Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero (Génesis 6:14-16).

En vista del juicio que se avecinaba, Dios dijo a Noé que construyera un arca. A menudo, en español, al escuchar la palabra ‘arca’, imaginamos un barco repleto de animales. Pero en realidad, el significado original de ‘arca’ no se refiere a una embarcación, sino a una caja o cofre. Por ejemplo, el Arca del Pacto no era un barco, sino un contenedor sagrado, similar a un baúl destinado a guardar objetos importantes.

La preservación del Arca de Noé

Dios no mandó construir a Noé un barco en el sentido convencional, sino más bien una barcaza bien ventilada destinada únicamente a flotar y servir de refugio. No estaba diseñada para navegar a ninguna parte.

El arca era tan larga como un edificio de 30 pisos de altura, aproximadamente 450 pies (unos 150 metros) de longitud, con unos 75 pies (25 metros) de ancho y 45 pies (15 metros) de alto. Tenía la forma de una caja de zapatos, con dimensiones comparables al transatlántico Titanic, y una abertura de aproximadamente un codo de ancho (alrededor de 18 pulgadas o medio metro) en toda la parte superior.

No fue hasta 1858 que se construyó un barco más grande. El arca era suficientemente grande para cumplir su propósito. Si transportaba dos de cada familia de animales, habría alrededor de 700 parejas de animales. Si transportaba dos de cada especie de animales, habría alrededor de 35 000 parejas de animales. Dado que el tamaño medio de un animal terrestre es inferior al de una oveja, el arca podía transportar 136 560 ovejas en la mitad de su capacidad, dejando espacio para las personas, la comida, el agua y otras provisiones necesarias.

En este punto de la historia, Noé solo sabía que Dios juzgaría la tierra y que debía construir una gran barcaza. Dado que aún no había llovido sobre la tierra, es razonable suponer que Noé aún no entendía completamente lo que Dios quería decir.

Existen pruebas seculares, no bíblicas, que sugieren la existencia de los restos del arca de Noé, con registros que datan de casi tres siglos antes del nacimiento de Jesús y que continúan hasta el siglo XX. Muchas personas creen que la formación en forma de barco de Durupinar, en Turquía, podría ser el lugar donde aterrizó el arca de Noé.

Dios instruyó a Noé a cubrir el arca con brea por dentro y por fuera, lo que la impermeabilizaría y preservaría durante mucho tiempo. Esta preservación sugiere la posibilidad de que Dios tenga un propósito futuro para el arca, quizás utilizándola para recordar al mundo un juicio pasado antes de un juicio futuro que está por venir (2 Pedro 3:1-7).

Quizás, antes de que Jesús regrese, Dios recordará a todos aquellos que escuchen acerca de su justo juicio. Por tanto, debemos estar atentos, creer y prepararnos.

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