Éxodo 4 – La comisión de Dios para Moisés
A. Dios le da señales a Moisés para confirmar su ministerio.
1. (1) Moisés pregunta: ¿Cómo es que ellos creerán en mí?
Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.
a. He aquí que ellos no me creerán: No estuvo mal que Moisés preguntara inicialmente:“¿Quién soy yo para que vaya a Faraón?” (Éxodo 3:11); esta era una pregunta lógica considerando lo grande que era la tarea. Sin embargo, Dios respondió esta pregunta más que adecuadamente en Éxodo 3:12: Yo estaré contigo. Después de ese punto, y en este pasaje, las preguntas de Moisés muestran más incredulidad que búsqueda sincera.
b. He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz: En Éxodo 3:13, Dios prometió que los líderes de Israel escucharían a Moisés. Él dijo: Y oirán tu voz. Cuando Moisés hizo esta protesta, bien podría haber dicho: “Pero, ¿y si estás equivocado, Dios?”
i. Era bueno cuando Moisés no tuviera confianza en la carne; pero era malo que desconfiara de Dios. En vista de la zarza ardiente, la voz de Dios, y el encuentro divino, no había lugar para que Moisés pusiera peros.
ii. “Siempre estamos propensos, cuando Dios nos llama a un alto servicio, a decir ‘pero’, y esto para presentar nuestra declaración de las dificultades tal como las vemos”. (Morgan)
2. (2-5) La primera señal: la vara de Moisés se convierte en culebra y en vara de nuevo.
Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.
a. ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Esto refleja un principio precioso con respecto a cómo Dios usa a las personas – Dios uso lo que Moisés tenía en su mano. Los años que Moisés pasó atendiendo ovejas no fueron en vano. Esos años depositaron en la mano de Moisés cosas que él podría usar para la gloria de Dios. Dios no usó el cetro que estuvo en la mano de Moisés cuando el vivía en Egipto, pero sí uso la sencilla vara del pastor.
i. A Dios le gusta usar lo que tenemos en nuestra mano.
· Dios usó lo que Samgar tenía en su mano (Jueces 3:31).
· Dios usó lo que estaba en la mano de David (1 Samuel 17:49).
· Dios usó la quijada de un burro en la mano de Sansón (Jueces 15:15).
· Dios uso cinco panes y dos peces de la mano de un muchacho (Juan 6:9).
b. Y él respondió: Una vara: La vara de Moisés partiría el Mar Rojo. Golpearía una roca de la cual saldría agua. Sería levantada sobre una batalla hasta que Israel ganara. Sería llamada la vara de Dios (Éxodo 4:20 y Éxodo 17:9).
c. Y se hizo una culebra: no solo la vara de Moisés se convirtió en una culebra; se convirtió en una culebra real que atemorizó tanto a Moisés como para huir de ella
d. Extiende tu mano, y tómala por la cola: Vemos la fe de Moisés cuando él extendió su mano para tomar a la culebra justo como Dios se lo mandó. La cola es el lugar más peligroso para agarrar una culebra; sin embargo, Moisés salió ileso.
i. En este pequeño incidente Moisés aprendió cómo hacer lo que Dios le decía que hiciera, aún cuando fuera incómodo.
e. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres: Este milagro haría que los hijos de Israel se dieran cuenta de que el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob estaba con ellos y de que el Dios de pacto no se había olvidado de ellos.
3. (6-9) La segunda y tercera señal: Moisés se vuelve leproso y vuelve a ser sano; el agua se convierte en sangre y de vuelta en agua.
Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra.
a. He aquí que se había vuelto como la otra carne: Cada una de las dos primeras señales tenían que ver con una transformación. Algo bueno y de buen uso (una vara o una mano) se convirtió en algo maligno (una culebra y una mano leprosa), y significativamente, fueron transformados a su estado original.
i. Había un verdadero mensaje en las dos primeras señales. La primera decía: Moisés, si me obedeces, tus enemigos quedarán impotentes. La segunda decía: Moisés, si me obedeces, tu contaminación puede ser hecha pura. Las dudas en cada una de estas áreas probablemente obstaculizaban a Moisés, y antes de que esas señales le hablaran a alguien más, le hablaron a Moisés. Este es el patrón con todos los líderes de Dios.
ii. “La palabra hebrea para lepra cubría una serie de enfermedades variadas, como lo hace actualmente nuestra palabra ‘cáncer’”. (Kaiser)
b. Se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra: La tercera señal era simplemente una señal de juicio. Las aguas buenas y puras se volvieron inmundas y sanguinolentas por la obra de Dios y no volvieron a su estado original. Esto mostraba que si los milagros de la transformación no cambiaban el corazón de la gente, entonces quizás la señal del juicio lo haría. Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz muestra que la señal de juicio solamente se mostraba cuando persistía la incredulidad a pesar de los milagros de transformación mostrados delante de ellos.
