A. Copas dirigidas en contra de fenómenos naturales
1. (1) Una voz en el templo
Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.
a. Ya que nadie podía entrar en el tempo (Apocalipsis 15:8), esta gran voz […] desde el templo debe de ser Dios mismo, quien personalmente da inicio a este horrible juicio de las copas.
b. Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios: Estas copas del juicio son el «tercer ay» descrito en Apocalipsis 11:14. Debido a que son descritas como la ira de Dios, son derramadas sobre la tierra como «castigos» (con el propósito de traer arrepentimiento) y también para «escarmiento» (con el propósito de administrar justicia).
i. Como tal, usualmente pensamos que esto ocurre al final del periodo de los siete años, inmediatamente antes del retorno de Jesús.
ii. Ilustraciones del Éxodo de Israel son prominentes en el juicio de las copas. En los días de Moisés, Dios envió plagas sobre Egipto, lo cual incluyó la plaga de las úlceras (Éxodo 9:8-12), de las aguas convirtiéndose en sangre (Éxodo 7:14-25), y la de la oscuridad (Éxodo 10:21-29).
iii. ¿Son simbólicas las plagas descritas en este capítulo? Quizás no podemos ver más allá de lo que todas estas palabras significan. Sin embargo, el juicio de Dios sobre este mundo no será un juicio simbólico. Podemos recordar que la realidad detrás de un símbolo siempre es más real —y en este caso, más terrible— que el mismo símbolo.
c. Sobre la tierra: Aquellos que creen que el libro de Apocalipsis está completamente cumplido en la historia, tienen un problema con esto. En el comentario de Poole, su sugerencia de lo que la «tierra» puede significar muestra lo difícil que es interpretar Apocalipsis de esta manera. Él dice que «tierra» puede significar:
· Algunas partes de la tierra
· Las personas comunes
· El Imperio romano
· El clero romano católico
i. El punto es claro. Si tierra no significa tierra, entonces nadie puede decir lo que significa, y tal vez Dios no lo hubiera escrito.
2. (2) La primera copa: úlcera maligna y pestilente
Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.
a. Una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia: Aquellos que adoran a la bestia y reciben su marca ahora están «marcados» por Dios con una pestilente úlcera.
3. (3) La segunda copa: el mar se convierte en sangre
El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.
a. El mar […] se convirtió en sangre: Apocalipsis 8:8-9 describió una contaminación parcial de la tierra. Aquí la contaminación es completa (murió todo ser vivo que había en el mar).
b. Sangre como de muerto: El mar no necesariamente se convierte en sangre, pero es como un cadáver. Se igualará a la apariencia y al carácter enfermizo de la sangre de un cuerpo muerto.
4. (4) La tercera copa: fuentes de aguas contaminadas
El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre.
a. Los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre: Esta completa contaminación es un contraste con la contaminación parcial (un tercio) de las fuentes de aguas mostrada en Apocalipsis 8:10-11.
b. Cuando estos juicios lleguen, el tiempo debe de ser muy corto para el retorno de Jesús. Con desastres ecológicos tales como este, la raza humana no puede sobrevivir por mucho tiempo.
i. «Ellos tenían sed de sangre y masacraron a los santos de Dios. ¡Ahora tienen sangre para beber!». (Clarke)
5. (5-7) La justeza de los juicios de Dios
Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen. También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.
a. Justo eres tú […]. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre: Parece apropiado que aquellos que disfrutaban derramar la sangre de los santos ahora deban de ser forzados a beber «sangre». Ellos han rehusado el «Agua viva», y ahora se les dará el agua de la muerte.
b. Aun en medio del juicio, está bien que el ángel declare: «Justo eres tú, oh Señor». No solamente el juicio de Dios es justo, también es puro y apropiado.
c. También oí a otro, que desde el altar decía: Esta voz es quizás un ángel que hablaba desde el altar, o el altar personificado, representando el testimonio corporal de los mártires (Apocalipsis 6:9) y las oraciones de los santos (Apocalipsis 8:3-5).
i. Este «altar parlante» puede ser el altar de Dios —la cruz— donde su más grande sacrificio fue hecho, y donde aquí testifica de su justo juicio, tanto el pasado como el que está pronto por venir. Este es el altar donde Dios en su amor, ofreció una vía de escape de estos juicios.
