Daniel 9 – Las Setenta Semanas de Daniel
A. La oración de Daniel.
1. (1-2) Introducción: La razón de la oración de Daniel.
En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.
a. Miré atentamente en los libros: Daniel 9 es uno de los más sorprendentes y significantes pasajes proféticos en la Biblia, y empieza con el entendimiento de Daniel y la aplicación de la profecía.
i. Daniel miró atentamente algo al leer la palabra de los profetas de Dios. La profecía debe mirarse atentamente – quizás no en cada detalle, pero ciertamente en sus puntos principales.
ii. Daniel miró atentamente esto en los libros – las palabras específicas registradas en los libros inspirados por Dios. Daniel no podía leer 2 Timoteo 3:16, pero sí creía la verdad de ello: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
iii. “Estos versículos muestran a Daniel como un estudiante diligente de la Escritura, la cual edificó su vida de oración en la Palabra de Dios.” (Archer)
iv. “¡Oh! ¡Qué ustedes estudiaran sus Biblias más! ¡Oh! ¡Qué todos lo hiciéramos! ¡Cómo podríamos implorar por las promesas! Que tan seguido debiéramos de prevalecer con Dios cuando podemos retenerlo en su palabra, y decir, ‘Cumple esta palabra hacia tu siervo, la cual tú has causado que confíe en ella.’ ¡Oh! Es una gran oración cuando nuestra boca está llena de la palabra de Dios, pues no hay ninguna palabra que pueda prevalecer con él más que la suya.” (Spurgeon)
b. El número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías: Daniel sabía que una oración efectiva viene de conocer y de orar sobre la palabra de Dios y nuestras circunstancias presentes. Su estudio en la profecía le mostró un número en específico – los 70 años descritos en Jeremías 25:11-13 y Jeremías 29:10, y su conocimiento de los tiempos le llevó a conocer esos pasajes aplicados en su tiempo.
i. Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre. Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que he hablado contra ella, con todo lo que está escrito en este libro, profetizado por Jeremías contra todas las naciones (Jeremías 25:11-13).
ii. Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar (Jeremías 29:10).
iii. Es importante el notar que Daniel tomaba estos años como reales, literales. En ninguna manera fueron entendidos como años simbólicos.
iv. Daniel sin duda también estaba familiarizado con las profecías de Isaías en cuanto a Ciro (Isaías 44:28-45:4). El debió estar animado al ver a un hombre llamado Ciro que se levantara hacia el poder sobre Persia.
c. Que habían de cumplirse . . . en setenta años: Daniel creía que Dios cumpliría setenta años de cautividad, y aún él oró apasionadamente de que Dios haría lo que Él prometió hacer. Daniel sabía que las promesas de Dios invitan nuestras oraciones y participación. Éstas no excluyen nuestras oraciones y participación.
i. “Nada, por lo tanto, puede ser mejor para nosotros, que el pedir lo que él ha prometido.” (Calvino)
ii. Este principio se repite en muchos pasajes. 2 Pedro 3:12 indica que hay un sentido en la cual nosotros podemos apresurar la venida del Señor por medio de nuestra conducta santa y vidas piadosas; también podemos apresurar la venida del Señor por medio del evangelismo, porque Pablo dice que el enfoque profético de Dios sobre Israel se resumirá cuando haya entrado la plenitud de los Gentiles (Romanos 11:25). Esto significa que también podemos apresurar la venida del Señor a través de la oración, así como Daniel pidió por un cumplimiento rápido de la profecía en cuanto a la cautividad de Israel (Daniel 9). También podemos orar Sí, ven, Señor Jesús (Apocalipsis 22:20). Si queremos que Jesús regrese pronto, hay algo que podemos hacer en cuanto a ello.
iii. Pero una segunda razón importante es que Daniel le pidió a Dios, en Su misericordia, que tomara el primer punto de partida más (El rapto de Daniel) para determinar el comienzo de los 70 años. Hubo tres olas de cautividad:
·605 A.C. – Jerusalén fue atacada y Daniel y otros cautivos fueron llevados a Babilonia.
·597 A.C. – Jerusalén fue atacada, y el tesoro del templo fue tomado.
