Isaías 57 – El adulterio espiritual del pueblo de Dios
A. La idolatría de Judá es como adulterio espiritual.
1. (1-2) La persecución de los justos.
Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.
a. Perece el justo: Continuando con la reprensión de los líderes de Judá del capítulo anterior, el Señor habla de la persecución de los justos. En este caso, es persecución por negligencia (los piadosos mueren y no hay quien entienda).
i. Cuando proclamó Isaías esto es importante. Muchos críticos de la biblia exigen que Isaías fue escrito después del exilio en Babilonia porque muchos eventos posteriores al exilio están profetizados con mucha precisión. Pero los pecados descritos en este capítulo son estrictamente anteriores al exilio. Este capítulo es una prueba maravillosa de que el libro de Isaías fue escrito en los días de Isaías, por un solo autor y antes del exilio.
ii. “No hay evidencia de prácticas posteriores al exilio. Un profeta en el post-exilio no podría haber escrito así”. (Motyer)
iii. “En general, preferimos pensar en el reinado de Manasés, porque las abominaciones de este rey se encuentran todas en este capítulo”. (Bultema)
b. De delante de la aflicción es quitado el justo. Entrará en la paz: Aunque los justos eran ignorados y perseguidos por los líderes malvados de Judá, Dios no los desamparará. Cuando perezcan, cuando los piadosos mueren, Dios usa esto para bendecirlos, para quitarlos de delante de la aflicción y permitirles entrar en la paz.
2. (3-10) El adulterio espiritual del pueblo de Dios.
Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria. ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas? Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificio. Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que la veías. Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol. En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.
a. ¿De quién os habéis burlado? Los malvados del pueblo de Dios se burlaban de los justos. Se burlaban de ellos y Dios lo escuchó. Aquí, el Señor los desafía, simplemente preguntando “¿Quién se creen que son? ¿De quién te burlan? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa?”
i. Esto habla de un pecado común de la naturaleza humana – ver los pecados o los problemas de los demás mientras que estamos ciegos a nuestros propios pecados o problemas.
b. Que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso: Aquí, el Señor comienza a exponer el adulterio espiritual de Su pueblo. Están “ardientes” de pasión por otros dioses, adorándolos en los lugares de culto ritual del paganismo cananeo (de todo árbol frondoso… debajo de los peñascos… sobre el monte alto y empinado).
i. En esta imagen, el Señor es el esposo de Israel, y la atracción crónica y apasionada de Israel por los ídolos era como la lujuria de un adúltero. Su pueblo perseguía a los dioses falsos como un amante corre tras el foco de su amor, y se entrega a los ídolos como un amante se entrega a su amado (porque a otro, y no a mí te descubriste).
ii. “Según la presentación del versículo siete, la prostitución de Judá se compara con la de una adúltera que se ha vuelto tan descarada que ya no comete sus pecados en secreto, sino públicamente y sin vergüenza. Ella actúa sin ninguna restricción y se niega a sonrojarse de vergüenza”. (Bultema)
c. Debajo de todo árbol frondoso: La imagen del “adulterio espiritual” es especialmente apropiada, porque muchos de los dioses paganos que perseguían los israelitas eran“adorados” con degradantes rituales sexuales. Un árbol frondoso podría ser un lugar de tal idolatría porque el árbol de hoja perenne habla de fertilidad constante.
d. Que sacrificáis los hijos en los valles: Uno de los dioses cananeos que adoraban los israelitas se llamaba Moloc, y recibía niños como sacrificios. Moloc era“adorado” calentando una estatua de metal que representaba al dios, hasta que estaba al rojo vivo, luego colocando a un niño vivo en las manos extendidas de la estatua, mientras que los tambores ahogaban los gritos del niño hasta que se quemaba hasta morir. Moloc era uno de los “amantes” del pueblo de Dios por los que abandonó al Señor en su adulterio espiritual.
i. ¡Personas que no harían un pequeño sacrificio por el Señor Dios mataban a sus propios hijos por un ídolo pagano! “Y así como el amor de las rameras es a menudo más ardiente que el de los esposos, así la superstición muchas veces supera a la verdadera religión”. (Trapp)
e. Y a ellas derramaste libación, y ofreciste presente: Estos son los sacrificios que deberían haberse dado al Señor. Pero su pueblo infiel se los dio a los ídolos.
i. Porque el diablo es el mono de Dios, y los idólatras usaron los mismos ritos y ofrendas en la adoración de ídolos que Dios había prescrito en su propia [adoración]” (Poole)
f. Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo: En Deuteronomio 6:4-9, Dios le dijo a Israel que inscribiera Su nombre y Su palabra en cada poste de la puerta. Aquí, hubo una distorsión perversa de eso – ellos recordaban a sus dioses paganos tras la puerta y el umbral.
i. “El lector israelita sensible, por supuesto, recordaría que era la palabra de Dios – y, más acertadamente, la afirmación de que hay un solo Dios – la que era escrita en las puertas”. (Grogan)
g. En la multitud de tus caminos te cansaste: Con el paso del tiempo, el adulterio espiritual del pueblo de Dios no era gratificante. Después de que se desvaneció la emoción inicial de su adulterio espiritual, se cansaron. Pero incluso entonces, no se arrepintieron (pero no dijiste: No hay remedio).
