A. Pruebas y sabiduría
1. (1) Saludos de Santiago
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.
a. Santiago: Hay varios hombres con el nombre de Santiago mencionados en el Nuevo Testamento, pero la tradición confiable asigna este libro a aquel llamado Santiago el Justo, el medio hermano de Jesús (Mateo 13:155), y hermano de Judas (Judas 1), el cual dirigió la iglesia en Jerusalén (Hechos 15:13).
i. Otros hombres con el nombre de Santiago son:
· Santiago, hermano de Juan hijo de Zebedeo, el primer apóstol martirizado, también conocido como Santiago el Menor (Mateo 10:2, Marcos 15:40, Hechos 12:2).
· Santiago (Jacobo) el hijo de Alfeo, otro de los doce discípulos (Mateo 10:3).
· Santiago, el padre del «otro» apóstol Judas (Lucas 6:16).
ii. El escritor de esta carta es el mismo Santiago que recibió una aparición especial de Jesús en la resurrección (1 Corintios 15:7). Esta fue probablemente la causa de su conversión, porque hasta ese momento los hermanos de Jesús parecían no apoyar ni su mensaje ni su misión (Juan 7:5).
iii. Cuando siguió a Jesús, lo hizo con gran devoción. Una historia temprana de la iglesia dice que Santiago fue tal hombre de oración que sus rodillas tenían callos grandes y gruesos, que parecían las rodillas de un camello. También dice que Santiago fue martirizado en Jerusalén, ya que lo empujaron desde un punto alto del templo. Sin embargo, la caída no lo mató, y en el suelo fue golpeado hasta morir, incluso mientras oraba por sus atacantes.
b. Siervo de Dios y del Señor Jesucristo: Saber que este Santiago era el medio hermano de Jesús hace que su autointroducción sea más significativa. Él no se proclama a sí mismo como «el hermano de Jesús», sino solo como un siervo de Dios y del Señor Jesucristo. Jesús no era solamente el hermano de Santiago, Él era su Señor, lo que es más importante aún.
i. La palabra siervo es importante. Se traduce de la antigua palabra griega doulos: «Un esclavo, un siervo, uno que está en constante servidumbre hacia otro. Entre los griegos, con un alto sentido de la libertad personal, el término llevaba una connotación degradante». (Hiebert)
ii. Señor es una palabra importante. Se traduce de la antigua palabra griega kurios. Esto significa que Santiago consideraba a Jesús Dios. «Los judíos helenísticos utilizaban Kurios como un nombre de Dios; el no uso del artículo toma más significado cuando se recuerda que Kurios o Dominus, era un título que se le daba a los primeros emperadores romanos para expresar su deidad». (Oesterley en Expositor)
c. A las doce tribus: A lo que se refiere Santiago con la referencia de las doce tribus es difícil de entender. ¿Está Santiago escribiendo una carta solamente a los cristianos con un trasfondo judío, o a todos los cristianos? En verdad, la carta aplica para todos los cristianos; pero, probablemente, Santiago la escribió antes de que los gentiles fueran traídos a la iglesia, o antes de que emergieran los cristianos gentiles en un número significativo.
i. Las doce tribus es una forma figurada de hablar de los judíos para referirse, en ciertas ocasiones, a todo el pueblo judío (Mateo 19:28). Pablo se refirió a «nuestras doce tribus» en su discurso ante el rey Agripa (Hechos 26:7). El concepto de las «doce tribus» entre el pueblo judío era todavía fuerte, aunque durante siglos no habían vivido en sus asignaciones tribales.
ii. En Gálatas 2:8-9 Pablo describió el apostolado de algunos de los apóstoles del primer siglo como el apostolado a «los circuncidados»; es decir, tenían su ministerio principalmente a las ovejas perdidas de Israel, tal como Jesús lo mencionó en Mateo 10:6 y 15:24. En ese contexto, Pablo mencionó a este mismo Santiago, así que es justo considerarlo también como alguien que tiene «el apostolado de los circuncisos».
iii. Que están en la dispersión: En ese tiempo, el pueblo judío estaba esparcido por todo el mundo. Había comunidades cristianas entre casi todas las comunidades judías a través de todo el mundo. Con respecto a lo extenso de la dispersión, Josefo escribió: «No hay ciudad, ni tribu, ya sea griega o bárbara, en la cual la leyes y costumbres judías no se hayan arraigado». (Citado en Barclay)
iv. Ya que esto fue escrito para el cuerpo de los cristianos, como existía en ese tiempo, este es una carta para nosotros hoy. Algunos piensan que el libro de Santiago no es importante para los cristianos, y han citado las frases famosas de Martín Lutero: «una carta llena de paja». Pero la observación de Lutero se debe de entender de acuerdo con su contexto. Su intención era el hacer la observación de que en la carta de Santiago había poco o nada en cuanto a la predicación del evangelio o la justificación solamente por fe. En otro lugar él escribió del libro de Santiago: «Yo tengo por mucha estima la carta de Santiago, y la tengo como valiosa […]. No expone doctrinas humanas, pero pone mucho énfasis en la ley de Dios». (Citado en Barclay)
v. Martín Lutero sabía y enseñaba exactamente lo que enseña el libro de Santiago. El siguiente fragmento se refiere a la salvación por fe y es de su prefacio a los Romanos: «Oh, la fe es una cosa viviente y activamente ocupada. Es imposible que no esté haciendo cosas buenas incesantemente. No pregunta si se deben de hacer obras buenas, sino que antes de que se haga la pregunta, ya ha hecho esto, y está constantemente haciéndolas. Cualquiera que no haga dichas obras es, por lo tanto, un incrédulo. Tantea y busca alrededor fe y buenas obras, pero no sabe ni lo que es la fe ni lo que son las buenas obras. Pero él habla y habla, con muchas palabras, sobre fe y buenas obras». (Citado en Moo)
vi. De muchas maneras, escuchamos al libro de Santiago debido a que repite las enseñanzas de Jesús. Hay al menos quince alusiones al Sermón del Monte en Santiago. Santiago era un hombre que conocía las enseñanzas de Jesús y que las tomó en serio cuando escribió esta carta.
