Zacarías 1 – Las dos primeras visiones
A. Introducción.
1. (1) El profeta y su tiempo.
En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:
a. En el octavo mes del año segundo de Darío: Zacarías sirvió a Jehová en los años posteriores al regreso del remanente del exilio de 70 años en Babilonia. Su carrera profética comenzó en el reinado de Darío, el gobernante de los medos y los persas. Su carrera no fue marcada por el reinado de un rey sobre Israel o Judá, porque no hubo rey de Israel o Judá en este período después del exilio.
i. El momento de la profecía de Zacarías lo sitúa dos meses después de la primera profecía de Hageo (Hageo 1:1) y dentro de un periodo de un mes después de otra profecía de Hageo (Hageo 2:1). Esto fue entre octubre y noviembre del 520 a.C.
ii. “Al igual que el de Hageo, el mensaje de Zacarías es de aliento. Pero él estaba consciente de que no todo el remanente que había regresado era completamente sincero en sus deseos de servir a Dios, y por lo tanto les aconsejó que se arrepintieran del pecado y volvieran a Dios con todo su corazón y mente”. (Boice)
iii. Si todo lo que tuviéramos fuera Hageo, podríamos concluir que lo único que le interesaba realmente a Dios era el templo. Zacarías nos dio más de la historia y mostró cómo Dios está interesado en la vida de su pueblo, no solo en los edificios.
iv. La Profecía de Zacarías se destaca por su rico uso de visiones, imágenes y símbolos. De esta manera es muy parecido al Libro de Apocalipsis o Daniel que también tienen visiones significativas. “Hageo expone la mente de Dios al pueblo más claramente en términos directos y absolutos; Zacarías vuela un tono más alto, abundando en tipología y visiones; y por lo tanto es dignamente considerado entre los escritores [más desconcertantes] y más profundos de la Sagrada Escritura…. Pasamos de las profecías oscuras a aquello que es mucho más oscuro”. (Trapp)
b. Vino palabra de Jehová al profeta Zacarías: Sabemos poco acerca de este profeta, aunque “Zacarías” era un nombre común en el Antiguo Testamento (al menos 27 Zacarías se mencionan en la biblia). Los únicos detalles que tenemos sobre este Zacarías provienen de Esdras 5 y 6.
i. Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban (Esdras 5:1-2).
ii. Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia (Esdras 6:14).
iii. El nombre Zacarías significa “El Señor se acuerda”, y era un nombre apropiado para un profeta de la restauración. Este profeta fue llamado a animar y movilizar al pueblo de Dios para llevar a cabo una tarea que habían comenzado pero que perdieron el impulso para completar. Los animó indirectamente hablándoles del cuidado de Dios por ellos y manteniendo muy presente en sus mentes la presencia del Mesías. Trabajó con otros, en particular con Hageo, Zorobabel y Esdras. Le advirtió al pueblo de las consecuencias de descuidar la obra de Dios y enfatizó que Dios quiere hacer una obra a través de su pueblo.
iv. Jesús mencionó el ministerio y martirio de Zacarías en Mateo 23:35: Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.
2. (2-6) Dios pide a su pueblo: “Volveos a mí”.
Se enojó Jehová en gran manera contra vuestros padres. Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová. Vuestros padres, ¿dónde están? y los profetas, ¿han de vivir para siempre? Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso volvieron ellos y dijeron: Como Jehová de los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos, y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros.
a. Se enojó Jehová en gran manera contra vuestros padres: Zacarías comenzó su profecía con un llamado al arrepentimiento, y un llamado que recordaba la pobre herencia espiritual de Israel y Judá. El pecado de sus padres condenó a la nación al exilio, y Zacarías advirtió al pueblo que recordaran que les podía pasar lo mismo.
i. Debemos recordar que estas no eran “malas personas”, eran el remanente que regresó de Babilonia. Cientos de miles de personas entraron en el cautiverio babilónico y solo regresaron alrededor de 50,000. Los que lo hicieron fueron los más comprometidos con el Señor y con la restauración de Jerusalén. Sin embargo, incluso ellos, unos 18 años después de regresar a la Tierra Prometida, necesitaban escuchar y prestar atención a esta advertencia de Jehová.
b. Volveos a mí… y yo me volveré a vosotros: Las circunstancias adversas desanimaron al pueblo de Dios, y se preguntaban por qué Dios parecía estar tan lejos.
·La tierra seguía desolada después de 70 años de abandono.
·El trabajo para reconstruir y restaurar era difícil.
·No tenían mucho dinero (Hageo 1:6) ni mano de obra.
·Sufrieron malas cosechas y sequía (Hageo 1:10-11).
