A. Una exhortación al rico impío
1. (1-3) El rico y la ilusión de la riqueza
¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.
a. ¡Vamos ahora, ricos!: Santiago ha desarrollado la idea de una necesidad de completa dependencia de Dios. Ahora reprende de una manera natural a aquellos que en su mayoría viven independientemente de Dios: los ricos.
i. Aunque Jesús contó a algunas personas ricas entre sus seguidores (como Zaqueo, José de Arimatea y Bernabé), nos vemos obligados a reconocer que las riquezas representan un obstáculo adicional y significativo para el reino (Mateo 19:23-24). También es cierto que la búsqueda de riquezas es una motivación para todo pecado concebible (1 Timoteo 6:10).
ii. «Les habla no solo como ricos (porque las riquezas y la gracia a veces pueden ir juntas), sino como malvados; no solo por revolcarse en la riqueza, sino por abusar de eso con orgullo, lujo, opresión y crueldad». (Poole)
b. Llorad y aullad: Con el estilo de un profeta del Antiguo Testamento, Santiago les dice a los ricos que lloren al considerar sus destinos (por las miserias que os vendrán). En la vida por venir, se revelarán sus riquezas como podridas, comidas por la polilla y enmohecidas.
i. Santiago, probablemente, se está refiriendo a la destrucción de tres tipos de riquezas: la comida estará podrida (corrompida), las ropas estarán comidas de polilla, y eloro y la plata estarán enmohecidos. Cada uno de ellos no es nada en sí mimo.
ii. «Más que eso, añade Santiago, con un toque dantesco de horror, el moho devorará (o corroerá) vuestras carnes como fuego; estás tan atado a tus codiciosas ganancias, tu riqueza perece y tú pereces con ella y por ella, carcomido por un dolor ardiente». (Moffatt)
iii. «Mejor llorar aquí, donde hay pañuelos de limpieza en manos de Cristo, que tener los ojos azotados en el infierno. Mejor aullar con los hombres que gritar con los demonios». (Trapp)
c. Testificará contra vosotros: La naturaleza corruptible de sus riquezas testificará contra ellos. En el día de juicio, se revelará que vivieron sus vidas de una manera independiente y arrogante —la cual Santiago previamente comentó— al amontonar tesoros terrenales en los últimos días, en lugar de haber amontonado tesoros en el cielo (Lucas 18:22).
i. En los últimos días: «La perdición está representada en frases judías de gran colorido, y la misma perspectiva inmediata del fin se presenta como una amenaza para los ricos y un consuelo para los pobres oprimidos». (Moffatt)
2. (4-6) Los pecados de los ricos son condenados
He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.
a. el jornal de los obreros […] por engaño no les ha sido pagado: Habían retenido los salarios de sus trabajadores. Vivían con complacencia y no tenían en cuenta a los demás (como el hombre del relato de Jesús sobre el rico y Lázaro [Lucas 16:19-31]). Habían condenado y asesinado desde su posición de poder.
i. «Aplazar el pago es una especie de estafa, ya que despoja al acreedor del beneficio de la mejora; y así se les grava aquí con la injusticia, así como con la codicia, ya que vivían de las labores de otros hombres, y hacían pasar hambre a los pobres para enriquecerse». (Poole)
b. los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos: El título de Señor de Sabaoth en Santiago 5:4, no debe confundirse con el título similar de «Señor del Sabbath» (Señor del sábado), usado en Marcos 2:28 y Lucas 6:5. En cambio, es una traducción de la idea que subyace al término hebreo «Señor de la multitud» (comparar Romanos 9:29 con Isaías 1:9), que significa «el Señor de los ejércitos», especialmente en el sentido de ejércitos celestiales y angélicos. Describe a Dios como el guerrero, el comandante en jefe de todos los ejércitos celestiales.
i. El uso de este título tenía por objeto dar una advertencia sobria a estos ricos injustos. Los gritos del pueblo al que habían oprimido habían llegado a oídos del Dios que manda los ejércitos celestiales; el Dios de la fuerza y el poder y el juicio.
ii. «La referencia principal es a Yahveh como el Dios de los ejércitos o de los ejércitos de Israel, y más tarde de los ejércitos del cielo. Los rabinos raramente usan el título, pero Éxodo 3:6 lo conecta con la guerra de Yahveh contra la injusticia». (Adamson)
iii. Esto es «un apelativo frecuente de Dios en el Antiguo Testamento; y significa su poder incontrolable, y los medios infinitamente numerosos que tiene para gobernar el mundo, defender a sus seguidores, y castigar a los malvados». (Clarke)
c. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia: Muy a menudo, los que son pobres y no tienen poder en este mundo tienen muy poca satisfacción de la justicia. Pero sus clamores son escuchados por Dios, quien garantiza que al final enmendará cada mal y contestará cada injusticia.