·587 A.C. – Jerusalén cae y la nación es exiliada.
iv. Daniel quería prevalecer en oración, pidiéndole a Dios que tomara el primer punto de partida para determinar los 70 años. Él quería que la misericordia de Dios llegara a Israel 18 años más rápido, en lugar de 18 años más tarde.
d. En el año primero de Darío: Aquí aún quedaban tres o cuatro años antes de que se cumplieran 70 años de 605 A.C. Esto no era muy pronto para que Daniel empezara a orar. Daniel tenía la visión para mirar hacia adelante tres o cuatro años para comenzar a orar.
e. Que habló Jehová al profeta Jeremías: Aún en las disposiciones eternas de Dios, Dios tiene un rol esencial en la cual las personas pueden participar. El plan eterno de Dios está declarado, pero aún Jeremías hizo una profecía; Daniel hizo una oración, y Ciro hizo una proclamación.
i. “Muy a menudo nuestros intereses en las Escrituras proféticas son de una naturaleza curiosa y especulativa, o de otra manera concluimos que Dios llevará a cabo Su propósito soberano sin importar lo que hagamos, y así que no nos preocupamos con esos asuntos.” (Strauss)
ii. Por medio de su herencia de la tribu o historia familiar, Daniel no estaba calificado de una manera singular para el ministerio de la intercesión. Él no pertenecía a una familia de sacerdotes como Ezequiel, y él no tenía una carrera de profeta como Isaías o Jeremías. Pero, como todos nosotros, él podía orar.
iii. De hecho, el llamado de Daniel y su cargo en la vida le hacían menos propicio de que él fuera un hombre de oración. Él era un oficial de alto rango en el gobierno quien, casi certeramente, tenía un itinerario muy ocupado – pero él se tomó el tiempo y la energía para orar.
iv. “Ruego que no se hagan el hábito de descuidar los momentos que tengan ustedes mismos para orar. Se los he dicho muy a menudo, ‘¡Toda nuestra fuerza está en la oración’! Cuando éramos pocos, Dios nos multiplicó al responder la oración.” (Spurgeon)
2. (3) La preparación de Daniel para orar.
Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.
a. Y volví mi rostro: Esto implica determinación en la oración. Daniel tenía una meta para alcanzar por medio de la oración, y él se acercó a Dios como un hombre que no sería negado. Él hizo esto porque él estaba correctamente convencido que su oración estaba en la voluntad de Dios, y él sabía que no estaba motivado en un deseo egoísta.
b. Buscándole en oración y ruego: Daniel no se quedó pasivo mientras el plan profético de Dios se revelaba delante de él. En su acercamiento hacia Dios él hizo un ruego, pidiéndole a Dios que llevara a cabo Su promesa en la manera que Daniel pensaba que traería más gloria a Dios.
i. “Nosotros pedimos muy poco, y Dios lo da.” (Spurgeon)
c. En ayuno, cilicio y ceniza: esto reflejaba el corazón humilde de Daniel al acercarse a Dios. Ayuno, cilicio y ceniza son símbolos de humillación lamento.
i. Daniel estaba determinado de hacer lo que fuera necesario para hacer que esta obra se hiciera en la oración. Él “no dejó nada sin hacer la cual pudiera hacer de su oración menos efectiva o persuasiva.” (Walvoord)
3. (4-15) Daniel confiesa el pecado de su pueblo, y glorifica la bondad y justicia de Dios.
Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado, y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos. Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz. Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente.
a. Señor, Dios grande: Daniel comenzó su oración como todos debiéramos hacerlo – reconociendo la grandeza y bondad de Dios. Algunas veces nos acercamos a Dios como si Él fuera una persona tacaña la cual debe ser persuadida a darnos algo. Pero Daniel sabía que el problema no estaba con Dios. Dios guarda el pacto y la misericordia con los que te aman.
i. La oración de Daniel era notable por su entendimiento y seriedad. Muchos oran con entendimiento, pero sin seriedad; otros son serios pero no tienen entendimiento en la oración. Los dos en su conjunto son una combinación poderosa.
ii. “¡Oh! Que nuestras oraciones fueran más allá de la oración, hasta que fueran a agonizar.” (Spurgeon)
b. Hemos pecado, hemos cometido iniquidad: Mientras Daniel confesaba el pecado de Israel, él oraba como si él fuera tan malo como el resto de Israel. Esta era una confesión de nosotros, no ellos. En este sentido, las oraciones que hablan de ellos en realidad nunca llegan a Dios; oraciones genuinas que dicen hemos hacen que uno se vea correctamente, y ve a nuestros compañeros santos con compasión.
i. La confesión de Daniel del pecado pareciera falso hasta que nos damos cuenta qué tan apasionadamente y completamente está enfocado él en Dios. Comparado con Dios, aún el más piadoso entre nosotros se queda corto.
ii. “Creo firmemente que mientras el carácter de un hombre se hace mejor, y mientras tiene más alegría del Señor en su propio corazón, entonces es más capaz de que él tenga una tristeza compasiva; y, probablemente, más de ello él tendrá. Si tienes lugar en tu corazón para una alegría sagrada, entonces tendrás el mismo espacio para dolor piadoso.” (Spurgeon)
c. Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro: Daniel sabía que el pecado de Israel no era la culpa de Dios; Dios era absolutamente justo y sin culpa. Cualquier confusión de rostro le pertenecía a Israel, no a Dios.
