Levítico 14: Rituales sobre la limpieza de un leproso
A. Los primeros siete días del ritual para la limpieza de un leproso
1. (1-3) El examen del leproso.
Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare: Será traído al sacerdote, y éste saldrá fuera del campamento y lo examinará; y si ve que está sana la plaga de la lepra del leproso […]
a. Éste saldrá fuera del campamento: Cuando se creía que alguien se había curado de la lepra, se organizaba todo para que el sacerdote examinara a la persona afectada. El leproso no venía al tabernáculo; el sacerdote salía fuera del campamento a la comunidad de leprosos para hacer el examen.
i. Es necesario recordar que la palabra del Antiguo Testamento traducida como lepra incluye la enfermedad que hoy se diagnostica como lepra (enfermedad de Hansen), pero también muchas otras enfermedades de la piel.
b. Lo examinará: El sacerdote hacía el examen según los principios explicados en el capítulo 13. El leproso era declarado limpio o inmundo según esos principios.
2. (4-7) Las dos avecillas: una sacrificada, la otra liberada.
[…] el sacerdote mandará luego que se tomen para el que se purifica dos avecillas vivas, limpias, y madera de cedro, grana e hisopo. Y mandará el sacerdote matar una avecilla en un vaso de barro sobre aguas corrientes. Después tomará la avecilla viva, el cedro, la grana y el hisopo, y los mojará con la avecilla viva en la sangre de la avecilla muerta sobre las aguas corrientes; y rociará siete veces sobre el que se purifica de la lepra, y le declarará limpio; y soltará la avecilla viva en el campo.
a. Dos avecillas vivas, limpias, y madera de cedro, grana e hisopo: Estos eran los artículos usados en esta parte del ritual para la limpieza del leproso. Este ritual no se hacía con la esperanza de curar al leproso; sino cuando el leproso estaba curado. Usaban dos avecillas limpias, ya fuera para comer o sacrificar, un palo o un pedazo de madera de cedro, hilo de grana y una rama de hisopo.
i. Como el sacerdote salía fuera del campamento (versículo 3) para encontrarse con el leproso limpio, y no se menciona el tabernáculo hasta el segundo ritual en los versículos 10 y 11, esta inusual ceremonia no tenía lugar en el tabernáculo. Ocurría en la comunidad de leprosos, fuera del campamento.
ii. Madera de cedro: El cedro es extremadamente resistente a las enfermedades y a la podredumbre, y estas cualidades pueden ser las razones para incluirlo aquí.
iii. La mayoría de los comentaristas creen que la grana aquí es hilo, no la tela misma. «Este material se usaba para hacer las cortinas y el velo del tabernáculo (Ex. 25:4; 26:1,31; 28:5). Su color puede haber simbolizado la sangre». (Rooker).
iv. Las ramas de hisopo se usaban para rociar sangre o agua (Ex. 12:22, Núm. 19:18). Cuando David dijo: «Purifícame con hisopo» en el Salmos 51:7, admitió que era tan malo como un leproso, pero un leproso limpio.
b. Mandará el sacerdote matar una avecilla: En el ritual, la primera avecilla se mataba en un recipiente de arcilla (un vaso de barro) que también contenía agua de un manantial, un arroyo o un río (aguas corrientes). La sangre de esta avecilla sacrificada se recogía junto con el agua en el vaso de barro en el que se mataba la avecilla.
i. «La preposición hebrea implica que la acción debía realizarse más bien sobre la vasija de barro para que la sangre de la avecilla cayera en la vasija y se mezclara con el agua del manantial». (Peter-Contesse).
ii. Aguas corrientes se traduce literalmente como «agua viva». Se refiere al agua que proviene de fuentes que corren, como un manantial, un río o un arroyo. No provenía de un pozo ni de una cisterna. Se quería que fuera agua pura y fresca.