i. Habéis condenado y dado muerte al justo: «Tómelo literal o metafóricamente, de los usureros y extorsionadores, que no solo roban, sino que violan a los pobres que caen en sus redes». (Trapp)
B. Un llamado a la paciencia a la luz del juicio venidero
1. (7-8) Imiten la paciencia del labrador
Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.
a. Por tanto, hermanos, tened paciencia: Santiago trajo el asunto del juicio final ante nosotros en su observación sobre los ricos impiadosos y sus destinos. Ahora llama a los cristianos (especialmente a aquellos que tienen paciencia en las dificultades) a tener paciencia para soportar hasta la venida del Señor.
i. «Santiago no despierta ningún sentimiento de clase, por ejemplo, de los trabajadores contra sus patrones injustos; sino deja a los opresores ricos a la inminente venganza de Dios por su crueldad». (Moffatt)
ii. «A veces, en efecto, la misma esperanza de la venida del Señor ha parecido aumentar la impaciencia en lugar de la paciencia […]. ¡Oh, sea paciente en la comunión con Dios!». (Morgan)
b. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia: Un labrador no se rinde cuando sus cultivos no se pueden cosechar inmediatamente. Él sigue trabajando aun cuando el cultivo no se puede ver. Los cristianos deben de trabajar y ejercitar la paciencia aun cuando el día de la cosecha parece muy lejano.
i. Como Santiago nos instruye, debemos esperar en Dios y no perder el ánimo. «Un hombre al que se le da una recompensa por esperar mantiene su valor, y cuando tiene que esperar, dice: ‟No es más de lo que esperaba. Nunca pensé que iba a matar a mi enemigo al primer golpe. Nunca imaginé que capturaría la ciudad tan pronto como hubiera cavado la primera trinchera; contaba con esperar, y ahora que ha llegado, encuentro que Dios me da la gracia de seguir luchando hasta que llegue la victoria”. Y la paciencia salva a un hombre de una gran cantidad de prisa y de locura». (Spurgeon)
ii. Cuando pensamos en ello, la espera y la necesidad de resistencia que tenemos en la vida cristiana es similar a la espera del granjero:
· Espera con una razonable esperanza y expectativa de recompensa.
· Espera mucho tiempo.
· Espera trabajando todo el tiempo.
· Él espera por cosas que no dependen de su propio poder, con su mirada en los cielos.
· Espera a pesar de las circunstancias cambiantes y de las muchas incertidumbres.
· Espera animado por el valor de la cosecha.
· Espera animado por el trabajo y la cosecha de los demás.
· Espera porque realmente no tiene otra opción.
· Espera porque de nada le sirve rendirse.
· Espera conciente de la manera en que funcionan las estaciones.
· Espera porque en la medida en que pasa el tiempo, hacerlo se vuelve más importante y no menos.
c. Hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía: La imagen de la lluvia temprana y tardía debe de tomarse literalmente, como Santiago tuvo la intención. La lluvia temprana (al llegar a finales de octubre o principios de noviembre) tenía la intención de suavizar la tierra para el arado; las lluvias tardías (las cuales llegaban a finales de abril o mayo), tenían la intención de hacer madurar los cultivos un poco antes de la cosecha. No hay una imagen alegórica en cuanto al derrame «temprano» o «tardío» del Espíritu Santo en la iglesia.
i. La Biblia sí explica que habrá un derramamiento significativo del Espíritu Santo en los últimos días (Joel 2:28-29, Hechos 2:17-18); pero este pasaje de Santiago no parece ser relevante en cuanto a eso.
ii. En cambio, el sentido aquí es más como Moffatt explica: «El granjero tenía que esperar esta lluvia dos veces al año; pero aunque no podía hacer nada para traerla, no se desanimaba, siempre y cuando obedeciera la voluntad de su Dios».
d. Afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca: El pronto regreso de Jesús requiere que nosotros establezcamos nuestros corazones, corazones que estén arraigados en Jesús y en su eterna resolución de todas las cosas.