i. Sería fácil el quejarse hacia Dios sobre los problemas de Israel. Daniel no pensó por un momento que Dios era muy duro con Israel; él sabía que Dios era completamente justo y que cualquier fracaso estaba del lado de Israel.
ii. En lugar de quejarse Daniel confesó. Durante los tiempos de gran avivamiento entre el pueblo de Dios, el Espíritu Santo siempre trae una profunda convicción y consciencia del pecado. Cuando eso se responde con razón, la confesión se hace apropiadamente. J. Edwin Orr nos da un buen principio para gobernar la confesión: “Si pecas en secreto, confiesa en secreto, admite públicamente que necesitas la victoria, pero los detalles quédatelos para ti mismo. Si pecas abiertamente, confiesa abiertamente para quitar los bloques de tropiezo por parte de aquellos que entorpecido. Si has pecado espiritualmente (falto de oración, falto de amor, e incredulidad, así como sus vástagos, crítica, etc) entonces confiesa a la iglesia que has sido un estorbo.”
iii. Una confesión genuina y apropiada será sincera, específica, y exhaustiva. Orr describe como en el avivamiento de 1952 en Brasil una mujer en una iglesia abarrotada confesó, “Por favor, oren por mí, necesitó amar más a las personas.” El líder le dijo gentilmente, “Eso no es una confesión hermana. Cualquiera lo pudo decir.” Después en el servicio, la señorita se paró de nuevo y dijo, “Por favor oren por mí. Que lo que debí decir es que mi lengua aguda ha causado muchos problemas en esta congregación.” El pastor se inclinó hacía Orr y le susurró, “¡Ahora ella está hablando!”
iv. Esto es orar desde un lugar bajo, y es muy efectivo. Los equipos de fútbol americano tratan de golpear a su oponente bajo. Nuestras oraciones son apalancadas cuando venimos al Señor con humildad y sencillez.
d. No obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios: Daniel no sacó ni la menor excusa sobre el pecado de Israel. Él sabía que la culpa estaba en Israel y solamente en Israel. Estamos propensos a hacer excusas para nuestro pecado, y a menudo damos excusas en nuestras “confesiones”.
e. Y él ha cumplido la palabra . . . Conforme está escrito en la ley de Moisés: Daniel se dio cuenta que aún en Su juicio en contra de Israel, Dios era totalmente fiel a Su Palabra. Él prometió que maldiciones caerían sobre un Israel desobediente (en pasajes como Levíticos 26 y Deuteronomio 28), y así ocurrió.
f. Todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios: Mientras Daniel confesaba su pecado y el pecado de Israel, él recordaba el pecado de no hacer oración. Aún cuando ellos enfrentaban una gran prueba y calamidad, Israel no oró por el favor de Jehová. Cuando sentimos pruebas o dificultades, nos debiera de conducir inmediatamente hacia la oración – cuando no somos impulsados, esto debiera ser una llamada de atención a la dureza de nuestro corazón.
g. Que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa: Mientras Daniel oraba él recordaba que el Jehová había librado a Israel de Egipto. Él recuerda el estándar del poder de Dios del Antiguo Testamento, la liberación de Egipto. El estándar del Nuevo Testamento del poder de Dios es la resurrección de Jesús (Efesios 1:19-20).
4. (16-19) Daniel le pide a Dios que perdone y restaure a Jerusalén.
Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro. Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
a. Apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén: Después de su confesión del pecado de Israel y la justicia de Dios, Daniel simplemente le pide a Dios que con misericordia vuelva Su bondadosa atención a Jerusalén y el templo (haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario). Él también le pidió a Dios que hiciera esto sin retardo (no tardes, por amor de ti mismo).
i. Daniel oró como un patriota – pero más como un patriota del Reino de Dios que el Reino de Israel. Nosotros debiéramos de orar con un patriotismo similar para el Reino de Dios. “Que nunca se diga que la Iglesia de Dios no tiene sentimientos de patriotismo por la Ciudad Santa, por la Tierra Celestial y por su glorioso Rey que está en el trono del cielo. Para nosotros, el patriotismo cristiano significa amor para la Iglesia de Dios.” (Spurgeon)
ii. Daniel pidió todo esto conforme a todos Tus actos de justicia. Es como si Daniel orara, “Jehová, no ten estoy pidiendo que hagas nada en contra de Tu justicia. Estoy orando para avanzar en Tu gloria santa.”
b. Haz que tu rostro resplandezca: Este era el corazón del ruego de Daniel. Él sabía que el pueblo de Dios necesitaba mucho, pero todas sus necesidades se podían resumir en esto: ellos necesitan que el rostro de Dios resplandezca sobre ellos.