d. Salud: El saludo «Salud» era la costumbre griega para comenzar una carta. Pablo nunca lo usó, él prefería saludar a sus lectores con las palabras «gracia y paz». Pero aquí Santiago usa un saludo más común.
2. (2-4) Paciencia en las pruebas
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
a. Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas: Santiago considera las pruebas como inevitables. Él dice «cuando», y no «si» os halléis en diversas pruebas. Al mismo tiempo, las pruebas son ocasiones para el gozo, no para una resignación desalentadora. Podemos tened sumo gozo en medio de las pruebas, debido a que son utilizadas para producir paciencia.
i. Moffatt tradujo Santiago 1:2 como: «Saludadlo como puro gozo», señalando un juego de palabras entre el saludo al final de Santiago 1:1, y una palabra similar que se emplea para comenzar Santiago 1:2. Es «un intento de hacer resaltar el juego de palabras del original, donde el cortés chairein (saludo) se hace eco de charan (gozo)».
ii. La antigua versión de King James dice: «cuando caigan en diversas tentaciones»; pero se prefiere el vocablo pruebas de lanueva versión de King James. La palabra traducida como pruebas «significa ‟aflicción, persecución, o prueba de cualquier tipo”; y en este sentido se utiliza aquí, sin pretender una sugerencia diabólica, o lo que generalmente se entiende por la palabra tentación». (Clarke)
iii. Cuando os halléis: «No entran paso a paso, sino que se precipitan, se hunden… cuando estén tan rodeados que no haya forma de escapar de ellas, estando afligidos, como lo estuvo David (Salmo 116:3)». (Trapp)
iv. Paciencia proviene de la antigua palabra griega hupomone. Esta palabra no describe una espera pasiva, sino el «sufrir sin rendirse». No es tanto la cualidad que te ayuda a aguardar calladamente en la sala de espera de un doctor, sino la cualidad que te ayuda a terminar el maratón.
v. La antigua palabra griega hupomone proviene de hupo (bajo) y meno (el estar, soportar, permanecer). En su raíz, significa «permanecer bajo». Tiene la imagen de alguien bajo una carga pesada que tiene la resolución de permanecer allí en lugar de tratar de escapar. El filósofo Filo llamó a la palabra hupomone «la reina de las virtudes» (Citado en Hiebert). El comentarista griego Oesterley dijo que esta palabra (paciencia) describe «la disposición del ánimo a soportar».
b. Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia: La fe no es «producida» en las pruebas, es «probada» a través de las pruebas. Las pruebas revelan qué tipo de fe tenemos; no debido a que Dios no sepa qué tipo de fe tenemos, sino para hacer nuestra fe evidente a nosotros mismos y a aquellos a nuestro alrededor.
i. Notamos que la fe es la que es probada, y eso demuestra que la fe es importante y preciosa, porque solo las cosas preciosas son probadas tan a fondo. «La fe es tan vital para la salvación como el corazón lo es para el cuerpo, de ahí que las jabalinas del enemigo se dirijan principalmente a esta gracia esencial». (Spurgeon)
ii. ¿Si las pruebas no producen fe, entonces qué lo hace? Romanos 10:17 nos dice: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios». La fe es edificada en nosotros mientras oímos, entendemos y confiamos en la Palabra de Dios.
iii. Santiago no quería que nadie pensara que Dios envía las pruebas para quebrantar o destruir nuestra fe; por lo tanto, volverá a retomar este punto en Santiago 1:13-18.
c. Produce paciencia: Las pruebas no producen fe, pero cuando las pruebas se reciben con fe, estas producen paciencia. Pero la paciencia no es inexorablemente producida en tiempos de prueba. Si las dificultades se reciben con incredulidad y quejas, las pruebas producen amargura y desaliento. Este es el motivo por el que Santiago nos exhorta el tened por sumo gozo. El tened por sumo gozo es la respuesta de la fe en los tiempos de prueba.
i. «Es, ocasionalmente afirmado, que Santiago pide a sus lectores que disfruten sus pruebas […]. Pero él no dijo que ellos tienen que sentir todo el gozo, o que las pruebas son todo gozo». (Hiebert)
d. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna: La obra de la paciencia viene lentamente, y se debe permitir que florezca enteramente. La paciencia es una marca de las personas que son perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
i. «La paciencia no debe ser ni un centímetro menos que la aflicción. Si el puente llega a la mitad del arroyo, solo daremos un mal paso. El deseo del Diablo es que nos apresuremos». (Trapp)
ii. «Estas expresiones, en su aplicación actual, para algunos son tomadas de los juegos griegos: el hombre ‟perfecto” era el que hubiera obtenido la victoria en cualquiera de los ejercicios atléticos; pero ‟entero”, es decir, completo, era quien alcanzaba la victoria en el pentatlón, en cada uno de los cinco ejercicios». (Clarke)
iii. Otros piensan que los términos provienen del mundo del sacrificio, donde los animales que clasificaban para ser sacrificados debían ser perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna;solo esoseran aptos para ofrecerlos a Dios. Significaba que el animal había sido probado y aprobado.