i. «Cuando Dios te dé una rica recompensa por todo lo que has hecho por él, te ruborizarás al pensar que alguna vez dudaste; te avergonzarás al pensar que alguna vez te cansaste de su servicio. Tendrás tu recompensa. No mañana, así que espera; no al día siguiente quizás, así que ten paciencia. Puede que un día estés lleno de dudas, tus alegrías se desvanezcan. Puede que haya un viento fuerte con tu espíritu. Puedes, incluso, dudar de si eres del Señor; pero si has descansado en el nombre de Jesús, si por la gracia de Dios eres lo que eres, si Él es toda tu salvación y todo tu deseo, ten paciencia; ten paciencia, porque la recompensa vendrá seguramente en el buen tiempo de Dios». (Spurgeon)
e. Porque la venida del Señor se acerca: Hay un sentido real en el cual la venida del Señor estaba cerca en los días de Santiago como también en nuestros días. Uno podría decir que, desde la ascensión de Jesús, la historia ha sido traída al borde de la consumación y ahora le sigue de manera paralela a ese borde, con la venida del Señor… quese acerca.
2. (9) Practicando la paciencia entre el pueblo de Dios
Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.
a. No os quejéis unos contra otros: El tiempo de dificultad puede provocar que seamos menos que afectivos con nuestros hermanos y hermanas cristianos. Santiago nos recuerda que no podemos quejarnos ni rezongar en nuestras dificultades —para que no seáis condenados.
b. He aquí, el juez está delante de la puerta, Jesús viene como un juez, y no solamente para juzgar al mundo, sino para evaluar la fidelidad de los cristianos (2 Corintios 5:10). A la luz de esto, no debemos de permitir que las dificultades nos hagan poco amorosos unos hacia otros.
3. (10-11) Siguiendo ejemplos de paciencia
Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.
a. Tomad como ejemplo de aflicción y paciencia a los profetas: Santiago nos recuerda que los profetas del Antiguo Testamento soportaron aflicciones, pero practicaron la paciencia. Los podemos tener como ejemplos.
i. Entre estos profetas, Jeremías se destaca como alguien que soportó los malos tratos con paciencia. A él se le puso en el cepo (Jeremías 20:2), fue puesto en prisión (Jeremías 32:2), y se le bajó a un calabozo lodoso (Jeremías 28:6); pero aun así persistió en su ministerio.
ii. «Tanto como Dios los honró y los amó, sin embargo, no fueron eximidos de las aflicciones, sino que fueron calumniados, denigrados y perseguidos por los hombres (1 Reyes 18:13; 19:14; 2 Reyes 6:31; Amós 7:10; Hebreos 11); por cuanto ellos sufrieron cosas tan duras, no es vergonzoso para ustedes sufrir lo mismo (Mateo 5:12)». (Poole)
b. Habéis oído de la paciencia de Job: Santiago esencialmente nos dice tres cosas sobre Job y por qué es un ejemplo significativo para el cristiano que sufre.
i. Primero, vemos la perseverancia de Job. Pasajes como Job 1:20-22 nos muestran la tremenda perseverancia de este hombre afligido, que se negó a maldecir a Dios a pesar de su sufrimiento severo y misterioso.
ii. Vemos también el fin del Señor, lo que habla del objetivo y propósito final de Dios al permitir que el sufrimiento llegue a Job. Tal vez el mayor fin del Señor fue usar a Job como lección para los seres angelicales, incluso como Dios promete usar a la iglesia (Efesios 3:10-11). Cuando entendemos que Dios tiene un propósito bueno, aun las cosas dolorosas se ponen en una perspectiva diferente. «Si un hombre me atacara con un cuchillo, lo resistiría con todas mis fuerzas, y lo consideraría una tragedia si lograra atacarme. Pero si un cirujano viene a mí con un cuchillo, le doy la bienvenida a él y al cuchillo; que me abra, incluso más que el atacante del cuchillo, porque sé que su propósito es bueno y necesario». (Spurgeon)
iii. Vemos además que el Señor es muy misericordioso y compasivo. Esto no es inmediatamente percibido en la historia de Job; podemos pensar rápidamente que Dios fue cruel con Job. Sin embargo, cuando meditamos, podemos ver que Dios fue realmente muy misericordioso y compasivo.
· Dios fue muy misericordioso y compasivo con Job, porque solo permitió el sufrimiento por una muy buena razón.
· Dios fue muy misericordioso y compasivo con Job, porque restringió lo que Satanás podía hacer contra Job.
· Dios fue muy misericordioso y compasivo con Job, porque lo sostuvo con su mano invisible a través de todo su sufrimiento.
