Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor (Filipenses 1:12-14).
Pablo tenía una relación especial con los cristianos de Filipos; no sólo formaban parte de una iglesia fundada por él, sino que también eran sus amigos. A veces nuestros amigos se sienten confundidos por lo que Dios está haciendo en nuestra vida, ¡y a veces nosotros nos sentimos aún más confundidos! En Filipenses 1:12-14, Pablo quería asegurar a los filipenses que Dios estaba obrando para bien incluso cuando parecía ir mal.
Cuando Pablo se encontraba en Filipos, fue arrestado y encarcelado. Pero Dios lo liberó milagrosamente y continuó predicando el evangelio (Hechos 16:25-34). En el momento en que Pablo escribió su carta a los filipenses, se encontraba en una cárcel de Roma. Los amigos filipenses de Pablo probablemente pensaban: “Dios usó un milagro para liberar a Pablo anteriormente. ¿Por qué no lo hace ahora? ¿Está defraudando a Pablo, o acaso Pablo está en pecado?”. En Filipenses 1:12-14, Pablo les aseguraba que la bendición y el poder de Dios seguían con él, incluso en prisión, no se encontraba fuera de la voluntad de Dios.
Teniendo en cuenta cómo liberó Dios a Pablo en Filipos, no debería sorprendernos que se preguntaran dónde estaba el poder de Dios en el actual encarcelamiento de Pablo. Si Pablo no estaba avanzando, no importaba, porque su pasión era ver el evangelio avanzar. Aunque Pablo estaba en prisión, las circunstancias que rodearon su encarcelamiento, y su manera de actuar durante el mismo, dejaron claro a todo el mundo que no era un preso más, sino que era un emisario de Jesús; este testimonio llevó a la conversión de muchos, incluidos sus guardias.
De hecho, el encarcelamiento de Pablo dio a los cristianos que le rodeaban, quienes no estaban encarcelados, una mayor confianza y audacia, porque vieron que Pablo podía tener gozo en medio de la adversidad. Vieron que Dios cuidaba de Pablo y lo seguía utilizando incluso en la cárcel. También sabemos que esto resultó para el progreso del evangelio porque durante este tiempo escribió Efesios, Filipenses y Colosenses. Aunque Pablo se encontraba en malas circunstancias, Dios lo estaba usando.
Dios no desperdició el tiempo de Pablo en Roma. Dios nunca desperdicia nuestro tiempo, aunque nosotros podemos desperdiciarlo al no percibir el propósito de Dios para nuestras vidas en nuestra situación actual. ¿Te encuentras en un mal lugar, o incluso en una “prisión” de algún tipo? Dios puede usarte justo donde estás, y quiere hacerlo. Deja de pensar que tu situación debe cambiar para que el poder de Dios pueda ser evidente en tu vida. Puede ser evidente ahora mismo.
Dios le dio a Pablo la capacidad de ver lo bueno en una prisión romana, ¡este mismo Dios está con nosotros!
Haz clic aquí para ver el comentario de David sobre Filipenses 1