Deuteronomio 11 – Bendiciones y maldiciones para Israel
A. Bendición en el pasado y el futuro de Israel
1. (1-7) Israel debe recordar las muchas maneras en que Dios ya lo había bendecido
Amarás, pues, a Jehová tu Dios, y guardarás sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días. Y comprended hoy, porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de Jehová vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, y su brazo extendido, y sus señales, y sus obras que hizo en medio de Egipto a Faraón rey de Egipto, y a toda su tierra; y lo que hizo al ejército de Egipto, a sus caballos y a sus carros; cómo precipitó las aguas del Mar Rojo sobre ellos, cuando venían tras vosotros, y Jehová los destruyó hasta hoy; y lo que ha hecho con vosotros en el desierto, hasta que habéis llegado a este lugar; y lo que hizo con Datán y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén; cómo abrió su boca la tierra, y los tragó con sus familias, sus tiendas, y todo su ganado, en medio de todo Israel. Mas vuestros ojos han visto todas las grandes obras que Jehová ha hecho.
a. Amarás, pues, a Jehová tu Dios: Dios le ordenó a Israel que lo amara. Para el pueblo de Dios el amor no es, simplemente, cuestión de impulsos o sentimientos. Es una elección consciente entre amar al Señor o no hacerlo.
i. Además, esto nos recuerda lo que el Señor realmente quiere de su pueblo: su amor. Podríamos darle otras cien cosas, pero nada de eso importa realmente a menos que le demos nuestro amor. Como dijo Jesús a la iglesia de Éfeso en Apocalipsis 2:4: «Pero tengo contra ti, que has dejado a tu primer amor». Si perdemos el amor, lo perdemos todo.
b. Y guardarás sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos: Aquellos que aman a Dios desearán complacerlo y honrarlo según Él lo ha revelado en su Palabra. En la medida en que alguien desobedece a Dios, también puede decirse que carece de amor por Él.
i. Como dijo Jesús en Juan 14:15: «Si me aman, guarden mis mandamientos». El verdadero amor por Jesús siempre se traduce en obediencia.
c. Comprended hoy, porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto: Moisés se dirigía a la generación que vio las obras de Dios entre Israel, tanto en bendición como en disciplina. Hablaba a la generación que debía saber y recordar.
i. Jehová los destruyó hasta hoy: «Está documentado que ni Tutmosis IV, ni Amenhotep III, los reyes de Egipto que sucedieron al faraón del Éxodo, ni Amenhotep II, pudieron desplegar grandes ejércitos o emprender importantes campañas militares hasta después del período mencionado como “hasta hoy”, aproximadamente alrededor del 1400 a.C.». (Merrill)
d. Datán y Abiram: Estos dos fueron figuras clave en la rebelión de Coré (Números 16) y, probablemente, fueron los instigadores de dicha rebelión. Cuando Coré, Datán y Abiram desafiaron el liderazgo en Israel, Dios vindicó a su siervo Moisés.
e. Lo que hizo […] lo que ha hecho […] Jehová los destruyó […] lo que ha hecho con vosotros […] lo que hizo […] las cosas grandes que Jehová ha hecho: Moisés llamó a Israel a recordar lo que Dios había hecho en su historia, enfatizando que era más importante considerar las obras de Dios que las de los hombres.
i. «Se debe llevar diligentemente un diario de lo que Dios hace por nosotros (Salmo 102:18), para ayuda de nuestra escurridiza memoria, y para avivar nuestros embotados corazones a una contención en la piedad». (Trapp)
ii. «La mayor parte de la historia, tanto social como personal, se centra en lo que el hombre ha hecho. Pero Dios quiere que su pueblo mire hacia la historia y vea lo queÉl ha hecho. Hay más que aprender y más beneficios cuando observamos las obras de Dios que las obras del hombre.
