Levítico 4: Las ofrendas por el pecado
A. El procedimiento para la ofrenda por el pecado
1. (1-2) El propósito de la ofrenda por el pecado.
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas […]
a. Cuando alguna persona pecare por yerro: No se trata tanto de un pecado accidental, sino de un pecado cometido por una persona que vive su vida en completa obediencia y entrega a Dios. El contraste es entre los pecados propios de la fragilidad humana, y los pecados cometidos por rebelión absoluta.
i. La raíz de la palabra hebrea que se traduce como yerro da la idea de «vagar» o «perderse». Nadie tiene la intención de perderse; pero cuando sucede, todavía se encuentra perdido; y si realmente está perdido, necesita ser rescatado.
ii. Hay una diferencia entre pecar por yerro y pecar por soberbia (Números 15:30). Literalmente, el pecado por soberbia al que se refiere Números 15:30 es «pecar con mano alzada». No había expiación disponible bajo el Antiguo Pacto para aquel cuyo corazón se volviera tan desafiante contra el Señor como para pecar con soberbia. Estamos agradecidos de que bajo el Nuevo Pacto, hay expiación disponible para todos los pecados (1 Juan 1:9).
iii. «Ninguna cantidad de sinceridad puede convertir la injusticia en justicia, o transformar la falsedad en verdad». (Spurgeon)
b. Pecare por yerro: Levítico 4:2 es la primera vez en la que el verbo «pecar» aparece en Levítico, y la raíz hebrea de la palabra significa esencialmente «errar». La misma raíz se usa en Jueces 20:16 para describir a los hombres que podían tirar una piedra y no «errar».
i. Peter-Contesse expone sobre la palabra traducida como «pecar»: «En la esencia de su significado está la noción de “no acertar”, o “no lograr algo”, o “no estar en armonía con alguien”, o “no estar en una relación normal y correcta con alguien”. En este caso, es a Dios al que hemos perjudicado».
ii. Pecare por yerro: «Estas palabras reconocen un aspecto en el que se corre el riesgo de pensar a la ligera. Existe una gran tendencia a imaginar que el pecado está solamente en la voluntad. Hay un sentido en el que esto es cierto. La culpa nunca se adhiere al pecado hasta que es un acto de la voluntad. Sin embargo, la imperfección y la contaminación nos apartan de Dios, aunque no asumamos la responsabilidad por ellas». (Morgan)
iii. Adam Clarke citaba una letanía anglicana: «Que te plazca darnos un verdadero arrepentimiento; perdonar todos nuestros pecados, negligencias e ignorancias; y perdonarnos con la gracia de tu Espíritu Santo, para enmendar nuestras vidas de acuerdo con tu Santa Palabra».
c. En alguno de los mandamientos de Jehová: Aunque Dios hizo una distinción entre los pecados hechos por yerro y los hechos con soberbia (como en Números 15:30), un pecado contra alguno de los mandamientos de Jehová tenía que ser afrontado. Este es el principio de Santiago 2:10.
i. A medida que este capítulo se desarrolla, Dios instruirá un sacrificio por los pecados por yerro para los sacerdotes, para Israel en conjunto, para los gobernantes y para las personas comunes. Desde lo más alto a lo más bajo de la tierra, Dios se preocupaba por los pecados por yerro.
2. (3-12) La ofrenda por el pecado para un sacerdote.
[…] si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación. Traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová. Y el sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la traerá al tabernáculo de reunión; y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario. Y el sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová; y echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión. Y tomará del becerro para la expiación toda su grosura, la que cubre los intestinos, y la que está sobre las entrañas, los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado, de la manera que se quita del buey del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar del holocausto. Y la piel del becerro, y toda su carne, con su cabeza, sus piernas, sus intestinos y su estiércol, en fin, todo el becerro sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña; en donde se echan las cenizas será quemado.
a. Si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo: Si un sacerdote necesitaba una ofrenda por el pecado hecha a nombre suyo, se debía sacrificar un becerro en su nombre, y el sacerdote debía identificarse con la víctima a través del acto de ponerle las manos sobre la cabeza.
i. La presencia de un ritual separado de limpieza por el pecado para los sacerdotes muestra que ellos tenían una mayor responsabilidad ante el Señor y eran, en cierto sentido, juzgados de acuerdo a una medida más estricta. Santiago aplicó el mismo principio a los maestros del pueblo de Dios (Santiago 3:1).