· Dios fue muy misericordioso y compasivo con Job, porque en todo el proceso Dios usó al mismo Satanás. Al final de todo, Dios había logrado algo maravilloso: hacer de Job un hombre mejor y más bendecido que nunca. Recuerda que por muy bueno que fuera Job al principio del libro, era un hombre mejor al final de este. Era mejor en carácter, más humilde, y más bendecido que antes.
iv. «Y cuando miramos toda la vida de Job, vemos que el Señor en su misericordia lo sacó de todo con una ventaja indescriptible. Aquel que fue probado con una mano sostenida por la otra. Cualquiera que fuera el fin de Satanás para tentar al patriarca, Dios tenía un fin que cubría y rodeaba al del destructor; y ese fin fue cumplido en el tiempo, desde la primera pérdida que ocurrió entre los bueyes, hasta la última burla de sus tres acusadores». (Spurgeon)
v. Que el Señor es muy compasivo: «Desearía que todos pudiéramos leer el griego original, porque esta palabra: ‟El Señor es muy compasivo”, es especialmente notable. Significa literalmente que el Señor tiene ‟muchas entrañas o un gran corazón” y, por lo tanto, indica gran ternura». (Spurgeon)
4. (12) Una exhortación a la luz del juicio venidero ante Jesús
Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.
a. No juréis: Los judíos de los tiempos de Santiago hacían distinciones entre «juramentos obligatorios» y «juramentos no obligatorios». Los juramentos que no incluían el nombre de Dios eran considerados como no obligatorios, y el utilizar dichos juramentos era como estar «cruzando los dedos» detrás de tu espalda mientras decías la mentira. Son estos juramentos los que Santiago condena.
i. La Biblia no prohíbe jurar, solamente el hacer juramentos que llevan decepción, falta de sabiduría y ligereza. En ocasiones, Dios mismo hace juramentos (Lucas 1:73, Hebreos 3:11, Hebreos 6:13).
ii. «No está prohibido jurar, como tampoco lo está en Mateo 5:34 (porque los juramentos son utilizados por los hombres santos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento [Génesis 21:23, 24; 24:3; 26:28; 1 Reyes 17:1-2; 2 Corintios 1:23; Gálatas 1:20], y el uso de un juramento es permitido y aprobado por el mismo Dios [Salmo 15:4; Hebreos 6:16]); pero son frecuentes o habituales en el discurso ordinario juramentos falsos, imprudentes, vanos, sin causa justa». (Poole)
b. No juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento: Santiago de nuevo repite las enseñanzas de Jesús en el Sermón del Monte (Mateo 5:34-37). La necesidad de jurar o hacer juramentos, más allá de un simple y claro sí o no, traiciona la debilidad de tu palabra. Esto demuestra que no hay suficiente peso en tu propio carácter para confirmar tus palabras.
c. Para que no caigáis en condenación: Esta falta de carácter será expuesta en el tribunal de Cristo. Esto nos motiva a prepararnos más para aquel juicio por medio de hablar con integridad.
i. Esta amonestación puede parecer fuera de contexto para nosotros. Sin embargo, «probablemente Santiago la anotó como un pensamiento posterior, para enfatizar la advertencia de Santiago 5:9; en el acaloramiento o la irritación había una tentación de maldecir y jurar violenta y profanamente». (Moffatt)
C. Exhortaciones para que los cristianos se cuiden unos a otros
1. (13-14) ¿Cómo satisfacer las necesidades que se levantan entre los cristianos?
¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
a. El afligido necesita la oración, el alegre debe cantar alabanzas de elogios hacia Dios, y el enfermo debe de llamar a los ancianos de la iglesia, pidiéndoles que oren por su necesidad.
i. En lugar de «quejarse» (como en el versículo anterior), el que sufre debe orar. «En vez de murmurar unos contra otros (Santiago 5:9), o quejarte de mala manera, o romper en maldiciones, ora a Dios». (Moffatt)
ii. Santiago tiene el mismo consejo para el afligido y para el alegre: llévalo todo al Señor. De hecho, los dos mandatos se podrían voltear: los afligidos también que canten, y el alegre también debería de hacer oración.
iii. «En otras partes del Nuevo Testamento la palabra para«cantar alabanzas» se refiere a la adoración pública, y siempre, si se usa en el griego clásico, es para las canciones con un acompañamiento musical». (Moffatt)
iv. Santiago puso claramente la iniciativa de la persona en necesidad: «llame». La vacilación de las personas para pedir o buscar oración de los líderes de la iglesia, en tales circunstancias, es un verdadero misterio.
b. Oren por él: Santiago también dice que los ancianos de la iglesia, mientras oran, deben de ungir a la persona enferma con aceite en el nombre del Señor. Esta unción con aceite ha sido interpretada como el buscar la mejor atención médica posible para el afligido (los masajes con aceites se consideraban como medicinales), o como un emblema de la presencia y poder del Espíritu Santo.
