Levítico 13: El diagnóstico de la lepra
A. Instrucciones a los sacerdotes para el diagnóstico de la lepra
1. (1-8) El método de examen de la lepra.
Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes. Y el sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo. Y si en la piel de su cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciere más profunda que la piel, ni el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado por siete días. Y al séptimo día el sacerdote lo mirará; y si la llaga conserva el mismo aspecto, no habiéndose extendido en la piel, entonces el sacerdote le volverá a encerrar por otros siete días. Y al séptimo día el sacerdote le reconocerá de nuevo; y si parece haberse oscurecido la llaga, y que no ha cundido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio: era erupción; y lavará sus vestidos, y será limpio. Pero si se extendiere la erupción en la piel después que él se mostró al sacerdote para ser limpio, deberá mostrarse otra vez al sacerdote. Y si reconociéndolo el sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará inmundo: es lepra.
a. Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca: Esta porción de Levítico (capítulos del 11 al 15) trata sobre las leyes de pureza. En el capítulo 11, se dieron las leyes de pureza relativas al consumo de animales. En el capítulo 12, se dieron las leyes de pureza con respecto al parto. En los capítulos 13 y 14, encontramos las leyes relativas a los tumores y las llagas en la piel, las paredes y las telas. Estos se examinaban para diagnosticar la lepra.
b. El sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo: Era deber de los sacerdotes mirar estas áreas potencialmente enfermas. En este sentido, los sacerdotes servían como funcionarios de salud pública y diagnosticaban la enfermedad a partir de criterios definidos con cuidado, no por intuición o adivinación.
i. «Los sacerdotes-médicos hebreos parecen haber sido los primeros en el mundo antiguo en aislar a las personas sospechosas de enfermedades infecciosas o contagiosas». (Harrison)
ii. «La ley disponía que se hiciera la más cuidadosa distinción entre la lepra propiamente dicha y lo que pudiera parecer lepra. Cuando se trataba de un caso claramente definido, el método era drástico en extremo». (Morgan)
c. Si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es: La metodología en este pasaje era extremadamente cautelosa en cuanto a la seguridad. Si una persona no podía ser declarada limpia (libre de lepra) con certeza, se le aislaba hasta que pudiera ser declarada limpia.
i. Estos juicios se basaban en un diagnóstico médico sólido y en la preocupación por el beneficio de la persona afligida, pero había una preocupación aún mayor por la salud de la comunidad a partir del brote de la enfermedad. «Estos dos principios son perpetuos en su aplicación. El estado debe tener siempre el derecho de inspección y examen. Sin embargo, debe usar su derecho con el mayor cuidado para no hacer daño a ningún individuo» (Morgan).
ii. «El tipo de enfermedad infecciosa no se especifica, pero a menudo se ha asociado con la lepra (enfermedad de Hansen), ya que el sustantivo sara at se tradujo como “lepra” en la Septuaginta». (Rooker)
iii. «La palabra hebrea no se corresponde con exactitud con lo que llamamos “lepra” en la actualidad. Es más bien un término muy general que pudiera incluir la tiña, la psoriasis, la leucodermia, así como la “enfermedad de Hansen” (terminología médica moderna utilizada para referirse a lo que comúnmente se llama “lepra” hoy día)». (Peter-Contesse)
iv. Enfermedades como la viruela, el sarampión y la escarlatina podían comenzar con una afección cutánea considerada lepra, y la persona quedaría aislada durante el tiempo necesario hasta que la afección desapareciera. Esta cuarentena ayudó a prevenir la propagación de este tipo de enfermedades entre el pueblo de Israel.
d. Es lepra: La lepra se trataba tan seriamente porque era una enfermedad horrible. Era también una imagen dramática del pecado y su obra espiritual en los seres humanos.
