2 Reyes 22 – El rey Josías encuentra el Libro de la Ley
A. Los inicios de las reformas de Josías.
1. (1-2) Un resumen del reino de Josías, el hijo de Amón.
Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.
a. Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años: Inusualmente, este pequeño niño llegó al trono a los ocho años de edad. Esto fue debido al asesinato de su padre.
i. «Al final, después de más de trescientos años, la profecía del “varón de Dios de Judá” es cumplida (1 Reyes 13:2)». (Knapp)
b. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová: Esto fue verdad de Josías a esta corta edad; pero realmente tiene más la intención de ser una descripción general de su reino que de él a los ocho años de edad.
2. (3-7) Josías le dice a Hilcías que repare el templo.
A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo: Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta, y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa; y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez.
a. A los dieciocho años del rey Josías: Según 2 de Crónicas 34, esta reparación del templo fue precedida por un compromiso definido con Dios cuando Josías tenía 16 años; y luego, unos cuatro años más tarde, por una purga iconoclasta que atacó la idolatría en Judá.
i. «El cronista (2 de Crónicas 34-35) parece presentar una secuencia de eventos de dos etapas: (i) la purificación de las prácticas religiosas en Judá, Jerusalén y Neftalí en el duodécimo año de Josías; (ii) una continua reforma estimulada por el descubrimiento del Libro de la Ley en su decimoctavo aniversario. Pero esta puede ser una presentación hecha por el cronista para darle un énfasis particular». (Wiseman)
ii. «Si Josías aún no había visto una copia de este libro, lo cual no es imposible; aun así, había mucho de la ley en las mentes y en las memorias del pueblo, de tal forma que podrían haberlo persuadido y dirigido fácilmente a hacer todo lo que hizo hasta este tiempo». (Poole)
iii. Es posible que Josías estuviera motivado a reconstruir el templo después de escuchar (o recordar) que esto fue lo que el rey Joás hizo muchos años antes (2 Reyes 12).
b. Que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa: Josías entendió que la obra de reparar y reconstruir el templo necesitaba organización y financiamiento. Puso atención a ambas necesidades cuando le ordenó a Hilcías que comenzara a trabajar en el templo.
i. Según Jeremías 1:1-2, el profeta Jeremías era el hijo de este sacerdote particular Hilcías. Jeremías inició su ministerio durante el reinado del rey Josías.
3. (8-10) El Libro de la Ley es encontrado y leído.
Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó. Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová. Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey.
a. He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová: Según Deuteronomio 31:24-27, debía haber una copia de este Libro de la Ley, que iniciara desde los días de Moisés, a un lado del arca del pacto. La Palabra de Dios estaba con Israel, pero estaba grandemente descuidada en esos días.
i. Este descuido solo pudo pasar porque Judá estuvo en una prolongada desobediencia a Dios:
·Deuteronomio 17:18-20 nos dice que cada rey debía tener una copia personal de la ley, y debía leerla.
·Deuteronomio 31:9-13 nos dice que la ley entera debía ser leída en una asamblea de la nación una vez cada 7 años en la Fiesta de los Tabernáculos para mantenerla entre el pueblo.
·Los levitas, dispersados a largo del país, también tenían la responsabilidad implícita de enseñar la ley al pueblo de Israel.
ii. Lo primero que sabemos sobre la lectura pública de la ley está en Josué 8:30. Lo siguiente que escuchamos es durante el reinado de Josafat (2 de Crónicas 17:7), más de 500 años después. Luego, en el reinado de Josías hubo otra lectura pública de la ley (2 de Crónicas 34:30), más de doscientos cincuenta años después de Josafat. Claro, tal vez haya habido lecturas públicas de la ley que no hayan sido registradas; pero el hecho de que algunas estén registradas, probablemente, significa que eran inusuales, no típicas.
iii. Algunos creen que la porción particular de la ley que fue encontrada y leída delante del rey Josías fue el libro de Deuteronomio. «La identificación con Deuteronomio se apoya en la dependencia de algunas de las acciones de Josías en el libro (por ejemplo, confróntese 2 Reyes 22:9 con Deuteronomio 18:6-8; vea el impacto de las profecías que predicen el exilio; note el apoyo que Deuteronomio 17:14 les da a las aspiraciones nacionalistas)». (Wiseman)
iv. «¿Fue este el autógrafo de Moisés? Es muy probable que lo fuera; porque en el lugar paralelo, 2 de Crónicas 34:14, se dice que es el libro de la ley de Moisés. Se supone que es esa parte de Deuteronomio, (Deuteronomio 28-30 y 31) que contiene la renovación del pacto en las llanuras de Moab, y así mismo los vituperios más terribles contra los que corrompan la palabra de Dios y la adoración a Dios». (Clarke)
b. Y lo leyó: Llama la atención que haya sido digno de mención que el sumo sacerdote haya encontrado la Palabra de Dios y el escriba la haya leído. Sin embargo, la Palabra de Dios había sido tan descuidada en esos días que esto fue digno de mención.