iv. «La tendencia natural de los problemas no es santificar, sino inducir al pecado. Un hombre es muy propenso a volverse incrédulo bajo la aflicción: eso es un pecado. Es propenso a murmurar contra Dios bajo ella: eso es un pecado. Es propenso a recurrir a alguna manera corrupta para escapar de sus dificultades: eso es un pecado. Por eso se nos enseña a orar: «No nos dejes caer en la tentación, porque la prueba lleva en sí su medida de tentación, y si no fuera neutralizada por la gracia abundante nos llevaría al pecado». (Spurgeon)
v. Sin embargo, las pruebas pueden ser una maravillosa obra de Dios en nosotros. «He mirado hacia atrás a los tiempos de prueba con una especie de anhelo, no de que vuelvan, sino de sentir la fuerza de Dios como la he sentido en ese entonces; de sentir el poder de la fe, como la he sentido en esos momentos; de aferrarme al poderoso brazo de Dios como me aferré a Él en esa época; y de ver a Dios en acción, como lo vi en ese entonces». (Spurgeon)
3. (5-8) ¿Cómo recibir la sabiduría que necesitas de Dios?
Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
a. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría: Las pruebas son temporadas necesarias para buscar sabiduría de Dios. Muy a menudo no sabíamos que necesitábamos sabiduría sino hasta que llegaron nuestras pruebas. Ya dentro del tiempo de prueba, debemos de saber si una prueba en particular es algo que Dios quiere que eliminemos por fe o algo en lo que quiere que preservemos por fe. Y esto requiere sabiduría.
i. En las pruebas necesitamos la sabiduría mucho más que el «conocimiento». El conocimiento es información en bruto, pero la sabiduría es la que te dice cómo usar esta información. Alguien ha dicho que el conocimiento es la habilidad para desarmar las cosas; pero la sabiduría es la habilidad para unir las cosas.
b. Pídala a Dios: Para recibir sabiduría, simplemente debemos de pedir a Dios, quien da sabiduría generosamente (abundantemente), y sin despreciar nuestra petición (sin reproche).
i. «Todos estamos tan dispuestos a ir a los libros, a ir a los hombres, a ir a las ceremonias, a cualquier cosa excepto a Dios […]. Por consiguiente, el texto no dice que les «preguntes a los libros», ni que les «preguntes a los sacerdotes», sino que le «preguntes a Dios». (Spurgeon)
ii. Dios sí da abundantemente: «Da según su excelente grandeza, como Alejandro Magno, que dio una ciudad a un pobre y cuando este modestamente la rechazó por ser demasiado grande para él, Alejandro le respondió: ‟Non quaero quid te accipere deceat, sed quid me dare” (El negocio no es lo que tú estés apto para recibir, sino lo que dar transforma en mí)». (Trapp)
iii. Sin reproche: «Esto es añadido con el fin de que nadie deba de temer a acercarse muy seguido a Dios, ya que Él ha añadido nuevas bendiciones a lo anterior, sin ningún fin o limitación» (Calvin). El conocer la generosidad de Dios, que Él nunca nos reprocha o está resentido cuando pedimos sabiduría, nos debe de animar a pedirle más seguido. Necesitamos entender que Él es el dios de la mano abierta, no el dios del puño cerrado.
iv. Cuando queremos sabiduría, el lugar para empezar es la Biblia. El lugar para terminar es la Biblia. La verdadera sabiduría siempre será consistente con la Palabra de Dios.
v. El lenguaje aquí implica humildad para acercarse a Dios. «No dice: “Que compre a Dios, que exija a Dios, ni que gane de Dios”. ¡Oh! No… ‟Que le pida a Dios”. Es la palabra del mendigo. El mendigo pide una limosna. Debes pedir como el mendigo pide en la calle, y Dios te dará mucho más generosamente de lo que tú das a los pobres. Debes confesar que no tienes ningún mérito propio». (Spurgeon)
c. Pero pida con fe: Nuestra petición de sabiduría debe de hacerse como cualquier otra petición: con fe, sin dudar en la habilidad o deseo de Dios de darnos su sabiduría.
i. Esto muestra el tipo de corazón que necesitamos cuando buscamos la sabiduría de Dios en las Escrituras: un corazón que cree en la Palabra de Dios, y que cree que nos habla hoy día.
d. No dudando nada […]. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor: El que duda y está falto de fe no debería de espera recibir cosa alguna del Señor. Esta falta de fe y confianza en Dios también muestra que no tenemos fundamento, al ser inconstantes en todos nuestros caminos.
i. Semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento: «El hombre que no está completamente persuadido de que si pide a Dios recibirá, se asemeja a una ola del mar; está en un estado de agitación continua, impulsado por el viento, echado de una parte a otra: ahora la esperanza lo levanta, luego se hunde por la desesperación». (Clarke)
ii. La onda del mar es una descripción adecuada de quien se ve obstaculizado por la incredulidad y las dudas innecesarias:
· La onda del mar«no tiene descanso», y lo mismo ocurre con los que dudan.
· La onda del mar«es inestable», y también lo es el que duda.