6. (8-9) La cuarta copa: el sol quema a los hombres
El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.
a. El sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego: Lo que normalmente se toma por sentado como una bendición —el calor de un sol brillante— ahora es una maldición.
b. No se arrepintieron para darle gloria: El fracaso del hombre al no responder con arrepentimiento muestra que el conocimiento o la experiencia del juicio no cambiará la condición pecaminosa del hombre. Aquellos que no son ganados por gracia, nunca serán ganados.
i. «El pensamiento de algunos acerca de que los hombres se pudieran arrepentir si solamente conocieran el poder y el justo juicio de Dios, es destruido por la mención frecuente en este capítulo de la dureza del corazón del hombre a la vista de las más rigurosas y evidentes disciplinas divinas». (Walvoord)
B. Copas dirigidas en contra de la bestia y su gobierno
1. (10-11) La quinta copa: una plaga de tinieblas
El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.
a. Su reino se cubrió de tinieblas: Algunos ven esto como unas tinieblas simbólicas. Caird llama las últimas tres plagas la «triada del desastre político»: anarquía interna, invasión, y colapso irreparable.
i. Pero no necesariamente hay que ver esta oscuridad como una tiniebla política simbólica. La novena plaga sobre Egipto fue una oscuridad literal, con matices espirituales. Se podía «sentir», como está descrita en Éxodo 10:21-22.
b. Y mordían de dolor sus lenguas: Las tinieblas de la quinta copa son una vista previa del mismo Infierno, el cual es descrito por Jesús como «las tinieblas de fuera» (Mateo 25:30). Aquellos bajo el juicio de esta quinta copa es como si estuvieran en las orillas del lago de fuego.
c. Y no se arrepintieron de sus obras: En su condición pecaminosa, el hombre incrementa su pecado cuando, bajo el juicio de Dios, es el tiempo en el cual debe de abandonar el pecado.
i. «El juicio puede producir un arrepentimiento carnal, a la manera de la naturaleza pecaminosa del hombre. En este arrepentimiento, la depravación del corazón permanece en esencia igual, aunque toma otra apariencia. Aunque el hombre cambia, no cambia para ser salvo: él se convierte en otro hombre, pero no en un hombre nuevo. El mismo pecado gobierna sobre él, pero es llamado por otro nombre, y utiliza otra vestimenta. La piedra esta esculpida en otra forma, más agradable a la vista, pero no es convertida en carne. El hierro es moldeado de otra forma, pero no es transformado en oro. Este arrepentimiento carnal es causado por el temor. ¿No se arrepiente cada ladrón de su robo cuando es condenado y enviado a la cárcel? ¿No se arrepiente cada asesino de su crimen cuando está debajo del árbol fatal?». (Spurgeon)
ii. «Esta es una verdadera penitencia, cuando el hombre le da gloria a la justicia de Dios, aun cuando esta lo condene. Oh mi querido lector, ¿así te arrepientes? ¿Es en verdad el pecado pecaminoso para ti? Si no, necesitas arrepentirte de tu arrepentimiento». (Spurgeon)
2. (12-16) La sexta copa: se reúnen ejércitos para una gran batalla
El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.
a. El gran río Éufrates: Los romanos consideraban al río Éufrates una barrera segura en contra de una invasión de los imperios del este. En aquel día tenía una longitud de 1800 millas, y un ancho que oscilaba de 300 a 1200 yardas por cualquiera de sus lados.
b. El agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente: Si el Éufrates se secara y se hiciera un camino, entonces ejércitos masivos del este (naciones tales como China, India y Japón) se podrían mover al oeste con facilidad.
i. ¿Por qué vienen estos ejércitos? ¿Es para eliminar a Israel? ¿Es para rebelarse en contra de un líder mundial europeo (el Anticristo)? Finalmente, vienen para hacer batalla en contra de Dios y de su Mesías (Salmos 2).
