Lamentaciones 4 – La aflicción de la hija de Sion
A. El castigo de la hija de Sion.
1. (1-2) El oro ennegrecido de Sion.
¡Cómo se ha ennegrecido el oro!
¡Cómo el buen oro ha perdido su brillo!
Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.
Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro,
¡Cómo son tenidos por vasijas de barro, obra de manos de alfarero!
a. ¡Cómo se ha ennegrecido el oro! Jeremías lamentaba la pérdida de los hijos de Sion, que eran preciados y estimados más que el oro puro. Los mejores y más brillantes fueron todos tomados de Judá y Jerusalén y solo los más pobres y menos capaces quedaron atrás.
i. “Aunque el oro no se empaña, pierde su brillo cuando se cubre con polvo, que es precisamente lo que sucedió con los artículos de oro del templo de Jerusalén. Fueron pisoteados en las calles polvorientas de la ciudad, porque su gloria se había ido”. (Ryken)
b. Cómo son tenidos por vasijas de barro: La generación perdida en Babilonia nunca sería tan valiosa allí como lo sería en Jerusalén. Eran tan baratos y humildes como las vasijas de barro.
2. (3-5) La crueldad de la depravación de Sion.
Aun los chacales dan la teta, y amamantan a sus cachorros;
La hija de mi pueblo es cruel como los avestruces en el desierto.
La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed;
Los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese.
Los que comían delicadamente fueron asolados en las calles;
Los que se criaron entre púrpura se abrazaron a los estercoleros.
a. La hija de mi pueblo es cruel: Jeremías lamentaba la crueldad de los exiliados y los que quedaron. Parecían peores que chacales, y más como avestruces en el desierto, de quienes se pensaba que eran crueles con sus crías. Aun así, los niños pequeños de Judá pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese.
i. “Las patéticas escenas de niños pequeños que piden en vano comida parecen haberse grabado profundamente en la mente del autor, quien debe haber sido testigo de los eventos descritos aquí y en los dos primeros cantos fúnebres”. (Harrison)
ii. “Por su descuido con los huevos y su falta de atención a sus crías, el avestruz es proverbial”. (Clarke)
b. Los que comían delicadamente fueron asolados en las calles: Nadie estaba a salvo del juicio que vino sobre Jerusalén, y aquellos que alguna vez fueron encumbrados ahora eran abatidos.
i. Los que se criaron entre púrpura se abrazaron a los estercoleros: “Es una lástima que cualquier hijo de Dios, lavado en la sangre de Cristo, deba mojar su túnica escarlata en el hediondo trago del estercolero del mundo; que cualquiera que hasta ahora haya volado como un águila ahora se arrastre por el suelo como un escarabajo, o se revuelque como un cerdo en el fango de la sensualidad”. (Trapp)
3. (6) La grandeza del castigo de Sion.
Porque se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma,
Que fue destruida en un momento, sin que acamparan contra ella compañías.
a. Porque se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo: Jeremías nuevamente declaró su entendimiento de que la destrucción de Jerusalén se debió a la iniquidad del pueblo de Dios.
b. Más que el pecado de Sodoma: En Ezequiel 16:48-49, el profeta dijo que el pecado de Jerusalén fue peor que el de Sodoma. Aquí aprendemos que su castigo también fue mayor. Una forma fue que fue más prolongado y agonizante, a diferencia de Sodoma, que fue destruida en un momento.
i. “Él piensa que el castigo de Jerusalén es mucho mayor que el de Sodoma. Que fue destruida en un momento, estando todos sus habitantes en salud y fuerza; Jerusalén cayó por las calamidades más prolongadas; sus hombres en parte destruidos por la espada, y en parte por el hambre”. (Clarke)
4. (7-10) El pueblo afligido de Sion.
Sus nobles fueron más puros que la nieve, más blancos que la leche;
Más rubios eran sus cuerpos que el coral, su talle más hermoso que el zafiro.
Oscuro más que la negrura es su aspecto; no los conocen por las calles;
Su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo.
Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por el hambre;
Porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.
Las manos de mujeres piadosas cocieron a sus hijos;
Sus propios hijos les sirvieron de comida en el día del quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
a. Sus nobles fueron más puros que la nieve: En un tiempo, la devoción espiritual de aquellos en Jerusalén fue un adorno para la ciudad, su talle más hermoso que el zafiro. Sin embargo, después de la calamidad que cayó sobre Jerusalén, su apariencia es más negra que el hollín.
i. La mayoría de los comentaristas están de acuerdo en que nobles (traducido como nazareos por algunas versiones de la biblia) no es una referencia a aquellos que hicieron el voto de nazareo según Números 6:1-21, sino que se refiere a líderes o personas prominentes.