· La onda del mar«es impulsada por los vientos», y también lo es el que duda.
· La onda del mar«es capaz de una gran destrucción», y también lo es el que duda.
e. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos: Pedir a Dios, pero pedirle dudando de alguna manera, muestra que somos de doble ánimo. Si no tuviéramos fe, entonces ni siquiera pediríamos; pero si no tuviéramos incredulidad, entonces no dudaríamos. Estar a mitad del camino, entre la fe y la incredulidad, es ser de doble ánimo.
i. Según Hiebert, doble ánimoes literalmente tener «dos almas». «El hombre de dos almas tiene una enfocada en la tierra y la otra en el cielo, quiere asegurar ambos mundos; no quiere renunciar a la tierra y no quiere dejar el cielo». (Clarke)
ii. El hombre que vino a Jesús y le dijo: «Señor, yo creo; ayuda mi incredulidad» (Marcos 9:24), no era de doble ánimo. Él quería creer, y declaró lo que creía. Su fe era débil, pero no estaba teñida con la duda del doble ánimo.
iii. «¿Crees que Dios puede darte sabiduría, y que lo hará si se lo pides? Entonces, ve de inmediato a Él y dile: ‟Señor, esto es lo que necesito”. Especifica tus deseos, declara tu condición exacta, presenta todo el caso ante Dios con tanto orden como si estuvieras contando tu historia a un amigo inteligente que estuviera dispuesto a escucharla, y preparado para ayudarte; y luego di: ‟Señor, esto es específicamente lo que creo que quiero; y te pido esto creyendo que puedes dármelo”». (Spurgeon)
4. (9-11) Ánimo para aquellos afectados por las pruebas
El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.
a. El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación: Tanto como es para el humilde el regocijarse cuando es exaltado por Dios, también es apropiado (pero más difícil) para los grandes (el que es rico) regocijarse cuando en las pruebas encuentran humillación.
i. «Como el hermano pobre se olvida de toda su pobreza en la tierra, así también el hermano rico olvida toda su riqueza en la tierra. Por la fe en Cristo, los dos son iguales». (Hiebert, citado en Lenski)
ii. Aunque podemos entender la pobreza y la riqueza como pruebas de una fe viva con las que un cristiano pudiera lidiar; no obstante, parece que Santiago ha hecho un cambio repentino en su tema: de las pruebas y la sabiduría, a las riquezas y la humildad. En cierto modo, el libro de Santiago es como el libro de los Proverbios u otra literatura de sabiduría del Antiguo Testamento, y puede saltar de un tema a otro y volver a un tema anterior.
b. Porque él pasará como la flor de la hierba: Las pruebas sirven para recordarles a los ricos y a los grandes que a pesar de que piensen que están cómodos en esta vida, es solamente en esta vida, la cual se va a desvanecer como la hierba que se seca o como la flor que se marchita.
i. En la tierra de Israel hay una variedad de hermosas flores que florecen cuando llegan las lluvias, pero duran por un corto tiempo antes de que se sequen. En la escala de la eternidad, esto muestra lo rápido que se marchitará el rico en todas sus empresas.
ii. La riqueza de este mundo ciertamente se marchitará —pero Santiago también dice que se marchitará el rico. Si ponemos nuestra vida y nuestra identidad en las cosas que se marchitarán, entonces nosotros también nos marchitaremos. ¡Cuánto mejor será poner nuestras vidas y nuestra identidad en las cosas que nunca se marchitarán! Si un hombre es solamente rico en este mundo, cuando muera, dejará sus riquezas. ¡Pero si un hombre es rico ante Dios, cuando muera irá a sus riquezas!
B. Viviendo para el Señor en tiempos de tentación
1. (12) Una bendición para aquellos que soportan la tentación
Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
a. Bienaventurado el varón: Esto suena como una de las bienaventuranzas de Jesús en el Sermón del Monte (Mateo 5:1-12). En esas grandes declaraciones de bendición, Jesús no había terminado de decirnos cómo podemos ser bienaventurados. Aquí aprendemos que podemos ser bienaventurados mientras soportamos la tentación.
i. No dice: «Bendito el hombre que nunca es tentado». Tampoco dice: «Bendito el hombre que encuentra toda tentación fácil de vencer». En cambio, la promesa de bendición se da a quien soporta la tentación. Hay un regalo especial de bendición de Dios para el que puede decir «no» a la tentación, diciendo así «sí» a Dios.
b. Para cuando haya sido aprobado: Aquí Santiago declara el propósito de Dios al permitir la tentación. El propósito es «aprobarnos»; que a través de la prueba nos revelemos como genuinos y fuertes en nuestra fe.
c. Que soporta tentación: La tentación es una de las «muchas pruebas» (Santiago 1:2) que enfrentamos. Mientras perseveramos a través de la tentación, somos probados, y seremos recompensados mientras la obra de Dios en nosotros es evidente a través de nuestra resistencia a la tentación.
d. La corona de vida, que Dios ha prometido nos recuerda que en verdad vale la pena soportar bajo las tentaciones a las que nos enfrentamos. Nuestra perseverancia será recompensada mientras demostramos nuestro amor por Jesús (a los que le aman) por medio de resistir la tentación.
i. «Hay una corona para mí […]. Entonces me ceñiré mis lomos y aligeraré mi paso, ya que la corona está bien asegurada para los que corren con paciencia». (Spurgeon)
e. A los que le aman: Esto describe el «motivo» para resistir la tentación: nuestro amor a Dios. Las pasiones de la tentación pecaminosa solo pueden ser superadas por una pasión mayor, y esa es una pasión por el honor, la gloria y la relación con Dios.