i. “¡Oh, que podamos aprender como orar para que Dios pueda ser el sujeto y el objeto de nuestras súplicas! ¡O Dios, la Iglesia te necesita a ti por encima de todo! Un niño pobre, pequeño, enfermo y descuidado necesita cincuenta cosas; pero puedes poner todas esas necesidades en una si dices que el niño necesita a su madre. Así, la Iglesia de Dios necesita mil cosas, pero puedes ponerlas todas en una si dices: ‘La Iglesia de Dios necesita a su Dios.'” (Spurgeon)
c. Haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado . . . no tardes, por amor de ti mismo: La oración de Daniel fue consumada con la gloria de Dios, y no primordialmente con el beneficio del hombre. Su propósito en la oración era el ver la obra de Dios cumplida y Su causa glorificada.
i. No está mal el orar por nuestras propias necesidades. Jesús nos invitó a pedir, danos el pan de cada día. Al mismo tiempo, necesitamos tener una pasión más grande para la gloria y beneficio de Dios, en lugar de nuestras propias necesidades.
ii. Esto también habla de la pureza del motivo en la oración de Daniel. Algunas veces oramos para que Dios haga una gran obra para que podamos ser conocidos como grandes obreros de Dios. Necesitamos orar por el bien de la causa de nuestro Señor, tanto en nuestras palabras y corazón.
d. No elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias: Aún antes del tiempo del Nuevo Testamento, Daniel oraba en bases firmes del Nuevo Testamento. Su confianza no estaba en su bondad, sino en la bondad de Dios.
i. Esto es lo que significa el orar en el nombre de Jesús. Esas no son palabras que colocamos al final de la oración, pero éstas deberían de expresar el hecho de que oramos por medio de los méritos y justicia de Jesús, no los nuestros.
ii. Daniel no era grande debido a que él oraba. Él era grande porque su oración era la expresión necesario de gran confianza y dependencia en Dios. Muchas personas religiosas se la pasan muchas horas en la oración, pero no logran nada porque no está arraigada en la bondad y justicia de Dios. La oración de justicia propia o auto confianza no tiene poder delante de Dios. “Uno de los engaños más sutiles de Satanás es que él tiene éxito en hacer que cientos de miles de hombres confíen en la oración, apartados de la fe y en la sangre derramada de Jesús.” (Talbot)
e. Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo: Daniel oraba como un gran luchador, ansioso con obtener la ventaja. Él sentía la franqueza de Dios a cada petición, y él respondió con muchas peticiones rápidas.
i. “Haz un seguimiento de tu ventaja; construye otra oración o la respuesta que tienes. Si has recibido una gran bendición di: “Debido a que él ha inclinado su oído hacia mí, por lo tanto, yo le llamaré; debido a que él me ha escuchado una vez, por lo tanto, yo llamaré de nuevo.'” (Spurgeon)
ii. “Oraciones frías le piden a Dios que las niegue: solamente oraciones inoportunas serán contestadas. Cuando la Iglesia de Dios no puede tomar un ‘No’ como respuesta, entonces ella no tendrá un ‘No’ como respuesta. Cuando un alma suplicante deba tenerla, cuando el Espíritu de Dios obra poderosamente en él para que él no pueda dejar que el ángel se vaya sin una bendición, el ángel no se irá hasta que él haya dado la bendición a tal persona que levanta su súplica. Hermanos, si hay, aunque sea alguno entre nosotros que pueda orar como Daniel, con intensidad, la bendición vendrá.” (Spurgeon)
B. Gabriel trae la respuesta a la oración de Daniel.
1. (20-21) La oración de Daniel es interrumpida por una visita angelical.
Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.
a. Aún estaba hablando en oración: Esta respuesta dramática llegó aun cuando Daniel oraba. Jesús dijo, vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. (Mateo 6:8). Cuando sea que parezca haber una respuesta tardía en la oración, hay una razón para el retraso. Cuando está bien hacerlo, Dios puede contestar la oración inmediatamente.
i. Algunas veces Dios contesta la oración aun antes de que oremos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. (Isaías 65:24).
b. Volando con presteza: Este es uno de los pocos lugares en la Biblia donde se nos dice que los ángeles pueden volar. Gabriel vino prontamente porque no hay una gran distancia entre el cielo y la tierra.
c. Como a la hora del sacrificio de la tarde: Este era un momento especial del día, cuando Moisés ofreció el cordero de la Pascua (Éxodo 12:6) y cuando Jesús fue crucificado (Mateo 27:45).
i. Siendo un joven en Jerusalén, Daniel a menudo miraba el humo levantándose desde el templo en el tiempo del sacrificio de la tarde.
2. (22-23) Gabriel anuncia que él ha venido para traer una respuesta a la oración de Daniel.
Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.
a. He salido para darte sabiduría y entendimiento: En su oración Daniel no pidió por entendimiento. Su oración demostraba que su corazón estaba cerca del corazón de Dios, así como la de un amigo, Dios reveló muchas cosas a Daniel (Juan 15:15).
i. Daniel estudiaba el pasaje en Jeremías, pero aún no entendía mucho. En este caso el entendimiento venía más por medio de la oración. “Todos los estudiantes de la palabra te dirán que cuando los martillos del aprendizaje y la crítica bíblica han fracasado para revelar un texto de piedra, a menudo la oración lo ha hecho, y pepitas de oro se han encontrado encerradas dentro de ella. Para cualquier estudiante de la palabra de Dios quien será un escriba bien instruido, le decimos, por todos los medios que puedas emplear, con todas tus búsquedas de los comentarios, con todas tus excavaciones hacia lo original, con todas tus investigaciones entre teólogos eruditos, mezcla mucha oración ferviente.” (Spurgeon)
ii. “Lutero afirmó que él podía tener más luz espiritual por medio de alguna . . . ferviente oración que lo que él podía hacer por medio de la lectura de muchos libros, o por medio de la meditación más certera que hiciera de allí en adelante.” (Trapp)
b. Porque tú eres muy amado: Tanto Daniel y el Apóstol Juan (Juan 13:23) fueron conocidos por su relación de amor con Dios. Tanto Daniel y Juan eran también conocidos por sus sorprendentes mensajes proféticos.
i. Daniel había apenas considerado un conjunto de “sietes” sobre la nación de Israel – los 70 años de cautividad profetizada por Jeremías. Es como si Dios dijera por medio de Gabriel, “Ahora te mostraré algunos ‘sietes’ los cuales te sorprenderán en verdad.”
ii. Daniel ilustró el principio que cuando buscamos a Dios diligentemente, a menudo recibimos más de lo que pedimos.
C. La profecía de las Setenta Semanas.
1. (24a) Setenta semanas son determinadas para los judíos y Jerusalén.
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad,
a. Setenta semanas están determinadas: Hay casi un acuerdo universal entre los eruditos y comentaristas de la Biblia que esto se refiere a setenta conjuntos de siete años, o semanas de años.
i. En el antiguo hebreo, semanas simplemente se refiere a una unidad de siete. La palabra hebrea aquí es a menudo utilizada para significar una unidad de siete días, pero también puede ser utilizada para una unidad de siete años.
ii. “Los Judíos tenían años Sabáticos, por la cual sus años estaban divididos en semanas de años, como en esta importante profecía, cada semana contiene siete años.” (Clarke)
iii. Génesis 29:15-28 es un ejemplo en cuanto al utilizar esta antigua palabra hebrea (shabuwa) tanto para siete días como siete años en el mismo contexto.
b. Sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad: Las setenta semanas estaban enfocadas sobre el pueblo de Daniel (los judíos) y su santa ciudad (Jerusalén).
i. A menos que la iglesia se haya convertido en Israel, aquí no está a la vista. Talbot llama a las setenta semanas “el calendario de Dios para Israel” en el sentido de que no se enfoca en los Gentiles o la iglesia.
2. (24b) Lo que será cumplido en las setenta semanas.
Para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
a. Para terminar la prevaricación: Esto dice que la misma prevaricación tendrá fin. Tomado literalmente, esto significa el establecer totalmente un nuevo orden mundial, con el final de la rebelión del hombre en contra de Dios.
i. “La culminación de los años señalados atestiguaran la conclusión de la ‘transgresión’ del hombre o la ‘rebelión’ en contra de Dios – un desarrollo a la cual se entra naturalmente con el establecimiento total de un nuevo orden sobre la tierra. Esto parece requerir nada menos que la inauguración del reino de Dios sobre la tierra.” (Archer)
b. Y poner fin al pecado: Tomando estas palabras en sentido literal, esto no significa solamente el fin de la culpa del pecado, pero un fin para el pecado en sí. Esto significa “el sellar”, o “contener” pecados. Esto tiene la mira hacia un nuevo mundo redimido.
c. Expiar la iniquidad: La iniquidad del hombre debe ser reconciliada a la justicia y santidad de Dios. Esta obra fue claramente llevada a cabo en la cruz.
d. Para traer la justicia perdurable: Uno pudiera tomar esto en un sentido individual, pero siempre ha habido individuos justos. Tomando la declaración en su sentido literal, esto significa un nuevo orden de sociedad traído por el Mesías.
e. Y sellar la visión y la profecía: Esto habla tanto del fin como el cumplimiento de la profecía, incluyendo el estado final de la historia humana, y culminando con el reino del Hijo de Dios.
i. “Debe incluir su entronizamiento.” (Archer)
f. Ungir al Santo de los santos: Tomado en su significado literal simple, esto se refiere a un lugar, no a una persona. Hay un lugar Santo de los santos – el Santo de los santos en el lugar del templo – el cual será ungido y bendecido.
i. Tomado en su totalidad, Gabriel realizó un anuncio notable para Daniel. Él le dijo que cada una de estas sorprendentes cosas sucederían dentro de un periodo de setenta semanas.
ii. Al mirar la historia, nosotros podemos decir que estas cosas ya están cumplidas si ignoramos el significado simple y literal, y le damos un significado espiritualizado el cual reemplaza el significado evidente. Algunos creen que estas promesas fueron cumplidas de manera genérica en la propagación del Evangelio a través de los siglos, pero esta creencia omite el claro significado de estas palabras.