i. Cuando la lepra aparece por primera vez en la piel de una víctima, comienza como pequeñas manchas rojas. En poco tiempo se agrandan, se vuelven blancas y tienen un aspecto brillante o escamoso. Pronto, las manchas se extienden por todo el cuerpo y el pelo comienza a caerse, primero el de la cabeza y luego, incluso, el de las cejas. A medida que empeora, las uñas de las manos y de los pies se aflojan; empiezan a podrirse y por último se caen. Luego, las articulaciones de los dedos de las manos y de los pies comienzan a podrirse y empiezan a caerse. En la boca, las encías empiezan a encogerse y no pueden sostener los dientes, por lo que a menudo se pierden varios dientes. La lepra sigue comiendo la cara hasta que la nariz desaparece literalmente, y el paladar e incluso los ojos se pudren, y la víctima se consume hasta la muerte.
ii. «Incluso en la actualidad, la lepra es una enfermedad tan grave que desconcierta por completo la habilidad del médico. Se puede hacer mucho para aliviar la angustia que causa, pero no hay cura para ella. En los países en los que existen leyes sanitarias, se erradica casi por completo, pero eso se hace al eliminar las causas, no porque se cura al que la padece». (G. Campbell Morgan en 1926)
iii. «La lepra era, en efecto, nada menos que una muerte en vida, un envenenamiento de los manantiales, una corrupción de toda la alegría de la vida; una disolución lenta de todo el cuerpo, de modo que un miembro tras otro se descomponía y caía» (Trench en Notes on the Miracles [Notas sobre los milagros]).
iv. «Estas precauciones se tomaron no solo por razones sanitarias, o para evitar el contagio, ya que no es seguro que la lepra fuera contagiosa; sino para que las personas pudieran aprender a través de la parábola de la lepra, lo horrible y repugnante que es el pecado a los ojos de Dios». (Taylor)
v. La lepra es como el pecado en muchos sentidos. Existen buenas razones por las que muchos rabinos antiguos consideraban a un leproso como alguien que ya había muerto. La lepra es similar al pecado en que:
· Comienza como algo insignificante.
·No causa dolor en sus inicios.
· Crece lentamente.
·A menudo desaparece por un tiempo y luego regresa.
·Adormece los sentidos: no se siente nada en el área afectada.
· Causa decaimiento y deformidad.
·Con el tiempo, le da a la persona una apariencia repulsiva.
vi. «Todo hombre por naturaleza es como un leproso: repugnante en su persona; infectado en todas sus acciones y en todo lo que hace; incapaz de tener comunión con el pueblo de Dios; y excluido total y completamente, debido a su pecado, de la presencia y la aceptación de Dios». (Spurgeon)
vii. «A la luz de estas consideraciones, recordamos que llegó en el cumplimiento de los tiempos Uno que no solo podía mirar, sino también tocar al leproso, Uno que podía curar. Esa es la historia de su trato con el pecado» (Morgan).
2. (9-11) Examen de llagas tumorosas.
Cuando hubiere llaga de lepra en el hombre, será traído al sacerdote. Y éste lo mirará, y si apareciere tumor blanco en la piel, el cual haya mudado el color del pelo, y se descubre asimismo la carne viva, es lepra crónica en la piel de su cuerpo; y le declarará inmundo el sacerdote, y no le encerrará, porque es inmundo.
a. Y éste lo mirará: Esta sección muestra claramente las reglas específicas para hacer un diagnóstico certero de la lepra. Los detalles concretos dados en tantas situaciones diferentes enfatizan que Dios no quería que esto fuera una conjetura, sino el resultado de un examen cuidadoso. Un diagnóstico tan serio no debía ser adivinado.
i. La carne viva: Esto «demostraba que no se trataba de una lepra superficial, sino de una de naturaleza más profunda y maligna, que se había comido la propia carne, por lo que en el siguiente versículo se le llama lepra crónica, o inveterada, o desarrollada» (Poole).
b. Le declarará inmundo el sacerdote, y no le encerrará: Si un hombre o una mujer era diagnosticado con lepra, ya no estaba en aislamiento bajo la supervisión de los sacerdotes. Vivía por su cuenta, excluido de la comunidad de Israel (como se describe en los versículos 45-46).
i. «Lo único que el sacerdote podía hacer, era descubrir si la enfermedad era lepra o no. Si no lo era, entonces podía haber un período de aislamiento, y una restauración posterior a la comunidad. Si era lepra, no se podía hacer otra cosa que separar completamente al enfermo de los demás». (Morgan)
3. (12-17) Examen de un brote en todo el cuerpo.