i. Algunos resisten la tentación por el miedo al hombre. El ladrón se vuelve honesto de repente cuando ve a un policía. El hombre o la mujer controlan sus lujurias porque no pueden soportar ser descubiertos y, por lo tanto, avergonzados. Otros resisten la tentación de un pecado por el poder de otro pecado. El avaro deja de ir de fiesta porque no quiere gastar el dinero. Pero el mejor motivo para resistir la tentación es amar a Dios; es amar a Dios con mayor poder y pasión que al pecado.
ii. «Para que los que soportan la tentación correctamente, la soporten porque aman a Dios. No pueden caer en el pecado porque afligirían a quien los ama tan bien, y a quien ellos aman con todo su corazón». (Spurgeon)
2. (13-16) ¿Cómo llegan las tentaciones?
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis.
a. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios: La tentación no viene de parte de Dios. A pesar de que Él la permite, Él, en sí mismo, no nos seduce a hacer mal; Dios puede probar nuestra fe sin una solicitud al mal (ni él tienta a nadie).
i. Santiago sabía que la mayoría de las personas tienen una inclinación impía de culpar a Dios cuando se encuentran en pruebas. Pero debido a su propia naturaleza, Dios es incapaz de ser tentado (en el sentido que nosotros somos tentados, como Santiago lo explicará), ni tampoco él tienta a nadie.
ii. «Él demuestra la gran causa del pecado: que la lujuria tiene una gran mano sobre él más grande que el Diablo o sus instrumentos, que no pueden hacernos pecar sin contar con nosotros; a veces tientan, pero no prevalecen». (Poole)
iii. Dios a veces permite que grandes pruebas vengan a su pueblo, incluso a algunos que podrían ser considerados como sus favoritos. Pensamos en el duro mandamiento que le dio a Abraham (Génesis 22:1), y la aflicción que permitió que viniera a Job (Job 1-2). Otras veces puede enviar pruebas como una forma de juicio sobre aquellos que lo han rechazado, como enviar un espíritu para traer engaño (1 Reyes 22:19-23) o apartarse de un hombre y negarse a responderle (1 Samuel 28:15-16). Sin embargo, en ningún caso Dios arrastra a una persona al mal.
iv. «Satanás tienta; Dios pone la prueba. Pero la misma prueba puede ser tanto una tentación como una prueba; puede ser una prueba del lado de Dios, y una tentación del lado de Satanás. Así como Job sufrió a causa de Satanás, y fue una tentación; también sufrió de parte de Dios a través de Satanás, y esto constituyó una prueba para él». (Spurgeon)
b. Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido: Dios no nos tienta, en lugar de eso, la tentación viene cuando cada uno es atraído por su propia concupiscencia y es seducido —con el mundo y el maligno como proveedores de las seducciones.
i. Atraído: «Es una metáfora tomada de un pez atraído por una carnada, o más bien, de una ramera sacando a un joven del camino correcto, y atrayéndolo con la carnada del placer para cometer una locura con ella». (Poole)
ii. Satanás ciertamente nos tienta. Pero la única razón por la cual la tentación tiene un gancho para nosotros es debido a nuestra propia naturaleza caída, la cual corrompe nuestros deseos dados por Dios. Nosotros por lo regular le damos demasiado crédito a Satanás por sus poderes para tentarnos, y fallamos en reconocer que somos atraídos por nuestras propias concupiscencias.
iii. Algunos, a los cuales les gusta enfatizar la soberanía de Dios, dicen que Dios es responsable de todas las cosas. Pero Dios jamás es el responsable del pecado y la condenación del hombre. «Cuando la Escritura le atribuye ceguera o dureza de corazón a Dios, no le asigna el comienzo de la ceguera, ni tampoco lo hace el autor del pecado, ni se le atribuye a Él la culpa» (Calvin). Calvin también escribió: «La Escritura acierta en que los reprobados son entregados a lujurias depravadas; ¿pero esto es debido a que el Señor deprava o corrompe sus corazones? De ninguna manera, ya que sus corazones están sujetos a lujurias depravadas, debido a que ya están depravados y viciados». Dios nunca es el responsable por el pecado o la condenación de ningún hombre.
c. La concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado: Lo que brota de una concupiscencia corrupta es el pecado. Lo que brota del pecado es la muerte. La progresión a la muerte es un resultado inevitable, el cual Satanás siempre intenta esconder de nosotros, pero del que nunca debemos de ser engañados.
i. «Santiago representa la lujuria de los hombres como una ramera, que atrae su entendimiento y voluntad a sus abrazos impuros, y de esa conjunción concibe el pecado. El pecado, al producirse, actúa inmediatamente y se alimenta de la repetición frecuente, hasta que al final gana tal fuerza que a su vez engendra la muerte. Esta es la verdadera genealogía del pecado y la muerte». (Clarke)
d. Amados hermanos míos, no erréis:La gran estrategia de Satanás es convencernos de que la búsqueda de nuestras concupiscencias corruptas de alguna manera producirá vida y bondad. Si recordáramos que Satanás solo viene para «hurtar, matar y destruir» (Juan 10:10), entonces resistiríamos las decepciones y tentaciones más fácilmente.