i. Safán, simplemente, le dijo al rey: «El sacerdote Hilcías me ha dado un libro». «Safán no despreciaba el libro, pero aún no había —como muchos escribas modernos— tomado conciencia de la importancia de ese bendecido volumen. Entonces, después de que el “dinero”, y los “supervisores”, y los “trabajadores” han sido todos mencionados, Safán el escriba le dijo al rey: “El sacerdote Hilcías me ha dado un libro”. ¡Solo un libro!». (Knapp)
c. Y lo leyó Safán delante del rey: Aquí la Palabra de Dios se da a conocer. Había sido olvidada y considerada como nada más que un libro polvoriento. Ahora, había sido encontrada, leída y propagada. Deberíamos esperar que siguiera cierta medida de avivamiento espiritual y renovación.
i. A través de la historia del pueblo de Dios, cuando la Palabra de Dios es recuperada y esparcida, le sigue entonces un avivamiento espiritual. Puede iniciar, sencillamente, como en los días de Josías, con un hombre que encuentra, lee, cree y difunde la Palabra de Dios.
ii. Un ejemplo de lo expresado anteriormente es la historia de Peter Waldo y sus seguidores, algunas veces conocidos como los waldenses. Waldo era un comerciante rico que renunció a su negocio para seguir radicalmente a Jesús. Contrató a dos sacerdotes para traducir el Nuevo Testamento al lenguaje común y usando esto, comenzó a enseñar a otros. Enseñó en las calles o dondequiera que pudiera encontrar a alguien que escuchara. Muchas personas comunes se acercaron a escucharlo y comenzaron a seguir radicalmente a Jesucristo. Él les enseñó el texto del Nuevo Testamento en el lenguaje común y fue reprendido por los oficiales de la iglesia por hacerlo. Ignoró la reprensión y continuó enseñando y eventualmente envió a sus seguidores de dos en dos a las aldeas y a los mercados, para enseñar y explicar las Escrituras. Las Escrituras fueron memorizadas por los waldenses, y no era algo inusual para sus ministros memorizar todo el Nuevo Testamento y largas secciones del Antiguo Testamento. La Palabra de Dios —cuando es encontrada, leída, creída y difundida— tiene este tipo de poder transformador.
iii. «Es interesante notar la popularidad que tuvo en este periodo ponerles a las personas nombres de animales. “Safán” significa “tejón de roca” y “Acbor” significa “ratón”. “Hulda”, el nombre de la profetiza que se presentará en la siguiente sección, significa “topo”». (Dilday)
B. El rey Josías es confrontado por el Libro de la Ley.
1. (11) La reacción inicial ante el descubrimiento del Libro de la Ley.
Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.
a. Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley: Escuchar la Palabra de Dios hizo una obra espiritual en el rey Josías. No fue solamente la transmisión de la información; escuchar la Palabra de Dios tuvo un impacto de poder espiritual en Josías.
b. Rasgó sus vestidos: El rasgamiento de las vestiduras era una expresión tradicional de horror y asombro. De la manera más fuerte posible, Josías mostró su pena por él y por la nación. Esta fue una expresión de una profunda convicción de pecado, y fue algo bueno.
i. El avivamiento y el despertar espiritual están marcados por tales expresiones de la convicción de pecado. El Dr. J. Edwin Orr, en El segundo avivamiento espiritual en Gran Bretaña, relató algunos ejemplos del gran movimiento que impactó a Gran Bretaña y al mundo de 1859 a 1861:
·«Al inicio de una reunión de oración, un hombre de apariencia robusta (que había estado yendo a la capilla cada noche, pero se marchaba con su corazón endurecido) brincó sobre una plataforma, y hablando frente a todas las personas, dijo: “¿Me conocen?”. Los hombres que oraban respondieron: “Sí”. “¿Entonces qué soy?” —dijo él. Ellos respondieron: “Un reincidente”. “Bueno, entonces —dijo él— ya no seré más un reincidente, todos ustedes vengan a Jesús conmigo”; y cayó en una oración llena de agonía para que Dios tuviera misericordia de él. Ciertamente, la angustia y el deseo de su alma eran demasiado para él, pues se desvaneció en el piso frente a todos nosotros. Su esposa había sido la primera en convertirse la semana anterior, y justo esa noche había enviado una petición de que Dios salvara a su esposo, quien era un pobre miserable reincidente. Alrededor de treinta personas esa noche confesaron haber obtenido misericordia».
