A. Nuestro misericordioso sumo sacerdote.
1. (1-4) Principios del sacerdocio bajo la ley de Moisés.
Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad; y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo. Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.
a. Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres: Como se describe en Éxodo 28:1 y en los versículos siguientes, Dios estableció el sacerdocio y el oficio de sumo sacerdote en los días de Moisés. El escritor a los Hebreos resume cuidadosamente el trabajo del sumo sacerdote al decir que presenta ofrendas y sacrificios por los pecados. La función principal del sumo sacerdote era oficiar, directa o indirectamente a través de sacerdotes de menor rango, sacrificios al Señor.
i. La frase “ofrendas y sacrificios por los pecados” nos recuerda que no todos los sacrificios eran expiación de sangre por pecados. Muchos de los rituales de sacrificios se hacían con la intención de dar ofrendas a Dios, expresando agradecimiento y deseando compañerismo.
b. Para que se muestre paciente: Idealmente, el sumo sacerdote era más que un “cortador de carne” que ofrecía animales para el sacrificio. Él también se mostraría paciente con los ignorantes y extraviados, y ministraría los sacrificios expiatorios con un corazón lleno de amor para el pueblo. En este ideal, el sumo sacerdote es paciente porque entiende que él también está rodeado de debilidad.
i. Dios dio órdenes específicas para ayudar al sumo sacerdote ministrar con compasión. En la coraza del sumo sacerdote había doce piedras con los nombres de las tribus de Israel grabados en ellas, y en las correas de hombros también había piedras con los nombres de las tribus grabados en ellas. Con esto, el pueblo de Israel estaba siempre en el corazón y en los hombros del sumo sacerdote (Éxodo 28:4-30). La intención era de incitar la compasión del sumo sacerdote.
c. Y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo: Dios también hizo mandamientos específicos para ayudar al sumo sacerdote ministrar con la conciencia de que él también está rodeado de debilidad. En el día de la expiación, el sumo sacerdote tenía que hacer un sacrificio por sí mismo primero, para recordarse a sí mismo y a la nación que él también tenía pecado, tal como el resto del pueblo de Israel (Levítico 16:1-6).
d. Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón: El sumo sacerdote era tomado de la comunidad del pueblo de Dios pero no era elegido por el pueblo de Dios. Era designado por Dios para su pueblo. Es importante señalar que nadie toma para sí esta honra. El cargo del sumo sacerdote no era nada a lo que aspirar o algo por lo que se pudiera hacer campaña. Era dado por derecho de nacimiento, y por lo tanto escogido por Dios. Era un honor que ningún hombre podía tomar para sí.
i. El verdadero sacerdocio y sumo sacerdote venían de una línea de descendencia específica. Todo sacerdote venía de Jacob, el nieto de Abraham, cuyo nombre fue cambiado a Israel. Cada sacerdote venía de Leví, uno de los doce hijos de Israel. Dios apartó la tribu de Leví como una tribu comprometida con su servicio y como representantes de toda la nación de Israel (Éxodo 13:2 y Números 3:40-41). Gersón, Coat y Merari eran los tres hijos de Leví; cada una de estas líneas de la familia tenía sus propios deberes. La familia de Gersón estaba al cuidado del tabernáculo, la tienda, su cubierta y la cortina (Números 3:25-26). La familia de Coat tenía a su cargo el cuidado del mobiliario del tabernáculo: el candelero, los altares y el arca del pacto (Números 3:31-32). La familia de Merari cuidaba de las tablas, las columnas del tabernáculo, sus estacas y sus cuerdas (Números 3:36-37). Estas familias no eran propiamente sacerdotes, a pesar de que eran Levitas. El sacerdocio mismo vino a través de Aarón, el hermano de Moisés, de la familia de Coat. De la familia de Aarón y su descendencia se formaron los sacerdotes y al sumo sacerdote, aquellos que podían servir en el tabernáculo y ofrecer sacrificios a Dios. El sumo sacerdote era generalmente el hijo mayor de Aarón, excepto si se descalificaban ellos mismos por pecado, como Nadab y Abiú en Levítico 10:1-3, o de acuerdo con las regulaciones de Levítico 21. En este sentido, el sacerdocio no era elegido popularmente o designado por el hombre, sino escogido por Dios.