3. (25) El curso y la división de las setenta semanas.
Sabe, pues, y entiende, que, desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
a. Desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén: Aquí Gabriel le revela a Daniel el punto de partida para las setenta semanas de la profecía. Hubo una orden para restaurar y edificar a Jerusalén en la historia la cual dio comienzo a este específico periodo de tiempo.
i. La Biblia presenta cuatro posibles decretos la cual pudieron cumplir esta descripción:
·Ciro hizo un decreto dándole a Esdras y a los cautivos de Babilonia el derecho de regresar a Jerusalén y reconstruir el templo en 538 A.C. (Esdras 1:1-4 y 5:13-17).
·Darío hizo un decreto dándole a Esdras el derecho de reconstruir el templo en 517 A.C. (Esdras 6:6-12).
·Artajerjes hizo un decreto dándole permiso a Esdras, un pasaje seguro, y provisiones para regresar a Jerusalén para reconstruir el templo en 458 A.C. (Esdras 7:11-26).
·Artajerjes hizo un decreto dándole a Nehemías permiso, un viaje seguro y provisiones para regresar a Jerusalén para reconstruir la ciudad y las murallas en 445 A.C. (Nehemías 2:1-8).
ii. Solamente el último de estos cuatro decretos fue una orden para restaurar y edificar a Jerusalén. Los primeros tres se enfocaban en el templo, no en la plaza o en el muro.
b. Hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas: El mensaje de Gabriel para Daniel era simple y llamativo. 483 años – esto es, 69 unidades de siete años – pasarían desde el momento de la orden registrada en Nehemías 2:1-8 hasta la aparición del Mesías Príncipe.
i. Algunos dicen que 483 años fueron completados en el momento del nacimiento de Jesús (5 o 4 A.C.). Pero hay poco apoyo cronológico para esta fecha.
ii. Algunos dicen que se completaron 483 años en Su bautismo, en el comienzo del ministerio de Jesús (con una fecha de 26 D.C). Esto es posible si uno comienza con uno de los decretos anteriores de Artajerjes, y concuerda con nuestra medición actual de los años (365.25 días a un año) en lugar de la antigua medida de años (360 días en un año).
iii. Algunos dicen que 483 años fueron completados en la entrada triunfal de Jesús (si data de 32 D.C.). El trabajo significante de Sir Robert Anderson El Príncipe que Viene siguió este argumento con gran detalle.
·Anderson, utilizando un año de 360 días (la cual utilizaba Israel en los días de Daniel), calculó 173,880 días desde el decreto hasta la entrada triunfal, cumpliendo la profecía al día. “Era costumbre para los judíos el tener doce meses de 360 días cada cual, y luego el meter un treceavo mes ocasionalmente cuando era necesario para corregir el calendario.” (Walvoord)
·El año de 32 D.C. (basado en Lucas 3:1) para la muerte de Jesús es controversial (la mayoría de los que estudian la cronología favorecen 30 o 33 D.C). Pero algunos intentos recientes han hecho algunos casos para la fecha: “Un artículo reciente intenta dar credenciales a la 32 D.C.; cf. R.E. Showers, Grace Journal, XI (Invierno, 1970), pp. 30ff. La evidencia presentada es digna de mirar.” (Wood)
·“Ninguno hoy en día es capaz de declarar dogmáticamente que los cálculos de Sir Robert Anderson son imposibles.” (Walvoord)
iv. Algunos dicen que 483 años fueron completados en el tiempo exacto de la crucifixión. Esta es la opinión de la minoría. Muchos que ven esta fecha cercana a este tiempo también ven que pertenece a la Entrada Triunfal, la cual sucedió siete días antes de la crucifixión.
c. Hasta el Mesías Príncipe: Al tomar los cálculos de Anderson como confiables, vemos un cumplimiento notable de la profecía. Un rey Gentil hizo un decreto y 483 años después hacia el día, Jesús se presentó a Si mismo como el Mesías Príncipe de Israel.
i. En nuestra mente un Príncipe esta debajo de un peldaño del rey. En el vocabulario hebreo, “Príncipe” tiene más la idea de un “fuerte y poderoso gobernante” en lugar que “un hijo de un rey y el heredero del trono.”
ii. “Hubo únicamente una ocasión en el ministerio terrenal de nuestro Señor en la cual Él es despreciado al presentarse a Si mismo abiertamente como el Rey de Sión, la tan llamada ‘Entrada Triunfal’, registrada en cada uno de los Evangelios y la cual cumplió Zacarías 9:9 y Salmos 118:26.” (Newell)
·En aquel día, Jesús deliberadamente arregló el evento para presentarse a Si mismo como el Mesías (Marcos 11:1-10).
