy en día.

Después de esa segunda introducción, Pedro pronunció unas palabras esenciales. Les proclamó a Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él.

Entender al profeta Joel y la obra del Espíritu Santo era importante, pero comoquiera era esencial proclamar a Jesús. Anhelamos saber más de la palabra de Dios y experimentar más el mover del Espíritu Santo. Pero nunca podemos descuidar la proclamación esencial de Jesucristo, el Salvador del mundo.

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a changed man

Un hombre diferente

Entonces Pedro, con los once, se puso de pie y dijo a voz en cuello: «Compatriotas judíos y todos ustedes que están en Jerusalén, déjenme explicarles lo que sucede; presten atención a lo que les voy a decir. (Hechos 2:14)

Hechos 2 describe una serie de eventos extraordinarios. Mientras los 120 discípulos de Jesús estaban reunidos en un aposento alto, primero escucharon un fuerte ruido. Luego, vieron aparecer unas lenguas como de fuego que posaban sobre cada uno de ellos. Después, empezaron a alabar a Dios y a declarar sus obras maravillosas en diferentes lenguas que nunca antes habían hablado. A esto se le llama el don de lenguas y también se menciona en otros pasajes de la Biblia.

a changed man

En un día de eventos extraños, lo mejor estaba por suceder. Llegamos a ello comenzando en versículo 14: Pedro, con los once, se puso de pie. ¡Qué vista! Pedro de pie con los otros apóstoles, listo para hablar a la multitud asombrada.

Cuando Pedro habló a voz en cuello, fue el comienzo de un sermón asombroso. Junto con los once, Pedro se puso de pie y predicó a la multitud como representante del grupo de apóstoles.

Debemos notar que el hablar en lenguas cesó cuando Pedro empezó a predicar. El Espíritu Santo ahora obraba a través de la predicación de Pedro y no obraría contra sí mismo mediante el hablar en lenguas al mismo tiempo.

Cuando Pedro habló en voz fuerte y alta, también fue evidencia que había sucedido un gran cambio en Pedro. Ahora mostraba un valor y audacia que contrastaban completamente con la forma en que negó siquiera conocer a Jesús cuando arrestaron a su Salvador. Todo eso había sucedido antes de ser lleno del Espíritu Santo. Ahora, Pedro era un hombre diferente.

En el día de Pentecostés, Pedro no enseñó como solían hacerlo los rabinos de su época, quienes reunían discípulos a su alrededor, se sentaban e instruían a ellos y a cualquier otro que pudiera escuchar. En cambio, Pedro proclamó la verdad como un heraldo.

Este sermón extraordinario no fue preparado, fue dado espontáneamente. Pedro no se despertó esa mañana sabiendo que predicaría a miles y que esos miles se rendirían a Jesús. Al mismo tiempo, podríamos decir que este fue un sermón bien preparado; fue preparado por la vida anterior de Pedro con Dios y su relación con Jesús. Fluyó espontáneamente de esa vida y de una mente que pensaba y creía profundamente.

Es bueno recordar que lo que está registrado en Hechos 2 es solo una porción de lo que dijo Pedro. Hechos 2:40 nos dice esto: Y con muchas otras razones les exhortaba insistentemente. Como casi todos los sermones registrados en la Biblia, lo que tenemos es un resumen inspirado por el Espíritu Santo de un mensaje más extenso.

Ese mensaje vino a través de un hombre cambiado por el poder del Espíritu Santo, y no es mucho decir que lo que comenzó con el sermón de Pedro cambió el mundo. Deja que el poder transformador del Espíritu reine libremente en tu vida hoy.

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tongues of fire

Lenguas de fuego

Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo. (Hechos 2:3-4a)

Sucedió algo maravilloso cuando los 120 discípulos de Jesús se reunieron en el aposento alto. Primero, hubo un sonido inusual, algo que sonaba como un viento recio, el cual llenó toda la casa (Hechos 2:2).

Luego, después de que empezó el sonido del viento, vieron otra cosa extraordinaria: les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Una llama apareció sobre la cabeza de cada discípulo. Probablemente, la descripción de “lenguas repartidas, como de fuego” tiene el sentido de que las llamas estaban ardiendo y activas, apareciendo como si estuvieran quemando, pero sin dejar ninguna marca, incluso cuando estaban sobre cada uno de ellos.

tongues of fire

Este maravilloso suceso probablemente debe relacionarse con la profecía de Juan el bautista de que Jesús vendría para bautizar en Espíritu Santo y fuego. (Mateo 3:11)

A través de la Biblia, la idea detrás de la imagen del fuego suele ser de purificación, como el refinador usa el fuego para crear oro puro; o el fuego puede quemar lo que es temporal, dejando solo lo que durará. Esta es una excelente ilustración para el principio de que el llenamiento del Espíritu Santo no es solo para recibir poder, sino purificación.