4. (10) Moisés da un pretexto: No puedo hablar bien.
Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.
a. ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra: Después de estas extraordinarias y persuasivas señales, Moisés aún daba objeciones al llamado de Dios. Moisés reveló que no confiaba en su habilidad para hablar – soy tardo en el habla literalmente significa “de boca pesada”.
b. Soy tardo en el habla y torpe de lengua: Al parecer la excusa de Moisés no estaba justificada. Claramente, 40 años antes de esto, Moisés no era tardo en el habla y torpe de lengua. Hechos 7:22 dice que:Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y su obra.
i. Esos años de elocuencia en Egipto terminaron 40 años antes de esto. Por 40 años, Moisés pareció solamente hablar con las ovejas. Su confianza en sí mismo se había ido; pero más bien necesitaba la confianza de Dios.
ii. El reclamo de Moisés no era sobre tener una articulación defectuosa, sino sobre su incapacidad de tomar el mando de los hebreos y egipcios (cf. Ezequiel 3:5, donde ‘torpe de lengua’ = dificultad con una lengua extranjera…).” (Kaiser)
5. (11-12) Dios responde a la excusa de Moisés.
Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
a. ¿Quién dio la boca al hombre? El hecho de que Moisés creyera que no era elocuente está completamente fuera de lugar. El Dios que creó las bocas más elocuentes que jamás hayan existido estaba de su lado.
b. ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Esta es una declaración dramática que revela la soberanía de Dios, y Dios la reveló en el contexto de una invitación a confiar en Dios y trabajar con Él
i. No hay el más mínimo sentido de fatalismo en esta declaración de la soberanía de Dios. Nunca es: “Dios es tan poderoso que nosotros no podemos hacer nada”,sino que siempre es: “Dios es tan poderoso que puede obrar a través de nosotros si nos hacemos disponibles”.
c. Hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego: Algunos piensan que esto es cruel de parte de Dios. Sin embargo, el punto aquí no era analizar el origen del mal, sino mostrar que Dios es tan poderoso que incluso puede llamar a los mudos, sordos y ciegos para que hagan su obra. Las deficiencias percibidas de Moisés no importaban en absoluto.
i. Si Moisés era un orador pobre, ¿eran estas noticias nuevas para Dios? ¿Tiene Dios problemas en recordar quién es sordo, quién es ciego, y quién es mudo? ¿Realmente pensará Moisés que Dios cometió un error?
ii. Si Moisés era un orador sin habilidad, eso no importaba – el Dios poderoso dijo, “yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar”. Por extensión, Dios es suficiente para nosotros, sin importar las insuficiencias reales o imaginarias que tengamos.
6. (13-17) La renuencia de Moisés y la respuesta de Dios.
Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar. Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón. Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios. Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.
a. Envía, te ruego, por medio del que debes enviar: Finalmente, Moisés terminó con las excusas y expuso lo que realmente había en su corazón. Simplemente, preferiría que Dios enviara a alguien más. Su problema no era realmente falta de habilidad; era falta de disposición.
i. “Es común que los hombres den razones fingidas en lugar de una real”. (Benjamin Franklin)
b. Entonces Jehová se enojó contra Moisés: Dios no se enojó cuando Moisés pregunto, ¿quién soy yo? (Éxodo 3:11). Él no se enojó cuando Moisés preguntó, “¿quién diré que me envió? (Éxodo 3:13). Él no se enojó cuando Moisés mostró incredulidad al mensaje de Dios y dijo, “he aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz” (Éxodo 4:1). Ni siquiera se enojó cuando Moisés falsamente declaró que él no era, ni había sido elocuente (Éxodo 4:10) – sino que Dios se enojó cuando Moisés simplemente no estuvo dispuesto.