ii. Hay algunos casos terribles en los que hombres quisieron actuar como sacerdotes cuando no lo eran. Éstos incluyen:
·Coré, quien fue tragado por la tierra (Números 16)
·Saúl, quien fue rechazado de su lugar como rey (1 Samuel 13)
·Uzías, a quien le pegó la lepra en el mismo templo (2 Crónicas 26:16)
iii. Hoy, tampoco podemos ser nuestro propio sacerdote. Es demasiado arrogante pensar que podemos acercarnos a Dios por nuestra propia cuenta, sin un sacerdote. Pero también es una gran superstición pensar que necesitamos a cualquier otro sacerdote que no sea Jesucristo mismo. Dios ha provisto a un mediador y sacerdote, y debemos usar al sacerdote que Dios provee.
iv. “Un pecador no puede intentar hacer nada para Dios inmediatamente, o por sí mismo, sino con un sacerdote mediador, que debe conocer la mente de Dios y llevarla a cabo… El sentido común que tiene la humanidad al respecto desde la caída es la evidencia; no hay nación sin religión, sin templo, sin un lugar para adorar o un sacerdote”. (Poole)
2. (5-6) Jesús está calificado para ser nuestro sumo sacerdote.
Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo:
Tú eres mi Hijo,
Yo te he engendrado hoy.
Como también dice en otro lugar:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.
a. Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote: Jesús no se hizo a sí mismo sumo sacerdote. Al contrario, así como fue declarado Hijo (en Salmos 2:7), también fue declarado a ser sacerdote para siempre (en Salmos 110:4).
i. Es fácil ver por qué el sacerdocio de Jesús era difícil de entender para los primeros cristianos judíos. Jesús no era del linaje de Aarón. Jesús no afirmó ni practicó un ministerio especial en el templo. Él confrontó a la estructura religiosa en lugar de unirse a ella. En el tiempo de Jesús, el sacerdocio se había convertido en una institución corrupta. El cargo se obtenía a través de la intriga y la politiquería entre líderes corruptos.
b. Yo te he engendrado hoy se refiere a la resurrección de Jesús de entre los muertos. En ese tiempo Él asumió por completo su rol como nuestro sumo sacerdote, habiendo sido perfeccionado (Hebreos 5:9).
i. La resurrección de Jesús demostró que Él no era un sacerdote como Aarón, que tenía primero que expiar su propio pecado. La resurrección vindicó a Jesús como el Santo del Padre (Hechos 2:24 y Hechos 2:27), quien soportó la ira que los pecadores merecían sin llegar a ser él mismo pecador.
c. Sacerdote para siempre: Este es un contraste importante. El sacerdocio de Jesús (como el de Melquisedec) es para siempre. Ningún sumo sacerdote descendiente de Aarón tuvo jamás un sacerdocio para siempre.
i. Hebreos 7 hablará más del tema de Jesús como sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
3. (7-8) La compasión de Jesús, nuestro sumo sacerdote.
Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
a. Ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas: La agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní (Mateo 26:36-39, Lucas 22:44) prueba que Él sabe lo que es luchar con la dificultad de la obediencia, sin embargo Él obedeció perfectamente.
i. Estas oraciones eran “peticiones ardientes, pronunciadas con profundos suspiros, manos levantadas y múltiples gemidos, de la manera más sumisa”. (Trapp)
ii. Esto contesta la pregunta: “¿Cómo puede este Jesús glorioso, que está sentado en su trono, saber por lo que estoy atravesando aquí?” Él sabe; la obediencia no siempre fue fácil para Jesús.
