Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él (1 Corintios 9:22-23).

A grandes rasgos, Pablo estaba ayudando a los cristianos de Corinto a lidiar con la controversia sobre los creyentes que comían carne que había sido ofrecida a un ídolo pagano. Para conocer el trasfondo de esa controversia, lean el devocional de la semana pasada.

Por causa del evangelio

Pablo hizo hincapié en un principio importante del capítulo 9 mientras ayudaba a los cristianos de Corinto a reflexionar sobre el asunto: que los cristianos a menudo deben renunciar a sus derechos en beneficio de los creyentes o de los perdidos.

En 1 Corintios 9, Pablo pone como ejemplo su propia vida. Pablo tenía derechos como apóstol (9:1), derechos como ministro cristiano (9:1) y el derecho a recibir apoyo en el ministerio (9:3-14). Sin embargo, a menudo dejó de lado estos derechos. Pablo no siempre renunció a estos derechos, pero cuando sabía que sería para la gloria de Dios y el beneficio de los demás, se negaba a sí mismo lo que merecía, lo que era su “derecho”.

Todo esto llevaba de vuelta a la cuestión de los creyentes de Corinto que comían carne sacrificada a ídolos paganos. Un creyente de Corinto podría decir: “¡Tengo derecho a comer esa carne!” y Pablo le respondería: “Sí, tienes ese derecho. Pero en esta situación el amor cristiano te obliga a dejar de lado ese derecho. Yo lo he hecho muchas veces. En esta situación, mejor come una ensalada”.

Pablo vivió y enseñó esto porque quería ganar al mundo para Jesucristo. Incluso dijo: “a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”. No debemos pensar que Pablo cambiaba su doctrina o su mensaje para atraer a diferentes grupos. De hecho, lo negó específicamente en 1 Corintios 1:22-23. Sin embargo, Pablo si cambiaba su comportamiento y manera de acercarse. A los que vivían según la ley, se les acercaba como alguien que vivía según la ley. Con los débiles, se compadecía de su debilidad. Se hacía siervo de todos, para ganar más para Jesús (1 Corintios 9:19).

No sé si Pablo, como creyente cristiano, comía cerdo, mariscos u otros alimentos no kosher. Pero sí pienso que Pablo entendía que tenía “derecho” a comer esas cosas, como escribió en Colosenses 2:20-23. Sin embargo, Pablo nunca comería camarones al tratar de hablar a los judíos sobre la fe en Jesús.

Pablo estaba dispuesto a dejar de lado esas cosas por causa del evangelio. Él estaba dispuesto a ofender a la gente por causa del evangelio, pero solo quería hacerlo por el evangelio.

Finalmente, observen que Pablo hizo esto por causa del evangelio. No por complacer al mundo, no por negar la verdad de Dios. Pablo sabía cuándo ser flexible y cuándo mantenerse firme. ¡Que Dios nos dé la misma sabiduría!