Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré (Hechos 24:25).

Antonio Félix comenzó su vida como esclavo. Su hermano Palas era amigo del emperador Claudio; gracias a esa influencia, ascendió en su estatus: primero, siendo niño, obtuvo la libertad, y luego, gracias a su habilidad política y a sus intrigas, se convirtió en el primer exesclavo que llegó a ser gobernador de una provincia romana.

Un sermón con tres puntos

Según algunos, él conservó su mentalidad de esclavo. Tácito, el historiador romano, describió a Félix como “un maestro de la crueldad y la lujuria que ejercía los poderes de un rey, con el espíritu de un esclavo”. Félix consiguió su tercera esposa (Drusila) al seducirla para que se separara de su marido.

En Hechos 24, Pablo era juzgado ante el gobernador Félix. La mayoría vería esto como un juicio por su vida, pero Pablo lo vio como una oportunidad para proclamar las buenas nuevas de Jesucristo.

Cuando Pablo predicó a este importante y poderoso hombre, pronunció un sermón de tres puntos. Hechos 24:25 dice que disertó acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero.

Estos fueron los tres puntos que Pablo utilizó cuando habló con Félix y Drusila. Son tres puntos de los que muchos predicadores modernos evitarían hablar, especialmente al dirigirse a un hombre prestigioso como Félix.

No sabemos exactamente cómo desarrolló Pablo estos tres puntos, pero podemos especular algo así.

– Le habló a Félix de la justicia que es nuestra en Jesucristo.
– Pablo le habló a Félix de la necesidad de la ética cristiana (dominio propio), algo que evidentemente faltaba en la vida de Félix y de su esposa Drusila.
– Pablo le explicó a Félix acerca de la responsabilidad eterna ante Dios (el juicio venidero).

Admiramos la audaz predicación de Pablo, que dirigió directamente a los problemas de la vida de Félix. Los predicadores de hoy deben mostrar la misma audacia y estar dispuestos a proclamar la verdad de Dios aun cuando ésta pueda confrontar u ofender a los que la escuchen.

¿Notaste la respuesta de Félix? Leemos que Félix se espantó. Escuchar este mensaje hizo que Félix tuviera miedo. Al conocer algo de su vida, al menos podemos decir que probablemente lo entendió. El evangelio debe hacer que los que tienen la intención de rechazar a Jesús tengan miedo.

Hechos 24:25 termina con una nota triste. Pablo predicó fielmente y Félix se espantó –quizás en el buen sentido. La tragedia fue que Félix escuchó lo que dijo Pablo y el gobernador romano quedó impresionado por el mensaje del evangelio. Supo que tenía que arreglar su vida con Jesucristo, sin embargo, evitó hacer algo y se excusó diciéndole a Pablo que debía esperar para cuando tenga oportunidad.

La excusa de Félix se repite en la vida de miles y miles de personas. Cuando escuches el mensaje de Dios sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, responde con un arrepentimiento y una fe continuos. Nunca habrá una mejor oportunidad.