ii. “Personas de noble e ingeniosa crianza; la palabra Nezer significa corona, o insignia de honor, 2 Samuel 1:10; 2 Reyes 11:12. El nombre de nazareo se le dio a las personas espléndidas por su crianza y educación, u honor y dignidad; se le da a José, Génesis 49:26, lo traducimos: apartado de entre sus hermanos, Deuteronomio 33:16; así Nahum 3:17. Sus nobles en este lugar significan sus apartados, quienes, ya fuera por su nacimiento, educación, estado, lugares de magistratura, o similares, se distinguían del resto del pueblo”. (Poole)
iii. No los conocen por las calles: “La nobleza no puede ser reconocida en las calles porque el hambre ha reducido a todos los ciudadanos de Jerusalén a un nivel común de agotamiento físico”. (Harrison)
b. Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por el hambre: Jeremías explicó por qué la agonía de Jerusalén era peor que la que cayó sobre Sodoma. La destrucción de Sion vino lentamente con tanta hambre que las manos de mujeres piadosas cocieron a sus hijos.
i. Porque éstos murieron poco a poco: “Por una muerte lenta, como Druso el romano, a quien se le negó la comida, y se comió los rellenos de su lecho, dice Suetonio; y nuestro Ricardo II, que fue torturado y muerto de hambre en el castillo de Pomfret, donde le sirvieron la dieta y la pusieron delante de él de la manera principesca acostumbrada, y no se le permitió probarla ni tocarla”. (Trapp)
ii. Cocieron a sus hijos: “Los empaparon [hervidos] en lugar de asarlos, para no ser descubiertos por el olor, y no estuvieran así en peligro de ser despojados de ellos, como sucedió en el último asedio de los romanos”. (Trapp)
5. (11-13) La furia de Jehová contra los pecados de su pueblo.
Cumplió Jehová su enojo, derramó el ardor de su ira;
Y encendió en Sion fuego que consumió hasta sus cimientos.
Nunca los reyes de la tierra, ni todos los que habitan en el mundo,
Creyeron que el enemigo y el adversario entrara por las puertas de Jerusalén.
Es por causa de los pecados de sus profetas, y las maldades de sus sacerdotes,
Quienes derramaron en medio de ella la sangre de los justos.
a. Cumplió Jehová su enojo: Jeremías pensó en Jerusalén y Judá completamente devastados y pudo ver el ardor de la ira de Dios cumplido sobre Sion. Era tan grande que ni los reyes de la tierra habrían creído que el adversario podría por las puertas de Jerusalén.
b. Es por causa de los pecados de sus profetas, y las maldades de sus sacerdotes: La condenación de Sion fue especialmente apropiada dados los pecados de sus líderes espirituales. Entre otros pecados, asesinaron a los profetas fieles y al pueblo de Dios (Quienes derramaron en medio de ella la sangre de los justos).
i. “Los profetas y sacerdotes, que deberían haber estado proclamando los ideales del pacto en la nación, en realidad fueron los agentes responsables de perpetrar gran parte de la iniquidad tan característica de la vida antes del exilio”. (Harrison)
ii. “Estos miserables seres, bajo el pretexto del celo por la religión verdadera, persiguieron a los verdaderos profetas, sacerdotes y pueblo de Dios, e hicieron derramar su sangre en medio de la ciudad, de la manera más abierta y pública; exactamente como lo hicieron en Inglaterra los sacerdotes asesinos y los predicadores sedientos de sangre, bajo el reinado de la maldita Reina María”. (Clarke)
iii. “Ezequiel 22:1-12 muestra que el concepto de derramamiento de sangre era mucho más amplio que el asesinato o el homicidio, todo lo que cortaba las raíces de la sociedad o privaba a los hombres de su tierra y sustento acortaba sus vidas y por lo tanto era derramamiento de sangre. El sacerdote y el profeta contribuyeron positiva y negativamente: positivamente al defender o tolerar tal comportamiento, negativamente al no condenar a aquellos que agraviaron a sus semejantes”. (Ellison)
B. La hija de Sion y las naciones.
1. (14-17) Apartados por la ira del Señor.
Titubearon como ciegos en las calles, fueron contaminados con sangre,
De modo que no pudiesen tocarse sus vestiduras.
¡Apartaos! ¡Inmundos! les gritaban; ¡Apartaos, apartaos, no toquéis!
Huyeron y fueron dispersados; se dijo entre las naciones:
Nunca más morarán aquí.
La ira de Jehová los apartó, no los mirará más;
No respetaron la presencia de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los viejos.
