The Word and Will of God

La palabra y la voluntad de Dios

De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén once años… E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todo lo que había hecho Joacim. Vino, pues, la ira de Jehová contra Jerusalén y Judá, hasta que los echó de su presencia. (2 Reyes 24:18-20)

Cuando un reino cae en el caos y el desastre, nunca es una historia simple. Los últimos reyes de Judá lo demuestran. El último rey bueno de Judá se llamaba Josías, y hubo un gran avivamiento en su día, pero no fue suficiente para vencer los patrones profundamente arraigados del pecado presente entre la gente desde los días de los reyes anteriores.

The Word and Will of God

Después de la muerte de Josías, su tercer hijo Joacaz tomó el trono, pero su reinado malvado no duró mucho tiempo. Fue seguido del malvado Joacim, otro hijo de Josías. Cuando murió Joacim, su hijo Joaquín reinó en su lugar, pero duró solo tres meses antes que el rey Nabucodonosor de Babilonia lo quitó del trono de Judá e hizo a su tio Sedequías rey.

¿Suena poco confuso? Lo es. De nuevo, cuando el pueblo de Dios se aleja de Él, la confusión y el caos marcan los tiempos. Una razón por la cual Dios quiere que le obedezcamos y lo honremos es porque generalmente solo hace nuestra vida más simple.

Sedequías fue un rey malvado; leemos que él hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 2 Crónicas 36:11-20 nos cuenta más acerca de la maldad de Sedequías, que él no escuchó a Jeremías ni a otros mensajeros de Dios. Sedequías y todos a su alrededor se burlaron e ignoraron el mensaje de Dios.

Sedequías rechazó tanto la palabra del Jehová que se rebeló contra el rey de Babilonia. Los profetas fieles como Jeremías advirtieron sobre el gran juicio de Dios que pronto vendría a través de los ejércitos de Babilonia, pero Sedequías no escuchó. En cambio, le hizo caso a muchos falsos profetas de aquellos días que predicaban un mensaje de victoria y triunfo. Ellos dijeron: “¡No te preocupes! Dios nos ha librado antes de nuestros enemigos, y nos librará de los babilonios”.

No fue cierto. El juicio venía contra Judá y Jerusalén, pero Sedequías estaba tan convencido por los falsos profetas que incluso se rebeló contra el rey de Babilonia, pensando que Dios estaba con él.

Sedequías estaba trágicamente equivocado. Leemos que, con respecto a Judá y Jerusalén, Dios los echó de su presencia. La paciencia de Dios se había agotado y Él permitió, incluso dirigió, la conquista del reino de Judá.

Muchas personas hoy cometen el mismo error que cometió el rey Sedequías. En lugar de escuchar las advertencias de Dios, confían en falsas promesas presentadas por falsos profetas. La verdad es que se hará la voluntad de Dios y no hay nada que podamos hacer para detenerla. Lo que podemos hacer es arrepentirnos y creer en Jesucristo, poniéndonos del lado correcto de su palabra y voluntad.

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Loving or Hating God's Word

Amar u odiar la Palabra de Dios

E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho. (2 Reyes 23:37)

Josías era un gobernante de Judá, el reino de las dos tribus del sur de los hijos de Israel. Los asirios conquistaron el reino del norte, pero el reino del sur de Judá duró más de 100 años después de la caída del reino del norte de Israel.

El reinado de Josías fue como una luz brillante durante una temporada oscura. Existieron reyes malos antes y después que él, pero Josías era diferente. Amaba al Señor, amaba y honraba la palabra de Dios. El avivamiento espiritual que vino en los días de Josías comenzó cuando volvieron a la Palabra de Dios. En el mejor sentido, fue un movimiento “de vuelta a la Biblia”.

Loving or Hating God's Word

Eventualmente, Josías murió en la batalla contra Egipto. Antes del tiempo de Josías, muchos líderes en Judá pensaron que Egipto los protegería del creciente poder del Imperio de Babilonia. Los profetas como Jeremías advirtieron a Judá que no confiara en Egipto, y Josías se resistió a ellos, pero murió en la batalla contra Egipto.

Después de la muerte de Josías, los siguientes reyes de Judá fueron terribles. La gente exigió hasta que el tercer hijo mayor de Josías, llamado Joacaz, fue coronado rey de Judá. Joacaz fue un desastre; Él fue la elección del pueblo, no el hombre de Dios. Reinó solo por tres meses. 2 Reyes 23:32 dice que “hizo lo malo ante los ojos de Jehová”. Su reinado fue interrumpido cuando el faraón de Egipto lo retiró de Jerusalén y lo encarceló.