i. Ungiéndole [a los enfermos]con aceite, se menciona también en Marcos 6:13, y Lucas 10:24 menciona la aplicación del aceite en un sentido médico. «La eficacia del aceite de oliva como agente médico era bien conocida» (Hiebert). Según Burdick, la palabra unción aquí no es la usual en el Nuevo Testamento, pues tiene un significado más medicinal.
ii. «El aceite se utilizaba y se utiliza con frecuencia en Oriente como medio para curar enfermedades muy peligrosas; y en Egipto se utiliza a menudo en la cura de la plaga. Incluso en Europa, se ha probado con gran éxito en la cura de la hidropesía. Y el aceite de oliva puro es excelente para las heridas y los moretones recientes; y he visto que se ha probado de esta manera con los mejores efectos […]. Santiago desea que usen medios naturales mientras buscan en Dios una bendición especial. Y ningún sabio lo enfocaría de otra manera». (Clarke)
iii. La Iglesia Católica Romana mutó este mandamiento de ungir a los enfermos en el «sacramento» de la Extrema Unción, que alguien administraba para preparar a los enfermos para la muerte. ¡Algo que Santiago tenía la intención de que se empleara para sanar, fue convertido en una preparación para la muerte!
2. (15-16) La respuesta de Dios a las oraciones de su pueblo
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
a. Y la oración de fe salvará al enfermo: Muchos se han preguntado si Santiago aquí «garantiza» sanidad para el enfermo al que han extendido una oración con fe. Algunos han interpretado la idea detrás de «salvará al enfermo» no como una sanidad en particular; y la idea de «le levantará», como una referencia de la resurrección final. La referencia a los pecados «serperdonados» se añade a la idea de que Santiago está considerando la obra y la sanidad espiritual, y no necesariamente una sanidad física.
i. Sin embargo, el contexto de la declaración exige que Santiago no excluya la sanidad física como respuesta a la oración, aunque parece significar algo más amplio que solo una sanidad física. Deberíamos orar por los demás con fe, esperando que Dios los sane, y luego dejar el asunto en manos de Dios.
ii. Claramente, Dios no concede una sanidad inmediata para cada oración de fe, y las razones están escondidas en el corazón y la mente de Dios. Sin embargo, muchos no se curan simplemente porque no se ofrece ninguna oración de fe. El mejor enfoque para orar por los enfermos es orar con humilde confianza en que serán sanados, a menos que Dios clara y poderosamente deje claro que esa no es su voluntad. Habiendo orado, simplemente dejamos el asunto en las manos de Dios.
iii. A menudo no hacemos una oración de fe por preocupación por la reputación de Dios si no hay sanidad. Debemos recordar que Dios es lo suficientemente grande como para manejar su propia reputación.
b. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados: Santiago nos recuerda que la confesión mutua trae sanidad, espiritual y física. Esto nos libra de las pesadas cargas (físicas y espirituales) de pecados no resueltos, y remueve obstáculos para la obra del Espíritu Santo.
i. Unos a otros: La confesión unos a otros en el cuerpo de Cristo es esencial, debido a que el pecado nos demandará que seamos solo de él, aislándonos los unos de los otros. La confesión rompe el poder de los pecados ocultos. Pero dicha confesión no necesita ser hecha a un «sacerdote» o a una imagen que sirva como mediadora; simplemente nos confesamos unos a otros como sea apropiado. La confesión es buena, pero debe hacerse con discreción. Una confesión del pecado sin sabiduría puede ser causa de más pecado.
ii. Clarke observa que si este pasaje se refiere en realidad a la práctica católica romana del confesionario, entonces el sacerdote debe igualmente confesar sus pecados al pueblo. También añade: «No hay ningún caso en la confesión audible donde el penitente y el sacerdote oren juntos por el perdón; pero aquí se ordena al pueblo que ore por el otro para que se cure». (Clarke)
iii. Teniendo en cuenta el contexto, el pecado debe ser confesado especialmente cuando sea necesaria la curación física. Es posible —aunque no siempre es así— que la enfermedad de una persona sea el resultado directo de algún pecado que no haya sido tratado, como describe Pablo en 1 Corintios 11:30.
iv. Hiebert dice sobre la confesión: «La forma de la raíz significa literalmente ‟decir lo mismo”; por lo tanto, significa que en la confesión del pecado nos ponemos de acuerdo para identificarlo por su verdadero nombre y admitir que es pecado».
