2 Crónicas 25 – El reinado de Amasías
A. Su victoria sobre Edom.
1. (1-2) El bien limitado del reinado de Amasías.
De veinticinco años era Amasías cuando comenzó a reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalén: el nombre de su madre fue Joadan, de Jerusalén. Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová aunque no de perfecto corazón.
a. Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová: Amasías, hijo del gran reformador Joás, continuó con el reinado en general piadoso iniciado por su padre.
i. “Tuvo un buen comienzo al adherirse así estrictamente a la ley. Feliz hubiera sido para él y para su reino si hubiera continuado como comenzó”. (Knapp)
b. Aunque no de perfecto corazón: Comparado con Joás, Amasías continuó fielmente con sus políticas. Sin embargo, algunas de esas políticas permitieron transigencias, como permitir sacrificios continuos y ofrendas de incienso en los lugares altos (2 Reyes 14:1-4). Comparado con David – el rey humano más grande que reinó sobre el pueblo de Dios – Amasías no estuvo a la altura (2 Reyes 14:1-4).
i. “La idea raíz de la palabra hebrea traducida como ‘perfecto’ es ser o estar completo. La imperfección del corazón consiste en una entrega incompleta. Alguna cámara del templo se conserva con fines egoístas. No se nos dice qué fue en el caso de Amasías, pero el hecho es que, a pesar de la dirección general de su vida… no todo su corazón estuvo decidido a hacer la voluntad de Dios”. (Morgan)
2. (3-4) Un ejemplo de la obediencia de Amasías.
Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey su padre; Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley en el libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.
a. Mató a los siervos que habían matado al rey su padre: Esto fue justo y en el mejor interés de Amasías. Fue bueno para él eliminar a aquellos que consideraban que el asesinato del rey era una forma razonable de cambiar el reino.
i. También cumplió el mandato de Dios de castigar a los asesinos con la ejecución, dado por primera vez en Génesis 9:5-7.
b. Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley en el libro de Moisés: Era la práctica estándar del mundo antiguo ejecutar no solo a la parte culpable de tal asesinato, sino también a su familia. Amasías fue en contra de la práctica convencional de su época y, en cambio, obedeció la palabra de Dios (Deuteronomio 24:16).
i. “En lo que mostró algo de fe y valor, al obedecer este mandato de Dios, aunque fue muy peligroso para sí mismo, pues era probable que tales personas buscaran venganza por la muerte de su padre”. (Poole)
3. (5-8) Preparativos para la batalla contra Edom.
Reunió luego Amasías a Judá, y con arreglo a las familias les puso jefes de millares y de centenas sobre todo Judá y Benjamín. Después puso en lista a todos los de veinte años arriba, y fueron hallados trescientos mil escogidos para salir a la guerra, que tenían lanza y escudo. Y de Israel tomó a sueldo por cien talentos de plata, a cien mil hombres valientes. Mas un varón de Dios vino a él, y le dijo: Rey, no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehová no está con Israel, ni con todos los hijos de Efraín. Pero si vas así, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer delante de los enemigos; porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar.
a. Y de Israel tomó a sueldo por cien talentos de plata, a cien mil hombres valientes: Al reunir un ejército (que eventualmente pelearía contra Edom), Amasías tomó a sueldo tropas mercenarias de las tribus del norte de Israel. Esta era una práctica común en el mundo antiguo.
b. Rey, no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehová no está con Israel: Este profeta anónimo advirtió al rey Amasías que no usara las tropas israelitas que había contratado. Yendo más allá, le advirtió que si él iba a la batalla usando estas tropas israelitas, Dios te hará caer delante de los enemigos.
i. Aunque tenía sentido militar para Amasías contratar y usar estas tropas, según la palabra de Dios, no tenía sentido espiritual. Esto se debe a que en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar. Pelear con Dios es recibir su ayuda; pelear contra él es hacer que Dios haga caer.
4. (9) La pregunta de Amasías y la respuesta del profeta.
Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: Jehová puede darte mucho más que esto.
a. ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Amasías escuchó y comprendió el mensaje de Dios de su mensajero. Sin embargo, su pregunta es bastante común: “¿Cuánto me costará ser obediente?”. Esta no es necesariamente una mala pregunta si estamos dispuestos a dejarnos persuadir por la respuesta del Señor.
b. Jehová puede darte mucho más que esto: El profeta sabiamente respondió a Amasías. Cueste lo que cueste la obediencia, en última instancia siempre es más barata que la desobediencia.
i. “Pero dices que ya has entrado en una alianza tan estrecha que no puedes echarte para atrás. Has invertido tu capital, has realizado grandes gastos. Sin embargo, será mejor perder estos que a Él”. (Meyer)
5. (10-13) La obediencia de Amasías y la victoria contra Edom.
Entonces Amasías apartó el ejército de la gente que había venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas: y ellos se enojaron grandemente contra Judá, y volvieron a sus casas encolerizados. Esforzándose entonces Amasías, sacó a su pueblo, y vino al Valle de la Sal: y mató de los hijos de Seir diez mil.Y los hijos de Judá tomaron vivos a otros diez mil, los cuales llevaron a la cumbre de un peñasco, y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos. Mas los del ejército que Amasías había despedido, para que no fuesen con él a la guerra, invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-oron, y mataron a tres mil de ellos, y tomaron gran despojo.
a. Entonces Amasías apartó el ejército de la gente que había venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas: Él les pagó según lo prometido, confiando en que Dios podía regresarle mucho más, y los envió a casa con fe, confiando en que Dios los protegería y les proveería.
i. Esto provocó grandemente al ejército despedido contra Judá, probablemente porque contaban con el saqueo anticipado como ingresos adicionales.
ii. “La gran ira de los israelitas, repetida en hebreo para enfatizar, muestra además por qué el Señor no está con ellos”. (Selman)
b. Esforzándose entonces Amasías, sacó a su pueblo, y vino al Valle de la Sal: y mató de los hijos de Seir diez mil: Andando en obediencia a Dios, Amasías vio la victoria que Dios prometió. Los edomitas, que aparentemente se habían rebelado contra la autoridad de Judá, fueron derrotados.
i. “Su victoria es bastante definitiva, aunque se logra sin ningún reconocimiento de la ayuda de Dios y con violencia excesiva”. (Selman)
c. Invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-oron, y mataron a tres mil de ellos, y tomaron gran despojo: Esto muestra la maldad de los soldados israelitas despedidos y su hambre de saqueos y despojos. Estaban decididos a enriquecerse a través de la conquista, más allá de su salario de soldados.
i. “Porque se sintieron deshonrados por el rechazo, y decepcionados por la presa y el botín que esperaban ganar, donde ahora eran enviados con las manos vacías; porque los cien talentos probablemente fueron entregados a sus oficiales sólo para formar hombres para este servicio; esa suma es demasiado pequeña para distribuirla en tantas manos”. (Poole)
ii. “Los soldados de Israel cometieron depredaciones en su camino de regreso. Este fue el resultado de la locura y el pecado de la propuesta de Amasías. Podemos ser perdonados y liberados, y sin embargo, habrá consecuencias posteriores que nos seguirán por algún acto mal considerado. El pecado puede ser perdonado, pero sus resultados secundarios a veces son muy amargos”. (Meyer)
B. El pecado de Amasías y el juicio en su contra.
1. (14-16) La extraña idolatría de Amasías y su arrogancia.
Volviendo luego Amasías de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y los puso ante sí por dioses, y los adoró, y les quemó incienso. Por esto se encendió la ira de Jehová contra Amasías, y envió a él un profeta, que le dijo: ¿Por qué has buscado los dioses de otra nación, que no libraron a su pueblo de tus manos? Y hablándole el profeta estas cosas, él le respondió: ¿te han puesto a ti por consejero del rey? Déjate de eso: ¿por qué quieres que te maten? Y cuando terminó de hablar, el profeta dijo luego: Yo sé que Dios ha decretado destruirte, porque has hecho esto, y no obedeciste mi consejo.
a. Trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y los puso ante sí por dioses, y los adoró: Esta acción de Amasías muestra la profunda necedad de la idolatría. Estos dioses de los hijos de Seir no pudieron defender ni ayudar a los edomitas, pero él los adoró. Dios envió un profeta para aclarar este punto al rey Amasías.