iii. «Debido a que Israel experimentó personalmente tantas grandes obras de Dios, eran altamente responsables. No podían alegar ignorancia o falta de responsabilidad personal. Lo que habían experimentado debería haberles proporcionado la más alta motivación para responder con amor y obediencia». (Merrill)
2. (8-15) Una promesa condicional de bendición en la tierra de Canaán
Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos, y entréis y poseáis la tierra a la cual pasáis para tomarla; y para que os sean prolongados los días sobre la tierra, de la cual juró Jehová a vuestros padres, que había de darla a ellos y a su descendencia, tierra que fluye leche y miel. La tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza. La tierra a la cual pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo; tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin. Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite. Daré también hierba en tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás.
a. Guardad, pues, todos los mandamientos: Recordar lo que Dios había hecho por Israel en su pasado debería haber llevado a Israel a una mayor obediencia y confianza, equipándolos para tomar la Tierra Prometida.
b. Tierra que fluye leche y miel: Si a Israel le parecía un sacrificio obedecer a Dios y sus mandamientos, era un sacrificio bien recompensado. Dios les prometió una tierra muy superior a la de Egipto, que no necesitaba ser regada artificialmente, sino que era irrigada por las lluvias que Dios enviaría sobre la nación obediente.
i. Llamar a Egipto un lugar donde «regabas con tu pie» se refiere al sistema de irrigación artificial que utilizaba bombas accionadas con el pie para elevar el agua del Nilo a los campos cercanos. Canaán, en cambio, recibía las aguas de la lluvia del cielo y no necesitaba recurrir a este tipo de riego artificial.
c. Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos: La promesa de Dios de proveer a Israel tenía una condición. Debían obedecer diligentemente todo lo que Él les ordenara. Si hacían de Dios y su honor su prioridad, Dios prometía proveer para ellos. Este mismo principio fue enunciado más tarde por Jesús (Mateo 6:33).
i. La promesa de la bendición de la lluvia era crucial, ya que uno de los atractivos de los dioses cananeos era Baal, considerado el dios que controlaba el clima y la lluvia. Podría haber sido tentador para los israelitas pensar: «Estamos en Canaán ahora, así que si queremos lluvia, debemos adorar al dios cananeo de la lluvia». Sin embargo, el Señor dejó claro que si lo adoraban y obedecían, Él proveería lluvia abundante.
d. Lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía: La lluvia temprana caía en octubre y noviembre y era importante para ayudar a ablandar la tierra para arar y preparar el suelo para la semilla. La lluvia tardía caía alrededor de abril y ayudaba a que los cultivos llegaran a la cosecha final. Ambas temporadas de lluvia eran útiles para el éxito de la agricultura.
i. «Por “lluvia temprana” entendemos la que caía en Judea hacia noviembre, durante la siembra, humedeciendo y preparando la tierra para la vegetación. La “lluvia tardía” caía hacia abril, cuando el maíz ya estaba crecido, llenando las espigas para hacerlas gordas y perfectas. En Judea, raramente llovía en otras estaciones que no fueran estas». (Clarke)
e. Tierra de la cual Jehová tu Dios cuida: Dios ha declarado su especial cuidado por la tierra de Israel, tanto en tiempos antiguos como en la actualidad. Aunque es el Señor de toda la tierra (Salmo 24:1), eligió, específicamente, la tierra que conocemos como Israel como el lugar central de su obra redentora. Dios afirmó que sus ojos estarían siempre sobre esta tierra a lo largo de todo el año.
i. «Esto es una descripción asombrosa de la Tierra Santa, y el lugar que ocupa en el mundo geográfica e históricamente es igualmente notable […]. A la luz de las referencias bíblicas, y de su propia historia interpretada por dichas referencias, es imposible pensar en ella sin reverencia. Es la tierra por la cual Dios muestra interés especial». (Morgan)
3. (16-17) Advertencia a Israel del peligro de alejarse de Dios en tiempos de prosperidad
Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos; y se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis pronto de la buena tierra que os da Jehová.
a. Que vuestro corazón no se infatúe: Dios tuvo que advertirle a Israel sobre los peligros de la prosperidad. Cuando las personas se alejan de Dios en tiempos de prosperidad, caen en el engaño. Piensan erróneamente que son responsables de las bendiciones recibidas y se vuelven orgullosos y autosuficientes.
b. Cierre los cielos, y no haya lluvia: Tal juicio vino sobre Israel en los días de Acab, el malvado rey sobre Israel en el tiempo que Elías era profeta (1 Reyes 17:1).
i. La constante necesidad de lluvia mantenía a Israel en una dependencia continua del Señor. Es beneficioso para nosotros tener circunstancias que nos mantengan en esa misma dependencia incesante del Señor. Nunca debemos menospreciar esas situaciones y anhelar el día en que no necesitemos depender tanto de Dios.
