A. La venida de los dos mensajeros.
1. (1) Se presentan los dos mensajeros.
He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.
a. He aquí, yo envío mi mensajero: Este mensajero profetizado no es otro que Juan el Bautista. Mateo 11:10, Marcos 1:2 y Lucas 7:27 muestran que esta promesa se cumplió en Juan el Bautista.
i. Al final de Malaquías 2, Israel se quejó de que Dios parecía recompensar a los malvados y no ejercía su justicia en el mundo. Dios responde a su queja diciendo: “Arreglaré las cosas con mi Mesías, y antes de Él vendrá mi mensajero”.
b. El cual preparará el camino delante de mí: En una antigua procesión real, el mensajero iba delante del rey para anunciar su llegada, para indicar la ruta y para quitar cualquier obstáculo en el camino. Juan el Bautista cumplió exactamente este ministerio para Jesús. La misma idea se indica en Isaías 40:3-5.
i. El propósito de Dios al traer esta profecía específica a través de Malaquías en su época, probablemente se debió a que Israel se quejaba de que las promesas mesiánicas de Hageo y Zacarías no se cumplieron. Aquí Malaquías mostró que se debe preparar el camino para el Mesías, y ellos aún no estaban listos.
ii. Delante de mí: El Señor prometió que Él mismo vendría – no simplemente un nuevo o mejor profeta, sino el mismo Señor.
c. Y el ángel del pacto: Este ángel es el Señor mismo – Jesús viniendo a su templo como el cumplimiento del antiguo pacto y para instituir un nuevo pacto.
2. (2-5) Este ángel también vendrá con juicio purificador; será una venida terrible.
¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos. Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.
a. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? Malaquías 3:1 habló de un mensajero y un ángel que vendrían– uno para preparar el camino del Señor, y otro para ser el ángel del pacto. La venida que el hombre debe soportar es la venida del ángel del pacto, pero es su segunda venida.
i. “Como la mayoría de los profetas del Antiguo Testamento, Malaquías, en su descripción de la venida de Cristo, mezcló los dos advenimientos”. (Alden)
b. Él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores: La venida de este ángel será impresionante y terrible, pero con un propósito. Tanto el lavador como el refinador trabajan para limpiar, no para destruir.
i. Y se sentará para afinar y limpiar la plata: “La belleza de esta imagen es que el refinador mira dentro del horno u olla abierta, y sabe que el proceso de purificación está completo, y que toda la escoria se quemó, cuando él puede ver su imagen claramente reflejada en el metal fundido”. (Baldwin)
ii. “Si alguno de ustedes, mis oyentes, está buscando al Señor en este momento, quiero que entienda lo que significa: tú estás buscando un fuego que te probará y consumirá mucho que ha sido querido para ti. No debemos esperar que Cristo venga y nos salve en nuestros pecados, él vendrá y nos salvará de nuestros pecados; por lo tanto, si estás capacitado por la fe para recibir a Cristo como Salvador, recuerda que lo tomas como el purgador y el purificador, porque es del pecado que él nos salva”. (Spurgeon)
iii. Notamos que él sentará para afinar. “Qué consuelo es que Él no entregue este trabajo a otras manos que a las suyas. Él puede dar órdenes a sus ángeles acerca de nosotros cuando estemos en peligro; pero él mantiene nuestra purificación bajo su supervisión especial”. (Meyer)
iv. Al mismo tiempo, observen que Él se sentará para afinar. La postura sentada muestra que el refinador puede parecer indiferente, pero no lo es. Él está trabajando cuidadosamente con la plata, quemando y raspando la escoria que las llamas traen a la superficie. “Creo que veo en el acto de sentarse del refinador una paciencia resuelta, como si él pareciera decir: ‘Este es un trabajo duro, y me sentaré para hacerlo, porque necesitará cuidado, tiempo y vigilancia constante”. (Spurgeon)
v. “Si ahora mismo estás en el fuego, querida alma, ten buen ánimo – muestra al menos que eres plata, y que eres capaz de realizar un servicio más aceptable en el santo Templo de Dios”. (Meyer)
c. Porque limpiará a los hijos de Leví: En los primeros dos capítulos de Malaquías, el Señor habló en contra de la corrupción del sacerdocio. Aquí, Dios dio su respuesta definitiva a esa corrupción: el limpiará a los hijos de Leví.