ii. La mayoría piensa que el sacerdote ungido era el sumo sacerdote. Sin embargo, vale la pena recordar que incluso los sacerdotes «ordinarios» eran ungidos (como se ordena en Éxodo 29). Esto puede referirse a cualquiera que fuera un sacerdote ungido.
b. Si el sacerdote […] pecare […], ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido […] para expiación: Pablo escribió en 2 Corintios 5:21: «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él». Según Adam Clarke, la palabra para «pecado» en 2 Corintios 5:21 (hamartia) es la misma palabra del griego antiguo que se usa en la Septuaginta (una antigua traducción griega de las Escrituras hebreas) para traducir expiación. En 2 Corintios 5:21, Pablo expuso que Dios Padre hizo a Jesucristo nuestra ofrenda por el pecado (expiación).
c. Pondrá su mano sobre la cabeza del becerro: La idea de poner la mano sobre la cabeza del sacrificio se repite cinco veces en el capítulo (4:4, 4:15, 4:24, 4:29, y 4:33. Es una parte importante de la idea del sacrificio de un sustituto. Spurgeon analizó dos aspectos importantes de este símbolo:
1. El significado del símbolo:
· Era una confesión del pecado.
· Era una aprobación del plan de sustitución.
· Era la aceptación de esa víctima en lugar del pecador.
· Era una creencia en la transferencia del pecado.
· Era una dependencia, un apoyo en la víctima.
2. La simplicidad del símbolo:
· No había ninguna ceremonia preparatoria.
· No debía haber nada en la mano.
· No había que hacer nada con la mano, excepto ponerla.
· No había que hacerle nada a la mano del hombre.
i. Un becerro: «Este es el mismo sacrificio que debía ofrecerse por el pecado de todo el pueblo (Levítico 4:14), para indicar la atrocidad del pecado del sacerdote sobre los demás. Los pecados de los maestros son los maestros de los pecados». (Trapp)
ii. Un becerro: «Nuestro Señor Jesucristo es como el primero de los becerros, la cosa más preciosa del cielo, fuerte para el servicio, dócil en obediencia, uno que estaba dispuesto y era capaz de trabajar por nosotros; y fue traído como una víctima perfecta, sin mancha o defecto, para sufrir en nuestro lugar». (Spurgeon)
d. Al tabernáculo: En contraste con los sacrificios por los pecados por yerro en nombre de otros, la sangre del sacrificio en nombre del sacerdote se traía al propio tabernáculo para aplicarse en varios lugares del tabernáculo. Esto muestra que, en cierto sentido, los pecados del sacerdote se consideraban más graves.
e. Rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario: La sangre del becerro sacrificado se recogía, y luego se rociaba hacia el velo del tabernáculo de reunión y hacia elaltar del incienso aromático. La sangre restante se vertía al pie del altar del holocausto, fuera de la tienda del tabernáculo.
i. El pecado es una ofensa contra la santidad de Dios, y por eso el velo que guardaba su santa presencia debía recibir sangre del sacrificio. Esta sangre debía rociarse siete veces delante de Jehová, hacia el velo o cortina que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo. Esto mostraba la seriedad de los pecados de los sacerdotes, incluso de los que eran por yerro.
· «Rociar siete veces también era parte del ritual del día de la expiación (Levítico 16:14, 15, 19), del ritual de purificación del leproso (14:7), y de la consagración del altar (8:11)». (Rooker)
· «No estamos seguros si la sangre caía sobre el velo o no; pero tenemos buenas razones para creer que se arrojaba sobre el velo mismo. De esta manera el velo, de la tapicería más costosa, se convertiría poco a poco en una vestidura bañada en sangre». (Spurgeon)
ii. El pecado afecta nuestra vida de oración y, por lo tanto, el altar del incienso aromático, que representaba las oraciones del pueblo de Dios, debía recibir sangre del sacrificio.
iii. El pecado hace necesaria nuestra expiación, por lo que el altar del holocausto (el lugar de la expiación) debía recibir sangre del sacrificio.
f. Y tomará del becerro para la expiación toda su grosura: Las porciones de grasa del animal se ofrecían a Dios. En esto, lo mejor se dedicaba a Dios (como en la ofrenda de paz de Levítico 3) después de que la sangre cubriera el pecado.
g. Y la piel del becerro, y toda su carne […] lo quemará al fuego sobre la leña: La valiosa piel y la carne del becerro se quemaban fuera del campamento, junto con las porciones sin valor del animal. No se podían ofrecer a Dios, sino que se quemaban como si fueran algo sin valor. Esto debía hacerse fuera del campamentopara mostrar que los efectos y el recuerdo de este pecado se eliminaban del pueblo.
i. Todos los motivos egoístas tenían que ser eliminados en la ofrenda por el pecado. Si un sacerdote traía la ofrenda, toda la ofrenda debía ser destruida. Si alguien que no era sacerdote traía la ofrenda, el sacerdote podía comer de ella, pero no el que traía el sacrificio. No se podía traer una ofrenda por el pecado porque se quería carne o cuero, sino solamente porque se quería estar bien con Dios. Esto enfatizaba la idea de que en nuestro pecado no hay beneficio alguno.
ii. Pablo expresó esta actitud en Filipenses 3:7-8: «Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo».