·En aquel día, Jesús le dio la bienvenida a la alabanza (Lucas 19:38-40) en lugar de callarla (Lucas 5:14 y 8:56).
·En aquel día, Jesús hizo una referencia especial a la importancia de aquel día (Lucas 19:41-42).
iii. Esta profecía se cumplió de una manera tan específica que ha sido un testimonio significativo para muchos. “Otros de los [eruditos] judíos, por la evidencia de estas palabras, han sido obligados a confesar que el Mesías ya ha venido, y que él era ese Jesús el cual fue crucificado por sus antepasados.” (Trapp)
d. Se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos: Esto indica que la reconstrucción de la plaza y el muro de Jerusalén sucederían en las primeras siete semanas mencionadas. Entonces le seguirían 62 semanas hasta la venida del Mesías Príncipe.
i. Las siete semanas se dividen en tres partes:
·Sietes semanas – 49 años, hasta que la ciudad y sus murallas sean reconstruidas.
·69 semanas (7 más 62), 483 años desde el decreto hasta la aparición de Mesías Príncipe.
·Una última semana, 70a, para completar la profecía.
4. (26) Lo que sucede después de las primeras sesenta y nueve semanas.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
a. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías: El término Bíblico de quitará la vida es en veces utilizada para describir ejecución (vea Génesis 9:11 y Éxodo 31:14). Gabriel le dijo a Daniel que el Mesías se le quitará la vida por el bien de otros, mas no por sí.
i. “Cronólogos capaces han mostrado que la crucifixión del Señor Jesucristo ocurrió inmediatamente después de la expiración de los 483 años proféticos, de 360 días cada uno, desde tiempo de la orden de Artajerjes.” (Ironside)
ii. Extrañamente muchos comentaristas capaces simplemente ignoran estos números. “Los números son simbólicos, no aritméticos.” (Baldwin)
iii. Quitará la vida es una descripción conmovedora de la vida terrenal de Jesús, incluyendo la cruz. “Nació en el establo de otro hombre, estuvo en la cuna en el pesebre de otro hombre, sin ningún lugar donde recostar su cabeza durante su vida en la tierra, y enterrado en la tumba de otro hombre después de morir en una cruz maldita, el Cristo de Dios y el Amigo de los que no tienen amigos le fue quitada la vida y no tuvo nada.” (Heslop)
b. Ha de venir destruirá la ciudad y el santuario: Después de que se le quitara la vida al Mesías, Jerusalén y su templo sería destruido de nuevo por un ejército abrumador (con inundación). La mayoría de los eruditos y comentaristas de la Biblia están de acuerdo que esto se cumplió en la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C. por los Romanos.
c. El pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá: El ejército destructor está hecho del pueblo de un príncipe que ha de venir. Este príncipe que vendrá se describe más en Daniel 9:27.
5. (27) Los eventos de la semana setenta.
Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
a. Confirmará el pacto: El “él” que Gabriel describió es el príncipe que ha de venir en el versículoanterior.Si sabemos que el príncipe del pueblo destruyó Jerusalén en 70 D.C., entonces sabemos que este príncipe por venir tiene sus raíces ancestrales en la tierra del antiguo Imperio Romano.
i. Por lo tanto, el príncipe que ha de venir será de alguna manera un heredero para los Romanos, así como el último gobierno mundial es un heredero del Imperio Romano (Daniel 7).
b. Por otra semana confirmará el pacto con muchos: El príncipe que vendrá hará un pacto con Israel por la última unidad de siete años, completando las setenta semanas profetizadas para el pueblo judío y Jerusalén.
i. El pacto con muchos: La palabra muchos aquí es una referencia específica de Israel, no una referencia general para algún grupo. El antiguo hebreo dice, “pacto con los muchos.”
ii. Con este pacto Israel abrazará al Anticristo como un mesías político, sino como el Mesías literal. Jesús predijo esto en Juan 5:43: Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis.
iii. Al tomar la descripción de lo que se cumplirá en las 70 Semanas de Daniel 9:24, sabemos que las 70 Semanas aún no se han completado. Pero aún los eventos prometidos en las primeras 69 semanas se han cumplido, indicando que hay una extensa “pausa” en las 70 Semanas, entre la semana 69 y la semana 70. La semana 70 comenzará cuando el príncipe por venir confirmará el pacto con el pueblo judío. Estos hoyos o pausas en la profecía parecieran extrañas para nosotros, pero son comunes. Comparando Isaías 9:6 y Lucas 1:31-33 muestra otra pausa u hoyo significativo en la profecía en cuanto a la venida del Mesías.