Faraón entonces tomó a otro hijo de Josías, Joacim, uno de los hermanos mayores encarcelados de Joacaz, y lo convirtió en el rey títere de Judá. Faraón también forzó impuestos enormes sobre el reino de Judá. Incluso cuando se vieron obligados a pagar estos impuestos a Egipto, Joacim construyó egoístamente un nuevo palacio, y lo hizo por medio del trabajo de esclavos.

Lo que dice 2 Reyes 23:37 acerca de Joacim es cierto: Hizo lo malo ante los ojos de Jehová. Joacim, como su hermano Joacaz, no siguió el ejemplo piadoso de su padre Josías.

Jeremías 36:22-24 describe la gran impiedad de Joacim, incluso cómo quemó un rollo de la palabra de Dios. El profeta Jeremías le dijo al rey Joacim que Dios enviaría a los babilonios a conquistar Judá y Jerusalén, y lo haría para disciplinar y humillar a sus gobernantes y personas orgullosas y desobedientes.

A Joacim no le gustó lo que Dios dijo, así que quemó el rollo donde estaba escrita la palabra. No fue el primero en odiar la palabra de Dios e intentar destruirla, pero no tuvo éxito. La Biblia nos dice que la Palabra de Dios dura para siempre. Ningún rey puede destruirla. En cambio, aquellos que resisten a Dios y a su palabra son finalmente destruidos en su rebelión.

Josías honró la palabra de Dios; su hijo Joacim literalmente la quemó. Siempre queremos estar del lado de quienes aman la palabra de Dios, no de quienes la odian.

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Comfort Greater than Death

Consuelo mayor que la muerte

Tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová… Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar.  (2 Reyes 22:19, 20)

El joven rey Josías lideró un avivamiento significativo en los últimos días del reino de Judá. Tuvo el celo de reparar y restaurar el templo, y cuando hicieron ese trabajo descubrieron el libro olvidado de la ley: la palabra de Dios a través de Moisés y otros libros tempranos del Antiguo Testamento.

Cuando Josías escuchó el mensaje de esos libros, sintió inmediatamente la convicción de su pecado. Estaba claro cuán lejos se habían alejado del camino de Dios, y él rasgó su ropa y lloró como si alguien querido hubiera muerto. Josías no se detuvo ante un sentimiento de tristeza, sino que buscó ver lo que la palabra de Dios le diría. Buscaron a la profetisa Huldah, y ella le dijo que el juicio vendría sobre Judá por todos sus grandes pecados contra Dios y el pacto que Israel hizo con Él.

Comfort Greater than Death

Esa fue una mala noticia; sin embargo, había buenas noticias también. Dios hizo algunas promesas reconfortantes a Josías, porque su corazón era tierno. El corazón de Josías se enterneció de dos maneras. Primero, fue tierno a la palabra de Dios y pudo recibir la voz convincente del Espíritu Santo. Segundo, era sensible al mensaje de juicio de Huldah descrito en los versículos anteriores.

Este fue el consuelo de Dios para Josías: serás llevado a tu sepulcro en paz. Es cierto que Josías murió más tarde en la batalla (2 Reyes 23: 28-30), hay al menos tres formas en que esto fue cierto.

– Josías murió antes que el gran desastre espiritual y el exilio llegó a Judá.
– Josías se reunió con los espíritus de sus padres, que estaban en paz.
– Josías murió a favor de Dios, aunque fue por la mano de un enemigo.

El consuelo de Dios se agregó a Josías cuando dijo: no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Esta fue la misericordia de Dios con Josías. Su propia piedad y su corazón tierno no podían detener el juicio de Dios, pero podrían retrasarlo. El juicio inevitable a veces se retrasa debido a los tiernos corazones del pueblo de Dios.

Supongo que alguien podría decir: “¿Qué consuelo fue todo esto? Josías murió de todos modos, y el juicio todavía vino sobre el reino de Judá”. Esa objeción olvida que nuestro destino común es morir, nadie puede escapar de eso. Sin embargo, Dios puede mostrar misericordia y amabilidad tanto en el tiempo como en las circunstancias de nuestro fallecimiento.

Josías nos muestra que nuestro humilde arrepentimiento nunca es para nada. Dios siempre encuentra una manera de acercarse a quienes se acercan a Él y de bendecir a quienes lo buscan.