·En el pueblo de Coleraine, Irlanda del Norte, un estudiante estaba bajo tanta convicción de pecado que no pudo continuar en clase. El maestro lo envió a casa en compañía de otro niño, quien ya era convertido. En el camino a casa los dos niños notaron una vivienda abandonada y se detuvieron ahí a orar. El infeliz niño encontró paz y regresó al salón de clases inmediatamente para decirle a la maestra: «Estoy muy feliz. ¡Tengo al Señor Jesús en mi corazón!». Su testimonio tuvo un efecto asombroso en la clase, y niño tras niño fueron saliendo del aula. El maestro echó un vistazo por la ventana y vio a los niños arrodillados alrededor del patio de la escuela. El maestro sintió una convicción tan fuerte que le pidió al primer niño que le ministrara. Finalmente, toda la escuela había entrado en tal estado que los administradores buscaron pastores para que vinieran y ministraran a los estudiantes. Los maestros y los padres, y las personas fueron ministradas en la escuela hasta las 11:00 esa noche.
·Un oficial de alto rango en el ejército describió la convicción de su pecado en su ciudad escocesa: «Ustedes, los que se sienten tranquilos tienen una concepción limitada de lo aterradora que es la vista cuando el Espíritu Santo se contenta con abrir los ojos de un hombre para mostrarle el estado real del corazón […]. Hombres que fueron educados para ser personas buenas y religiosas […] han sido guiados a buscar dentro del fundamento en el cual descansaban, y han encontrado todo podrido, pues se habían sentido satisfechos de sí mismos, habían confiado en su propia justicia, y no en Cristo. Muchos se volvieron de una vida de pecado a una vida de santidad; algunos lloraron de alegría por los pecados perdonados.”
ii. La convicción de pecado es la obra especial del Espíritu Santo, como dijo Jesús en Juan 16:8: «Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado».
2. (12-13) El rey Josías busca a Jehová.
Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías siervo del rey, diciendo: Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.
a. Id y preguntad a Jehová por mí: No era que el rey Josías no supiera nada de Dios o cómo buscarlo. Era que estaba bajo tal convicción de pecado que no sabía que hacer después.
b. Porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros: Josías sabía que el reino de Judá merecía juicio de Dios. Él no podía escuchar la Palabra de Dios y responder al Espíritu Santo sin confrontar seriamente el pecado de su reino.
3. (14-17) Palabra de Dios para el reino de Judá: «El juicio viene».
Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella. Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí: Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.
a. La profetisa Hulda: Sabemos poco de esta mujer aparte de lo que se menciona aquí (y un relato similar registrado en 2 de Crónicas 34:22). Con la clara aprobación del rey Josías, Hilcías, el sacerdote, consultó a esta mujer en busca de guía espiritual. No fue debido a la propia sabiduría y espiritualidad de la mujer, sino a que ella era reconocida como una profetisa y podía revelar la mente y el corazón de Dios.
i. Ciertamente, había otros profetas en Judá. «Aunque el profeta contemporáneo Jeremías no es mencionado, él elogió a Josías (Jeremías 22:15-16) y el profeta Sofonías (1:1) estuvo activo durante su reinado» (Wiseman). Sin embargo, por alguna razón —tal vez espiritual, tal vez práctica— decidieron consultar a la profetisa Hulda.
ii. «Encontramos aquí, y tenemos muchos hechos en todas las épocas para corroborarlo, que un pontífice, un papa, un obispo, o un sacerdote, pueden, en algunos casos, no poseer el verdadero conocimiento de Dios; y que una simple mujer, que posee la vida de Dios en su alma, puede tener más conocimiento de los testimonios divinos que muchos cuyo oficio es explicarlos y ejecutarlos». (Clarke)
b. He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal: Josías sabía que Judá merecía juicio, y que el juicio ciertamente vendría. Judá y sus líderes habían andado contra Jehová por mucho tiempo y no se arrepentían genuinamente como para evitar el juicio que vendría.
c. De que habla este libro: La Palabra de Dios era verdadera, incluso en sus promesas de juicio. La fidelidad de Dios es demostrada tanto por su juicio contra los perversos, como por su misericordia hacia los arrepentidos.
4. (18-20) El mensaje de Dios para el rey Josías: «El juicio no vendrá en tus días».
Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.
a. Tu corazón se enterneció: El corazón de Josías se enterneció de dos maneras. Primero, se enterneció por la Palabra de Dios y fue capaz de recibir la voz del Espíritu Santo. Segundo, se enterneció por el mensaje de juicio de Hulda en los versículos anteriores.
b. Serás llevado a tu sepulcro en paz: Aunque Josías murió en batalla, hay por lo menos tres formas en la que esto fue verdad:
·Murió antes del gran desastre espiritual y el exilio que vino sobre Judá.
·Fue reunido con el espíritu de sus padres, quienes estaban en paz.
·Murió teniendo el favor de Dios, aunque murió por la mano de un enemigo.
c. Y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar: Esta fue la misericordia de Dios para Josías. Su propio temor de Dios y su corazón tierno no pudieron detener el juicio eventual de Dios, pero pudieron retrasarlo. Juicios inevitables a veces son retrasados debido a los corazones enternecidos del pueblo de Dios.
i. Dios retrasó el juicio, incluso, en el caso de Acab, quien respondió a un mensaje de advertencia con arrepentimiento (1 Reyes 21:25-29).
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com