v. «En la iglesia primitiva esto se hacía abiertamente como norma, ante la congregación. El primer manual de la práctica de la iglesia prescribe: «Debes confesar tus pecados en la iglesia, y no ir a la oración con mala conciencia (Didaché iv.)». (Moffatt)
vi. La gran convicción de pecado y la subsiguiente confesión de pecado es común durante los tiempos de avivamiento espiritual. Realmente no hay nada inusual en la confesión durante el Avivamiento. Finney —un gran mensajero del avivamiento— lo instó y lo describió. En los avivamientos del Norte de China bajo Jonathan Goforth, la confesión era casi invariablemente el preludio de la bendición. Un escritor que describía los significativos avivamientos coreanos asociados con Goforth escribió: ‟Podemos tener nuestras teorías de la conveniencia o de lo indeseable de la confesión pública del pecado. Yo he tenido la mía, pero sé que cuando el Espíritu de Dios venga sobre las almas culpables, habrá una confesión, y ningún poder en la tierra podrá detenerla”».(Llamando al recuerdo de William Newton Blair)
vii. La confesión pública del pecado tiene el potencial de ser muy buena o muy mala. Algunos principios rectores pueden ayudar:
· La confesión se debe hacer dirigida a la persona contra la que pecamos. «La mayoría de los cristianos prefieren la confesión en secreto ante Dios, incluso en asuntos que involucran a otras personas. Confesarse con Dios les parece la salida más fácil. Si los transgresores fueran realmente concientes de la presencia de Dios, incluso la confesión secreta de un pecado privado tendría un buen efecto. Desgraciadamente, la mayoría de los transgresores solo comulgan consigo mismos en lugar de ponerse en contacto con Dios, que rechaza sus oraciones bajo ciertas condiciones. En palabras de nuestro Señor, está claro que el pecado que involucra a otra persona debe confesársele a esa persona». (Orr)
· La confesión debe ser pública. Santiago 5:16 ilustra este principio. A.T. Robertson, el gran erudito griego, dice que en Santiago 5:16 el tiempo original del verbo griego confesar en este versículo implica más la confesión en grupo que la confesión privada. Es la confesión «de unos a otros», no «de uno a otros».
· La confesión pública debe ser discreta. A menudo la confesión no necesita ser más que lo necesario para conseguir la oración. Puede que sea suficiente decir públicamente: «Oren por mí, necesito la victoria sobre mi pecado acosador». Sería un error entrar en más detalles, pero decir esto es importante. Evita que seamos «cristianos de mentira», que actúan como si todo estuviera bien cuando no lo está. «Casi todas las transgresiones sexuales son secretas o privadas y deberían ser confesadas. Una carga demasiado grande para soportar puede compartirse con un pastor, con un médico o con un amigo del mismo sexo. Las Escrituras desalientan el nombrar la inmoralidad entre los creyentes, y declaran que es una vergüenza, incluso, hablar de las cosas que los inmorales hacen en secreto». (Orr)
· Es necesario distinguir entre los pecados secretos y los que afectan directamente a otros. Orr nos da un buen principio: «Si peca en secreto, confiese en secreto, admitiendo públicamente que necesita la victoria pero guardando los detalles para usted mismo. Si peca abiertamente, confiese abiertamente para eliminar los obstáculos de aquellos a los que ha sido de tropiezo. Si ha pecado espiritualmente (falta de oración, falta de amor e incredulidad, críticas, etcétera), entonces confiese a la iglesia lo que ha sido un estorbo para usted». (J. Edwin Orr)
· La confesión se hace a menudo a las personas, pero ante Dios. Al mismo tiempo, notamos que Santiago dice que confeséis vuestras ofensas a los demás. Una de las cosas interesantes de la confesión de pecado, como he notado en los escritos de J. Edwin Orr, es que las confesiones casi siempre se dirigen a las personas, no a Dios. No se trata de que confiese su pecado a Dios y que los demás solo escuchen. Confiesa su pecado ante los demás y les pide que oren por usted para que lo haga bien ante Dios.