c. Y vi salir de la boca del dragón […] espíritus inmundos a manera de ranas: Los espíritus tienen forma de ranas. El antiguo pueblo judío consideraba a las ranas como inmundas y repulsivas, pero los egipcios las reverenciaban como a dioses.
i. «Solamente podemos explicar la analogía por la inmundicia, y el sonido pertinaz de la rana». (Alford)
ii. «Cristo expulsó espíritus inmundos, pero sus enemigos los sacan de ellos mismos». (Swete)
iii. Las ranas son «una devastadora caricatura del fracaso de la maldad. Lo que los hombres temen más debido a que aparenta ser poderoso y estar eternamente atrincherado, se convierte en una ridícula criatura enfermiza que sale en las noches». (Love)
iv. Estos demonios son como los «espíritus mentirosos» que condujeron a Acab hacia la batalla (1 Reyes 22:19-23).
d. Pues son espíritus de demonios, que hacen señales: De nuevo, señales y maravillas son utilizadas por los demonios como herramientas de engaño. El falso profeta aquí es la segunda bestia de Apocalipsis 13.
e. Para reunirlos a la batalla: Esta batalla no es de una nación en contra de otra nación, sino de las naciones en contra de Dios (Salmos 2:2). Esta es una de tres importantes batallas mencionadas en la profecía.
i. La batalla de Gog, Magog y sus aliados que vienen contra Israel (Ezequiel 38 y 39).
ii. La batalla de Armagedón, cuando el Anticristo dirija el sistema mundial en contra del retorno de Jesús (Apocalipsis 17:12-16, 17:14, 19:19).
iii. La batalla final, cuando Satanás y sus aliados, después del Milenio, hacen guerra en contra de Dios (Apocalipsis 20:7-10).
f. Aquel gran día del Dios Todopoderoso: El ganador de esta batalla es manifiesto. Es el gran día de Dios, no el gran día del hombre, no el gran día del Anticristo, no el gran día del dragón.
g. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza: En medio de la descripción de la batalla que viene, hay una advertencia para estar preparados a la luz de la victoria asegurada de Jesús.
i. Ropas: Son ilustraciones de justicia espiritual y práctica. Se nos da la justicia de Jesús como una ropa (Gálatas 3:27), pero también somos llamados a «vestirnos» de la naturaleza de Jesús en términos de una santidad práctica (Efesios 4:20-24). Sobre todo, no debemos de estar «desnudos», es decir, sin estar cubiertos, o intentando proveer nuestra propia cubierta como Adán y Eva (Génesis 3:7), lo cual es como un trapo sucio a la vista de Dios (Isaías 64:6).
h. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón: Esta gran batalla ocurre en un lugar llamado Armagedón (Har-Meguido).
i. Aquellos que creen que el libro de Apocalipsis es toda una historia ya cumplida, tienen un problema con esta batalla. «Algunos dicen que es en el gran valle del Misisipi. Hace algunos años, también dijeron que era en Crimea. Otros piensan que es en Francia. Muchos lo toman como un lugar ideal, para una asamblea ideal, que no se concreta en la práctica. Tales nociones contradictorias, y al mismo tiempo destructivas, son conducidas por hombres que se desviaron de lo que está escrito». (Seiss)
ii. Ya que no hay un monte Har específico, y Meguido es en realidad un valle, muchos ven esto como un monte o una colina simbólica de matanza. Pero Seiss hace una buena observación: «Ya sea que lo llevemos a la montaña o al valle, no hay diferencia, ya que la montaña y el valle son contados como uno, uno pertenece al otro».
iii. Meguido está en una región frecuentemente asociada con batallas decisivas: Débora sobre Sísara (Jueces 5:19); Gedeón sobre los madianitas (Jueces 7); Faraón sobre Josías (2 Reyes 23:29; 2 Crónicas 35:22). También es el lugar de lamentación del final de los tiempos (Zacarías 12:11).
iv. El vasto Valle de Meguido ha visto enormes batallas a través de los siglos. Más de 200 batallas han sido peleadas en la región, desde 1468 d.C. (con el Faraón Tutmosis III) hasta 1917 (con el Lord Allenby de los británicos).