b. Ruegos y súplicas: La antigua palabra griega para súplicas es hiketeria. Esta palabra significa “una rama de olivo envuelta en lana” (Clarke) porque eso es lo que el antiguo adorador griego sostenía y agitaría para expresar su oración y deseo desesperado. Significativamente, esta súplica de Jesús fue en el huerto de olivos, y Él proveyó la “lana”, ¡ya que es el Cordero de Dios!
c. Fue oído a causa de su temor reverente: Jesús pidió que pasara de sí esa copa (Lucas 22:42), y la copa no le fue quitada. Sin embargo, fue oído porque su oración no fue para escapar de la voluntad de su Padre, sino aceptarla, y esa oración definitivamente fue oída.
d. Por lo que padeció aprendió la obediencia: Aunque Jesús era Dios y es Dios, todavía aprendió la obediencia. Dios, entronizado en la gloria del cielo, solo puede experimentar la obediencia al despojarse de la gloria del trono y humillarse como lo hizo Jesús.
i. Jesús no pasó de la desobediencia a la obediencia. Él aprendió la obediencia al obedecer. Jesús no aprendió cómo obedecer; aprendió lo que implica la obediencia. Jesús aprendió la experiencia de la obediencia, y parte de ese aprendizaje fue soportar el sufrimiento.
ii. Una cosa que Dios, entronizado en el cielo, no conoce es la experiencia de la obediencia. Entronizado en el cielo, Dios no obedece a nadie – todos lo obedecen a Él. Los ángeles deben haberse maravillado al ver a Dios el Hijo, quien añadió humanidad a su deidad, realmente vivir la obediencia.
·Él obedeció en los desafíos espectaculares.
·Él obedeció en la vida ordinaria.
·Él obedeció de niño, de adolescente y de joven.
·Él obedeció en privado y obedeció en secreto.
·Él obedeció a Dios, su Padre, y obedeció a la autoridad humana legítima.
·Jesús obedeció en todas las cosas, hasta el final.
iii. “La obediencia es un oficio en el que un hombre debe ser aprendiz hasta que la aprenda, pues no debe conocerse de ninguna otra manera. Incluso nuestro bendito Señor no podría haber aprendido plenamente la obediencia mediante la observación en otros de una obediencia como la que Él personalmente tenía que rendir, porque no había nadie de quien pudiera aprender así”. (Spurgeon)
e. Por lo que padeció aprendió la obediencia: El sufrimiento fue utilizado para enseñar a Jesús. Si el sufrimiento fue apropiado para enseñar al Hijo de Dios, nunca debemos despreciarlo como una herramienta de instrucción en nuestras vidas.
i. Algunos dicen que podemos aprender a través del sufrimiento; pero que para Dios esas lecciones son solo la segunda mejor opción. Que lo que Dios en realidad quiere es que aprendamos solo por Su palabra, y que nunca será realmente su plan que aprendamos a través de pruebas y sufrimiento. Pero Jesús nunca estuvo en la segunda mejor opción del Padre.
ii. La Biblia nunca enseña que una fe fuerte mantendrá al cristiano lejos de todo sufrimiento. Los cristianos están puestos para tribulaciones (1 Tesalonicenses 3:3). Es a través de muchas tribulaciones que entramos al reino de Dios (Hechos 14:22). Nuestros padecimientos presentes son el preludio a la glorificación (Romanos 8:17).
4. (9-11a) Jesús, nuestro Salvador perfeccionado.
Y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. Acerca de esto tenemos mucho que decir,
a. Habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación: La experiencia de sufrimiento, y la subsiguiente resurrección, de Jesús lo hizo perfectamente apto para ser el autor (la fuente, la causa) de nuestra salvación.
i. A veces, cuando una persona muere y deja una herencia, nunca les llega a los herederos previstos. Jesús murió dejando una herencia, y vive para asegurarse de que su pueblo la reciba. “Él murió, y así hizo bueno el legado; resucitó y vive para ver que nadie robe a nadie de sus amados la porción que les ha dejado”. (Spurgeon)
ii. Algunos no quieren que Jesús sea el autor de su salvación. Quieren escribir su propio libro de la salvación. ¡No te engañes, Dios no lo va a leer! Solo Jesús puede ser el autor de tu salvación eterna.