B. Dios describe Su trato con Su pueblo desobediente.
1. (11-13) El fin de la paciencia de Dios con su pueblo.
¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán. Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte.
a. ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí?: Aquí, el Señor confronta el hecho de que su pueblo no le teme, y que teme a alguien o a algo más. No te has acordado de mí: Su relación superficial estaba conectada con una baja visión de Dios y con su falta de respeto hacia Él.
b. ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? ¿Por qué el pueblo de Dios no le tenía respeto? En parte, porque les mostró misericordia y no castigó su pecado de inmediato. Cometieron un error crucial, común en la humanidad caída: confundieron la misericordia y la tolerancia de Dios con debilidad o falta de determinación.
c. Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán: El pueblo de Dios no confiaba en Él, y las cosas en las que confiaban– ellos mismos, y sus ídolos (cuando clames, que te libren tus ídolos) no podrían ayudarlos. Sus ídolos eran tan débiles e inútiles que un soplo los arrebatará.
d. Mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad: La confianza en el Señor da seguridad a la persona, mientras que la confianza en uno mismo o en los ídolos termina en ruina.
2. (14) Los tropiezos son removidos.
Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo.
a. Y dirá: Allanad, allanad: Esto no describe enderezar las cosas en el camino de los que vienen al Señor. En vez de eso, usa las mismas imágenes que Isaías 35:8, que describe una calzada para el pueblo de Dios, es decir, un camino elevado que está por encima de todos los obstáculos. Allanad se refiere a la construcción de este camino, para que el pueblo de Dios pueda regresar a Él sin obstáculos.
b. Barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo: Todo lo que se interponga en nuestro camino para estar bien con Dios debe ser quitado de en medio. En los siguientes versículos, el Señor se ocupa de esos obstáculos.
3. (15-21) Dios describe el camino de la paz y de la restauración.
Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
a. Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Para estar bien con Dios, lo primero que hay que hacer es comprender Su gran majestad. El Señor se presenta a Su pueblo con títulos que reflejan Su gran majestad y espera que Su pueblo le responda como a un Dios tan glorioso.
b. Para vivificar el corazón de los quebrantados: Aunque Dios es el Alto y Sublime y habita en la altura y en la santidad, al mismo tiempo vivirá con los hombres – con el quebrantado y humilde de espíritu. Esta es la segunda cosa para ser justos ante Dios: ser quebrantado y humilde de espíritu delante del Dios de gran majestad.
c. Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré: La tercera cosa que hay que entender para estar bien con Dios es Su gran amor. Aquí, el Señor muestra Su misericordia a Su pueblo, pues promete ceder y no estar enojado para siempre. Aunque Dios disciplinó a su pueblo, ahora dice, He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados.
d. Paz, paz al que está lejos y al cercano: En su misericordia, Dios invita a todos los hombres a tener paz – tanto al que está lejos como al que está cercano. Cada uno puede recibir el shalom de Dios, que es más que la ausencia de hostilidad; es el regalo de un preciado bienestar.
i. En Efesios 2:17, Pablo habla de Jesús cumpliendo exactamente esta promesa: Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca. Como se revela a través de Pablo, Dios muestra que el que está lejos se refiere a los gentiles, mientras que el cercano es el hombre judío. Ambos pueden venir y tener paz al recibir el regalo de Dios a través de Jesús.
e. Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto… no ha paz… para los impíos: A diferencia de los que se vuelven a Dios, los impíos todavía no tienen paz. La gran misericordia de Dios se ofrece al hombre – pero debe ser recibida.
i. “Sus mentes están inquietas, perpetuamente apresuradas y atormentadas con sus propias concupiscencias y pasiones, y con el horror de su culpa y el temor de la venganza divina que les corresponde, y que están listas para caer sobre ellos”. (Poole)
ii. Isaías 57:20-21 es un buen ejemplo de cómo se pensaba que el mar era un lugar peligroso, oscuro e inquieto en la mente de los judíos de la antigüedad. No es de extrañarse que en el cielo nuevo y la tierra nueva ya no haya mar (Apocalipsis 21:1).
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