i. Puede haber cientos de razones comprensibles por las que Moisés no estaba dispuesto, algunas de ellas con mucho sentido. Quizás Moisés realmente quería servir, pero no estaba dispuesto a hacerlo debido al rechazo pasado. Sin embargo, la verdad básica era que Moisés no estaba dispuesto, no que era incapaz.
c. ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien?: Cuando Dios trajo a Aarón para ayudar a liderar con Moisés, fue una expresión de Su disciplina hacia Moisés, no de Su aprobación ni de ceder ante Moisés. Aarón fue más un problema para Moisés que una ayuda.
i. Aarón instigó la adoración del becerro de oro, modelando el becerro él mismo y construyendo el altar él mismo (Éxodo 32:1-6). Los hijos de Aarón blasfemaron contra Dios con ofrendas impuras (Levítico 10:1-7). En algún momento, Aarón lideró abiertamente un motín contra Moisés
ii. A medida que se desarrollaron estos episodios, seguramente Moisés miró hacia atrás y vio por qué el Señor le dio a Aarón a Moisés como compañero – porque Dios estaba enojado por la falta de disposición de Moisés.
d. Que él habla bien: Aarón era un conversador suave, pero un hombre débil de contenido. Moisés tendría que poner la palabra de Dios en la boca de Aarón (Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras). En este sentido, Aarón fue como un presentador de noticias en la actualidad, que no hace nada más que leer lo que otros han escrito para él.
i. Aarón no fue el portavoz de Dios; él fue el portavoz de Moisés. Dios no necesita a líderes como éste. No es la manera de Dios que un hombre ministre como un conversador fluido, pero que no esté calificado para el liderazgo. Dios quiere combinar los cargos de “orador” y “líder”.
B. Moisés deja Madián y va a Egipto.
1. (18) Moisés pide permiso a su suegro Jetro para ir a Egipto.
Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.
a. Así se fue Moisés: Cuando se disipó el fuego de la zarza ardiente y cuando la voz de Dios que dóen silencio a lo largo del desierto, entonces le correspondió a Moisés obedecer, y hacer lo que Dios le había dicho que hiciera. Más de una persona ha tenido una experiencia espectacular tipo zarza ardiente y luego ha vivido como si nada hubiera pasado realmente.
i. ¿Tenía Moisés alguna idea de en qué se estaba metiendo cuando aceptó recibir el llamado del Señor? ¿Podía ver al ejército de los Egipcios acercarse, mientras Dios partía el Mar Rojo mediante la mano de Moisés? ¿Podía ver el cántico de victoria, el agua de la roca, el maná del cielo, las batallas ganadas a través de la oración? ¿Podía ver la visión de Dios en el Monte Sinaí, la voz de Dios desde el cielo, las tablas de piedra, el becerro de oro?¿Podía ver el tabernáculo construido, los sacerdotes consagrados? ¿podía ver a los espías enviados a Canaán, la respuesta de incredulidad y una sentencia de treinta y ocho años de vagar por el desierto? ¿podía ver una subida solitaria a la cima del monte Pisga, donde moriría contemplando la tierra prometida? ¿Podía ver el honor de sentarse junto al Señor en el Monte de la Transfiguración? ¿Tenía Moisés alguna idea de en qué se estaba metiendo?
b. Iré ahora: Moisés fue un buen ejemplo de la verdad de que servir a Dios no significa descuidar a tu empleador. Moisés se aseguró de que todo estaba listo para su partida.
Incluso el llamado de Dios no borró la necesidad de cortesía humana y respeto por el suegro”. (Kaiser)
c. Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven: Además, Moisés realmente no le contó a su suegro la historia detrás de su deseo de regresar a Egipto. Quizás simplemente sintió que era demasiado fantástica y prefería dejar que Dios demostrara Su Palabra cumpliéndola.
i. Es mucho más importante, y más beneficioso, que otros vean el fruto de la guía de Dios en tu vida que escucharte explicar todo lo que crees que Dios te dijo.
2. (19-23) Dios le dice a Moisés cómo se desarrollarán los eventos en Egipto.
Dijo también Jehová a Moisés en Madián: Ve y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte. Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano. Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.
a. Han muerto todos los que procuraban tu muerte… Yo endureceré su corazón: Dios sabía que Moisés estaría seguro en Egipto, y le dio alivio a su mente de la ansiedad; pero Dios también sabía que endurecería el corazón de Faraón, y que se necesitaría la muerte del primogénito antes de que Faraón aceptara liberar a los hijos de Israel.
i. Algunas veces, dice que Dios endureció el corazón de Faraón (Éxodo 4:21). Otras veces dice que Faraón endureció su propio corazón (Éxodo 8:15). Otras veces simplemente dice que el corazón de Faraón estaba endurecido, no se dice quien lo endureció (Éxodo 7:13).
ii. ¿Quién endureció realmente el corazón de Faraón? Podríamos decir que fueron los dos: Dios y Faraón; pero cuandoDios endureció el corazón de Faraón, nunca lo hizo en contra de la voluntad de Faraón. Faraón nunca dijo, “Oh, yo quiero hacer lo que es correcto y bueno y quiero bendecir al pueblo de Israel” ni Dios le respondió, “¡No, pues Yo endureceré tu corazón en contra de ellos¡”. Cuando Dios lo endureció, le permitió al corazón de Faraón hacer lo que el Faraón quería hacer – Dios entregó a Faraón a sus propios pecados (Romanos 1:18-32).
iii. “Dios no endurece a los hombres al colocar maldad en ellos, sino al no darles misericordia”. (Augustine)
b. Israel es mi hijo, mi primogénito: Como imagen, Dios consideraba a Israel como a Su primogénito y Dios sabía que habría un intercambio entre Su primogénito (Israel) y el primogénito de Egipto.
3. (24-26) La vida de Moisés es salvada en el camino.
Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo. Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión.
a. Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo: Este es un evento misterioso; pero al parecer Dios esta confrontando a Moisés – de la manera más fuerte posible – porque Moisés no había circuncidado a su hijo. Dios exige que esto se establezca justo antes de que Moisés entre en Egipto y comience a cumplir el llamado de Dios.
i. A menudo hay un punto de confrontación en la vida del líder en el que Dios exige que dejen a un lado algún área de transigencia, y no les permitirá progresar más hasta que lo hagan.
ii. “No debe de haber duda de que por alguna razón, la cual no se registra, Moisés falló en llevar a cabo la instrucción divina concerniente a la circuncisión … de una obediencia completamente establecida, todo se mueve hacia adelante”. (Morgan)
b. A la verdad tú me eres un esposo de sangre: Quizás Séfora se oponía al rito de la circuncisión.Ella no era israelita y pudo haber pensado que era una costumbre bárbara. Quizás fue por eso que Dios responsabilizó a Moisés (por no hacer lo correcto, aunque a su esposa no le gustara), pero inhabilitó a Moisés para que Séfora tuviera que realizar la circuncisión ella misma
i. Algunos se preguntan por qué la esposa de Moisés parece tan amargada aquí. Quizás por primera vez reconoció la naturaleza seria del llamado de su esposo y lo importante que era para toda su familia andar en los caminos del Señor.
ii. “Los instrumentos de piedra como [cuchillo de pedernal] se conservaron con fines rituales mucho después de la introducción de los instrumentos de metal”. (Kaiser)
4. (27-31) Moisés y Aarón se presentan al pueblo de Israel.
Y Jehová dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó. Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le había dado. Y fueron Moisés y Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. Y habló Aarón acerca de todas las cosas que Jehová había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo. Y el pueblo creyó; y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron.
a. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios: Dios le dijo a Moisés que Él le enviaría a Aarón (Éxodo 4:14), y ahora sucede. Dios le estaba mostrando a Moisés que Él guarda Sus promesas.
i. “Aarón, que vino a encontrarse con Moisés, podía hablar bien; pero era un hombre débil, cuya alianza con Moisés causó a su más noble hermano menor mucha ansiedad y dolor”. (Meyer)
b. Y el pueblo creyó: Sucedió tal como Dios lo había dicho. Dios había prometido que ellos escucharían su voz (Éxodo 3:18), y el pueblo de Israel lo hizo – y su emoción era real al anticipar la liberación de la nación.
c. Y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel: Años antes, cuando Moisés se ofreció a sí mismo como libertador a Israel, lo rechazaron. Ahora el tiempo y las circunstancias eran las correctas, y el destino de Dios para la vida de Moisés empezaría cumplirse.
©2021 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com