·Enemigos hostiles resistieron la obra (Esdras 4:1-5).
·Recordaban tiempos más fáciles en Babilonia.
i. Cada una de estas circunstancias les hizo sentir que Dios estaba lejos; a través de Zacarías Dios les aseguró que Él no estaba distante. Ellos volverían a Él, y Él volvería a ellos.
ii. Volveos a mí: A veces deseamos que Dios nos haga regresar a Él, en lugar de cortejarnos para que regresemos por nuestra propia elección. Sin embargo, Dios quiere nuestro amor dado libremente, por lo que nos impulsa a elegirlo y volver a Él.
iii. Las palabras de Zacarías nos recuerdan a Santiago 4:8: Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Dios promete correr a encontrarse con nosotros cuando volvamos a Él. También se nos recuerda que si estamos lejos de Dios, Él no se ha alejado de nosotros, nosotros nos hemos alejado de Él. Una pareja de ancianos conducía por la carretera en su automóvil con asiento delantero tipo banca. Mientras conducían, la esposa notó que en muchos de los otros autos con parejas en el asiento delantero, la mujer se sentaba cerca del hombre mientras conducía. Ella le preguntó a su esposo: “¿Por qué ya no nos sentamos tan cerca?”. Él simplemente respondió: “No fui yo quien se movió”. Si estamos lejos de Dios, no es Él quien se ha movido.
c. Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Las promesas de Dios habían vivido y durado más que todos los profetas y antepasados anteriores. Zacarías animó al pueblo de Dios a no solo reconstruir el templo (el énfasis de su profeta contemporáneo Hageo), sino también a reconstruir su relación con el Señor y aprender de las lecciones de sus padres.
B. La visión de los cuatro caballos entre los mirtos.
1. (7-10) La visión de Zacarías de los cuatro caballos y sus jinetes.
A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos. Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré lo que son éstos. Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Éstos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra.
a. He aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán: La visión de Zacarías fue bastante simple en lo que vio – un hombre a caballo guiando a otros caballos y a sus jinetes, enviados a recorrer la tierra. Zacarías los ve entre los mirtos, en un barranco (en la hondura).
i. Específicamente, esta misión de exploración examinó el progreso de la reconstrucción de Jerusalén y las otras ciudades de Judá. Estaba allí para examinar la obra del pueblo de Dios.
ii. “La tropa de jinetes eran emisarios del Señor enviados en misión mundial. Al igual que los monarcas persas que usaban mensajeros en corceles veloces para mantenerlos informados sobre todos los asuntos relacionados con su imperio, así el Señor sabía todo acerca de los países de la tierra”. (Baldwin)
iii. “Así como Satanás anda por la tierra para maldad (Job 1:7, 2:2; 1 Pedro 5:8), así el Señor Jehová tiene a sus representantes caminando por la tierra para examinar los asuntos de los hombres”. (Luck)
b. Alazanes, overos y blancos: Comentaristas de la biblia debaten el significado de estos colores. Conectarlos con los cuatro jinetes de Apocalipsis 6:1-8 no parece funcionar, porque estos parecen ser observadores y no mensajeros de juicio como en Apocalipsis 6. Algunos sugieren que los diferentes colores significan diferentes oficios angelicales.
i. Overos es una especie de amarillo sucio o naranja marrón manchado.
ii. “Probablemente señalando los diferentes órdenes de ángeles en la hueste celestial, que son empleados por Cristo en la defensa de su Iglesia. Los diferentes colores pueden señalar las gradaciones en poder, autoridad y excelencia de las naturalezas angelicales que se emplean entre Cristo y los hombres”. (Clarke)
c. Aquel varón que estaba entre los mirtos: El mirto es un laurel, que es de hoja perenne y posiblemente un símbolo del pueblo de Israel. Este varón es el Ángel de Jehová (Zacarías 1:11), y es sin duda una aparición de Jesús en el Antiguo Testamento antes de su encarnación en Belén.
i. Hay muchos ejemplos en el Antiguo Testamento de un encuentro con un hombre celestial conocido como el Ángel de Jehová que se revela como Dios mismo (Génesis 16:7-13, Génesis 22:11-18, Éxodo 2:3-9, Jueces 2:1-4, y muchos otros lugares). Debido a Zacarías 1:11, sabemos que este varón es el Ángel de Jehová, y que Él es Dios.
ii. Podemos asumir que este era Dios, en la Persona de Jesucristo, apareciendo a Abraham antes de su encarnación y nacimiento en Belén, porque de Dios Padre se dice: A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer (Juan 1:18), y ningún hombre jamás ha visto a Dios en la Persona del Padre (1 Timoteo 6:16). Por lo tanto, si Dios se aparece a alguien en apariencia humana en el Antiguo Testamento, y nadie ha visto a Dios Padre, tiene sentido que la aparición sea del Hijo eterno, la Segunda Persona de la Trinidad, antes de su encarnación en Belén.
iii. Mirtos: “Israel no es comparado con un cedro del Líbano, que es majestuoso, ni con un roble, que es fuerte. Con flores que emiten una dulce fragancia cuando son aplastadas, el mirto ilustra la extraña gracia de Israel en la aflicción”. (Boice)
2. (11-17) El ángel de Jehová intercede por Jerusalén y Judá.