· La confesión debe ser apropiadamente específica. Cuando la confesión abierta de pecado es apropiada —más que la declaración pública de la necesidad espiritual, es confesar el pecado abierto o el pecado contra la iglesia— debe ser específica. «Si cometí algún error, lo siento», no es una confesión de pecado en absoluto. Pecó específicamente, así que confiese específicamente. «No le cuesta nada a un miembro de la iglesia admitir en una reunión de oración: ‟No soy lo que debería ser”. No cuesta mucho más decir: ‟Debería ser un mejor cristiano”. Cuesta algo decir: ‟He sido un alborotador en esta iglesia”. Cuesta algo decir: ‟He tenido amargura de corazón hacia ciertos líderes, a los que definitivamente pediré disculpas”». (Orr, Rendición total)
· La confesión debe ser minuciosa. «Algunas confesiones no son minuciosas. Son demasiado generales. No se hacen a las personas involucradas. Descuidan completamente la restitución necesaria o no prevén una conducta diferente en la que se abandone el pecado. Son esfuerzos para experimentar un alivio psicológico». (Orr)
· La confesión debe tener honestidad e integridad. Si nos confesamos sin intención de luchar contra el pecado, nuestra confesión no es completa y se burla de Dios. Se cuenta la historia de un irlandés que confesó a su sacerdote que había robado dos bolsas de patatas. El sacerdote había oído los rumores por el pueblo y le dijo al hombre: «Mike, he oído que solo fue un saco de patatas robado del mercado». El irlandés respondió: «Es verdad, padre, pero fue tan fácil que planeo robarme otra mañana por la noche». Evite la confesión falsa, la confesión sin verdadero quebrantamiento o dolor. Si no es profundamente real, no sirve de nada.
· No hay que temer que la confesión pública de los pecados se salga de control. Orr cuenta una época en la que una mujer se sentía abrumada por la profunda pena por el pecado y se ponía histérica. Entonces vio el peligro inmediatamente y le dijo: «Tranquila, hermana. Vuelve tus ojos a Jesús». Lo hizo y se evitó el peligro de la emoción extrema.
· Los que escuchan una confesión de pecado también tienen una gran responsabilidad. Los que escuchan la confesión deben tener la respuesta adecuada: amor, oración de intercesión; no sabiduría humana, chismorreo, ni «compartir» la necesidad con otros.
viii. Según Moffatt, en el Libro de oración en inglés, antes del servicio de comunión, el ministro debe hacer esta invitación: «Venga a mí o a algún otro ministro discreto y conocedor de la Palabra de Dios, y confiese su dolor abiertamente; para que por el ministerio de la Santa Palabra de Dios pueda recibir el beneficio de la absolución». Puede ser de gran valor confesar abiertamente el dolor.
ix. La confesión real, profunda y genuina de los pecados, ha sido una característica de cada despertar o avivamiento genuino en los últimos 250 años. Pero no es nada nuevo, como lo demuestra el avivamiento en Éfeso registrado en Hechos 19:17-20. Dice que «muchos de los que creyeron vinieron confesando y contando sus hechos». Esto era que los cristianos se ponían de acuerdo con Dios, y la confesión abierta era parte de todo.
c. La oración eficaz del justo puede mucho: Al escribir sobre la necesidad de la oración por el afligido, por el enfermo, y por los pecadores, Santiago apunta hacia la naturaleza eficaz de la oración —cuando es ofrecida por el justo.
i. La idea de eficazen este contexto es «fuerte». «Podría ser interpretado literalmente como: ‟La súplica de un hombre justo es muy fuerte, energizante”». (Meyer)
ii. «Cuando se concede tal poder a la oración, se debe llamar inmediatamente a la fe en el ejercicio, para que se dé la bendición; el espíritu de súplica es la prueba de que el poder de Dios está presente para sanar. Las oraciones largas no dan ninguna evidencia particular de la inspiración divina». (Clarke)
iii. Muchas de nuestras oraciones no son efectivas debido a que no son eficaces. Son ofrecidas con una actitud tibia, la cual virtualmente pide a Dios que se encargue de algo que nos preocupa un poco. Una oración efectiva debe ser eficaz, y esto no es porque debemos de persuadir emocionalmente a un Dios reacio, sino porque debemos de ganarnos el corazón de Dios al ser fervientes (eficaces) por las cosas que Él es ferviente (eficaz).
iv. De manera adicional, una oración efectiva es ofrecida por un hombre justo. Este es alguien que reconoce que los fundamentos de su justicia están en Jesús, y cuyo caminar personal consiste en la justicia que él tiene en Jesús.
v. puede mucho: «Así fue con John Knox, a cuyas oraciones María de Escocia temía más que a los ejércitos de Felipe». (Meyer)
3. (17-18) Elías como un ejemplo de una oración contestada
Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
a. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras: Elías es un modelo de una oración ferviente que fue contestada por Dios. ¡Su efectividad en la oración se extendió aun al clima! Pero esto muestra que el corazón de Elías estaba en sincronía con el corazón de Dios. Él oró para que la lluvia se detuviera y comenzara debido a que sentía que estaba en el corazón de Dios en cuanto a su trato con Israel.
b. Oró fervientemente: Es literalmente «oró con oración». El verdaderamente orar, por definición, es orar fervientemente.
i. «“Oraba con oración”; un hebraísmo para denominar a quien oraba fervientemente». (Clarke)
c. Si Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, entonces nosotros podemos ser hombres con el poder de la oración como él.
4. (19-20) Ayudando a un hermano en pecado
Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.
a. Si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad: Habiendo introducido los tópicos del pecado y la confesión, Santiago nos recuerda la necesidad de confrontar a aquel que se ha extraviado de la verdad. El estar extraviado de la verdad es una buena imagen. La mayoría de las personas no se extravían deliberadamente —solamente ocurre. Sin embargo, esto los mantiene alejados y los pone en peligro.
i. «Lea el versículo y verá que se refiere a un reincidente visible de la iglesia de Dios. Las palabras: ‟Si alguno de vosotros”, deben referirse a un cristiano profeso». (Spurgeon)
b. alguno le hace volver: Esto nos muestra que Dios usa instrumentos humanos para hacer retroceder a los pecadores de los errores de sus caminos. Pero Dios no necesita usar tales instrumentos humanos, y a veces no lo hace. El apóstol Pablo —o mejor dicho, Saulo de Tarso — no se convirtió a través de ningún instrumento humano, salvo quizás las oraciones del mártir moribundo Esteban por él. Nadie le predicó, sin embargo, Jesús decidió encontrarse con él directamente.
i. Una de las razones por las que Dios usa instrumentos humanos es porque le da más gloria que si hiciera su trabajo por sí mismo. De esta manera, Dios es como un obrero hábil que hace cosas increíbles usando las peores herramientas. Siguiendo el mismo patrón, Dios usa vasijas de barro para que sean recipientes de su gloria.
ii. «La mayoría de las personas han sido convencidas por la piadosa conversación de las hermanas, por el santo ejemplo de las madres, por el ministro, por la escuela sabatina, o por la lectura de tratados o la revisión de las Escrituras. No creamos, pues, que Dios trabajará a menudo sin instrumentos; no nos sentemos en silencio y digamos: ‟Dios hará su propia obra”. Es cierto que lo hará; pero hace su obra usando a sus hijos como instrumentos». (Spurgeon)
iii. En esta línea, ¿no podemos decir que cuando nos negamos a ponernos al servicio de Dios —débiles y fracasados como somos— le robamos de hecho parte de su gloria? Él puede glorificarse a sí mismo a través de un vaso frágil como usted; debería dejar que lo haga.
iv. «Puede que no parezca tan brillante traer de vuelta a un reincidente como reclamar a una ramera o a un borracho; pero a los ojos de Dios no es un pequeño milagro de la gracia, y al instrumento que lo ha realizado no le dará un pequeño consuelo. Buscad, pues, hermanos míos, a los que fueron de nosotros pero se han alejado de nosotros; buscad a los que se quedan en la congregación pero han deshonrado a la iglesia y se han alejado de nosotros, porque no podemos soportar su inmundicia; buscadlos con oraciones, y lágrimas, y súplicas, y es posible que Dios les conceda el arrepentimiento para que se salven». (Spurgeon)
c. El que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados: Hay una bendición para aquel que ama a su hermano y lo confronta, y lo hace volver del error de su camino. Él ha salvado de muerte un alma y ha cubierto multitud de pecados.
i. Esto habla poderosamente de la restauración que es posible para los que han pecado. «Sé de hombres de buena reputación en el ministerio del evangelio, que hace diez años cayeron en pecado, y eso se nos ha echado en cara hasta hoy. ¿Habla usted de ellos? Se le informa de inmediato: ‟Vaya, hace diez años hicieron tal y tal cosa”. Hermanos, los hombres cristianos deberían avergonzarse de sí mismos por sacar a relucir cosas que pasaron hace tanto tiempo. Verdaderamente, podemos ser más prudentes en nuestros tratos; porque reprochar a un hermano caído por lo que hizo hace tanto tiempo, es contrario al espíritu de Juan, que fue tras Pedro, tres días después de haber negado a su Maestro con juramentos y maldiciones». (Spurgeon)
ii.Santiago concluye con esto porque esto es exactamente lo que ha tratado de hacer a través de esta carta retadora: confrontar a aquellos que se han extraviado de una fe viva para tratar de salvar sus almas de la muerte, al demandarles que no solamente escuchen la Palabra, sino que la practiquen, debido a que una fe viva tendrá su demostración.
iii. «Así que la homilía termina abruptamente, incluso más abruptamente que la Primera Epístola de Juan, sin ninguna palabra final de despedida a los lectores; abruptamente, pero no ineficazmente. Los escritos de la Sabiduría en los que se basa, también terminan como repentinamente». (Moffatt)
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