3. (17-18) La bondad de Dios permanece, en contraste con las tentaciones a las cuales nos enfrentamos
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.
a. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto: De nuestra propia naturaleza caída y de aquello que nos pueda seducir, no esperamos bondad. Pero toda buena dádiva y todo don perfecto vienen del cielo, de Dios Padre.
i. Por supuesto, la bondad definitiva de cualquier dádiva debe ser medida en una escala eterna. Algo que al parecer es solamente bueno (como ganarse la lotería) puede, de hecho, convertirse en nuestra destrucción.
b. En el cual no hay mudanza, ni sombra de variación: La bondad de Dios es constante. No hay mudanza en Él. En lugar de sombras, Dios es padre de las luces.
i. Según Hiebert, en el griego antiguo es en realidad «el Padre de las luces». Las luces, específicamente, son los cuerpos celestes que iluminan el cielo, tanto de día como de noche. El sol y las estrellas nunca dejan de dar luz, incluso cuando no podemos verlos. Cuando llega la noche, la oscuridad no es culpa del sol; pues el sol sigue brillando con la misma intensidad que antes. Es la tierra la que se ha apartado del sol y por eso viene la oscuridad. Lo mismo ocurre con Dios, nunca hay una sombra en Él.
ii. Esto significa que Dios nunca cambia. Entre los teólogos modernos hay algunos que están en una corriente que es llamada «proceso teológico», que plantea que Dios está «madurando» y «creciendo» y «progresando». Pero la Biblia dice que no hay mudanza, ni sombra de variación en Dios.
c. Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad: Santiago entendió que el regalo de la salvación fue dado por Dios, y no ganado por el trabajo o la obediencia del hombre. Es por su propia voluntad que nos hizo nacer para la salvación.
i. Nos hizo nacer: «La expresión correctamente significa: ‟Él hizo el oficio de una madre para nosotros, el de llevarnos a la luz de la vida”». (Trapp)
ii. «Ahora bien, la mayoría de los hombres generosos necesitan que su generosidad sea motivada. Necesitarán que se les espere, hay que apelar a ellos, a veces hay que presionarlos, un ejemplo debe guiarlos. Pero «por su propia voluntad» Dios hizo todo lo que ha sido hecho, sin ningún incentivo o impulso, movido solo por sí mismo; porque se deleita en la misericordia; porque su nombre y su naturaleza son el amor; porque siempre, como el sol, es natural para Él distribuir los rayos de su gracia eterna». (Spurgeon)
d. Para que seamos primicias de sus criaturas: Podemos ver la bondad de Dios en nuestra salvación, ya que Él inició nuestra salvación por su propia voluntad y nos llevó a la vida espiritual por su palabra de verdad, para que pudiéramos ser para su gloria como primicias de su cosecha.
i. En los versos anteriores, Santiago nos dijo lo que la lujuria del hombre produce: el pecado y la muerte. Aquí nos dice lo que la voluntad del Dios bueno trae: la salvación para nosotros, como una especie de primicias de sus criaturas.
ii. Santiago puede referirse a su propia generación de creyentes cuando los llama primicias, sobre todo porque escribe principalmente a los cristianos de origen judío. El hecho de que estos cristianos de origen judío sean primicias (Deuteronomio 26:1-4), muestra que Santiago esperaba una cosecha posterior y mayor de cristianos de origen gentil.
iii. Algunos han especulado sobre la idea de las primicias de sus criaturas aún más (quizás demasiado lejos), diciendo que Santiago tenía en mente una redención más amplia entre las desconocidas criaturas de Dios, de las cuales somos las primicias de esa redención más amplia.
4. (19-20) Manteniéndonos firmes en contra de una ira pecaminosa
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
a. Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse: Podemos aprender cómo ser tardo para airarse al aprender primero a ser pronto para oír y tardo para hablar. Mucha de nuestra ira y enojo proviene de estar centrados en nosotros mismos y no centrados en los demás. Pronto para oír, es una manera de estar centrados en los demás. Tardo para hablar, es una manera de estar centrados en los demás.
i. «¿Pero no nos ha enseñado la naturaleza lo mismo que el apóstol aquí, dándonos dos oídos, que están abiertos, y una lengua, encerrada tras los dientes y los labios?». (Trapp)
b. Tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios: A la luz de la naturaleza de la tentación y de la bondad de Dios, debemos de tomar especial cuidado en ser tardos para airarnos, debido a que nuestra ira no cumple la justicia de Dios. Nuestra ira siempre defiende nuestra propia agenda.
5. (21) Estando firmes en contra de las lujurias de la carne
Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
a. Inmundicia y abundancia de malicia: Esta expresión, probablemente, hace referencia a una manera impura de vivir. A la luz de la naturaleza de la tentación y la bondad de Dios, debemos de estar desechando toda impureza, apartándola lejos de nosotros.
i. Toda inmundicia: «La apestosa inmundicia de una úlcera pestilente. El pecado es el vómito del Diablo, el excremento del alma, la superfluidad o la basura de la maldad… como se le llama aquí haciendo alusión a la basura de los sacrificios que se arrojaban al arroyo Kedron, es decir, la zanja de la ciudad». (Trapp)
ii. La versión antigua de King James traduce la frase abundancia de malicia«como superfluidad de la maldad».
b. Recibid con mansedumbre la palabra implantada: En contraste con una manera impura de vivir, nosotros debemos de recibir (haciéndolo con mansedumbre) la palabra implantada de Dios. Esta palabra nos puede salvar, en nuestra situación actual y para la eternidad. La pureza de la Palabra de Dios nos preservará en un mundo impuro.
i. «Lo primero, entonces, es ‟recibir”. Esa palabra, ‟recibir”, es una palabra evangélica muy instructiva; es la puerta a través de la cual la gracia de Dios entra en nosotros. No nos salvamos obrando, sino recibiendo; no por lo que le damos a Dios, sino por lo que Dios nos da, y recibimos de Él». (Spurgeon)
ii. Aquí Santiago aludió al poder espiritual de la Palabra de Dios. Cuando entra en el corazón humano, tiene la capacidad de salvar su alma. La Palabra de Dios va cargada del poder de Dios.