3. (13-21) La ofrenda por el pecado para toda la congregación de Israel.
Si toda la congregación de Israel hubiere errado, y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables; luego que llegue a ser conocido el pecado que cometieren, la congregación ofrecerá un becerro por expiación, y lo traerán delante del tabernáculo de reunión. Y los ancianos de la congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro delante de Jehová, y en presencia de Jehová degollarán aquel becerro. Y el sacerdote ungido meterá de la sangre del becerro en el tabernáculo de reunión, y mojará el sacerdote su dedo en la misma sangre, y rociará siete veces delante de Jehová hacia el velo. Y de aquella sangre pondrá sobre los cuernos del altar que está delante de Jehová en el tabernáculo de reunión, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión. Y le quitará toda la grosura y la hará arder sobre el altar. Y hará de aquel becerro como hizo con el becerro de la expiación; lo mismo hará de él; así hará el sacerdote expiación por ellos, y obtendrán perdón. Y sacará el becerro fuera del campamento, y lo quemará como quemó el primer becerro; expiación es por la congregación.
a. Si toda la congregación de Israel hubiere errado: El procedimiento era el mismo que el de la ofrenda por el pecado en nombre de un sacerdote, como se describe en los versículos anteriores. Se degollaba el becerro, la sangre del animal se rociaba hacia el velo, el altar del incienso, y el resto se derramaba en la base del altar del holocausto. Luego el becerro y su grosura se quemaban en el altar, mientras que las entrañas y el cuero se quemaban fuera del campamento.
b. Y los ancianos de la congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro delante de Jehová: Esta era la única diferencia entre la ofrenda por el pecado para toda la congregación de Israel y la ofrenda por el pecado para los sacerdotes (Levítico 4:3-12). Los ancianos de la congregación ponían sus manos sobre la cabeza del becerro, que representaba a la nación.
i. «Este acto de poner las manos no parece haber sido un mero toque de contacto, sino que en algunos lugares de la Escritura tiene el significado de apoyarse fuertemente. Seguramente, esta es la esencia y la naturaleza de la fe, que no solo nos pone en contacto con el gran Sustituto, sino que nos enseña a apoyarnos en Él con toda la carga de nuestra culpa; de modo que incluso si nuestros pecados son muy pesados, lo vemos capaz de soportarlos todos». (Spurgeon)
c. Y obtendrán perdón: Esta es la garantía maravillosa. Hay perdón cuando nos acercamos a Dios como Él lo ordena, y recibimos expiación como Él lo instruye. Esta promesa es aún mayor bajo el Nuevo Pacto (1 Juan 1:9).
4. (22-26) La ofrenda por el pecado para un gobernante del pueblo.
Cuando pecare un jefe, e hiciere por yerro algo contra alguno de todos los mandamientos de Jehová su Dios sobre cosas que no se han de hacer, y pecare; luego que conociere su pecado que cometió, presentará por su ofrenda un macho cabrío sin defecto. Y pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío, y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Jehová; es expiación. Y con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto, y quemará toda su grosura sobre el altar, como la grosura del sacrificio de paz; así el sacerdote hará por él la expiación de su pecado, y tendrá perdón.
a. Cuando pecare un jefe: El procedimiento era similar, aunque se diferenciaba de la ofrenda para un sacerdote o la nación en general.
i. Clarke expone sobre el jefe: «Con el término nasi, es probable que se refiera a cualquier individuo que tuviera algún tipo de dignidad política entre las otras personas, aunque los rabinos generalmente lo interpretan como “rey”».
b. Luego que conociere su pecado que cometió: No podemos hacer frente a nuestros pecados de forma específica hasta que sepamos que los hemos cometido. Cuando tenemos conciencia de esos pecados, somos responsables de confesarlos y lidiar con ellos a la luz del sacrificio de Dios, que se cumplió de manera definitiva en la muerte sacrificial de Jesús en la cruz.