i. “¿Han reflexionado alguna vez sobre el hecho de que cuando la obra de refinación de Cristo haya terminado en nosotros, nunca más habrá necesidad de ella? Bendito sea Dios, no hay fuego purgatorio. No debemos temer que todavía tenemos que pasar a través de llamas purgantes en otro mundo”. (Spurgeon)
d. Seré pronto testigo contra los hechiceros: El propósito final de Dios es limpiar la sociedad y cambiar los corazones de los hombres. Cuando Jesús regrese en gloria y gobierne en esta tierra, el mal será rápidamente castigado.
i. Hechiceros: Este pecado se menciona primero porque los judíos se familiarizaron con la hechicería y otras artes mágicas durante su cautiverio en Babilonia.
B. Volver a Dios en lugar de robarle a Dios.
1. (6-7) Mientras declara su misericordia, Dios pide arrepentimiento.
Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
a. Porque yo Jehová no cambio; por esto… no habéis sido consumidos: Si fuera posible que Dios cambiara de opinión acerca de nosotros, muy bien podría hacerlo y seríamos consumidos. Afortunadamente, el Señor no cambia en su amor ni en su elección por nosotros.
b. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes: El amor inmutable de Dios por Israel debería haberlos hecho más obedientes y sometidos a Él, pero dieron por sentada su fidelidad y paciencia.
c. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros: Este era un simple llamado al arrepentimiento. Aquellos que una vez caminaron con Dios y se comprometieron con su pacto, deben volver a Él. Cuando lo hagan, encontrarán que Él volverá a ellos con bendiciones y las marcas de su presencia.
i. En su sentido más básico, el arrepentimiento es alejarse del pecado y volverse a Dios. No se requiere tanto si queremos volver a Dios; el arrepentimiento describe lo que es el mismo acto de volver.
d. ¿En qué hemos de volvernos? Israel no sabía cómo volver a Dios. O eligieron no saber, o simplemente eran ignorantes.
2. (8-12) Cómo necesitaba arrepentirse Israel.
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
a. ¿Robará el hombre a Dios? Parece una locura pensar que un hombre pueda robar a Dios. ¿Qué podría robarle alguien a Dios? El Señor explicó cómo podría suceder – ellos robaban aDios al retener sus diezmos y ofrendas.
i. Era una expresión de asombro: ¿Robará el hombre a Dios?
·Asombro porque es algo muy atrevido de hacer.
·Asombro porque es vergonzosamente desagradecido.
·Asombro porque es estúpidamente autodestructivo.
·Asombro porque ciertamente será castigado.
ii. Dios lo llamó robo porque tenían posesión ilícita de lo que era de Dios. No era porque solo los diezmos y ofrendas le pertenecieran a Dios. De hecho, todo lo que tenemos le pertenece a Dios (Salmo 24:1). Sin embargo, Dios normalmente no nos ordena que demos todo lo que le pertenece; Él nos permite mantener a algo como administradores en su nombre. Pero los diezmos y ofrendas son diferentes; no nos son dados a nosotros para que los administremos – pertenecen a lo que el Señor llama mi casa, la casa del Señor.
iii. Si damos un diezmo – es decir, el 10 % de nuestros ingresos o bienes – a Dios, no es como si el 90 % restante fuera nuestro para hacer con él lo que nos plazca. Todo le pertenece a Dios, pero Él nos permite administrar directamente el 90% restante.
iv. La Ley de Moisés tenía un sistema detallado para dar, basado en el diezmo (Deuteronomio 14:22-29 es un pasaje que describe este sistema). Si no pagaban su diezmo, se les imponía una multa del 20% (Levítico 5:14-16, 22:14, 27:31-32). Sin embargo, la práctica y el principio del diezmo llegaron mucho antes que la ley (Génesis 14:18-20).
b. Malditos sois con maldición, porque vosotros… me habéis robado: Debido a que el pueblo de Dios no daba como Él ordenó, Dios no los bendijo material o espiritualmente de la manera que lo hubiera hecho. Sus corazones tacaños probaban que sus corazones estaban lejos de Dios porque Dios es el mayor dador (Juan 3:16).
i. Muchas personas con problemas económicos no hacen primero lo más importante: obedecer y honrar a Dios con sus recursos. Cuando ponemos a Dios y su reino en primer lugar, Él promete satisfacer nuestras otras necesidades (Mateo 6:33).
c. Traed todos los diezmos al alfolí: Esta era la respuesta a sus problemas – hacer realmente lo que Dios les ordenó hacer, y traer todos los diezmos a Dios. No es que no le dieran nada a Dios; simplemente no le traían todos los diezmos. No deben quedarse cortos en darle a Dios todo lo que Él pidió.
i. Bajo el Nuevo Pacto, ¿estamos bajo un mandato similar de diezmar? El Nuevo Testamento en ninguna parte ordena específicamente el diezmo, pero ciertamente habla de ello de manera positiva si se hace con un corazón recto (Lucas 11:42).
ii. También es importante entender que el diezmo no es un principio que dependa de la Ley de Moisés. Hebreos 7:5-9 explica que Dios practicaba y honraba el diezmo mucho antes de la Ley de Moisés.
iii. De lo que sí habla el Nuevo Testamento con gran claridad es del principio de dar. 1 Corintios 16:1-4 deja en claro que nuestro dar debe ser:
·Periódico (realizado en períodos regulares).
·Planeado (pensado de antemano a la entrega).
·Proporcional (dar en proporción a nuestras bendiciones).
·Privado (no hecho para darnos a conocer como donantes generosos).
iv. Además, 2 Corintios 9 nos dice que dar debe ser:
·Generoso (dar más en lugar de menos).
·Dado libremente (no hecho por culpa o manipulación).
·Alegre (dado alegremente y con regocijo en Dios).
v. Dado que el Nuevo Testamento no enfatiza el diezmo, uno podría no ser estricto con los cristianos (aunque algunos cristianos lamentablemente argumentan en contra del diezmo, sobre la base del interés propio). Sin embargo, dar debe ser proporcional, por lo que debemos dar algún porcentaje, por lo que el diez por ciento es un buen punto de referencia. Para algunos, el 10% debería ser en realidad el comienzo de sus donaciones.
vi. Si nuestra pregunta es, “¿Qué es lo más poco que puedo dar y aun así agradar a Dios?” entonces nuestro corazón no está en el lugar correcto. Deberíamos tener la actitud de algunos cristianos primitivos, quienes esencialmente decían: “No estamos bajo la ley del diezmo – ¡podemos dar más!”. El dar y la administración financiera son asuntos espirituales, no solo asuntos financieros” (Lucas 16:11).
d. Y haya alimento en mi casa: El propósito del diezmo era principalmente para apoyar a los sacerdotes que ministraban delante de Jehová. Cuando el pueblo no traía sus diezmos, los sacerdotes no estaban debidamente sostenidos y no había suficiente alimento para ellos en la casa del Señor.
i. El diezmo en Israel también debía usarse para ayudar a los pobres, y una vez cada tres años se apartaba una parte para ese propósito (Deuteronomio 14:28-29). Aun así, el propósito principal del diezmo era sostener a la tribu de Leví y a los sacerdotes (Deuteronomio 14:27).
ii. El mismo principio continúa en el Nuevo Testamento. Algunos afirman que un ministerio pagado es una abominación ante Dios, pero Pablo dejó en claro que los ministros no solo merecen ser sostenidos por aquellos a quienes ministran (1 Timoteo 5:18, 2 Corintios 9:4-14), sino también que su sostenimiento es aún más digno que el de los pobres (1 Timoteo 5:17). Sin embargo, Pablo cedió voluntariamente su derecho a ser sostenido cuando pensó que hacerlo era lo mejor para el evangelio (2 Corintios 9:12, 9:15).
e. Y probadme ahora en esto: Es difícil encontrar un pasaje comparable de las Escrituras – donde el Señor le ordene a su pueblo que lo pruebe. Aquí, con respecto a dar y su bendición al respecto, Él le dijo a su pueblo “probadme ahora en esto”. Era como si Dios dijera: “Mira si puedes darme y ser más pobre por ello. Mira si puedes dar más que yo”.
i. “El contexto de las palabras de Dios sobre los diezmos es la enseñanza de que Dios es fiel. El asunto de los diezmos es solo una ilustración de esa enseñanza”. (Boice)
f. Si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde: Esta es la respuesta que Dios prometió cuando su pueblo diera como Él les dijo que lo hicieran. Los bendecirá tanto con provisión como con protección (Reprenderé también por vosotros al devorador).
i. La referencia a las ventanas de los cielos nos recuerda el glorioso relato de la provisión en 2 Reyes 7, cuando Dios proveyó de una manera completamente inesperada. Dios tiene recursos de los que no sabemos nada y, a menudo, no ayuda tratar de averiguar – o preocuparse – de cómo Dios proveerá.
C. ¿De qué sirve servir a Dios?
1. (13-15) El pueblo de Dios hace la pregunta.
Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
a. Vuestras palabras contra mí han sido violentas: Israel habló en contra de Jehová de una manera dura y pecaminosa – y aparentemente ni siquiera se dieron cuenta de que lo habían hecho.
b. Por demás es servir a Dios: Estas eran las duras palabras pronunciadas por el pueblo de Dios en contra de Él. Veían la prosperidad de los soberbios y aquellos que hacían impiedad, y pensaban que por demás es servir a Dios mientras los que no le servían parecían pasarla tan bien.
i. Cuesta algo el guardar la ley de Dios, y tenían que humillarse para andar como afligidos en presencia de Jehová. Sin embargo, al pueblo de Dios le parecía que el costo no valía la recompensa.
2. (16-18) El consuelo de saber que Dios recuerda.
Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
a. Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero: Desanimados por el sentido de que no valía la pena servir a Dios, el pueblo de Dios se reunió – hablaron cada uno a su compañero – y se animaron unos a otros en el Señor.
i. Cuando el pueblo de Dios habla entre sí de esta manera, el Señor escucha desde el cielo. Él ama ver el verdadero compañerismo y amor entre su pueblo.
b. Fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre: Cuando vieron a los impíos recompensados y a los justos sufrir, les hizo pensar que Dios se había olvidado de todo su bien. ¡Aquí Malaquías promete que Dios no solo lo recordará, sino que también lo escribirá!
i. La idea de que Dios tiene un libro de memoria es común pero variada (Éxodo 32:32-33; Salmo 69:28, 87:6; Daniel 12:1).
c. Serán para mí especial tesoro: En medio del sufrimiento, asaltados por la duda y el desánimo, el pueblo de Dios no se sentía como el tesoro de Dios. Sin embargo, sus sentimientos no cambiaban la verdad, y necesitaban dejar que la verdad de Dios fuera más grande que sus sentimientos.
i. Era una época espiritualmente baja para Israel: los sacerdotes y el pueblo estaban sumidos en la corrupción y la mediocridad. Al mismo tiempo, Dios siempre tiene su tesoro. Incluso si todos los que te rodean se alejan del Señor, aún puedes ser parte de su tesoro.
ii. Hay varias formas en que los cristianos son como un tesoro:
·Son duros y duraderos.
·Son apreciados por su brillo.
·Son apreciados por su rareza.
·Son hechos por Dios solamente.
·Son de todos los tamaños diferentes, sin embargo, son todos tesoro.
·Se encuentran en todo el mundo.
·Están asociados con la realeza.
·Son protegidos.
·Algunos están ocultos y sin descubrir.
·Algunos aún no están pulidos.
d. Y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo: Un día este dilema será aclarado. Al final, la distinción entre el justo y el malo será evidente.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com