6. (22-25) ¿Cómo recibir la Palabra de Dios?
Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
a. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores: Debemos de recibir la Palabra de Dios como hacedores, no solamente como oidores. El estar cómodo en el hecho de que has escuchado la Palabra de Dios mientras no la aplicas, es engañarte a ti mismo.
i. En el mundo antiguo, era común para las personas escuchar a un maestro. Pero si seguías al maestro y tratabas de vivir lo que él decía, entonces eras llamado un discípulo de dicho maestro. Podemos decir que Jesús está mirando a sus discípulos: hacedores, no meramente oidores.
ii. Jesús utilizó el mismo punto para concluir su gran Sermón del Monte. Él dijo que aquel que escuchaba la Palabra sin aplicarla era semejante a un hombre que edificó su casa sobre la arena; pero el que escuchaba la Palabra de Dios y la hacía era como un hombre que edificó su casa sobre la roca, la cual podía soportar las inevitables tormentas de la vida y la eternidad (Mateo 7:24-27).
iii. «Un maestro o predicador puede dar un discurso elocuente sobre el evangelio, o explicar hábilmente alguna profecía del Antiguo Testamento sobre Cristo, pero cuando el sermón se da, no se da completo; algo queda por hacer de parte de los oyentes, y si se contentan con la admiración sentimental o con disfrutar del trato emocional o mental, no necesitan imaginar que esto es la religión». (Moffatt)
iv. «Me temo que tenemos muchos de estos en todas las congregaciones: oyentes admiradores, oyentes afectuosos, oyentes adjuntos; pero al mismo tiempo, oyentes no bendecidos, porque no son hacedores de la Palabra». (Spurgeon)
v. «Conoces la vieja historia, me da vergüenza repetirla otra vez, pero es muy fácil de entender. Cuando Donald salió de Kirk antes de lo habitual, Sandy le dijo: ‟¿Qué, Donald, has terminado el sermón?”. ‟No”, dijo Donald: ‟Está todo dicho, pero aún no ha empezado a consumarse”». (Spurgeon)
b. Éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era: Aquel que solamente oye la Palabra de Dios, pero no la pone en práctica, tiene el mismo sentido y estabilidad de aquel hombre que se mira a un espejo e inmediatamente se olvida de lo que vio. La información que recibió no le hizo ningún bien en su vida.
i. Considera […] su rostro natural: La antigua palabra griega traducida como «considera» tiene la idea de un «escrutinio cuidadoso». Por aplicación, Santiago se está refiriendo a las personas que escudriñan cuidadosamente la Palabra de Dios, y se les podría tener como verdaderos expertos de la Biblia; pero, finalmente, no la llevan a la práctica.
ii. «El espejo de la Palabra no es como nuestro espejo ordinario, que solo nos muestra nuestros rasgos externos; según el griego de nuestro texto, el hombre ve en él «la cara de su nacimiento»; es decir, la cara de su naturaleza. El que lee y escucha la Palabra puede ver no solo sus acciones, sino también sus motivos, sus deseos, su condición interior». (Spurgeon)
iii. Entendiendo este poder de la Palabra de Dios, el predicador es responsable de trabajar duro para no obstaculizar este poder. «Ciertos predicadores sueñan que su misión es pintar cuadros bonitos, pero no es así. No debemos diseñar ni dibujar, sino simplemente mostrar el reflejo de la verdad. Debemos sostener el espejo de la naturaleza en un sentido moral y espiritual, y dejar que los hombres se vean a sí mismos en él. Ni siquiera tenemos que hacer el espejo, solo sostenerlo. Los pensamientos de Dios, y no los nuestros, deben exponerse a nuestros oyentes, y estos descubren al hombre por sí mismos. La Palabra del Señor es reveladora de secretos: muestra al hombre su vida, sus pensamientos, su corazón, su interior». (Spurgeon)
iv. Una persona sana se mira en el espejo para hacer algo, no solo para admirar la imagen. Así mismo, un cristiano sano se mira en la Palabra de Dios para hacer algo al respecto, no solo para almacenar hechos que no utilizará; sino para ser un hacedor de la Palabra.
v. «Las doctrinas de Dios, cuando se predican fielmente, son tal espejo. El que oye no puede evitar descubrir su propio carácter, y ser afectado por su propia deformidad; se entristece, y se propone la enmienda, pero cuando la predicación termina y el espejo es quitado, pronto olvida qué clase de hombre era […], en su mente se exime de la necesidad de arrepentirse y enmendar la vida, y así engaña a su alma». (Clarke)
vi. «Consigue que la ley de Dios sea como un espejo en el que puedas mirar detenidamente —dice el señor Bradford; así verás tu cara tan mal arreglada, y tan vergonzosamente picante, sarnosa, con viruela y costra, que no podrás dejar de lamentarte al contemplarlo». (Trapp)
c. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella […] éste será bienaventurado en lo que hace: Pero si estudiamos la Palabra de Dios atentamente, y la llevamos a la práctica (persevera en ella), entonces seremos bienaventurados.