c. Presentará por su ofrenda un macho cabrío: La ofrenda por el pecado para un jefe era un animal menor que el del sacerdote o de la nación en general. Esto demuestra que el jefe no era más grande que Dios (representado por los sacerdotes) o el pueblo en conjunto.
d. El sacerdote tomará: Después que el gobernante ponía su mano sobre la cabeza del macho cabrío, el animal era degollado y su sangre drenada. La sangre nunca entraba en el tabernáculo de reunión, como era el caso de la ofrenda por el pecado para un sacerdote (Levítico 4:3-12) o para el pueblo en conjunto (Levítico 4:13-21). La sangre se frotaba sobre los cuernos del altar del holocausto, y la restante se derramaba al pie del altar del holocausto.
e. Y quemará toda su grosura sobre el altar: La grasa se quemaba delante del Señor, pero según Levítico 6:24-30, el resto del animal estaba disponible para el sacerdote.
5. (27-35) La ofrenda por el pecado para un hombre o una mujer común.
Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere; luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por su pecado que cometió. Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación, y la degollará en el lugar del holocausto. Luego con su dedo el sacerdote tomará de la sangre, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Y le quitará toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el sacerdote expiación por él, y será perdonado. Y si por su ofrenda por el pecado trajere cordero, hembra sin defecto traerá. Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de expiación, y la degollará por expiación en el lugar donde se degüella el holocausto. Después con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Y le quitará toda su grosura, como fue quitada la grosura del sacrificio de paz, y el sacerdote la hará arder en el altar sobre la ofrenda encendida a Jehová; y le hará el sacerdote expiación de su pecado que habrá cometido, y será perdonado.
a. Si alguna persona del pueblo pecare por yerro: Este era el mismo procedimiento para un gobernante del pueblo, excepto que se podía ofrecer una cabra o una cordera en lugar de un macho cabrío.
i. El punto es evidente y no debe pasarse por alto: Dios se preocupa por los pecados por yerro de la gente común. «Por lo tanto, es muy necesario que seamos limpiados perpetuamente en la preciosa sangre de Cristo. Debemos pedir ser perdonados por los muchos pecados que no conocemos, así como por los que conocemos. El trabajo de la confesión y el perdón debe continuar hasta el final de la vida, y ser aplicado a cada corazón y conciencia por el Espíritu Santo». (Meyer)
ii. «Es cierto que los pecados de los hombres importantes cubren un espacio más grande, pero aun así debe haber un sacrificio de sangre por las ofensas más pequeñas. Por los pecados de un ama de casa o de un sirviente, de un campesino o de un barrendero, debe haber el mismo sacrificio que por los pecados de los más grandes e influyentes». (Spurgeon)
b. Traerá por su ofrenda: Después de que la persona común pusiera su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación, el animal era degollado y su sangre drenada. La sangre nunca entraba en el tabernáculo de reunión como en el caso de la ofrenda por el pecado para un sacerdote (Levítico 4:3-12) o para el pueblo en conjunto (Levítico 4:13-21). La sangre se frotaba sobre los cuernos del altar del holocausto, y la sangre restante se derramaba al pie del altar del holocausto.
i. «Según los rabinos, los que traían a la víctima a menudo se apoyaban con todas sus fuerzas y la apretaban como si dijeran mediante ese acto: “Pongo toda la carga, el peso y la fuerza de mi pecado sobre esta víctima sin mancha”. Oh, alma mía, apóyate en Cristo, echa todo el peso de tu pecado sobre Él, porque Él es capaz de soportarlo y vino intencionadamente para soportarlo». (Spurgeon)
ii. La referencia constante a la sangrees inconfundible. «Existen muchas maneras en las que los hombres pueden morir sin derramamiento de sangre; la pena capital de nuestro propio país está libre de este acto; pero nuestro Salvador fue enviado a morir por una muerte en la que el derramamiento de sangre era notable, como para vincularlo para siempre con esos sacrificios que se hicieron como tipos y símbolos de su gran obra expiatoria». (Spurgeon)
c. Y el sacerdote la hará arder en el altar sobre la ofrenda encendida a Jehová: De nuevo, presumiblemente, el resto del animal estaba disponible para el sacerdote. Esto significaba que la ofrenda por el pecado para un gobernante civil o un hombre común era menos costosa que la ofrenda por el pecado para un sacerdote o la nación en conjunto, y que el único beneficio que un sacerdote podía obtener de su propia ofrenda por el pecado era espiritual, no material.
©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com