i. “El logro de Amasías parece sacar lo peor de él. Mientras que antes le había dado alguna respuesta a Dios, ahora se vuelve hacia la idolatría, la persecución, la venganza, la intransigencia, el orgullo y la apostasía”. (Selman)
b. ¿Te han puesto a ti por consejero del rey? Déjate de eso: El rey silenció arrogantemente al profeta, pero él pronunció una última palabra de juicio contra Amasías.
i. Este fue un rechazo de la misericordia de Dios hacia Amasías. Dios tuvo la bondad de enviarle un profeta corrector “cuando pudo haberlo enviado al infierno con un rayo; como probablemente hubiera hecho el hombre más paciente de la tierra si hubiera estado en el lugar y el poder de Dios”. (Trapp)
2. (17-20) El rey de Israel advierte al rey de Judá.
Y Amasías rey de Judá, después de tomar consejo, envió a decir a Joás, hijo de Joacaz hijo de Jehú, rey de Israel: Ven, y veámonos cara a cara. Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasías rey de Judá: El cardo que estaba en el Líbano, envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu hija a mi hijo por mujer. Y he aquí que las bestias fieras que estaban en el Líbano, pasaron, y hollaron el cardo. Tú dices: He aquí he derrotado a Edom; y tu corazón se enaltece para gloriarte. Quédate ahora en tu casa. ¿Para qué te provocas un mal en que puedas caer tú y Judá contigo? Más Amasías no quiso oir; porque era la voluntad de Dios, que los quería entregar en manos de sus enemigos, por cuanto habían buscado los dioses de Edom.
a. Ven, y veámonos cara a cara: Orgulloso de su éxito contra Edom, Amasías decidió hacer la guerra contra el reino del norte de Israel, sin duda en represalia por los ataques de saqueo de los mercenarios despedidos de Israel (2 Crónicas 25:5-16).
i. Tenía motivos para creer que tendría éxito. Recientemente había reunido un ejército de 300.000 hombres que mató a 20.000 hombres en una victoria sobre Edom (2 Crónicas 25:5, 11-12). El rey Joás (Joacaz) de Israel parecía muy débil, con solo 50 jinetes, 10 carros y 10,000 soldados a pie después de ser derrotado por los sirios (2 Reyes 13:7).
b. El cardo que estaba en el Líbano: La respuesta de Joás, rey de Israel, fue sabia y diplomática. Con esta pequeña historia y su aplicación, aconsejó a Amasías que se gloriara en su anterior victoria sobre Edom, pero quédate ahora en tu casa.
i. “El cardo, imaginándose a sí mismo igual al cedro, sugirió presuntuosamente una alianza matrimonial entre ellos. La diferencia entre los dos se hizo evidente cuando una bestia salvaje pasó y aplastó el cardo bajo sus pies. Por supuesto, la bestia no pudo dañar al cedro”. (Dilday)
c. ¿Para qué te provocas un mal en que puedas caer tú y Judá contigo? Amasías debería haber escuchado este mensaje de Joás, pero no lo hizo. Provocó una pelea que debería haber evitado y no consideró ni la probabilidad de éxito ni el efecto que su derrota tendría en todo el reino de Judá.
d. Era la voluntad de Dios, que los quería entregar en manos de sus enemigos, por cuanto habían buscado los dioses de Edom: Debido a la necia adopción de la idolatría por parte de Amasías, Dios le permitió entrar en una necia guerra con Israel. Los ídolos insensatos lo llevaron a tomar decisiones insensatas, y el Dios sabio en el cielo le permitió experimentar el efecto de esas decisiones.
i. “Era la voluntad de Dios, que lo entregó a su propio error y pasión, para su ruina”. (Poole)
3. (21-24) El orgulloso rey Amasías es derrotado por Israel.