En ciertos lugares del Antiguo Testamento, Dios mostró Su placer con un sacrificio al encender el fuego Él mismo, es decir, al mandar el fuego del cielo para descender y consumir el sacrificio. La experiencia que tuvieron los discípulos el día de Pentecostés es otro ejemplo de Dios enviando fuego desde el cielo para mostrar Su placer y poder, pero esta vez, descendió sobre sacrificios vivos (Romanos 12:1).

El Espíritu Santo se posó sobre cada uno de ellos. Un comentarista (A.T. Pierson) dijo que había un significado detrás de esa palabra asentándose: que tiene la idea de permanencia en la posición y una condición duradera. Esa idea es importante.

Bajo el antiguo pacto, el Espíritu Santo se posó sobre el pueblo de Dios pero más como una nación, es decir, Israel. Pero bajo el nuevo pacto, el Espíritu Santo se posa sobre el pueblo de Dios como individuos; las lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Este fenómeno extraño nunca había sucedido antes y nunca volvería a ocurrir en las páginas de la Biblia, pero se dio para enfatizar este punto: que el Espíritu de Dios estaba presente con y en y sobre cada individuo.

Lo más importante de todo: fueron todos llenos del Espíritu Santo. El sonido del viento recio y las lenguas repartidas, como de fuego fueron solo un fenómeno temporal inusual, que acompañó al verdadero don, ser lleno del Espíritu Santo.

Hoy en día, no debemos esperar escuchar el sonido del viento o ver una lengua de fuego cuando el Espíritu Santo se mueve entre el pueblo de Dios. Pero podemos y debemos esperar ser llenos del Espíritu al recibir con fe y dejar que nos refine y purifique.

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rushing mighty wind

Un viento recio que soplaba

Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo. (Hechos 2:2-4a)

Después de que Jesús ascendió al cielo, los discípulos se juntaron para orar y buscar a Dios, esperando al Espíritu Santo que se les había prometido. Dios cumplió Su promesa, y estas palabras de Hechos 2 nos cuentan cómo descendió el Espíritu Santo sobre los discípulos en el día de Pentecostés. Este derramamiento del Espíritu Santo llegó con un sonido extraño y con una vista extraña.

rushing mighty wind

Nota el sonido extraño: y de repente vino del cielo un estruendo. La asociación del sonido de un viento reciocual llenó toda la casa con el derramamiento del Espíritu Santo probablemente tenga conexión con el hecho de que tanto en el idioma griego como en el hebreo, la palabra espíritu es la misma palabra que significa aliento o viento. El estruendo que vino del cielo aquí fue el sonido del derramamiento del Espíritu Santo sobre los discípulos.

El sonido de este viento recio haría pensar en la presencia del Espíritu Santo a cualquiera de estos discípulos que conocían las Escrituras hebreas.

– En Génesis 1:1-2, es el Espíritu de Dios como el aliento/viento de Dios que se movía sobre la faz de las aguas.
– En Génesis 2:7, es el Espíritu de Dios como el aliento/viento de Dios que sopló aliento de vida en el hombre recién creado.
– En Ezequiel 37:9-10, es el Espíritu de Dios como el aliento/viento de Dios moviéndose sobre los huesos secos de Israel dándoles vida y fuerza.

Esta sola frase nos dice mucho sobre cómo se mueve el Espíritu Santo:

– De repente: A veces Dios se mueve de repente.
– Estruendo: Era real, aunque no se podía tocar; era algo real que les llegó a los oídos.
– Del cielo: No fue de la tierra; no fue creado, manipulado, o modelado aquí.
– Recio: Vino lleno de fuerza, llegando con gran poder.

Note que esto no sucedió en ningún otro lugar en el libro de los Hechos cuando el Espíritu fue derramado. Varias otras veces el Espíritu Santo llenó poderosamente al pueblo de Dios (Hechos 4:8, 4:31, 13:9, 13:52, 19:6). Esas fueron obras maravillosas y válidas del Espíritu, pero en ninguna de esas otras ocasiones escucharon un estruendo del cielo como de un viento recio que soplaba. El sonido extraño era para ese día en particular, pero no de importancia duradera.

A veces, Dios realiza cosas que solo pasan una vez, algo especial para una sola ocasión. ¿Puedes imaginarte si, en otra ocasión posterior, los discípulos dijeron: “Hoy no fuimos realmente llenos del Espíritu porque no escuchamos ese sonido del cielo”? O, si dijeron: “La próxima vez, debemos escuchar el mismo sonido, ¡y escucharlo aún más fuerte!”

Ese modo de pensar es una trampa. Dale a Dios el mérito de saber cuándo es necesaria una experiencia especial y cuándo no la es.

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all filled with the Holy Spirit

Todos llenos del Espíritu Santo

Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo. (Hechos 2:2-4a)

Cuando los 120 seguidores de Jesús se reunieron de acuerdo con el mandato de su Salvador, sucedió algo extraordinario. El bautismo del Espíritu Santo que Jesús les había prometido en Hechos 1:5 vino sobre ellos. Leemos que fueron todos llenos del Espíritu Santo.

all filled with the Holy Spirit

Es importante recordar que esta no fue la primera experiencia que los discípulos de Jesús tuvieron con el Espíritu Santo. Ellos no eran ajenos a la persona y obra del Espíritu Santo.

– Los discípulos vieron al Espíritu Santo obrar continuamente para el ministerio de Jesús.
– Los discípulos experimentaron algo del poder del Espíritu Santo cuando sirvieron a Dios (Lucas 10:1-20).
– Los discípulos escucharon a Jesús prometer una nueva obra venidera del Consolador (Juan 14:15-18).
– Los discípulos recibieron el Espíritu Santo de una manera nueva después de que Jesús terminó su obra en la cruz e instituyó con su sangre el nuevo pacto (Juan 20:19-23).

Pero aún con todo eso, todavía había más que recibir y experimentar con respecto a la obra del Espíritu Santo, y recibieron más aquí en Hechos 2.

Hechos 2 nos enseña mucho sobre el llenamiento del Espíritu Santo.

– Se nos promete el llenamiento del Espíritu Santo.
– Merece la pena esperar la llenura del Espíritu Santo.
– La llenura del Espíritu Santo viene como Él quiere, a menudo no de acuerdo con nuestras expectativas.
– La llenura del Espíritu Santo puede venir no solo sobre individuos, sino también sobre grupos (véase también Hechos 2:4, 4:31 y 10:44).
– La llenura del Espíritu Santo a menudo se da cuando Dios trata con nuestra carne y morimos a nosotros mismos.

También es importante ver lo que Hechos 2 no nos dice sobre la llenura del Espíritu Santo.

– La llenura del Espíritu Santo no se da según una fórmula.
– La llenura del Espíritu Santo no se gana. Siempre es un don gratuito.

Nadie puede negar que esto fue algo bueno. En los Evangelios, vemos mucha debilidad y vacilación en estos discípulos mientras seguían a Jesús. Pero después de esta llenura del Espíritu Santo, eran personas diferentes. No eran perfectos; pero eran diferentes.

Esta venida y llenura del Espíritu Santo era tan buena, tan esencial para el trabajo de la comunidad de los primeros cristianos, que Jesús dijo que era mejor para Él dejar la tierra corporalmente para poder enviar al Consolador (Juan 16:7).

Esta llenura del Espíritu Santo es para ti (Lucas 11:9-13). Pídele a Dios la llenura hoy.

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Pentecost - Two Loaves

Pentecostés – dos panes

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. (Hechos 2:1)

Jesús les había dicho a los discípulos que se quedaran en Jerusalén y esperaran el derramamiento del Espíritu Santo. Los discípulos hicieron justo lo que Jesús les dijo, y se reunieron en un aposento alto para orar y buscar a Dios día tras día, esperando que se cumpliera la promesa de Dios.

Jesús no les dijo cuánto tiempo tendrían que esperar. ¿Qué pensaron los discípulos? Si yo estuviera en su lugar, creo que pensaría: “Al tercer día, Dios enviará el derramamiento prometido del Espíritu Santo”. Después de todo, la resurrección de Jesús pasó tres días después de su crucifixión. Pero no era el tercer día.

Pentecost - Two Loaves

Entonces creo que pensaría: “Seguramente que sucederá el séptimo día. Siete es el numero de consumación y cumplimiento de Dios”. Pero no era el tercer día, ni tampoco el octavo. Aunque algunas personas relacionan el numero 8 en la Biblia con nuevos comienzos.

Esperaron hasta que llegara el día de Pentecostés, pero no sabían de antemano cuánto tiempo tendrían que esperar. Sería fácil para ellos pensar que sucedería la misma tarde que Jesús ascendió al cielo; o después de 3 días o 7. Pero tuvieron que esperar 10 días enteros hasta que llegó el día de Pentecostés.