Aun han desfallecido nuestros ojos esperando en vano nuestro socorro;
En nuestra esperanza aguardamos a una nación que no puede salvar.
a. Titubearon como ciegos en las calles, fueron contaminados con sangre: Jeremías representa al pueblo de Jerusalén deambulando como ciegos por las calles, pisando cadáveres y por lo tanto profanándose.
b. La ira de Jehová los apartó: Cuando Dios apartó a su pueblo de Jerusalén, no fueron bienvenidos en otros lugares. Las naciones dijeron a estos refugiados errantes: Nunca más morarán aquí.
c. No respetaron la presencia de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los viejos: Dios no veía a su pueblo con favor debido a pecados como estos. Sin embargo, como nos dijo Jeremías en Lamentaciones 4:13, fueron los pecados de los sacerdotes y los profetas los que provocaron esta falta de respeto.
d. Aguardamos a una nación que no puede salvar: Los falsos profetas y líderes políticos de Judá pusieron su confianza en Egipto para rescatarlos de los babilonios. Esperando en vano en busca de ayuda.
i. “Ahora volvemos a los recuerdos de la caída de la ciudad. Había una esperanza vana y persistente de que los egipcios vendrían al rescate (17; Jer. 37:5-10; Eze. 29:6-7)”. (Wright)
2. (18-20) Perseguidos por los enemigos del pueblo de Dios.
Cazaron nuestros pasos, para que no anduviésemos por nuestras calles;
Se acercó nuestro fin, se cumplieron nuestros días; porque llegó nuestro fin.
Ligeros fueron nuestros perseguidores más que las águilas del cielo;
Sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos pusieron emboscadas.
El aliento de nuestras vidas, el ungido de Jehová,
De quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones, fue apresado en sus lazos.
a. Cazaron nuestros pasos, para que no anduviésemos por nuestras calles: Cuando Jerusalén finalmente fue conquistada y ocupada por los babilonios, los ciudadanos judíos tuvieron muy poca libertad. Pronto fueron preparados para el exilio a Babilonia.
i. Para que no anduviésemos por nuestras calles: “Se suponía que se refería a los dardos y otros proyectiles arrojados desde los montículos que habían levantado en el exterior de los muros, por los cuales los que caminaban por las calles eran gravemente acosados, y no podían protegerse”. (Clarke)
ii. “Las altas torres de asedio babilónicas hacían peligroso que cualquiera caminara por las calles al alcance de las flechas o las piedras”. (Wright)
b. Se acercó nuestro fin, se cumplieron nuestros días; porque llegó nuestro fin: Jeremías había profetizado durante mucho tiempo que los babilonios conquistarían Jerusalén y Judá. Finalmente, había llegado el momento y se habían cumplido sus días.
c. Ligeros fueron nuestros perseguidores más que las águilas del cielo: Los babilonios persiguieron a cualquiera que intentara escapar. Esto incluyó a su rey Sedequías, quien trató de escapar pero fue capturado (Jeremías 52:5-11). El pueblo de Jerusalén consideraba a Sedequías como el ungido de Jehová, y esperaba que a su sombra tuvieran vida entre las naciones. La esperanza fue amargamente defraudada.
i. “Sedequías fue un individuo débil y traicionero que toleró la corrupción religiosa y la degeneración moral de la época, y en general ignoró el consejo ofrecido por Jeremías (Jeremías 37:2), excepto en ocasiones de crisis grave”. (Harrison)
3. (21-22) El juicio que viene a Edom.
Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz;
Aun hasta ti llegará la copa; te embriagarás, y vomitarás.
Se ha cumplido tu castigo, oh hija de Sion;
Nunca más te hará llevar cautiva.
Castigará tu iniquidad, oh hija de Edom;
Descubrirá tus pecados.
a. Gózate y alégrate, hija de Edom: Jeremías habló sarcásticamente a Edom, quien estaba feliz de que sus vecinos Jerusalén y Judá fueran conquistados.
i. La tierra de Uz: “Se desconoce si este territorio es idéntico o no al considerado como la patria de Job. Sin embargo, dado que Uz parece haber estado constantemente accesible tanto para los beduinos sabeos de Arabia como para los invasores caldeos de Mesopotamia (Job 1:15, 17), parecería haber estado ubicado en el área general de Edom”. (Harrison)
b. Aun hasta ti llegará la copa: Así como Edom encontró felicidad en la miseria de Sion, ellos beberían la copa del juicio de la mano de los babilonios.
i. “Poca duda hay de que los edomitas, que conocían las rutas y cruces, ayudaron aquí a los babilonios, y por eso los vs. 21-22 se vuelven contra Edom. Abdías 14 muestra claramente lo que hicieron. Así que, cuando Sion sea restaurada, Edom aún se mantendrá abatido y Malaquías 1:2-5 registra que esto se cumplió. Finalmente, Edom fue sometido y absorbido por Israel”. (Wright)
c. Se ha cumplido tu castigo: En este sentido, Dios había terminado con su gran juicio contra Jerusalén. El castigo de Edom aún estaba por venir; Dios pronto descubriría sus pecados.
i. “Cuando el pecado es perdonado, se dice que es cubierto: aquí, Dios dice que no cubrirá los pecados de Edom – no los perdonará; ellos beberán la copa de la ira”. (Clarke)
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com