b. Autor de eterna salvación para todos los que le obedecen: Esta salvación se extiende para todos los que le obedecen. En este sentido, todos los que le obedecen se usa para describir a todos que creen en Él: lo que simplemente asume que los creyentes obedecerán.
c. Declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec: Se vuelve a hacer énfasis en esto. Jesús es un sumo sacerdote, que fue declarado por Dios (no por ambición personal), según el orden de Melquisedec. El ‘mucho que decir’ viene en Hebreos 7.
B. Una exhortación a la madurez.
1. (11b) La tardanza para oír es expuesta.
Y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír.
a. Por cuanto os habéis hecho tardos para oír: Esto explica por qué el autor no toca el tema de Melquisedec de inmediato. Él quiere tratar algunos aspectos básicos importantes antes de pasar a temas más complejos, pero la condición espiritual de ellos lo hacía difícil de explicar.
i. Él teme que la discusión sobre Aarón, Melquisedec y Jesús suene demasiado académica y teórica para sus lectores. Al mismo tiempo, él se da cuenta de que esto habla más sobre lo tardo de los oyentes que del mensaje. No era que el mensaje fuera demasiado complicado; era que los creyentes eran tardos para oír.
ii. Ser tardo para oír no es un problema con el oído, sino un problema con el corazón. El oyente no está interesado en escuchar lo que Dios le quiere decir. No querer escuchar la Palabra de Dios es señal de un problema espiritual. También hasta puede ser razón por la oración no contestada, según Proverbios 28:9: El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable.
iii. Estos cristianos que estaban sintiendo ganas de renunciar a Jesús también eran tardos para oír. La dureza de corazón por lo general llega primero, después el deseo de renunciar. Cuando la Palabra de Dios empiece a parecerle aburrida, debemos considerarlo como una señal de advertencia.
b. Os habéis hecho tardos para oír: Las palabras “habéis hecho” son palabras importantes. Indican que ellos no fueron tardos para oír desde el principio, sino que se llegaron a ser así. Por lo tanto, el escritor de Hebreos les advierte de nuevo.
i. Hebreos es un libro lleno de advertencias. Estos cristianos desanimados necesitan ser alentados, consolados y enseñados, pero también necesitan ser advertidos. Necesitan que se les recuerde las consecuencias de apartarse de Jesús.
2. (12a) Su incapacidad para madurar es expuesta.
Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios;
a. Debiendo ser ya: Tomando en cuenta el tiempo que habían sido seguidores de Jesús, deberían haber sido mucho más maduros de lo que eran.
b. Debiendo ser ya maestros: No era que ellos fueran personas especiales que tenían un rol único de enseñanza. Sino que debían ser ya maestros en el sentido de que todo cristiano debe ser maestro.
i. Hay un sentido importante en el que todo cristiano debe ser maestro, porque todos podemos ayudar a discipular a otros. En realidad solamente dominamos algo después de haberlo enseñado efectivamente a otra persona. La enseñanza es el paso final del aprendizaje.
c. Tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios: Esto no es algo a su favor. No es que los primeros rudimentos estén “por debajo” del cristiano maduro. Más bien, el sentido es que uno debería ser capaz de enseñarse a sí mismo y recordarse a sí mismo estos primeros rudimentos de las palabras de Dios.
3. (12b-14) El contraste entre la leche y el alimento sólido.