Subió pues Joás rey de Israel, y se vieron cara a cara él y Amasías rey de Judá, en la batalla de Bet-semes, la cual es de Judá. Pero cayó Judá delante de Israel, y huyó cada uno a su estancia. Y Joás rey de Israel prendió en Bet-semes a Amasías rey de Judá, hijo de Joás hijo de Joacaz, y lo llevó a Jerusalén: y derribó el muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta del ángulo, un tramo de cuatrocientos codos. Asimismo tomó todo el oro y plata, y todos los utensilios que se hallaron en la casa de Dios en casa de Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey, y los hijos de los nobles; después volvió a Samaria.
a. Israel prendió en Bet-semes a Amasías rey de Judá: Debido a su necio ataque contra Israel, Amasías perdió su libertad y por un tiempo se convirtió en prisionero del rey de Israel.
i. “Su nombre significa ‘fortaleza de Jehová’; pero leemos, ‘que se esforzó el mismo’ (2 Crónicas 25:11); su carácter de autosuficiencia desmiente su nombre – algo que no es infrecuente en nuestros días”. (Knapp)
b. Derribó el muro de Jerusalén: Debido a su insensato ataque contra Israel, Amasías vio derribadas las defensas de Jerusalén. No solo perdieron la batalla en Bet-semes, sino que también quedaron en una posición más débil para enfrentar futuros ataques.
c. Asimismo tomó todo el oro y plata: Debido a su insensato ataque contra Israel, Amasías perdió el tesoro del pueblo de Dios. No fue solo una pérdida de su riqueza personal (los tesoros de la casa del rey), sino también del oro y la plata del pueblo de Dios. Amasías no tuvo la sabiduría para ver cómo perder esta batalla dañaría a otros además de a sí mismo.
i. Esto incluso se extendió a los rehenes que fueron llevados de Jerusalén a Samaria. La decisión de atacar a Israel fue sólo suya, pero el precio pagado por el insensato ataque lo pagó todo el reino de Judá. Es una advertencia seria para todos los líderes, que consideren cómo sus decisiones necias afectan a muchas otras personas.
ii. “La pelea de Amasías ciertamente era justa, pero fue derrotado; provocó su propio mal; cayó, y Judá cayó con él, como Joás había dicho”. (Clarke)
4. (25-28) Amasías es odiado y asesinado por sus propios súbditos.
Y vivió Amasías hijo de Joás, rey de Judá, quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel. Lo demás hechos de Amasías, primeros y postreros, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel? Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehová, empezaron a conspirar contra él en Jerusalén; y habiendo él huido a Laquis, enviaron tras él a Laquis, y allá lo mataron; Y lo trajeron en caballos, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de Judá.
a. Empezaron a conspirar contra él en Jerusalén: La vergonzosa derrota contra Israel socavó el apoyo a Amasías entre los líderes de Judá.
i. Él vivió quince años después de la muerte de Joás (lo que probablemente provocó su liberación del encarcelamiento en Israel), “Pero fue una especie de vida sin vida… Estuvo todo el tiempo bajo el odio y el desprecio de sus súbditos”. (Trapp)
ii. “En una etapa preliminar, su hijo Uzías, de dieciséis años, fue elevado a la corregencia – y finalmente al reinado – en el 790 a.C.”. (Payne)
b. Y habiendo él huido a Laquis, enviaron tras él a Laquis, y allá lo mataron: Amasías lo intentó pero no pudo escapar de los conspiradores. Fue asesinado, al igual que su padre (2 Reyes 12:20-21).
i. “Laquis fue la primera de las ciudades de Judá en adoptar las idolatrías del reino de Israel (‘fuisteis principio de pecado a la hija de Sion; porque en vosotros se hallaron las rebeliones de Israel’, Miqueas 1:13), y era natural que el idólatra Amasías buscara refugio ahí”. (Knapp)
ii. ‘Sin duda se volvió muy impopular después de haber perdido la batalla con los israelitas; la consecuencia de lo cual fue el desmantelamiento de Jerusalén y la incautación de los tesoros reales, junto con varios otros males. Es probable que los últimos quince años de su reinado fueran muy amargos: de modo que, al ver que la ciudad real no era un lugar seguro, se esforzó por asegurarse en Laquis; pero todo en vano, porque allí lo persiguieron sus asesinos; y el que abandonó al Señor fue abandonado por todos sus amigos, pereció en su contradicción y llegó a un final prematuro”. (Clarke)
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