Deuteronomio 10 – Recuperación después de una caída
A. El plan de Dios para la recuperación de Israel después de la rebelión en el Monte Sinaí.
1. (1-5) Israel tenía que volver a la Palabra de Dios, por lo que Dios ordenó la entrega de las nuevas tablas de la ley.
En aquel tiempo Jehová me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte un arca de madera; y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca. E hice un arca de madera de acacia, y labré dos tablas de piedra como las primeras, y subí al monte con las dos tablas en mi mano. Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio Jehová. Y volví y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová me mandó.
a. Lábrate dos tablas de piedra como las primeras: Moisés quebró las tablas de la ley, no solo por ira, sino también como una poderosa representación visual del quebrantamiento de la ley de Dios por parte de Israel. Ahora Dios mandó que restauraran la ley sacando dos nuevas tablas de la ley.
b. Escribió en las tablas conforme a la primera escritura: Dios quería que su palabra escrita fuera el punto de partida para el correcto caminar de Israel con Él. Por lo tanto, Él restauró las tablas, aun escribiendo en las segundas tablas con su propia mano.
i. Esta es una imagen poderosa de la inspiración de la palabra de Dios; aunque Dios no escribió literalmente las Escrituras con su propia mano, sí guio perfectamente la mente y las manos de los escritores, de modo que las Escrituras son “inspiradas por Dios” (2 Timoteo 3:16), es decir, dadas por inspiración de Dios.
c. Y puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están: Ponerse bien con Dios después de un tiempo de rebelión siempre debe comenzar y centrarse en la palabra de Dios. En los días de Josías, rey de Judá, el arrepentimiento y el avivamiento llegaron al pueblo de Dios cuando volvieron a concentrarse en la palabra de Dios (2 Reyes 22:8-23:25).
2. (6-9) Para poder lidiar con el problema del pecado de Israel, Dios estableció un sacerdocio perdurable.
(Después salieron los hijos de Israel de Beerot-bene-jaacán a Mosera; allí murió Aarón, y allí fue sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar. De allí partieron a Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, tierra de arroyos de aguas. En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy, por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.)
a. Allí murió Aarón, y allí fue sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar: Este paréntesis que habla sobre el sacerdocio demostró la necesidad del sacrificio sacerdotal y la intercesión para estar bien con Dios después de un tiempo de rebelión. Israel necesitaba el sacrificio, la intercesión y la bendición que los levitas traerían a la nación.
i. La necesidad de un sacerdocio le gritó a Israel: “No puedes hacerlo solo. Necesitas venir a Dios a través de un mediador, quien expiará tu pecado, orará por ti y te bendecirá. Si rechazas a tu mediador sacerdotal y confías en tu propia habilidad para hacer estas cosas, perecerás”.
b. Para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre: Estar bien con Dios después de un tiempo de rebelión siempre debe tener un enfoque en el ministerio sacerdotal de Jesús a nuestro favor. Esta obra de Jesús se muestra en su expiación por nuestro pecado en la cruz, en su intercesión por nosotros en el cielo y en la bendición que nos trae del cielo.
3. (10-11) Israel necesitaba avanzar hacia la Tierra Prometida, entonces Dios le dio a Moisés la orden de avanzar.
Y yo estuve en el monte como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches; y Jehová también me escuchó esta vez, y no quiso Jehová destruirte. Y me dijo Jehová: Levántate, anda, para que marches delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.
a. Levántate, anda, para que marches: La rebelión de Israel en el Monte Sinaí con el becerro de oro fue significativa; no era poca cosa. Sin embargo, Dios no había terminado con ellos. Después de que volvieron a su palabra y lo hicieron a través de su sacerdocio, llegó el momento de seguir adelante. Dios tenía un lugar a donde llevarlos y tenían que ocuparse de llegar allí.
b. Para que entren y posean la tierra: Estar bien con Dios después de un tiempo de rebelión siempre debe llevar a un lugar de progreso nuevamente. No sirve de nada volver a la palabra, venir a través del sacerdocio de Dios en Jesús, y luego permanecer estancado en el mismo lugar. Dios quiere que sigamos adelante con Él, y cuando estemos caminando bien con Dios otra vez, entraremos a poseer la tierra.