4. (18-21) La bendición se obtiene manteniendo la Palabra de Dios siempre delante de ti
Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.
a. Pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma: Dios llamó a Israel no solo a leer y conocer la Palabra de Dios, sino también a atesorarla. Valorar la Palabra de Dios es una respuesta lógica a la comprensión de quién es Dios y de las maravillas que encontramos en sus palabras a través de la Biblia.
b. Las ataréis como señal en vuestra mano […] serán por frontales entre vuestros ojos: Desde el primer uso que Dios hizo de esta idea para Israel en referencia a la Pascua (Éxodo 13:9, 16), debe entenderse como un símbolo que significa mantener una verdad o idea en constante prominencia. Los mandamientos de Dios debían ser tan familiares y prominentes para Israel como una señal en la mano o en la frente.
i. En la época de Jesús, el pueblo judío utilizaba este pasaje (y Deuteronomio 6:8) como base para su práctica de llevar filacterias. Una filacteria es una pequeña caja que contiene un pergamino con pasajes de las Escrituras escritos en él, y la caja se sujeta a la frente o a la mano con correas de cuero.
c. Hablando de ellas: La Palabra de Dios debía ser el tema constante de la conversación de Israel, tanto cuando se sentaban como cuando caminaban, entraban o salían (Deuteronomio 6:7). Es importante que los creyentes de hoy consideren en qué medida la Palabra de Dios y su verdad forman parte de su conversación diaria.
i. Como los días de los cielos sobre la tierra: «La expresión “como los días de los cielos sobre la tierra” es una forma vívida de decir “para siempre”. La promesa divinamente jurada a los padres nunca fallaría para aquellos que obedecieran a Dios». (Thompson)
B. La elección de bendiciones o maldiciones
1. (22-25) La promesa de bendición
Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo para que los cumpláis, y si amareis a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y siguiéndole a él, Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones grandes y más poderosas que vosotros. Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Éufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio. Nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre toda la tierra que pisareis, como él os ha dicho.
a. Amareis a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y siguiéndole a él: Todos los mandamientos se resumen en estas tres frases (amaréis, andando, siguiéndole). Cada una de ellas va más allá de una obediencia renuente y obligada; hablan de una verdadera relación de amor entre Dios y su pueblo, donde la obediencia fluye naturalmente de esa relación.
i. «La ceremonia, el ritual y otras manifestaciones de la religión no servirían de nada si no existía una relación personal con Dios». (Merrill)
b. Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones: Dios prometió librar las batallas por un Israel obediente, y así lo hizo (Josué 10:10-11, 14). Hay muchas personas que desean que Dios luche por ellas, pero muestran poco interés en obedecerle o en cultivar la profunda relación de amor de la cual nace la obediencia.
c. Sobre toda la tierra que pisareis: Dios le repitió esta promesa a Josué, justo cuando Israel estaba a punto de cruzar el río Jordán hacia Canaán (Josué 1:3).
i. «Vale la pena señalar que David y Salomón establecieron un imperio que incluía todos estos territorios (2 Samuel 8:1-14; 1 Reyes 4:21-24). Sin embargo, es igualmente significativo que la Transjordania no estuviera incluida en las antiguas promesas, aunque fue colonizada por las tribus de Rubén, Gad y la mitad de la tribu de Manasés (cf. Números 32:33-42), incluso con la bendición de Dios (Deuteronomio 3:18-23)». (Merrill)
d. Nadie se sostendrá delante de vosotros: Cuando Israel caminaba en amor con el Señor y le obedecía, era invencible. Ningún hombre podía derrotarlo. Mayor era el Dios que estaba con ellos que el que estaba en el mundo (1 Juan 4:4). Dios envió temor y miedo a los cananeos por causa de Israel (Josué 2:9).