Pentecostés era una celebración judía que se celebraba 50 días después de la Pascua. Celebraba las primicias de la cosecha de trigo. También se le llamó la fiesta de las semanas (Éxodo 34:22) y la fiesta de la siega (Éxodo 23:16).

Levítico 23:15-22 da las instrucciones originales para la celebración de Pentecostés. Como parte de los sacrificios sacerdotales públicos hechos para esta fiesta, Levítico 23:17 dice específicamente que dos panes con levaduradebían ser mecidos ante el Señor.

Esto fue muy inusual. Generalmente, Israel no podía ofrecer ningún tipo de levadura con una ofrenda de sangre (Éxodo 23:18, 34:25). Pero Dios codificó un mensaje oculto en la ceremonia de la fiesta de Pentecostés. Fue como si Dios dijera: “Un día, en Pentecostés, lo que se pensaba que era inmundo e inaceptable será presentado ante Mí, y lo honraré”.

Durante siglos antes del Pentecostés descrito en Hechos 2:1, Israel vio los panes con levadura mecidos ante Dios en la ceremonia ordenada para esta fiesta. Quizás se preguntaban qué significaba. Pero nosotros sabemos; como dijo el gran predicador inglés Charles Spurgeon, “No había dos panes? No solo Israel será salvo, sino que la multitud de los gentiles se convertirá al Señor Jesucristo”.

Los discípulos tuvieron que esperar, probablemente más de lo que esperaban. Pero uno nunca espera demasiado para algo tan bueno: Dios uniendo a judíos y gentiles en una nueva familia, llamada “la iglesia”.

¿Dios te tiene esperando más de lo que te gustaría esperar? Sigue confiando en Él; puede que te sorprendas de lo bueno que es el cumplimiento de la promesa de Dios.

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Rolling the Dice

Probando la suerte

Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.

Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles. (Hechos 1:24-26)

Después de pensar acerca de lo que la Biblia decía, los discípulos entendían que debían elegir a alguien que tomara el lugar del Judas muerto y deshonrado. Como dice en Salmo 109:8, otro debe tomar el oficio de Judas.

Rolling the Dice

¿Cómo deberían elegir al que sería el duodécimo apóstol? Los discípulos hicieron las cosas correctas. Estaban en un lugar de obediencia a Dios. Buscaron la voluntad de Dios en las Escrituras. Usaron algo del sentido común. Además, también oraron (Hechos 1:24). Para ellos era fácil orar porque ya lo estaban haciendo (Hechos 1:14). Probablemente se recordaron de los tiempos cuando Jesús oró antes de escoger a los doce discípulos (Lucas 6:12-13).

Luego, hicieron algo un poco inusual: echaron suertes. Esto básicamente era tirar dados para obtener la respuesta. Muchos han cuestionado este método; no parece espiritual decidir sobre la voluntad de Dios tirando dados.

Sin embargo, pienso que cuando echaron suertes, realmente confiaron en Dios. Aunque todavía no habían sido llenos del Espíritu Santo como pronto lo estarían, todavía querían escoger un método que les hiciera depender en Dios. Tal vez se recordaron de Proverbios 16:33: La suerte se echa en el regazo; Mas de Jehová es la decisión de ella.

Algunos insisten que Matías fue la elección equivocada y que el uso de suertes para hacer la decisión no fue correcto. La idea es que Dios eventualmente habría escogido a Pablo si el oficio de Judas hubiera quedado disponible. Pero debemos respetar el testimonio de las Escrituras; Dios no quiso que el oficio permaneciera libre. Si hubiera permanecido sin llenar, podría verse como una victoria para Satanás; hubiese sido como si Jesús escogiera a 12, pero uno quedó corto y por lo tanto Satanás derrotó el deseo de Jesús de tener 12 apóstoles.

En cuanto a Pablo, claramente se consideraba a sí mismo un apóstol, pero uno nacido fuera de tiempo (1 Corintios 15:8). No parece que Pablo se opusiera a la selección de Matías.

Echar suertes puede ser una forma imperfecta de discernir la voluntad de Dios, pero es mucho mejor que algunos métodos que muchos cristianos usan hoy en día para tomar grandes decisiones:

– Dependen de sus emociones.
– Dependen de las circunstancias.
– Dependen de los sentimientos.
– Dependen de los deseos carnales.

¡Sería mejor tirar los dados y confiar en Dios por los resultados!

Al final de todo, Matías fue contado con los once apóstoles. Yo creo que Dios los guió a la decisión correcta y también nos guiará a nosotros cuando le obedecemos, buscamos las Escrituras, oramos y confiamos en Él. ¡Hazlo hoy!

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