c. Los mojará con la avecilla viva en la sangre: Luego, la segunda avecilla (aún viva), junto con el trozo de madera de cedro, el hilo de grana y la rama de hisopo, se mojaba en la sangre de la avecilla sacrificada.
i. «La madera de cedro servía como mango, el hisopo y la avecilla viva se unían a él por medio del hilo de grana o la cinta carmesí. El pájaro debía estar atado a este mango de modo que su cola estuviera hacia abajo, para poder ser sumergida en la sangre del pájaro que se había sacrificado. Todo esto conformaba un instrumento para rociar esta sangre». (Clarke).
d. Rociará siete veces: Al parecer, mientras el sacerdote sostenía la avecilla viva mojada en la sangre, la madera, el hilo y la rama juntos, lo agitaba hacia el leproso limpio, y rociaba la sangre de la avecilla sacrificada sobre el leproso siete veces.
e. Soltará la avecilla viva en el campo: Después de declarar limpio al leproso (según el examen anterior, versículo 3), el sacerdote dejaba volar a la avecilla viva manchada de sangre.
i. «Esta [avecilla viva] bien podría llamarse ave expiatoria, al igual que el macho cabrío en el capítulo 16 es llamado macho cabrío expiatorio. Los rituales son similares en ambos casos, y probablemente tuvieran el mismo significado». (Clarke).
ii. Este inusual ritual se puede resumir en los siguientes aspectos:
· Esto ocurría fuera del campamento, lejos del desarrollo normal del sistema de sacrificio.
· Allí, un ser de los cielos se sacrificaba en una vasija de barro (de tierra).
· Incluso cuando se mataba la avecilla, esta era limpiada (por las aguas corrientes).
· Esta muerte, asociada con el agua y la sangre, se aplicaba al leproso, y se aplicaba perfectamente (siete veces) en relación con una avecilla viva.
· La sangre del sacrificio también se aplicaba al hilo de grana y al trozo de madera, junto con el hisopo.
· Con la marca del sacrificio, la avecilla viva volaba, ascendía a los cielos y se desaparecía.
iii. Este inusual ritual, apuntaba de manera significativa a la obra futura del Mesías, que limpiaría a los manchados con la lepra del pecado:
· Jesús fue sacrificado fuera del campamento (Hebreos 13:11-13).
· Jesús era el Enviado del Cielo (Juan 3:13, 6:38).
· Jesús permaneció limpio y santo (Hechos 2:27), incluso en su muerte, y se convirtió en pecado (2 Corintios 5:21) sin convertirse en pecador.
· Jesús vino mediante agua y sangre (1 Juan 5:6) y murió en asociación con sangre y agua (Juan 19:34-35).
· Jesús murió en asociación con una tela de color escarlata (Mateo 27:28). Nota del editor: En este verso, con el que se ejemplifica la relación entre el ritual de purificación del leproso con la obra redentora de Jesús en la cruz, atendiendo, específicamente, a uno de los elementos usados en dicho ritual: la grana, la traducción en Reina Valera 60 no se corresponde con la palabra grana; sin embargo, todas las versiones anteriores sí traducen grana. Se asocia la escarlata con la grana porque el color es muy similar (rojo intenso), o por la palabra en el idioma original.
· Jesús murió en asociación con la madera (Juan 19:17-18).
· Jesús murió en asociación con el hisopo (Juan 19:29).
· Jesús vivió y llevó las marcas de su muerte (Juan 20:27).
· Jesús ascendió al cielo, fuera de la vista humana (Hechos 1:9).
iv. De cierto modo, la avecilla viva liberada apunta al Jesús resucitado. Pero también apunta a los que han sido sanados y liberados de su lepra, incluida la lepra del pecado; son resucitados y liberados en el Jesucristo resucitado.
3. (8-9) La limpieza del cuerpo del leproso.
Y el que se purifica lavará sus vestidos, y raerá todo su pelo, y se lavará con agua, y será limpio; y después entrará en el campamento, y morará fuera de su tienda siete días. Y el séptimo día raerá todo el pelo de su cabeza, su barba y las cejas de sus ojos y todo su pelo, y lavará sus vestidos, y lavará su cuerpo en agua, y será limpio.
a. Lavará sus vestidos, y raerá todo su pelo, y se lavará con agua: Después del ritual con las dos aves, el leproso recuperado debía limpiarse completamente. Luego podía entrar en el campamento de Israel y pasar una semana viviendo a la vista de los demás (morará fuera de su tienda).
i. Era incómodo para el leproso recuperado no poder vivir su primera semana en su propia tienda, pero el carácter público de ello demostraba a toda la comunidad que realmente estaba curado y que debía ser aceptado, restaurado a la comunidad.
ii. «Raer todo su pelo; en parte, para demostrar su perfecta recuperación; en parte, para preservarlo de la recaída a través de cualquier germen o vestigio de él que pudiera quedar en su pelo, o en su ropa; y en parte, para enseñarle a dejar sus viejas lujurias, y convertirse en un hombre nuevo». (Poole)
b. Raerá todo el pelo de su cabeza, su barba y las cejas de sus ojos: Al concluir la semana fuera de su tienda, debía raerse y lavarse. Este afeitado debía incluir hasta la barba y las cejas. El leproso recuperado comenzaría de nuevo, como si fuera un recién nacido, como si hubiera nacido de nuevo.
B. El ritual del octavo día para la limpieza de un leproso
1. (10-11) Presentación en el tabernáculo.
El día octavo tomará dos corderos sin defecto, y una cordera de un año sin tacha, y tres décimas de efa de flor de harina para ofrenda amasada con aceite, y un log de aceite. Y el sacerdote que le purifica presentará delante de Jehová al que se ha de limpiar, con aquellas cosas, a la puerta del tabernáculo de reunión;
a. Dos corderos sin defecto: Al octavo día desde el comienzo de los rituales para la limpieza de un leproso, este traía tres corderos (dos machos y una hembra), junto con harina y aceite para el sacrificio.
i. Este era un gasto considerable, y como la mayoría de los leprosos no eran prósperos (la enfermedad los aislaba de la comunidad y normalmente duraba mucho tiempo), se proveía para el leproso pobre (14:21-32).
ii. La medida tres décimas de efa se corresponde a una cantidad entre 5 libras (2,25 kg) y 20 libras (9 kg).
iii. Un log de aceite se corresponde a unas diez onzas o un tercio de un litro.
b. El sacerdote que le purifica: Era el sacerdote quien declaraba a un leproso limpio o inmundo (como en 13:3, 13:6, 13:8, 13:11, 13:13, 13:17, 13:20 y así sucesivamente). Es en este sentido que el sacerdote «hacía» a un leproso limpio; al juzgar su condición a la luz de la palabra revelada de Dios.
i. Aun así, un sacerdote, ministro, obispo o pastor, no pueden hacer a otra persona ni justa ni injusta ante Dios. Pueden, sobre la base de la palabra revelada de Dios, juzgar la condición de la otra persona (la fe que profesa y su comportamiento), y declararla justa o injusta.
c. Presentará al que se ha de limpiar: A pesar de que este leproso había sido declarado limpio, todavía era necesaria una limpieza. Todavía tenía que seguir los sacrificios y los rituales (que apuntaban a la obra perfecta del Mesías que vendría) y sería hecho limpio.
d. Delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión: La inusual ceremonia que se explica en los versos del 1 al 7 de este capítulo tenía lugar fuera del campamento. El lavamiento de los versos 8 al 9 ocurría en la residencia normal del leproso. Pero este sacrificio tenía lugar en el tabernáculo.
i. «El movimiento del hombre limpio desde fuera del campamento (14:3), al campamento (14:8) y al tabernáculo de reunión (14:11), es otra forma de describir la restauración plena del hombre limpio». (Rooker)
2. (12-14) Un cordero como ofrenda por la culpa; la aplicación de la sangre.
[…] y tomará el sacerdote un cordero y lo ofrecerá por la culpa, con el log de aceite, y lo mecerá como ofrenda mecida delante de Jehová. Y degollará el cordero en el lugar donde se degüella el sacrificio por el pecado y el holocausto, en el lugar del santuario; porque como la víctima por el pecado, así también la víctima por la culpa es del sacerdote; es cosa muy sagrada. Y el sacerdote tomará de la sangre de la víctima por la culpa, y la pondrá el sacerdote sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.
a. Tomará el sacerdote un cordero y lo ofrecerá por la culpa: El primer cordero era ofrecido según las instrucciones de los capítulos 5 y 7:1-10. La carne de esta ofrenda pertenecía al sacerdote, no al leproso restaurado.
b. El sacerdote tomará de la sangre de la víctima por la culpa: Aquí ocurrió un cambio radical en cuanto a la ofrenda normal por la culpa. En el caso del leproso restaurado, el sacerdote tomaba de la sangre del primer cordero sacrificado, y la aplicaba sobre el lóbulo de la oreja derecha, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, para santificar y consagrar al leproso purificado. Esta era la misma acción que se usaba en la consagración de los sacerdotes (Levítico 8:22-24).
i. La sangre de la oreja derecha significaba que «debía escuchar a Dios primero»; la sangre en el pulgar de la mano derecha que «debía poner todo lo que tenía en servicio de la voluntad de Dios primero»; y la sangre del pulgar de su pie derecho que «debía seguir el camino de Dios primero».
ii. Por lo tanto, un leproso purificado tenía un llamado especial y una unción especial, al igual que los sacerdotes. Este ritual afirmaba y declaraba el cambio radical de vida que le ocurría al leproso restaurado. Era una persona nueva, nacida de nuevo, y su vida pertenecía a Dios de manera especial.
iii. «Para significar que todos a los que Cristo santifica tienen un oído que oye, una mano activa y un pie ágil para recorrer el camino que se considera santo». (Trapp)
iv. Dado que la lepra es una imagen del pecado, vemos como este ritual tiene una aplicación espiritual para cada pecador que Jesús limpia, restaura y libera. Somos comprados por un precio y, por lo tanto, debemos glorificar a Dios con nuestros cuerpos (1 Corintios 6:20).
3. (15-18) La aplicación del aceite.
Asimismo el sacerdote tomará del log de aceite, y lo echará sobre la palma de su mano izquierda, y mojará su dedo derecho en el aceite que tiene en su mano izquierda, y esparcirá del aceite con su dedo siete veces delante de Jehová. Y de lo que quedare del aceite que tiene en su mano, pondrá el sacerdote sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, encima de la sangre del sacrificio por la culpa. Y lo que quedare del aceite que tiene en su mano, lo pondrá sobre la cabeza del que se purifica; y hará el sacerdote expiación por él delante de Jehová.
a. Mojará su dedo derecho en el aceite: Después de la aplicación de la sangre, el sacerdote esparcía aceite con su dedo siete veces delante de Jehová (no sobre el leproso restaurado). Luego, el sacerdote aplicaba lo que quedare del aceite sobre el lóbulo de la oreja derecha, sobre el pulgar de la mano derecha y sobre el pulgar del pie derecho del leproso restaurado.
i. El aceite tiene una relación constante con el Espíritu Santo en la Biblia (como en Zacarías 4:1-7). El aceite de oliva era esencial y apreciado en la cultura bíblica y era una representación digna del Espíritu Santo:
· El aceite «cura» y se usaba como tratamiento medicinal en los tiempos bíblicos (Lucas 10:34). El Espíritu de Dios trae sanación y restauración.
· El aceite «alumbra» cuando se usa en una lámpara. Donde está el Espíritu de Dios hay luz.
· El aceite «calienta» cuando se usa como combustible para una llama. Donde está el Espíritu de Dios hay calor y consuelo.
· El aceite «vigoriza» cuando se utiliza para el masaje. El Espíritu Santo nos vigoriza para su servicio.
· El aceite «adorna» cuando se aplica como perfume. El Espíritu Santo nos adorna y hace que sea más placentero estar cerca de nosotros.
· El aceite «limpia» cuando se usa para darle brillo al metal. El Espíritu Santo limpia nuestra suciedad y pule nuestros bordes ásperos.
· El aceite «lubrica» cuando se usa para ese propósito. Hay poca fricción y desgaste entre los que en verdad caminan en el Espíritu.
ii. Significativamente, el aceite se aplicaba encima de la sangre del sacrificio por la culpa. La unción del Espíritu Santo no podía venir a menos que fuera encima de la obra de un sacrificio de sangre.
iii. Esto era único, pues en el ritual de consagración sacerdotal se aplicaba sangre en la oreja, el pulgar de la mano y el pulgar del pie, pero no se aplicaba aceite. Esta era una forma convincente de decir que todo lo que el leproso restaurado escuchaba, todo lo que hacía con el trabajo de sus manos, y todo camino que recorría debía estar bajo la unción y la influencia del Espíritu Santo.
iv. Esto tiene especial relevancia como una imagen de lo que Dios hace por los restaurados del pecado (lepra) en el Nuevo Pacto. Una de las promesas significativas del Nuevo Pacto es el derramamiento del Espíritu Santo sobre todos los que son parte del pacto (Ezequiel 36:27).
b. Lo que quedare del aceite […] lo pondrá sobre la cabeza del que se purifica: Después de la aplicación del aceite sobre la oreja, el pulgar de la mano y el pulgar del pie, se aplicaba aceite de manera más tradicional, y se ungía la cabeza del leproso restaurado de la misma manera que se ungían los sacerdotes y los reyes.
i. Este hecho dramático le decía al leproso: «De cierto modo, Dios te considera un rey y un sacerdote».
ii. La repetición de la frase «del que se purifica» nos recuerda que por una parte, el leproso ya estaba limpio; y por otra, todavía tenía que purificarse.
4. (19-20) El sacrificio por el pecado, el holocausto y la ofrenda sobre el altar.
Ofrecerá luego el sacerdote el sacrificio por el pecado, y hará expiación por el que se ha de purificar de su inmundicia; y después degollará el holocausto, y hará subir el sacerdote el holocausto y la ofrenda sobre el altar. Así hará el sacerdote expiación por él, y será limpio.
a. Ofrecerá luego el sacerdote el sacrificio por el pecado: El segundo de los tres corderos se ofrecía como sacrificio por el pecado. Este sacrificio se describe en Levítico 4 y 6:24-30.
b. Hará subir el sacerdote el holocausto: El sacerdote ofrecía el tercero de los tres corderos como holocausto. Este sacrificio se describe en Levítico 1 y 6:8-13.
c. Y la ofrenda sobre el altar: El sacerdote ofrecía la harina de primera calidad (14:10). Esta ofrenda se describe en Levítico 2 y 6:14-23.
i. «El sacrificio por el pecado ponía al individuo en buena posición delante de Dios, mientras que el holocausto y la ofrenda sobre el altar simbolizaban la renovada entrega del adorador y su devoción a Dios». (Rooker)
d. Así hará el sacerdote expiación por él, y será limpio: Estos sacrificios excepcionales apenas se usaron. De hecho, no hay evidencia en el Antiguo Testamento de un leproso israelita que fuera restaurado, aparte de Miriam (Números 12).
i. «La desesperación al sospechar que se podía haber contraído una enfermedad infecciosa debió ser intensa. Por el contrario, la alegría de ser declarado limpio era inexplicable». (Rooker)
ii. Cuando Jesús restauró a un leproso y le ordenó ir ante los sacerdotes del templo y hacer las ofrendas apropiadas (Lucas 5:12-14), debió llamar mucho la atención y dar un testimonio sorprendente.
C. Concesiones para que los pobres cumplieran el ritual de un leproso limpio
1. (21-23) Concesiones para que los pobres cumplieran el ritual de un leproso limpio.
Mas si fuere pobre, y no tuviere para tanto, entonces tomará un cordero para ser ofrecido como ofrenda mecida por la culpa, para reconciliarse, y una décima de efa de flor de harina amasada con aceite para ofrenda, y un log de aceite, y dos tórtolas o dos palominos, según pueda; uno será para expiación por el pecado, y el otro para holocausto. Al octavo día de su purificación traerá estas cosas al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión, delante de Jehová.
a. Mas si fuere pobre, y no tuviere para tanto: Debido a que el diagnóstico de lepra aislaba al leproso de la comunidad, y debido a que las enfermedades diagnosticadas como lepra duraban por lo general mucho tiempo, podemos suponer que la mayoría de los leprosos eran pobres y no podían permitirse los tres corderos para el sacrificio que se demandaban en el ritual descrito en los versículos 1 al 20. Dios, en su gracia, hizo concesiones con aquellos que eran pobres y no tenían para tanto.
b. Tomará un cordero […] y dos tórtolas o dos palominos, según pueda: En lugar de pedir tres corderos para el sacrificio, Dios solo demandaba uno. Los otros dos corderos se podían remplazar por dos aves: tórtolas o palominos.
c. A la puerta del tabernáculo de reunión, delante de Jehová: El pobre llevaba su ofrenda al mismo lugar, de la misma forma, a los mismos sacerdotes que el rico que podía permitirse una ofrenda mejor.
2. (24-25) La aplicación de la sangre de la expiación por la culpa.
Y el sacerdote tomará el cordero de la expiación por la culpa, y el log de aceite, y los mecerá el sacerdote como ofrenda mecida delante de Jehová. Luego degollará el cordero de la culpa, y el sacerdote tomará de la sangre de la culpa, y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.
a. El sacerdote tomará el cordero de la expiación por la culpa: La ofrenda del cordero para la expiación de la culpa del pobre y la aplicación de la sangre del sacrificio era la misma que se describe en los versículos 12 al 14.
3. (26-29) La aplicación del aceite en el ritual.
Y el sacerdote echará del aceite sobre la palma de su mano izquierda; y con su dedo derecho el sacerdote rociará del aceite que tiene en su mano izquierda, siete veces delante de Jehová. También el sacerdote pondrá del aceite que tiene en su mano sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, en el lugar de la sangre de la culpa. Y lo que sobre del aceite que el sacerdote tiene en su mano, lo pondrá sobre la cabeza del que se purifica, para reconciliarlo delante de Jehová.
a. El sacerdote echará del aceite: La aplicación del aceite en el ritual para los pobres era igual que la descrita en los versículos 15-18.
4. (30-32) La presentación del sacrificio por el pecado, el holocausto y la ofrenda.
Asimismo ofrecerá una de las tórtolas o uno de los palominos, según pueda. Uno en sacrificio de expiación por el pecado, y el otro en holocausto, además de la ofrenda; y hará el sacerdote expiación por el que se ha de purificar, delante de Jehová. Esta es la ley para el que hubiere tenido plaga de lepra, y no tuviere más para su purificación.
a. Ofrecerá una de las tórtolas o uno de los palominos: El procedimiento para realizar la ofrenda por el pecado y el holocausto era el mismo que se describe en los versículos 19 al 20, excepto que los corderos mencionados en dichos versos aquí se sustituían por aves. La presentación de la ofrenda era la misma que se menciona en el versículo 20.
D. Moho y hongo en una casa
1. (33-35) Sospecha de plaga de lepra (moho u hongo) en una casa.
Habló también Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, la cual yo os doy en posesión, si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión, vendrá aquel de quien fuere la casa y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi casa.
a. Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán: La siguiente sección aborda la plaga de lepra en las paredes de una estructura. No se aplicaba a las tiendas en las que Israel vivió durante sus años de peregrinación en el desierto camino a Canaán. Los brotes de lo que se denominó lepra en las paredes de tela o cuero de una tienda se explicaron en Levítico 13:47-58.
b. Si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión: Los israelitas heredaron la tierra y las propiedades de los cananeos cuando entraron en la tierra. La idea aquí parece ser que parte de esa propiedad había estado bajo el juicio de Dios y, por lo tanto, podía decirse que Dios puso la plaga allí. También, esto puede ser, simplemente, una forma hebrea de expresar la verdad de que Dios dirige o permite todas las cosas.
i. «Se sabe que en la Escritura, Dios se representa con frecuencia como haciendo lo que, en el curso de su providencia, Él solamente permite o deja que ocurra». (Clarke)
c. Algo como plaga ha aparecido en mi casa: Al igual que con las instrucciones relativas a la lepra en los vestidos en Levítico 13, la idea de la plaga de lepra o simplemente la plaga en este contexto, abarca una amplia gama de infestaciones, entre las que se pueden incluir el moho y el hongo.
i. «Desde un punto de vista científico moderno, el moho y la enfermedad de la piel tienen poco en común, pero ambos afectan la superficie de varios objetos». (Peter-Contesse)
2. (36-38) El examen inicial de la casa.
Entonces el sacerdote mandará desocupar la casa antes que entre a mirar la plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviere en la casa; y después el sacerdote entrará a examinarla. Y examinará la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las cuales parecieren más profundas que la superficie de la pared, el sacerdote saldrá de la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días.
a. El sacerdote mandará desocupar la casa: El moho y los hongos pueden ser peligrosos si se tocan o se respiran. Esta era una práctica sensata e higiénica y promovía la salud de la comunidad de Israel.
i. «Revela el interés de Dios por el bienestar físico de su pueblo y su incesante antagonismo con todo lo que pudiera perjudicarlo, […] y nos enseña, entre otros aspectos, que es imposible que los hombres sean leales a Dios y descuidados en cuanto a las medidas de las leyes sanitarias». (Morgan)
b. El sacerdote entrará a examinarla: Con la casa desocupada, el sacerdote examinaba las paredes y la plaga, y se fijaba en el color y la naturaleza del moho u hongos. Si determinaba que era lo suficientemente grave, la casa se cerraba durante siete días.
3. (39-42) La solución para la plaga que quede en las paredes.
Y al séptimo día volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa, entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo. Y hará raspar la casa por dentro alrededor, y derramarán fuera de la ciudad, en lugar inmundo, el barro que rasparen. Y tomarán otras piedras y las pondrán en lugar de las piedras quitadas; y tomarán otro barro y recubrirán la casa.
a. Si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa: Si el moho o el hongo se hubieran agravado, el sacerdote ordenaba que se arrancaran las piedras en que estuviere la plaga. Serían removidas de la casa.
i. Solo se mencionan las piedras (y no la madera ni otros materiales de construcción), lo que indica lo que los arqueólogos confirman: que las casas antiguas en esa parte del mundo fueron construidas en gran parte con piedra.
ii. Judas escribió que los creyentes deberían «aborrecer aun la ropa contaminada por su carne» (Jueces 1:23). «Todo lo que en nuestra vida haya estado asociado a la lepra del pecado pasado y contaminado por ella, es bueno destruirlo sin compromiso ni lástima». (Morgan).
b. Hará raspar la casa por dentro alrededor: El interior de una casa de piedra comúnmente se recubría con un tipo de barro. Este sería raspado y eliminado. La casa recibía entonces un nuevo barro.
4. (43-47) Tratamiento de una infestación crónica en una casa.
Y si la plaga volviere a brotar en aquella casa, después que hizo arrancar las piedras y raspar la casa, y después que fue recubierta, entonces el sacerdote entrará y la examinará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, es lepra maligna en la casa; inmunda es. Derribará, por tanto, la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacarán todo fuera de la ciudad a lugar inmundo. Y cualquiera que entrare en aquella casa durante los días en que la mandó cerrar, será inmundo hasta la noche. Y el que durmiere en aquella casa, lavará sus vestidos; también el que comiere en la casa lavará sus vestidos.
a. Si la plaga volviere a brotar en aquella casa: Si la infestación de moho u hongo era crónica, el sacerdote declaraba la casa inmunda, la casa se derribaba y los restos se sacaban fuera de la ciudad a lugar inmundo.
i. Lepra maligna: «Toda la expresión en este contexto significa algo así como: “es un hongo que no se puede eliminar”». (Peter-Contesse)
b. Cualquiera que entrare en aquella casa durante los días en que la mandó cerrar, será inmundo: Si alguien entraba a una casa que estuviera en cuarentena, era inmundo y tenía que tomar las medidas apropiadas.
i. Por analogía espiritual, podemos decir que nuestros hogares pueden ser infestados por el pecado. Cuando esto ocurre, no debemos seguir viviendo como antes; es necesario hacer cambios radicales. Puede que haya que quitar y desechar algo. Además, la obra del Cristo crucificado y resucitado en todas sus dimensiones se debe aplicar al hogar, con un sentido de arrepentimiento y entrega renovada.
5. (48-53) ¿Qué hacer cuando una casa se limpia de la plaga de moho u hongo?
Mas si entrare el sacerdote y la examinare, y viere que la plaga no se ha extendido en la casa después que fue recubierta, el sacerdote declarará limpia la casa, porque la plaga ha desaparecido. Entonces tomará para limpiar la casa dos avecillas, y madera de cedro, grana e hisopo; y degollará una avecilla en una vasija de barro sobre aguas corrientes. Y tomará el cedro, el hisopo, la grana y la avecilla viva, y los mojará en la sangre de la avecilla muerta y en las aguas corrientes, y rociará la casa siete veces. Y purificará la casa con la sangre de la avecilla, con las aguas corrientes, con la avecilla viva, la madera de cedro, el hisopo y la grana. Luego soltará la avecilla viva fuera de la ciudad sobre la faz del campo. Así hará expiación por la casa, y será limpia.
a. La plaga no se ha extendido en la casa: Si el sacerdote determinaba que la plaga había desaparecido, la casa se declaraba limpia.
b. Dos avecillas, y madera de cedro, grana e hisopo: El mismo ritual descrito en los versículos 4 al 7 sobre la limpieza de un leproso, se realizaba cuando una casa se declaraba limpia de una plaga de moho u hongo.
6. (54-57) Resumen de las leyes de la lepra.
Esta es la ley acerca de toda plaga de lepra y de tiña, y de la lepra del vestido, y de la casa, y acerca de la hinchazón, y de la erupción, y de la mancha blanca, para enseñar cuándo es inmundo, y cuándo limpio. Esta es la ley tocante a la lepra.
a. Esta es la ley: Esta declaración resumen concluye la sección de los capítulos 13 y 14 que abordan las enfermedades de la piel, otras enfermedades y el moho y los hongos clasificados como lepra para el pueblo de Israel.
b. Para enseñar cuándo es inmundo, y cuándo limpio: Estas leyes fueron dadas para hacer una distinción entre lo inmundo y lo limpio; para proteger la salud y la fuerza de Israel.
i. «Para enseñar, para dirigir al sacerdote acerca de cuándo debía declarar a una persona o a una casa limpia o inmunda. Así que no se dejaba al poder o a la voluntad del sacerdote; sino que estas disposiciones estaban ligadas a reglas claras, de modo que el pueblo pudiera discernir igual que el sacerdote». (Poole)
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