2. (26-28) La elección: ¿Bendición o maldición?
He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.
a. He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: Los tres grandes elementos del Antiguo Pacto que Dios hizo con Israel en el monte Sinaí eran la Ley, el sacrificio y la elección. Israel tenía una opción clara: obedecer y ser bendecido, o desobedecer y ser maldecido. Este aspecto del pacto estableció una relación de causa y efecto con Dios.
i. Es importante reconocer que nosotros, en Jesucristo, no tenemos una relación con Dios como la del Antiguo Pacto. Esperamos ser bendecidos, no por nuestra obediencia, sino por nuestra posición en Jesús. La maldición que merecíamos fue puesta sobre Él (Gálatas 3:10-14). Aunque puede haber una maldición inherente debido a las consecuencias de nuestra desobediencia o, incluso, a la mano correctora de Dios. Bajo el Nuevo Pacto, Él no nos castiga ni nos maldice, porque todo lo que merecíamos, pasado, presente y futuro, fue derramado sobre Jesús.
b. Yo pongo hoy delante de vosotros: Bajo este pacto, todo dependía de Israel. Si deseaban ser bendecidos, como lo fueron en los días de David y Salomón, debían caminar en obediencia. Pero si desobedecían, serían maldecidos, como ocurrió en la mayoría de los días de los reyes posteriores.
i. Se requería una elección. No había terreno neutral. Dios no dejaría a Israel en paz. Sería bendición o maldición, y Dios se glorificaría a través de cualquiera de las dos opciones.
c. En pos de dioses ajenos que no habéis conocido: Inherente a la desobediencia de Israel estaba la idolatría. Aquellos que caminan en desobediencia se exaltan a sí mismos contra Dios, declarando que sus reglas, normas y deseos eran más importantes que los de Dios. Esto constituye la idolatría en su forma más común.
3. (29-32) Se da a conocer la elección al pueblo
Y cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual vas para tomarla, pondrás la bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal, los cuales están al otro lado del Jordán, tras el camino del occidente en la tierra del cananeo, que habita en el Arabá frente a Gilgal, junto al encinar de More. Porque vosotros pasáis el Jordán para ir a poseer la tierra que os da Jehová vuestro Dios; y la tomaréis, y habitaréis en ella. Cuidaréis, pues, de cumplir todos los estatutos y decretos que yo presento hoy delante de vosotros.
a. Pondrás la bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal: La proclamación de las bendiciones en el monte Gerizim y de las maldiciones en el monte Ebal se detallará en capítulos posteriores y se llevará a cabo en Josué 8:30-35. Dios quería que este pacto fuera conocido por todo Israel, ya que toda la nación debía estar comprometida con él.
i. «El pacto que se estableció por primera vez en el Sinaí (Éxodo 19:1-8) y que ahora se renovó en las llanuras de Moab (Deuteronomio 29:1), tendría que renovarse una vez que Israel cruzara el Jordán. Que tal ceremonia se llevó a cabo finalmente queda claro en Josué 8:30-35». (Thompson)
b. Monte Gerizim […] Monte Ebal: El nombre Gerizim está asociado con cosechas fructíferas, y el nombre Ebal se supone que está asociado con la esterilidad. Apropiadamente, las bendiciones venían de Gerizim y las maldiciones de Ebal.
i. «El monte Gerizim se encuentra al sur y el monte Ebal al norte del valle por el que pasa el camino de Siquem a Samaria. Siquem estaba en el hombro entre los dos, de ahí su nombre (heb. shekem significa ‘hombro‘)». (Thompson)
ii. «Sin duda, estos montes fueron elegidos por su centralidad y adaptabilidad natural para tal acontecimiento. Están cerca el uno del otro y ambos se elevan a unos 3000 pies sobre el nivel del mar, siendo Ebal unos 230 pies más alto que Gerizim». (Kalland)
iii. «Que Gerizim es muy fructífero y que Ebal es muy estéril es el testimonio unánime de todos los que han viajado por esas regiones». (Clarke)
© 1996-presente The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik