A. No se juzguen por opiniones.
1. (1-2) Recibiendo al hermano débil.
Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres.
a. Recibid al débil en la fe: Aceptamos a los débiles en la fe, pero no para empezar un debate con ellos sobre opiniones.
i. Recibid al débil en la fe: Estas son palabras que se deben tomar en serio. Pablo nos advierte que no hagamos de la madurez espiritual un requerimiento para el compañerismo. Debemos distinguir entre alguien que es débil y alguien que es rebelde.
ii. Hay varias razones por las cuales un cristiano pueda ser débil.
· Puede que sean bebés en Cristo (los bebés son débiles).
· Puede que estén enfermos (por el legalismo).
· Puede que estén desnutridos (por falta de buena enseñanza).
· Puede que les falte ejercicio (necesitando exhortación).
b. Come legumbres: Como ejemplo de una opinión, Pablo se fija en aquellos que se niegan a comer carne por una razón espiritual. Quizás la rechazaron porque temían que fuera carne sacrificada a un dios pagano (como en 1 Corintios 8). Quizás se negaron a comer carne porque no era kosher, y se mantenían en las regulaciones y tradiciones de la dieta judía.
i. Debido a que algunos cristianos no veían nada de malo en esta carne y otros veían mucho mal en ella, este era un tema candente entre los creyentes en los días de Pablo. Si bien el tema de no comer carne por razones espirituales ya no es directamente relevante para la mayoría de los cristianos hoy en día, hay muchos asuntos en donde algunos creyentes creen de una manera y otros creen de otra.
c. Otro, que es débil, come legumbres: En la mente de Pablo, el hermano débil es el más estricto. No es que fueran más débiles en su vida cristiana debido a lo que comían o no, sino que eran más débiles debido a sus actitudes legalistas y su falta de amor hacia los demás.
i. Sin duda estos débiles no se veían a sí mismos como débiles. Es probable que se pensaran fuertes, y que los que comían carne eran los débiles. El legalismo tiene una manera de hacernos pensar que somos fuertes y que aquellos que no cumplen con las reglas de la manera que lo hacemos son débiles.
2. (3-4) Juzgar a nuestro hermano es inapropiado porque no somos sus amos.
El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.
a. El que come, no menosprecie al que no come: Sería fácil para un cristiano que se siente libre de comer carne menospreciar a otros como legalistas desesperanzados. También sería fácil para aquellos que no comían carne juzgar a los que sí lo hacían. Pero Dios . . . ha recibido a los cristianos que comen carne.
b. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Pablo nos recuerda que no es nuestro lugar juzgar al compañero cristiano. Ellos se paran o caen ante su propio Amo, Dios.
i. Hay mucha división inútil y dañina entre los cristianos sobre cosas tontas y sin sentido. Pablo no les dice a estos cristianos que deben borrar sus diferencias; les dice que se levanten por encima de ellos como hermanos y hermanas cristianos.
3. (5-6) Juzgar a nuestro hermano es inapropiado porque estos son asuntos de consciencia.
Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
a. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días: Al hablar del asunto de observar ciertos días, Pablo nos hace saber que está hablando más de principios que de cuestiones específicas. Lo que dice tiene aplicación a más que solo comer carne.
b. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente: En tales asuntos, Pablo está dispuesto a dejarlo a la consciencia del individuo. Pero hagamos lo que hagamos, debemos ser capaces de hacerlo para el Señor, no usando a la “consciencia” como excusa para comportamientos obviamente pecaminosos.
4. (7-9) Vivimos y morimos para el Señor.
Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
a. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí: Debemos entender que de principio a fin nuestra vida está conectada a otras vidas. Pablo les recuerda a los cristianos romanos que “ningún hombre es una isla”.
b. Sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos: De principio a fin, nuestras vidas deben estar dedicadas a Dios. Por lo tanto, hagamos lo que hagamos, lo hacemos para el Señor, porque Jesús es nuestro Señor (para ser Señor así de los muertos como de los que viven).
5. (10-12) Juzgar a nuestro hermano es inapropiado porque todos enfrentaremos juicio delante de Jesús.
Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
Y toda lengua confesará a Dios.
De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
a. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Probablemente, el uso de juzgas y menosprecias tiene la intensión de tener aplicación para los individuos “estrictos” como los “libre”. En cualquier caso, la actitud está mal porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
i. Al cristiano estricto le resultó fácil juzgar a su hermano, clasificándolo como un hermano no espiritual que come carne. Al cristiano libre le resultó fácil menospreciar a su hermano, teniéndole como un legalista santurrón. La respuesta de Pablo, esencialmente, es “No te preocupes por tu hermano. Tú ya tienes suficiente para responder delante de Jesús”.
ii. El tribunal de Cristo: “Este es el tribunal bema, equivalente al tribunal del juez en los Juegos Olímpicos. Después de cada juego, los ganadores venían delante del tribunal del juez para recibir las coronas de primer, segundo y tercer lugar. De la misma manera, las obras del cristiano serán probadas con fuego, y él será recompensado por lo que permanezca . . . El tribunal de Cristo solo se ocupa de las recompensas y posición del cristiano en el reino, no de su salvación”. (Smith)
b. Se doblará toda rodilla: La cita de Isaías 45:23 enfatiza el hecho de que todos tendrán que presentarse delante de Dios con humildad, y dar a Dios cuenta de sí. Si este es el caso, debemos dejar que Dios trate con nuestro hermano.