v. Es mejor ver este lugar como algo literal, como la región de Meguido y el valle de Esdrelón. Apocalipsis 16:14, 17:14 y 19:19 describe una batalla organizada que debe estar centrada en algún lugar, aun si se extiende mucho más lejos.
vi. «¿Qué es la batalla de Armagedón? ¡Qué ridículas han sido las conjeturas de los hombres en relación con este punto! En los últimos veinte años esta batalla ha sido peleada en varios lugares, de acuerdo con nuestros ciegos videntes y profetas autoinspirados. En un tiempo fue en Austerlitz; en otro, en Moscú; en otro, en Leipzig; y, ahora, ¡en Waterloo! Y así, han ido e irán, confundiendo y siendo confundidos». (Clarke)
3. (17-21) La séptima copa: los juicios finales
El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande.
a. Hecho está: Este anuncio, que viene del mismo trono, nos habla de que no habrá más demora. En su misericordia, Dios alargó esta escena lo más que pudo. A los sellos le siguieron las trompetas; a las trompetas le siguieron las copas; pero no habrá más juicios sobre la tierra después de esto (hecho está).
b. Derramó su copa por el aire: El hecho de que la copa es derramada por el aire puede mostrar juicio en contra del «príncipe de la potestad del aire» (Efesios 2:2) y sus aliados.
c. Un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra: En estos juicios finales, Dios hace temblar la tierra con un tremendo terremoto. Lo mismo es prometido en Hebreos 12:26: «pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo». Pero, lo que no puede ser removido permanecerá.
d. La gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira: La caída de Babilonia (la gran ciudad) es descrita más explícitamente en Apocalipsis 17 y 18. Aquí, es suficiente decir que Dios le da el cáliz del vino del ardor (la antigua palabra griega thymos, que describe un arranque pasional de ira) de su ira (la antigua palabra griega orge, que describe la ira por una disposición establecida).
i. «La combinación de thymos y orge tiene la connotación de la clase más fuerte de derramamiento de juicio divino». (Walvoord)
e. Cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento: Cae granizo gigante, cuyo peso es hasta de 100 libras. Los hombres respondieron con depravación total y sin arrepentimiento (los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo).
i. El granizo es una herramienta frecuente de juicio en contra de los enemigos de Dios, como se ve en contra de Egipto (Éxodo 9:24), de los de Canaán (Josué 10:11), del Israel apóstata (Isaías 28:2), y de Gog y Magog (Ezequiel 38:22).
ii. En cada una de estas ocasiones, el granizo llovió desde el cielo como una herramienta de juicio, no como un castigo de corrección a los propios hijos de Dios.
iii. A pesar de todo el sufrimiento, muchos aún no se arrepentirán. «He conocido a personas que dicen: “Bueno, si yo fuera afectado quizás me convertiría. Si estuviera enfermo quizás fuera salvo”. Oh, no pienses así. La enfermedad y la tristeza por sí mismas no son ayudas para la salvación. El dolor y la pobreza no son evangelistas; la enfermedad y la desesperación no son apóstoles. Mira a los perdidos en el Infierno. El sufrimiento no ha surtido efecto en ellos. Aquel que es sucio aquí es sucio allá. Aquel que fue injusto en esta vida es injusto en la vida por venir. No hay nada en el dolor y el sufrimiento que, por su propia y natural forma de funcionar, guíen a la purificación». (Spurgeon)
4. Podríamos decir que Apocalipsis 16 es un «gran» capítulo:
a. Describe una gran maldad: «una gran ciudad, la gran Babilonia» (Apocalipsis 16:19).
b. Describe grandes herramientas de juicio: «un gran calor» (Apocalipsis 16:9), «un gran río seco» (Apocalipsis 16:12), «un gran terremoto» (Apocalipsis 16:18), «un gran granizo» y «grandes plagas» (Apocalipsis 16:21).
c. Describe a un gran Dios: su gran voz (en griego se usa la misma palabra para «grande» y para «fuerte» [versos 1; 17]), y su «gran día de victoria» (Apocalipsis 16:14).
©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com