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Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio (Hechos 8:3-4).
Estos versículos de Hechos 8 nos dicen qué clase de perseguidor fue Saulo.
Saulo fue un perseguidor intenso. La frase “asolaba” usa una palabra griega antigua que podría referirse a un ejército que destruye una ciudad o a un animal salvaje desgarrando su carne. Odiaba tanto la fe cristiana que atacó brutalmente a los seguidores de Jesús. El tiempo del verbo en esta frase nos dice que él hizo esto continuamente.
Saulo fue un perseguidor enérgico. Hizo su trabajo de puerta en puerta, entrando en todas las casas donde se sospechaba de cristianos. Trabajó incansablemente para destruir a los seguidores de Jesús.
Saulo persiguió a todo cristiano sospechoso, incluidos hombres y mujeres. Saúl no pensaba, “está bien si lasmujeres son seguidores de Jesús – me enfocaré en los hombres”. Saulo sentía que todo discípulo de Jesucristo era digno de castigo y que algunos de ellos eran dignos de muerte.
Saulo siguió hasta el final con su persecución, asegurándose de que los cristianos que descubría fueran metidos a la cárcel. No era suficiente simplemente arrestarlos; tenían que permanecer en un lugar donde no pudieran vivir la vida cristiana.
Tan terrible como fue esto, veo algo maravilloso aquí. La forma en que Saulo persiguió a los cristianos fue como un reflejo de cómo, después de su arrepentimiento y conversión, amó. Por supuesto, a este hombre Saulo se le recuerda más comúnmente por su nombre romano – Pablo.
– Alguna vez Pablo fue intenso en su odio – se volvió intenso en su amor.
– Alguna vez Pablo se mostró enérgico para perseguir – se volvió enérgico para traer las buenas nuevas de Jesucristo.
– Alguna vez Pablo persiguió a todo cristiano sospechoso – se convirtió en un enérgico mensajero de la salvación de Dios para todos los que lo escucharan.
– Alguna vez Pablo siguió hasta el final con su persecución – se convirtió en un hombre que siguió hasta el final con aquellos que respondieron a las buenas nuevas de Jesús, lo que llevó a las personas a convertirse en verdaderos discípulos del Mesías.
Nosotros alguna vez servimos al pecado y al yo de esta manera. Ahora es el momento de honrar a Dios con la misma intensidad y energía que alguna vez le dimos al pecado y al yo.
Aunque Saulo fue un exitoso perseguidor de los seguidores de Jesús, Dios incluso usó eso en Su plan. Leemos: Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. El resultado fue para la gloria de Dios porque la persecución simplemente sirvió para difundir el mensaje. No deberíamos pensar que aquellos que dejaron Jerusalén se fueron como predicadores formales. La mayoría fueron “misioneros accidentales” que hablaron de Jesús dondequiera que fueron.
Podemos ser como estos primeros cristianos. Podemos compartir las buenas nuevas de lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas. La mayoría de la gente no llega a Jesús a través de un predicador profesional o un evangelista; vienen a Jesús a través de personas como nosotros.
Incluso el “éxito” de Saulo en la persecución solo hizo avanzar el plan de Dios.