Y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
a. Y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche: La leche corresponde a los primeros rudimentos de Hebreos 5:12. El alimento sólido es la comida sustanciosa, un ejemplo de ésta es entender la conexión entre Jesús y Melquisedec. No es que la leche sea mala; pero estos cristianos debieron haber agregado alimento sólido a su dieta. Pedro nos recuerda: desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación (1 Pedro 2:2).
b. Porque es niño: En el griego antiguo, el sentido de esta frase es porque se ha convertido en niño (Newell). No hay nada más agradable que un niño en Jesús. Pero no hay nada más irritante y deprimente que alguien que debería ser maduro pero que se ha convertido en un niño.
i. ¿Se ha convertido usted en niño? Tal vez su vida cristiana es inestable. Los niños son pasados de una persona a otra, y los niños espirituales son llevados por doquiera de todo viento de doctrina (Efesios 4:14).
ii. ¿Se ha convertido usted en niño? Tal vez usted provoca división en su vida cristiana. Los niños tienen su propia cuna a la cual se aferran; los niños espirituales tienen su denominación o iglesia particular a la cual ven como “mi iglesia”.
iii. ¿Se ha convertido usted en niño? Tal vez usted está sorprendido por celebridades cristianas de un tipo u otro. Los niños se centran en una persona en particular (su mamá); los niños espirituales se glorían en los hombres (Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, como en 1 Corintios 1:12).
iv. ¿Se ha convertido usted en niño? Tal vez usted está dormido espiritualmente. Los niños tienen que dormir mucho; los niños espirituales pasan mucho tiempo dormidos espiritualmente.
v. ¿Se ha convertido usted en niño? Tal vez usted sea quisquilloso e irritable con los demás. Los niños pueden ser irritables; los niños espirituales harán escándalos por cualquier cosita.
c. Es inexperto en la palabra de justicia: Aquellos que se han convertido en niños se exponen a sí mismos porque son inexpertos en la palabra de justicia. Nosotros no esperamos que los cristianos nuevos sean expertos en la palabra de justicia, pero aquellos que han sido cristianos por un tiempo deben serlo.
d. Para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal: Nuestros sentidos son ejercitados (formados por el hábito y la práctica) para el discernimiento del bien y del mal (doctrinalmente, más que moralmente). Nuestros sentidos son ejercitados cuando los usamos (por el uso). Cuando decidimos hacer uso del discernimiento, maduramos.
i. “Podemos agudizar nuestros sentidos con el uso. Cuando estaba en el comercio del té, mi sentido del tacto, el gusto y el olfato se agudizaron para discernir diferencias muy pequeñas. Necesitamos una agudeza similar para discernir el bien y el mal”. (Meyer)
ii. Estos cristianos demostraron falta de madurez por su falta de discernimiento del bien y del mal y por haber considerado la idea de renunciar a Jesús. El cristiano maduro está marcado por su discernimiento y por su compromiso inquebrantable con Jesucristo.
iii. Vincent acerca de bien y del mal: “No el bien y el mal moral, sino una doctrina sana y corrupta. La implicación es que la condición de los lectores es tal que les impide hacer esta distinción”.
iv. La capacidad de discernir es una medida importante de la madurez espiritual. ¡Los niños pondrán cualquier cosa en sus bocas! Los niños espirituales son débiles en el discernimiento, y aceptarán cualquier tipo de comida espiritual.
e. Tienen los sentidos ejercitados: Se puede decir que los cinco sentidos del ser humano tienen su contraparte espiritual.
i. Tenemos un sentido espiritual del gusto: Si es que habéis gustado la benignidad del Señor (1 Pedro 2:3). Gustad, y ved que es bueno Jehová. (Salmos 34:8)
ii. Tenemos un sentido espiritual del oído: Oíd, y vivirá vuestra alma (Isaías 55:3). El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias (Apocalipsis 2:7).
iii. Tenemos un sentido espiritual de la vista: Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley (Salmos 119:18). Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento (corazón) (Efesios 1:18).
iv. Tenemos un sentido espiritual del olfato: Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará… ni argüirá por lo que oigan sus oídos (Isaías 11:3). Estoy lleno, habiendo recibido… lo que enviasteis; olor fragante. (Filipenses 4:18).
v. Tenemos un sentido espiritual del tacto o de sentir: Y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová (2 Reyes 22:19). Por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia (Efesios 4:18-19).
©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com