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Huldah the Prophetess

La profetisa Hulda

“Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda… y hablaron con ella. Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí: Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él […]

God's Word

El poder de la palabra de Dios

Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó … Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey. (2 Reyes 22:8, 10)

2 Reyes 22 comienza la historia de Josías, uno de los mejores reyes de Judá. Durante su tiempo, hubo un arrepentimiento y un avivamiento maravilloso en Jerusalén y toda Judá. Estos versículos nos muestran que comenzó cuando hallaron el libro de la ley en la casa de Jehová.

God's Word

Es triste pensar que alguna vez perdieron la palabra de Dios, que el libro tenía que ser hallado. Según Deuteronomio 31:24-27, debía haber una copia de este libro de la ley al lado del arca del pacto, comenzando en los días de Moisés. La palabra de Dios estaba con Israel, pero fue muy descuidada en aquellos días.

Era tan descuidada que 2 Reyes 22:8 nos tiene que decir que lo leyó. Parece notable que esto fuera digno de mención: que el sumo sacerdote encontró la palabra de Dios y un escriba la leyó. ¡Era una noticia sobre la que valía la pena escribir!

Mejor aún, lo leyó Safán delante del rey. Vemos que la palabra de Dios se dispersó. Había sido olvidada y considerada como nada más que un libro viejo. Ahora fue encontrada, leída y compartida. Debemos esperar el avivamiento espiritual y la renovación a seguir.

A través de la historia del pueblo de Dios, cada vez que la palabra de Dios es recuperada y difundida, sigue avivamiento espiritual. Puede comenzar tan simple como lo hizo en los días de Josías, con un hombre encontrando y leyendo, creyendo y compartiendo el Libro.

Otro ejemplo de esto en la historia se ve en la historia de Peter Waldo y sus seguidores, a veces conocidos como Waldenses. Waldo fue un comerciante rico que vivió en el siglo XII y renunció a su negocio para seguir radicalmente a Jesús. Contrató a dos sacerdotes para traducir el Nuevo Testamento al lenguaje común y, utilizando, comenzó a enseñar a otros. Enseñaba en las calles o donde pudiera encontrar a alguien que lo escuchara.

Mucha gente común vino a escucharlo y comenzó a seguir radicalmente a Jesucristo. Waldo les enseño el texto del Nuevo Testamento en el lenguaje común y fue reprendido por los funcionarios de la iglesia por ello. Él ignoró la reprimenda y continuó enseñando, eventualmente enviando a sus seguidores de dos en dos a pueblos y mercados, para enseñar y explicar las Escrituras.

Las Escrituras fueron memorizadas por los Waldenses, y no era inusual que sus ministros memorizaran todo el Nuevo Testamento y grandes secciones del Antiguo Testamento. La palabra de Dios –cuando se encuentra, se lee, se cree y se difunde– tiene este tipo de poder transformador. ¡Léela y créela hoy!

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surprising repentance

Un arrepentimiento sorprendente

Los demás hechos de Manasés, y todo lo que hizo, y el pecado que cometió, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y durmió Manasés con sus padres, y fue sepultado en el huerto de su casa, en el huerto de Uza, y reinó en su lugar Amón su hijo. (2 Reyes 21:17-18)

Claramente, Manasés fue uno de los peores gobernantes sobre el reino de Judá. Los versículos que leemos aquí mencionan todo lo que hizo, y el pecado que cometió. Estos grandes pecados fueron el terrible legado de Manasés, quien era el hijo de uno de los mejores reyes de Judá (Ezequías).

surprising repentance

Sin embargo, hay una pista interesante acerca del resto de la historia de Manasés en las palabras, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 2 Crónicas 33: 11-19 describe un arrepentimiento extraordinario por parte de este rey pecador.

Como Manasés y el pueblo de Judá no escuchaban las advertencias de Dios, el Señor permitió que los babilonios ataran al rey y lo llevaran cautivo a Babilonia. Ahí es donde la historia toma un giro inesperado.

En Babilonia, luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres (2 Crónicas 33:12) y Dios respondió a su oración y lo devolvió al trono. De una manera que nunca había conocido, Manasés llegó a conocer al Señor.

Manasés luego demostró que su arrepentimiento era genuino al quitar los ídolos y los dioses extranjeros de Jerusalén, y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel (2 Crónicas 33:16).

Este es un maravilloso ejemplo del principio: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbios 22: 6). Manasés fue criado por un padre piadoso, pero vivió desafiando la fe de su padre por la mayor parte de su vida. Sin embargo, al final de sus días, se arrepintió y sirvió a Dios. De esta manera, podemos decir que era muy cierto que durmió Manasés con sus padres.

Sin embargo, su arrepentimiento fue demasiado tarde para cambiar la nación. Parece que la gente se endureció en sus formas, y en su conjunto no siguieron el ejemplo de arrepentimiento de Manasés. En lo que respecta al efecto sobre la gente, el malvado Manasés tuvo más impacto que su arrepentimiento en la vejez.

Peor aún, el arrepentimiento de Manasés pasó demasiado tarde para cambiar el destino del reino. Años después, cuando Jerusalén finalmente cayó ante los babilonios, 2 Reyes 24:34 culpa a Manasés y sus pecados.

Es maravilloso cuando la gente se mueve al arrepentimiento tarde en la vida. Sin embargo, cuanto más tiempo vivamos en desobediencia, más probabilidades tendremos de enfrentar consecuencias por el pecado. Es otra razón para arrepentirse mejor pronto que tarde.

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Progression of Persecution

La progresión de la persecución

Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová. (2 Reyes 21:16)

Manasés fue uno de los peores reyes en la Biblia, y su reinado malvado aseguró el juicio sobre el pueblo de Dios. Aquí en 2 Reyes 21:16 leemos sobre uno de sus peores pecados: él persiguió al pueblo piadoso de Judá.

Progression of Persecution

La descripción, derramó Manasés mucha sangre inocente, pone a Manasés en la misma familia espiritual que Acab, rey de Israel. Bajo ambos reyes, el pueblo de Dios fue perseguido por la falsa religión de la idolatría patrocinada por el estado. El alcance fue tan grande que podría decirse metafóricamente que había llenado a Jerusalén de extremo a extremo con la sangre de sus víctimas.

Vemos la progresión trágica del pecado de Manasés.

Primero, la idolatría es tolerada entre el pueblo de Dios. 2 Reyes 21 nos dice que al pueblo de Dios no le importaba la maldad de Manasés y que fueron provocados por él.

Luego, la idolatría es promovida. Manasés hizo esto al permitir altares prohibidos y lugares de adoración a ídolos de la gente.

Entonces, la idolatría es apoyada y financiada. Manasés pagó por los altares prohibidos e incluso honró a los dioses paganos en el templo del Señor.

Después, la adoración del Dios verdadero es socavada. Cuando los líderes de una cultura rechazan y reemplazan la adoración del Dios verdadero, la mayoría de las personas siguen su ejemplo. La fidelidad al Señor se vuelve impopular.

Luego, los adoradores del Dios verdadero son perseguidos y asesinados. Su piedad y fidelidad son ofensivas para aquellos que han rechazado a Dios. Muchos en la cultura encuentran que incluso la presencia de personas piadosas es insoportable.

Finalmente, el juicio de Dios viene pronto. Dios responde desde el cielo, guardando celosamente su gloria y vengando la sangre de su pueblo martirizado. Todo lo malvado que hizo Manasés, lo hizo ante los ojos de Jehová. Dios lo vio todo y no lo olvidaría.

Es verdad: Manasés hizo mucho malo ante los ojos de Jehová. Por tradición, uno de los males cometidos por Manasés fue el asesinato del profeta Isaías. Mucha gente piensa que Hebreos 11:37 (fueron aserrados) es una referencia al martirio de Isaías.

Leer acerca de lo malo que fue en los días de Manasés nos hace pensar en nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo que enfrentan una terrible persecución. Parece que no pasa una semana sin leer de creyentes asesinados solo por ser cristianos. En el mundo occidental, estamos agradecidos de no tener que enfrentar lo mismo, pero reconocemos que podría suceder.

Hoy, recuerda de orar por nuestros hermanos y hermanas perseguidos en todo el mundo. Recuerda que cualquier mal que se haga al pueblo de Dios se hace ante los ojos de Jehová, no escapa de Su vista.

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salt and light

Ellos no prestaron atención

Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días. Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?  Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo. (2 Reyes 20:19-21)

A través del profeta Isaías, Dios advirtió al rey Ezequías que el juicio venía sobre sus descendientes. Ezequías tuvo una reacción extraña, diciendo: la palabra de Jehová que has hablado es buena. Este fue un triste estado de corazón en el rey de Judá. Dios anunció el juicio venidero, y solo pudo responder con alivio de que no sucedería en su vida.

salt and light

Manasés también levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera (2 Reyes 21: 3). En lugar de imitar a su padre piadoso, Manasés imitó a uno de los peores reyes de Israel: Acab. Estableció el mismo tipo de idolatría patrocinada por el estado.