Y ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta. Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años? Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo. Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion. Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén. Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén.
a. Toda la tierra está reposada y quieta: La patrulla encontró que el mundo estaba en paz, pero no era el tipo correcto de paz (estoy muy airado contra las naciones que están reposadas). Dios estaba enojado con las naciones del mundo porque estaban tranquilas mientras el pueblo de Dios sufría. En el pensamiento de Dios, si la tierra descansa a expensas de su pueblo, en realidad no hay descanso verdadero.
i. Ellos agravaron el mal: Las naciones del mundo ofrecieron algo de ayuda a los exiliados que regresaron, pero incluso su ayuda estuvo contaminada por malos motivos.
b. Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion: El ángel de Jehová mostró su corazón de compasión por Israel y Jerusalén. Dios cedió y permitió que Israel regresara después de 70 años de exilio, pero los efectos del exilio todavía eran dolorosamente evidentes.
i. La palabra celé en el hebreo antiguo proviene de la idea de “volverse intensamente rojo” y tiene la idea de un rostro que se sonroja con una emoción profunda. Dios está genuina y profundamente preocupado por el estado de su pueblo.
c. Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien: Dios prometió solemnemente restaurar Jerusalén y las ciudades de Judá. Esta era una promesa especialmente reconfortante considerando la humilde condición de las ciudades de la Tierra Prometida en los días de Zacarías.
i. Unos cuatro años después de esta profecía, Sion fue consolada y Jerusalén fue especialmente escogida. El templo fue reconstruido cuatro años después de que Zacarías diera esta profecía.
C. La visión de los cuatro cuernos y los carpinteros.
1. (18-19) Los cuatro cuernos representan las naciones que dispersaron al pueblo de Dios.
Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos. Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y me respondió: Éstos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.
a. He aquí cuatro cuernos: En tiempos bíblicos, los cuernos hablaban de fuerza y autoridad, porque el poder de un toro o un buey se expresa a través de sus cuernos.
i. “Los cuernos, el orgullo de un toro joven, son un símbolo de elección obvia para representar la fuerza invencible…. Como trofeos de caza, representaban la conquista de la fuerza”. (Baldwin)
b. Son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén: Dado que Zacarías nos dijo que había cuatro cuernos, nos preguntamos de qué cuatro naciones hablaba Zacarías aquí. Si hablaba de la dispersión en un sentido profético amplio – incluida la dispersión que aún estaba por llegar al pueblo de Dios en su propio tiempo – entonces los cuatro cuernos son Babilonia, Medo-persa, Grecia y Roma.
2. (20-21) Dios anuncia juicio contra las naciones que dispersan a su pueblo.
Me mostró luego Jehová cuatro carpinteros. Y yo dije: ¿Qué vienen éstos a hacer? Y me respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.
a. Éstos han venido para hacerlos temblar: Dios levantó otras naciones para juzgar a las naciones que dispersaron a su pueblo. Desde la antigüedad, Dios prometió maldecir a los que maldijeran a Israel (Génesis 12:3).
i. “Y luego encuentra a los hombres adecuados; no cuatro señores con plumas para escribir; no cuatro arquitectos para dibujar planos, sino cuatro mecánicos para hacer trabajos toscos. El que quiera abrir una ostra, no debe usar navaja: se necesita menos delicadeza, y más fuerza, para algunas obras: la providencia no encuentra caballeros para cortar los cuernos, sino carpinteros. El trabajo necesita un hombre que, cuando tiene que hacer su trabajo, ponga toda su fuerza en él, y golpee con su martillo, o corte la madera que está delante de él con fuerza y poder. Tengan la seguridad, ustedes que tiemblan por el arca de Dios, que cuando los cuernos se vuelvan problemáticos, los carpinteros serán hallados”. (Spurgeon)
b. Para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá: Dios prometió quebrantar el poder de aquellos que usaron su poder contra el pueblo de Dios. Un proverbio lo expresa bien: “La iglesia de Dios es un yunque que ha desgastado muchos martillos”.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com