6. (13) Resumen: no lo hagas una cuestión de juzgar, pero no uses tu libertad para hacer caer a otro hermano.
Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.
a. Ya no nos juzguemos más los unos a los otros: En el Sermón del Monte, Jesús nos ayudó a entender lo que esto significa: significa juzgando a otros según un estándar que no quisiéramos que sea aplicado a nosotros mismos.
i. Esto no quita la necesidad y responsabilidad de exhortación (Romanos 15:14) o reprensión (2 Timoteo 4:2). Cuando exhortamos o reprendemos, lo hacemos sobre principios bíblicosclaros, no sobre opiniones. Podemos ofrecer consejos a otros sobre opiniones, pero nunca debemos juzgarlos.
b. Sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano: Hay dos maneras que podríamos tropezar o causar que nuestro hermano caiga. Podemos desanimarlos o abatirlos con nuestro legalismo contra ellos, o podemos hacerlo al atraerlos a pecar por medio de un uso imprudente de nuestra libertad.
B. No hagan tropezar el uno al otro sobre opiniones.
1. (14-15) Destruir a un hermano hace mal un privilegio.
Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.
a. Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo: Pablo sabía que no había nada intrínsecamente inmundo de la carne que no era kosher o sacrificada a un ídolo. Sin embargo, no había nada que pudiera justificar la destrucción de un hermano cristiano por la comida.
i. Trapp acerca de Yo sé, y confío: “Muchos, al contrario, son persuadidos antes de que sepan; y tal no serán persuadidos a saber”.
b. Ya no andas conforme al amor: El asunto ahora no es mi libertad personal; pero es andar conforme al amor hacia alguien a quien Jesús ama y por el que murió.
c. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió: Si Jesús estaba dispuesto a rendir Su vida por el bien de ese hermano, ciertamente yo puedo rendir mi cena de bistec.
2. (16-18) Siguiendo el llamado más alto del Reino de Dios.
No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.
a. No sea, pues, vituperado vuestro bien: Nuestra libertad en Jesús y libertad de la ley es buena, pero no si la usamos para destruir a otro hermano en Cristo. Si hacemos eso, entonces se puede estar vituperando vuestro bien.
b. Porque el reino de Dios no es comida ni bebida:Si ponemos a la comida y la bebida antes de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo, entonces estamos completamente fuera de sintonía con las prioridades de Dios y su corazón.
c. Agrada a Dios, y es aprobado por los hombres: Servir a Dios con un corazón por Su justicia, paz y gozo es el tipo de servicio que agrada a Dios, y que es aprobado por los hombres.
3. (19-21) Usa tu libertad para edificar a los demás, no para destruirlos.
Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.
a. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida: Si comiendo o bebiendo algo hará tropezar a otro hermano, entonces no tenemos libertad de hacerlo en esa circunstancia. Aún si tenemos la libertad personal, no tenemos libertad para hacer tropezar, ofender o debilitar a un hermano.
b. Todas las cosas a la verdad son limpias: Pablo admitirá que la comida en si no es impura; pero también insiste que no hay nada puro en causar a un hermano tropezar.
c. Ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite: Sin embargo, no deberíamos pensar que Pablo permitiría este tipo de corazón para atender al legalismo de alguien. Pablo habla del tropiezo de un corazón sincero, y no el satisfacer los antojos del legalismo de alguien.
i. Por ejemplo, cuando unos cristianos de origen judío se ofendieron porque los creyentes gentiles no fueron circuncidados, Pablo no atendió sus demandas legalistas.
4. (22-23) El principio final de la fe.
¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
a. ¿Tienes tú fe? Si tú tienes [una fuerte] fe y sientes libertad para participar en ciertas cosas, ¡alabado sea Dios! Pero ten tu fuerte fe delante de Dios, no delante de un hermano que tropezará.
b. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba: No todo cristiano conoce esta felicidad. Hay cosas que Dios puede retarnos a renunciar, pero seguimos aprobándolas en nuestra vida, así nos condenamos a nosotros mismos. Quizás no sea que esa cosa sea claramente buena o mala, pero es suficiente que Dios nos haya hablado sobre el asunto.
i. Cada uno de nosotros debe preguntar: “Dios, ¿qué existe en mi vida que impide una relación más íntima Contigo? Quiero conocer la felicidad que viene de no condenarme a mi mismo por lo que apruebo en mi vida”. Esto requiere fe, porque a menudo nos aferramos a cosas que obstruyen porque pensamos que nos hacen felices. La verdadera felicidad se encuentra en la cercanía con Jesús, y al no ser condenados por lo que aprobamos.
c. Todo lo que no proviene de fe, es pecado: Pablo concluye con otro principio por el cual podemos juzgar las “áreas grises”: si no podemos hacerlo con fe, entonces es pecado.
i. Esta en una revisión maravillosa de nuestra tendencia a justificarnos en las cosas que permitimos. Si nos molesta algo, lo más seguro es que no sea de fe y que sea pecado para nosotros.
©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com