Peor aún, Manasés edificó altares para todo el ejército de los cielos (2 Reyes 21: 5). Trajo nuevas formas de idolatría. También corrompió la verdadera adoración de Dios en el templo cuando construyó altares en los dos atrios de la casa de Jehová (2 Reyes 21: 5). Es horrible incluso pensar en ello, pero Manasés también sacrificó a su propio hijo al dios cananeo Molec, a quien se adoraba con la quema de niños (2 Reyes 21: 6).

Manasés invitó directamente a la influencia satánica cuando también se dio a observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos (2 Reyes 21: 6). Manasés convirtió el templo en un burdel idólatra, dedicado a la diosa Asera (2 Reyes 21: 7).

Cuando sucedieron todas estas cosas terribles, ¿dónde estaba el pueblo de Dios? 2 Reyes 21: 9 dice la terrible verdad: mas ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más mal. Esto describió la actitud básica de la gente de Judá durante el reinado de 55 años de Manasés. No escucharon ni pusieron atención a las generosas promesas de Dios, prometiendo protección a su pueblo obediente. Además, fueron voluntariamente inducidos por la maldad de Manasés y se sintieron atraídos por hacer más mal.

Manasés fue de hecho un rey malvado, pero quizás el mayor pecado fue de parte de la gente que aceptó esta seducción voluntariamente. 2 Crónicas 33:10 dice: Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon. Dios habló a la gente y al líder, pero ellos rechazaron su palabra.

La cultura cambió de algo que generalmente honra a Dios a algo que glorificaba la idolatría y la inmoralidad. En general, podemos decir que esto sucedió porque la gente quería que sucediera. No les importaba la dirección de su cultura.

Que Dios te ayude a ser sal y luz donde sea que te haya puesto. Con el amor y la gracia de Jesucristo, necesitamos preservar como lo hace la sal y brillar como lo hace la luz. Que nunca se diga de nosotros: “ellos no escucharon”.

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Hezekiah's Tunnel

Un triste final para una buena vida

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Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días. Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo. (2 Reyes 20:19-21)

A través del profeta Isaías, Dios le advirtió al rey Ezequías que vendría el juicio sobre sus descendientes. Ezequías reaccionó un poco raro, diciendo: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Este fue un triste estado de animo del rey de Judá. Dios anunció el juicio venidero, y todo lo que pudo hacer es responder con alivio de que no sucedería en su vida.

Hezekiah's Tunnel

Por esto, Ezequías demostró ser casi exactamente lo contrario de una persona “centrada en los demás”. Era casi totalmente egocéntrico. Lo único que le importaba era su propia comodidad personal y éxito. A Ezequías no le importaba si sus pecados ayudaban a traer juicio a sus descendientes, siempre y cuando él fuera librado.

Sin embargo, estos versículos también nos hablan de algo bueno que hizo Ezequías: hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad de Jerusalén. Esta fue una hazaña de ingeniería increíble. Ezequías dirigió la construcción de un acueducto para llevar agua fresca dentro de las murallas de la ciudad, incluso cuando un ejército la rodeaba. Medía más de 643 metros de largo a través de roca sólida, comenzando en cada extremo y juntándose en el medio. Todavía se puede ver el día de hoy, y desemboca en el estanque de Siloé. Si nunca has caminado por el túnel de Ezequías, es muy divertido, solo recuerda que caminarás por el agua que todavía fluye en el túnel y está muy oscuro.

Al final de todo, durmió Ezequías con sus padres. No hay duda de que Ezequías comenzó como un rey piadoso, y en general su reinado fue de una extraordinaria piedad (2 Reyes 18: 3-7). Sin embargo, su comienzo fue mucho mejor que su final; Ezequías no terminó bien. Dios le dio a Ezequías el regalo de 15 años más de vida, pero los años adicionales no lo hicieron en un hombre mejor o más piadoso.

El tiempo o la edad no necesariamente nos hacen mejorar. Tenga en cuenta que el tiempo no hace más que pasar, hora por hora y día a día.

A veces decimos: “El tiempo dirá”, “El tiempo sanará” o “El tiempo sacará el potencial en mí”. Pero el tiempo no hará ninguna de estas cosas. El tiempo solo vendrá y se irá. Lo único que importa es cómo usamos el tiempo. Ezequías no hizo buen uso del tiempo extra que el Señor le dio. Dios ayudándonos, en Jesús podemos tomar mejores decisiones y terminar fuertes en nuestros últimos años.

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