iv. Podemos pensar de ello de la siguiente manera: Dios señaló 490 años de un enfoque especial en Israel y en Su plan de redención. Los fueron detenidos por el rechazo de Jesús por parte de Israel. Ahora no hay un enfoque especial en Israel en el plan de redención de Dios porque este es el tiempo de la iglesia. El enfoque de Dios regresará a Israel cuando la iglesia sea tomada (en el rapto) y los últimos siete años del reinado del hombre en esta tierra comenzarán.
v. “La semana 70 comenzará cuando el pueblo judío sea restaurado en la incredulidad hacia su tierra y ciudad; y entre ellos será hallado un remanente fiel, siendo dueños de su pecado, y buscando el rostro de Jehová.” (Escrito de Henry Ironside en 1911)
c. A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: El príncipe que vendrá romperá el pacto con Israel a la mitad de los siete años, la última semana (periodo de siete años).
i. El Libro de Apocalipsis ve este periodo de siete años con ambas mitades puestas aún en el futuro (Apocalipsis 12:6, 13-14; 13:5-9, 14-15). La mitad de la semana y el fin del sacrificio no han ocurrido aún en 70 D.C.
d. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador: El final del sacrificio vendrá con abominaciones, seguida por una desolación tremenda.
i. Abominaciones traduce una antigua palabra hebrea (shiqquwts) que está conectada a una horrible idolatría (Deuteronomios 29:17, 1 Reyes 11:5-7, 2 Reyes 23:13). La idea es que el príncipe por venir rompe el pacto y trae fin a los sacrificios y ofrendas al profanar el lugar santo del tempo con una horrible idolatría.
ii. Jesús llamó esto la abominación desoladora (Mateo 24:15) e indicó que sería una seña esencial en la Gran Tribulación. Pablo mencionó la idolatría del príncipe por venir en 2 Tesalonicenses 2:3-4.
e. Hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador: Este rompimiento del pacto y la abominación desoladora tiene una consumación prometida. Antes de que se completa la semana 70m cada una de las cosas descritas en Daniel 9:24 será cumplida y una justicia duradera reinará.
Las Setenta Semanas de Daniel como fue Entendida por Sir Robert Anderson en El Príncipe que ha de Venir
Daniel 9:24-25 dice que desde el decreto para reconstruir Jerusalén hasta la venida del Mesías habría 483 años.
7 + 62 “semanas” = 69 grupos de siete años. 7 x 69 = 483 años
Anderson entendía que un año profético era de 360 días. Esto está basado tanto en la historia antigua y en Apocalipsis 11:2, 13:5, 11:3, y 12:6 el cual indica que 42 meses – 3 años y medio – equivale a 1,260 días.
Por lo tanto, 483 años x 360 días = 173,880 días
Artajerjes comenzó su reinado en 465 A.C. El decreto para reconstruir Jerusalén fue dado en el primer día de Nisán, en el año 20 de Artajerjes. En nuestro sistema de calendario (el calendario Juliano) esa fecha es Marzo 14 de 445 A.C. (Nehemías 2:1)
Jesús comenzó Su ministerio en el año 15 de Tiberios (vea Lucas 3:1). Tiberio comenzó su reinado en 14 D.C., así que el ministerio de Jesús comenzó en 29 D.C. Anderson cree que Jesús celebró cuatro Pascuas durante Su ministerio, cada uno en 29, 30, 31 D.C. y Su pascua final en el año 32 D.C. A.D. 29, 30, 31. Con la ayuda de tablas lunares, podemos calcular la fecha exacta de las antiguas Pascuas, así que es posible el calcular el día exacto de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén como Abril 6 de 32 D.C.
Desde 445 A.C. hasta 32 D.C. hay 476 años del calendario Juliano.
(no 477 años, porque no hay año cero).
476 años x 365 días = 173,740 días.
Ajustándose para la diferencia entre Marzo 15 y Abril 6 se añaden 24 días.
Ajustándose para años bisiestos por un periodo de 476 años se añaden 116 días.
El número total de días desde Marzo 14, 445 A.C. hasta Abril 6, 32 D.C.
173,740 + 24 + 116 = 173,880 días.
De acuerdo con este calendario, Daniel nos dijo que habría 173,880 días entre el decreto y la llegada de Mesías Príncipe.
Jesús dijo a los judíos de aquellos tiempos: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos EN ESTE TU DÍA, lo que es para tu paz! (Lucas 19:42). David habló de este día en Salmos 118:24: ÉSTE ES EL DÍA que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com