Mas si brotare la lepra cundiendo por la piel, de modo que cubriere toda la piel del llagado desde la cabeza hasta sus pies, hasta donde pueda ver el sacerdote, entonces éste le reconocerá; y si la lepra hubiere cubierto todo su cuerpo, declarará limpio al llagado; toda ella se ha vuelto blanca, y él es limpio. Mas el día que apareciere en él la carne viva, será inmundo. Y el sacerdote mirará la carne viva, y lo declarará inmundo. Es inmunda la carne viva; es lepra. Mas cuando la carne viva cambiare y se volviere blanca, entonces vendrá al sacerdote, y el sacerdote mirará; y si la llaga se hubiere vuelto blanca, el sacerdote declarará limpio al que tenía la llaga, y será limpio.
a. Si brotare la lepra cundiendo por la piel: Es evidente en este capítulo que el término bíblico lepra,cubría una gama más amplia de enfermedades de la piel que el diagnóstico técnico moderno de la lepra.
b. Si la lepra hubiere cubierto todo su cuerpo, declarará limpio al llagado: Esto es contradictorio, pero aparentemente se trata de estas antiguas enfermedades de la piel, y proporciona una imagen espiritual poderosa, dada la asociación de la lepra con la condición pecaminosa de la humanidad.
i. Rooker considera que la frase clave con respecto a aquel cuya lepra hubiere cubierto todo su cuerpo es:«toda ella se ha vuelto blanca». «La piel blanca indicaba que se había curado la enfermedad, ya que la piel blanca sería una piel nueva que había crecido sobre la carne viva».
ii. «A primera vista, esto parece una disposición muy extraordinaria. Cuando la lepra empezaba a manifestarse, y las marcas apenas se distinguían, el pobre paciente era tratado como inmundo; pero, cuando se había desarrollado completamente, desde la coronilla hasta la planta del pie, el sacerdote declaraba limpio al leproso». (Meyer).
iii. «Mientras mitiguemos y justifiquemos nuestros pecados, y soñemos que hay mucho en nosotros que es noble y hermoso, no somos sujetos aptos para recibir la gracia salvadora de Dios, […] debemos confesar que desde la coronilla hasta la planta del pie estamos llenos de necesidad y de pecado, entonces estamos más cerca de Cristo, y en condiciones aptas para ser bendecidos abundantemente, y ser hechos el canal de bendición para otros». (Meyer).
c. Él es limpio [o] inmundo: El sacerdote debía declarar al afligido limpio o inmundo, según las instrucciones de este capítulo.
4. (18-23) Examen de un divieso (forúnculo) en la piel.
Y cuando en la piel de la carne hubiere divieso, y se sanare, y en el lugar del divieso hubiere una hinchazón, o una mancha blanca rojiza, será mostrado al sacerdote. Y el sacerdote mirará; y si pareciere estar más profunda que la piel, y su pelo se hubiere vuelto blanco, el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga de lepra que se originó en el divieso. Y si el sacerdote la considerare, y no apareciere en ella pelo blanco, ni fuere más profunda que la piel, sino oscura, entonces el sacerdote le encerrará por siete días; y si se fuere extendiendo por la piel, entonces el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga. Pero si la mancha blanca se estuviere en su lugar, y no se hubiere extendido, es la cicatriz del divieso, y el sacerdote lo declarará limpio.
a. Cuando en la piel de la carne hubiere divieso: Los sacerdotes recibieron los criterios para examinar y juzgar la severidad de los diviesos y sus secuelas.
5. (24-28) Examen de una quemadura en la piel.
Asimismo cuando hubiere en la piel del cuerpo quemadura de fuego, y hubiere en lo sanado del fuego mancha blanquecina, rojiza o blanca, el sacerdote la mirará; y si el pelo se hubiere vuelto blanco en la mancha, y ésta pareciere ser más profunda que la piel, es lepra que salió en la quemadura; y el sacerdote lo declarará inmundo, por ser llaga de lepra. Mas si el sacerdote la mirare, y no apareciere en la mancha pelo blanco, ni fuere más profunda que la piel, sino que estuviere oscura, le encerrará el sacerdote por siete días. Y al séptimo día el sacerdote la reconocerá; y si se hubiere ido extendiendo por la piel, el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga de lepra. Pero si la mancha se estuviere en su lugar, y no se hubiere extendido en la piel, sino que estuviere oscura, es la cicatriz de la quemadura; el sacerdote lo declarará limpio, porque señal de la quemadura es.
a. Cuando hubiere en la piel del cuerpo quemadura de fuego: Los sacerdotes recibieron los criterios para examinar y juzgar la severidad de las quemaduras y sus secuelas.
b. Hubiere en lo sanado del fuego mancha blanquecina: El examen y el diagnóstico de las enfermedades de la piel asociadas a quemaduras eran los mismos que los asociados a un divieso (versículos 18-23).
6. (29-37) Examen de llagas en el cabello.
Y al hombre o mujer que le saliere llaga en la cabeza, o en la barba, el sacerdote mirará la llaga; y si pareciere ser más profunda que la piel, y el pelo de ella fuere amarillento y delgado, entonces el sacerdote le declarará inmundo; es tiña, es lepra de la cabeza o de la barba. Mas cuando el sacerdote hubiere mirado la llaga de la tiña, y no pareciere ser más profunda que la piel, ni hubiere en ella pelo negro, el sacerdote encerrará por siete días al llagado de la tiña; y al séptimo día el sacerdote mirará la llaga; y si la tiña no pareciere haberse extendido, ni hubiere en ella pelo amarillento, ni pareciere la tiña más profunda que la piel, entonces le hará que se rasure, pero no rasurará el lugar afectado; y el sacerdote encerrará por otros siete días al que tiene la tiña. Y al séptimo día mirará el sacerdote la tiña; y si la tiña no hubiere cundido en la piel, ni pareciere ser más profunda que la piel, el sacerdote lo declarará limpio; y lavará sus vestidos y será limpio. Pero si la tiña se hubiere ido extendiendo en la piel después de su purificación, entonces el sacerdote la mirará; y si la tiña hubiere cundido en la piel, no busque el sacerdote el pelo amarillento; es inmundo. Mas si le pareciere que la tiña está detenida, y que ha salido en ella el pelo negro, la tiña está sanada; él está limpio, y limpio lo declarará el sacerdote.
a. Al hombre o mujer que le saliere llaga en la cabeza, o en la barba: Los sacerdotes recibieron los criterios para examinar y juzgar la severidad de los problemas de la piel asociados a las partes velludas del cuerpo.
i. Hombre o mujer: «La especificación adicional referente a la mujer no indica que las mujeres estaban excluidas de los casos anteriores, sino que debido a que este caso implica específicamente una infección en la barba, se podía suponer que las mujeres estaban exentas. El texto indica que no lo estaban». (Rooker)
ii. Es tiña: «La palabra utilizada aquí significa literalmente “un arrancamiento”, algo tan molesto que la persona que lo tiene no puede mantener sus manos fuera de ello». (Peter-Contesse)
b. Él está limpio, y limpio lo declarará el sacerdote: El sacerdote tenía la potestad de declarar a alguien limpio o inmundo, pero solo en base a lo que Dios había ordenado específicamente. La verdadera potestad no estaba en la declaración del sacerdote, sino en su aplicación de lo que la Palabra de Dios instruía.
i. «Si el sacerdote hubiera declarado parcialmente a alguien limpio que no lo estuviera, su sentencia habría sido anulada. Por tanto, es un engaño vano y peligroso pensar que la absolución dada a un pecador por un sacerdote le será de provecho si no se arrepiente de verdad». (Poole)
7. (38-39) Examen de manchas blancas en la piel.
Asimismo cuando el hombre o la mujer tuviere en la piel de su cuerpo manchas, manchas blancas, el sacerdote mirará, y si en la piel de su cuerpo aparecieren manchas blancas algo oscurecidas, es empeine que brotó en la piel; está limpia la persona.
a. Cuando el hombre o la mujer tuviere en la piel de su cuerpo manchas, manchas blancas: Los sacerdotes recibieron los criterios para examinar y juzgar la severidad de las manchas blancas y sus secuelas.
8. (40-44) Examen de la piel asociada con la pérdida de cabello.
Y el hombre, cuando se le cayere el cabello, es calvo, pero limpio. Y si hacia su frente se le cayere el cabello, es calvo por delante, pero limpio. Mas cuando en la calva o en la antecalva hubiere llaga blanca rojiza, lepra es que brota en su calva o en su antecalva. Entonces el sacerdote lo mirará, y si pareciere la hinchazón de la llaga blanca rojiza en su calva o en su antecalva, como el parecer de la lepra de la piel del cuerpo, leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su cabeza tiene la llaga.
a. Y el hombre, cuando se le cayere el cabello: Las Escrituras declaran que tal hombre es calvo, pero limpio. A través de los siglos, esto ha sido un consuelo para los hombres que pierden el cabello.
i. Es calvo por delante: «El hebreo tenía una palabra especial para este tipo de calvicie en oposición a la calvicie en la parte superior de la cabeza. Se relaciona con el verbo que significa “estar alto” y siempre se usa en contraste con la calvicie de la parte superior de la cabeza. Compárese con la expresión “tener frente alta”». (Peter-Contesse)
b. Cuando en la calva o en la antecalva hubiere llaga blanca rojiza: Los sacerdotes recibieron los criterios para examinar y juzgar la severidad de las llagas que aparecían donde se había perdido el cabello, y sus secuelas.
9. (45-46) El resultado de la lepra.
Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo! Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.
a. Llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta: Una vez confirmado el diagnóstico de lepra, todo cambiaba para el leproso. Vivía en un estado perpetuo de luto y de desgracia pública (pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!). Además, se le ordenaba vivir en un estado perpetuo de exclusión (habitará solo).
i. «El leproso tenía que ser como uno que llora por los muertos, o por alguna gran calamidad pública». (Clarke)
ii. Habitará solo: «No se hace énfasis en la completa separación de todos los demás, ya que a las personas con esta condición se les permitía vivir unos con otros, pero tenían que estar alejados del resto de la comunidad (ver 2 Rey. 7:3-10)». (Peter-Contesse)
b. Será inmundo; estará impuro, y habitará solo: A pesar de lo estricto que esto era, con el tiempo, muchos de los judíos fueron más allá al excluir a los leprosos de la sociedad. En los días de Jesús muchos judíos pensaban dos cosas sobre un leproso: es un muerto viviente y se merece esto porque es el castigo de Dios en su contra.
i. La tradición judía señalaba que no se debía saludar a un leproso y que había que mantenerse a dos metros de ellos. Un rabino se jactaba de que ni siquiera compraba un huevo en una calle donde veía un leproso, y otro se jactaba de que tiraba piedras a los leprosos para evitar que se acercaran. Algunos rabinos ni siquiera permitían que un leproso se lavara la cara.
ii. Pero Jesús era diferente. Amaba a los leprosos; los tocaba y los curaba cuando no tenían esperanza alguna (como en Mateo 8:1-4 y Lucas 17:11-19).
iii. Gracias a los medicamentos y los tratamientos modernos, la lepra es casi desconocida en el mundo occidental. En una época hubo dos colonias de leprosos en Estados Unidos, pero han sido cerradas. Sin embargo, en el mundo existen unos quince millones de leprosos, casi todos en países en vías de desarrollo.
B. Diagnóstico de telas y cueros contaminados por la lepra
1. (47-52) Vestidos contaminados que debían ser destruidos.
Cuando en un vestido hubiere plaga de lepra, ya sea vestido de lana, o de lino, o en urdimbre o en trama de lino o de lana, o en cuero, o en cualquiera obra de cuero; y la plaga fuere verdosa, o rojiza, en vestido o en cuero, en urdimbre o en trama, o en cualquiera obra de cuero; plaga es de lepra, y se ha de mostrar al sacerdote. Y el sacerdote mirará la plaga, y encerrará la cosa plagada por siete días. Y al séptimo día mirará la plaga; y si se hubiere extendido la plaga en el vestido, en la urdimbre o en la trama, en el cuero, o en cualquiera obra que se hace de cuero, lepra maligna es la plaga; inmunda será. Será quemado el vestido, la urdimbre o trama de lana o de lino, o cualquiera obra de cuero en que hubiere tal plaga, porque lepra maligna es; al fuego será quemada.
a. Cuando en un vestido hubiere plaga de lepra: En los tiempos del Antiguo Testamento, el término «lepra» tenía una amplia definición y podía incluir algunas formas de moho u hongos.
i. En urdimbre o en trama: «Mientras la decodificación de estas palabras está lejos de ser cierta, el significado apunta probablemente a “cualquier material tejido o de punto”». (Peter-Contesse).
b. El sacerdote mirará la plaga: Los sacerdotes debían determinar cuidadosamente si un vestido podía transmitir una enfermedad contagiosa o si aún podía ser utilizado. Las telas se presentaban al sacerdote y se aislaban durante siete días. Si el moho se había extendido después de siete días, la tela se quemaba.
2. (53-58) Vestidos que pueden ser lavados y conservados.
Y si el sacerdote mirare, y no pareciere que la plaga se haya extendido en el vestido, en la urdimbre o en la trama, o en cualquiera obra de cuero, entonces el sacerdote mandará que laven donde está la plaga, y lo encerrará otra vez por siete días. Y el sacerdote mirará después que la plaga fuere lavada; y si pareciere que la plaga no ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido la plaga, inmunda es; la quemarás al fuego; es corrosión penetrante, esté lo raído en el derecho o en el revés de aquella cosa. Mas si el sacerdote la viere, y pareciere que la plaga se ha oscurecido después que fue lavada, la cortará del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. Y si apareciere de nuevo en el vestido, la urdimbre o trama, o en cualquiera cosa de cuero, extendiéndose en ellos, quemarás al fuego aquello en que estuviere la plaga. Pero el vestido, la urdimbre o la trama, o cualquiera cosa de cuero que lavares, y que se le quitare la plaga, se lavará segunda vez, y entonces será limpia.
a. Y no pareciere que la plaga se haya extendido en el vestido: Si el moho o el hongo no se hubieran extendido, el vestido podía ser lavado y aislado por otros siete días. Si el moho permanecía después de esos siete días, el vestido se quemaba.
b. La plaga se ha oscurecido después que fue lavada: Si el moho, el mildiu o el hongo se hubieran oscurecido, la parte infestada podía ser arrancada.
c. Si apareciere de nuevo: Si el moho, el mildiu o el hongo volvían, el vestido debía quemarse.
d. Se le quitare la plaga: Si después de un lavado, el moho o el hongo desaparecían, el vestido o la tela podía utilizarse de nuevo después de un segundo lavado.
3. (59) Resumen de la ley relativa a los vestidos leprosos y al cuero.
Esta es la ley para la plaga de la lepra del vestido de lana o de lino, o de urdimbre o de trama, o de cualquiera cosa de cuero, para que sea declarada limpia o inmunda.
©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com