B. Lo que Dios requiere de Israel.
1. (12-13) Lo que el Señor requiere de su pueblo.
Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?
a. Temas a jehová tu Dios: Dios requiere de nosotros un honor reverencial hacia Él; no un temor que nos haga retroceder, sino un corazón que honre tanto a Dios que dudemos en ofenderlo.
b. Andes en todos sus caminos: Dios requiere que vivamos nuestras vidas según el patrón que Él ha establecido para nosotros; caminar por su camino, no por el nuestro.
c. Que lo ames: Dios requiere que lo amemos. Esto significa que el amor que Él espera no es un amor que simplemente sucede, sino un amor que proviene de la decisión de poner nuestro afecto en Él.
d. Sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma: Dios requiere que le sirvamos, que veamos todo lo que hacemos como un servicio a Él, y que hagamos todo lo que hacemos como si lo hiciéramos para Él.
e. Que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos: Dios requiere que no solo conozcamos su palabra, sino que la guardemos – en el sentido de poseerla en nosotros mismos, y en el sentido de protegerla.
f. Para que tengas prosperidad: Cada mandamiento de Dios es dado para nuestro bien. Nunca se dan para que Él pueda ejercer su poder, o para que Él pueda sentirse importante. Cada mandato que da es pensando en nuestro mejor interés, incluso si no podemos sentirlo o entenderlo.
2. (14-15) Por qué Dios requiere esto de Israel.
He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella. Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.
a. Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos: Dios requiere esta conducta de su pueblo porque son su posesión especial. Aunque el cielo y la tierra pertenecen a Dios, Él puso su enfoque y atención en Israel comenzando con sus padres.
b. A vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día: Ser elegido – tener la atención especial de Dios enfocada en ti – es un lugar de gran privilegio, pero también un lugar de gran responsabilidad. Israel tenía una responsabilidad especial de obediencia.
3. (16) Lo que se necesita para cumplir con lo que Dios requiere.
Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.
a. Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón: Todos los varones entre Israel tenían que ser circuncidados ocho días después de su nacimiento. Pero esta cirugía menor era simplemente un símbolo de la verdadera obra de cortar la carne que Dios deseaba; la obra de tomar nuestros corazones inclinados a la carne y darnos corazones inclinados al espíritu.
b. Y no endurezcáis mas vuestra cerviz: Este tema sería repetido más tarde en los profetas. Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón (Jeremías 4:4). Para cumplir la ley de Dios, se necesita más que recibir un mandato – se necesita una transformación interna, una transformación que solo Dios puede traer.
i. Dios les mandó a hacer algo que sólo Él podía hacer en ellos para mostrarles la necesidad de tener la transformación interior y obligarlos a buscarlo para esta obra interior.
ii. Se dice que Israel tiene corazones incircuncisos en Levítico 26:41, Jeremías 9:26 y Ezequiel 44:7 y 9.
4. (17-22) Un llamado a la obediencia, reverencia y compasión.
Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido. Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás. El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. Con setenta personas descendieron tus padres a Egipto, y ahora Jehová te ha hecho como las estrellas del cielo en multitud.
a. Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible: La base de esta breve sección de mandamientos se establece en el carácter de Dios.
b. Dios grande, poderoso y temible: Cuando Dios requiere que mostremos justicia (no hace acepción de personas, ni toma cohecho), compasión (ama también al extranjero), y reverencia (por su nombre jurarás), es porque estas virtudes responden a aspectos en el propio carácter de Dios.
c. Que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles: La obediencia a la que Dios nos llama siempre se establece en el contexto de lo que hizo por nosotros. Nuestro servicio y obediencia al Señor se basa en lo que Él ha hecho por nosotros y debe ser la respuesta agradecida a su bondad. Si hay una falta de obediencia y reverencia, casi siempre hay una falta de aprecio por lo que el Señor ha hecho.
d. Él es el objeto de tu alabanza: Esto es cierto en dos sentidos. Primero, Él es el objeto de nuestra alabanza; segundo, Él es también Aquel que nos hace dignos de alabanza. Cualquier sabiduría, belleza o habilidad que mostremos no es para nuestra alabanza – sino que Él es el objeto de tu alabanza.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com