i. El que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad: En el antiguo lenguaje griego, la palabra para «mira atentamente», habla de «un examen penetrante», así que la persona aun se agachará para tener una mejor vista. A pesar de que Santiago expresa la necesidad de «hacer», no descuida el estudiar la Palabra de Dios. Debemos de «buscar» en la Palabra de Dios
ii. Adam Clarke señala que la palabra griega antigua traducida como «considera»es parameinas y tiene este sentido: «Toma tiempo para ver y examinar el estado de su alma, la gracia de su Dios, el alcance de su deber y la altura de la gloria prometida. La metáfora aquí se basa en las mujeres que pasan mucho tiempo en su espejo, para poder decorarse con mayor provecho, y no dejar ni un pelo, ni el más pequeño adorno, fuera de lugar».
iii. La perfecta ley, la de la libertad: Esta es una manera maravillosa de describir la Palabra de Dios. En el Nuevo Pacto, Dios nos revela su ley, pero es una ley de libertad, escrita en nuestros corazones transformados por el Espíritu de Dios.
iv. «Toda la doctrina de la Escritura, especialmente el evangelio, llamada ley (Romanos 3:27), tanto por ser una regla, como por el poder que tiene sobre el corazón; y una ley de libertad, porque muestra el camino hacia la mejor libertad, la libertad del pecado, de la esclavitud de la ley ceremonial, del rigor de la moral y de la ira de Dios». (Poole)
7. (26-27) Ejemplos de lo que significa el ser un hacedor de la Palabra de Dios
Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
a. Si alguno se cree religioso entre vosotros: La verdadera religión no se muestra por solamente oír la Palabra, sino por hacerla. Una manera de ser hacedor de la Palabra de Dios es refrenar la lengua.
i. Se cree religioso: El Nuevo Testamento nunca usa la antigua palabra griega para «religioso» en un sentido positivo (Hechos 17:22, 25:19, 26:5; Colosenses 2:23). Santiago la usó aquí para referirse a alguien que es religioso, pero que realmente no está bien con Dios, y esto se evidencia porque no refrena su lengua.
b. La religión del tal es vana: Tu caminar con Dios es vano si no se traduce en la manera en la que vives y en la que tratas a los demás. Muchos son engañados en su propio corazón con respecto a la realidad de su caminar con Dios.
i. «Esto parece reflejarse en los hipócritas judíos, cuya religión consistía en observancias externas y en guardarse de las contaminaciones ceremoniales, cuando todavía se manchaban con tantos moralismos (Mateo 23:23; Juan 18:28); devoraron las casas de las viudas». (Poole)
ii. «No niega el lugar de culto público (ver Santiago 2:2, 5:14) o de las observancias religiosas, pero explica que a los ojos de Dios una religión pura y sin máculaseexpresaen actos de caridad y en la castidad —las dos características de la ética cristiana primitiva que impresionaron al mundo contemporáneo». (Moffatt)
c. La religión pura y sin mácula delante de Dios: Hay una gran cantidad de religión pura y sin mácula a los ojos de los hombres que no es pura ysin mácula delante de Dios.
d. Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo: Un verdadero caminar con Dios se muestra de maneras simples y prácticas. Ayuda a los necesitados, y se mantiene a sí mismo sin mancha de la corrupción del mundo.
i. «El ritualismo bíblico, el culto externo puro, la verdadera encarnación de los principios internos de la religión, es visitar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y mantenernos sin mancha del mundo. La caridad y la pureza son las dos grandes prendas del cristianismo». (Spurgeon)
ii. «La verdadera religión no solo da algo para el alivio de los afligidos, sino que los visita, los supervisa, los cuida; esto es lo que significa episkeptesthai. Va a sus casas y habla a sus corazones, alivia sus necesidades, simpatiza con ellos en sus angustias, los instruye en las cosas divinas y los encomienda a Dios; y todo esto lo hace por el Señor. Esta es la religión de Cristo». (Clarke)
e. Sin mancha del mundo: La idea no es que un cristiano se aleje del mundo, sino que se relacione con los huérfanos y las viudas en sus tribulacionesy las demás personas en sus necesidades. El ideal cristiano no es retirarse del mundo; están en el mundo, pero no pertenecen a él y se guardan sin mancha del mundo.
i. «Me gustaría ver a un cristiano, no apartado en una vitrina de cristal lejos de la prueba y la tentación, sino cubierto con un escudo invisible, para que, dondequiera que fuera, estuviera protegido de las malas influencias que hay en el mundo en casi todos los lugares». (Spurgeon)
ii. Del libro de Génesis, Lot es un ejemplo de un hombre que fue visto por el mundo. Empezó a acercarse hacia Sodoma, sin tener en cuenta el clima espiritual de la zona debido a la prosperidad de esta. Eventualmente, se mudó a la ciudad malvada y se convirtió en parte del liderazgo de la ciudad. El resultado final fue que Lot lo perdió todo —y se salvó solamente como por la piel de sus dientes.
iii. «No hay ningún libro con un ideal tan elevado de lo que la vida puede llegar a ser cuando se rinde a la gracia de Cristo. Un corazón limpio y un manto sin manchas; no se permite el pecado en el alma, ni que el mal hábito domine y arrebate la vida». (Meyer)
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