No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2).
Los capítulos del 1 al 11 de Romanos están repletos de razonamientos correctos, de buena teología. A partir del capítulo 12, el apóstol Pablo se centra más en vivir la verdad ya presentada. Debido a lo que Dios ha hecho en el creyente, éste no debe conformarse a este siglo. Esto nos advierte que la cultura popular y el pensamiento en rebelión contra Dios tratarán de conformarnos a su modelo impío, y debemos resistirnos a ese proceso.
Lo opuesto a ser conformados a este siglo es ser transformados por medio de la renovación del entendimiento. El campo de batalla entre conformarse al mundo y ser transformado está en el entendimiento, la mente del creyente. Los cristianos deben pensar de manera diferente. “No quiero conformarme a este mundo. Quiero ser transformado. ¿Cómo lo hago?” por medio de la renovación del entendimiento. El problema de muchos cristianos es que viven basándose en sentimientos, o sólo se preocupan por las acciones.
La vida basada en los sentimientos dice: “¿Cómo me siento hoy? ¿Cómo me siento en mi trabajo? ¿Cómo me siento en mi matrimonio? ¿Cómo me siento respecto a la adoración? ¿Cómo me siento con respecto al predicador?”. Esta vida basada en los sentimientos nunca conocerá el poder transformador de Dios porque no tiene en cuenta la renovación del entendimiento.
La vida basada en las acciones dice: “No me des tu teología. Sólo dime qué hacer. Dame los cuatro puntos para esto y las siete claves para aquello”. Esta vida de acciones nunca conocerá el poder transformador de Dios, porque no tiene en cuenta la renovación del entendimiento.
Dios nunca está en contra de los principios del sentir y del hacer. Él es un Dios de sentimientos poderosos y apasionados, y nos ordena que seamos hacedores. Sin embargo, sentir y hacer son fundamentos completamente insuficientes para la vida cristiana. Las preguntas principales no pueden ser “¿Cómo me siento?” o “¿Qué hago?”. Más bien, deben ser “¿Qué hay de verdad aquí? ¿Qué dice la palabra de Dios?”. Así es como se renuevan las mentes y se transforman las vidas.
A medida que somos transformados por dentro, la prueba es evidente por fuera, ya que otros pueden ver cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta a través de nuestra vida.
He aquí cómo vivir la voluntad de Dios:
– Ten presente la rica misericordia de Dios hacia ti: pasada, presente y futura.
– Como un acto de adoración inteligente, decide rendirle todo tu ser.
– Resiste a conformarte a los pensamientos y acciones de este mundo.
– A medida que te enfoques en la verdad de Dios y sigas a Jesús, Dios transformará tu vida.
– Tu vida comprobará cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
No te conformes – transfórmate por el poder del Espíritu de Dios y su verdad.