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Nehemías 10 – El Pacto de Dios con Israel

Audiocomentario Nehemías

A. La lista de los que firmaron el pacto.

1. (1-8) Nehemías y los sacerdotes firman el pacto.

Los que firmaron fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías, Seraías, Azarías, Jeremías, Pasur, Amarías, Malquías, Hatús, Sebanías, Maluc, Harim, Meremot, Obadías, Daniel, Ginetón, Baruc, Mesulam, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgai y Semaías; éstos eran sacerdotes.

a. Los que firmaron fueron: Al final de Nehemías capítulo 9, el pueblo había llegado a un punto de decisión, y ahora, colectivamente, la nación iba a hacer algo al respecto entrando a un pacto.

i. Nehemías 9:38 da el sentido de esto: A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

ii. En Nehemías 8:38, hacemos fiel promesa es literalmente “cortar un pacto”; Los pactos no eran hechos en el antiguo mundo, eran cortados– porque casi siempre un animal era sacrificado como parte del pacto. Un pacto siempre costaba algo, y nuestro punto de decisión siempre nos costará algo – la vida centrada en mí mismo, comodidad, descanso, algunos de los placeres pasajeros de este mundo. ¡Calcule el costo para ver si vale la pena!

b. Los que firmaron fueron: Fue maravilloso que la nación como un todo sintiera que algo tenía que hacerse sobre el problema del pecado que había entre ellos. Pero no tenía valor a menos de que los individuos se acercaran y dijeran “nosotros haremos algo al respecto.” Aquí están los líderes (84 en total) dispuestos a poner sus nombres en la línea para el pacto delante de Dios.

c. Los que firmaron fueron: Estas personas en el tiempo de Nehemías sabían de qué se trataban los pactos, y lo importantes que eran para Dios. Ellos recordaban que Dios hizo un pacto con Abraham, prometiendo que tanto la nación como el Mesías descenderían de él; Dios hizo pacto con Moisés y la nación de Israel cuando les dio la Ley en el Monte Sinaí; Dios hizo pacto con el Rey David, prometiéndole que el Mesías vendría de su familia. Pero el acto más grande, el Nuevo Pacto instituido por el Mesías, aún estaba por venir.

2. (9-13) Los Levitas que firmaron el pacto.

Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel, y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, Micaía, Rehob, Hasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Bani y Beninu.

3. (14-27) Los líderes cívicos que firmaron el pacto.

Los cabezas del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani, Buni, Azgad, Bebai, Adonías, Bigvai, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Hasum, Bezai, Harif, Anatot, Nebai, Magpías, Mesulam, Hezir, Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Hanán, Anaías, Oseas, Hananías, Hasub, Halohes, Pilha, Sobec, Rehum, Hasabna, Maasías, Ahías, Hanán, Anán, Maluc, Harim y Baana.

B. Los términos del pacto.

1. (28-29) La realización del pacto con Dios.

Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento, se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.

a. Y el resto del pueblo: Los 84 mencionados anteriormente sellaron el pacto, pero el resto del pueblo– esto es, todo el que tenía comprensión y discernimiento– también hizo el pacto con Dios.

b. Para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios: Al hacer el pacto, aceptaron una maldición de Dios sino obedecían su Ley. Ellos aceptaron la maldición como una forma de su corrección, para traerlos de regreso a la obediencia.

i. Muchos de nosotros hemos hecho algo similar. Probablemente no oramos “Dios, maldíceme si te desobedezco.” Pero muchos de nosotros hemos orado, cueste lo que cueste, quiero seguirte. Cueste lo que cueste quiero ser tu hombre.” Eso es esencialmente hacer la misma oración, y esa es una buena oración.

c. Con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento: Ellos hicieron este pacto públicamente; aunque su significado más importante estaba entre el individuo y Dios, también era importante que otras personas fueran testigos del pacto. Un pacto público significa rendición de cuentas.

2. (30) Su primera área de decisión: seremos fieles a Dios en lo que se refiere a nuestras relaciones románticas.

Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos.

a. Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra: Esta promesa estaba dirigida a los padres. Esto es porque en esa época, los padres tomaban las decisiones de matrimonio, no las personas que se casaban.

i. Si este pacto fuera a repetirse en la actualidad, no estaría enfocado hacia los padres, sino hacia los individuos que quisieran casarse.

b. Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra: Esto preservaba el importante principio de que un seguidor de Dios solo debe casarse con otro seguidor de Dios igual de comprometido. Es evidente por experiencia y observación que es importante escoger al cónyuge cuidadosamente y en oración.

i. Muchos de nosotros tenemos increíbles historias de cómo es que conocimos a nuestra pareja – algunas historias son románticas, y otras son algo extrañas. Una vez que estamos juntos, Dios quiere hacer ese matrimonio algo especial delante de Él, y desea unir más a la pareja conforme ellos se unen más a Dios, como los lados de un triángulo se acercan conforme van elevando.

ii. Pero si alguien en este momento no está casado, es importante que hagan este mismo tipo de pacto. Si uno ha entregado su vida a servir a Jesucristo, habrá dificultad si se casan con alguien que ha entregado su vida a algo más. Si uno está en esa situación ahora, Dios puede hacer grandes cosas, pero uno nunca debe escoger conscientemente estar en esa situación desde el inicio.

iii. Toda la idea del matrimonio está íntimamente conectada a la idea del pacto. Malaquías 2:14 dice, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. El matrimonio es un pacto, entre el esposo y la esposa, entre ellos y toda la familia y testigos, pero más importante, entre ellos y Dios.

iv. Cuando entendemos que el matrimonio es un pacto, tenemos algo que nos ata el uno al otro que es más fuerte que las expectativas de la sociedad, más constante que el amor romántico, y más seguro que los tiempos felices – tenemos un pacto.

3. (31) La segunda área de decisión: seremos fieles a Dios en lo que respecta a hacer negocios.

Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo, nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda deuda.

a. Si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo: Bajo la ley del Antiguo Testamento, Dios dijo que nadie podía comprar o vender nada durante el día de reposo. Estos ciudadanos de Jerusalén habían estado quebrantando esta ley, y ahora hacían pacto con Dios de cumplirla.

b. Nada tomaríamos de ellos en ese día: El motivo de romper esta ley era claro. Podían hacer más dinero vendiendo en siete días que en seis. Este era un pacto de solo hacer dinero de maneras que fueran obedientes y glorificaran a Dios.

i. Este es un gran desafío para la iglesia en la actualidad, donde muchos están en carreras donde tienen oportunidades de hacer dinero de formas que son claramente incorrectas. Necesitamos tener el mismo corazón que ellos tuvieron aquí, y hacer pacto delante de Dios de solo hacer dinero en formas que sean obedientes y lo glorifiquen.

ii. Muchos de nosotros- como sucedió en los días de Nehemías – caemos en estas prácticas sutilmente. No despertamos por la mañana diciendo que vamos a tomar el camino fácil, engañar a otros, y defraudar el sistema. Lo hacemos porque creemos que necesitamos hacerlo – cuentas necesitan ser pagadas, los niños necesitan cosas, etc. Entonces lo hacemos porque funciona. Pero realmente no necesitamos hacerlo; si confiamos en Dios, Él cuidará de nosotros. Nunca debemos confiar en nuestras ingeniosas maneras de hacer negocios más de lo que confiamos en Dios en el cielo.

4. (32-39) La tercera área de decisión: seremos fieles a Dios en lo que respecta a apoyar la obra de Dios.

Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios; para el pan de la proposición y para la ofrenda continua, para el holocausto continuo, los días de reposo, las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios.Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley. Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol. Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios; que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades; y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro. Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.

a. Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios: Ellos entregaron un impuesto anual para apoyar las obras del templo. Necesitaban personas para traer la madera del templo de forma rotativa. Se comprometieron a obedecer el mandamiento de los primogénitos, las primicias y el diezmo (diez por ciento de lo producido por sus tierras) para la casa de Dios.

i. Ellos simplemente hicieron dos cosas. Primero, acordaron dar como Dios se los había ordenado (el primogénito, las primicias y el diezmo). Segundo, acordaron dar conforme la necesidad especial lo requería (el impuesto de un tercio de un siclo y la madera).

ii. El primogénito y las primicias eran maneras riesgosas de dar, porque su tierra tal vez no produjera mucho producto, y su vaca u oveja podía no dar a luz otra vez – sin embargo, lo primero aún así pertenecía a Dios, y era entregado a los sacerdotes. Dios prometió bendecir esta ofrenda de las primicias y de los primogénitos en fe: Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto. (Proverbios 3:9-10)

b. No abandonaremos la casa de nuestro Dios: Si antes pactaron hacer dinero solo de maneras que glorificaran a Dios, aquí pactaron gastar su dinero en formas que glorifiquen a Dios – y empezando todo dando al Señor.

c. No abandonaremos la casa de nuestro Dios: Dicho de forma sencilla, la Biblia dice que tenemos que ser dadores, no tanto por el bien de aquellos a los que damos, sino porque dar rectifica nuestro corazón respecto a las cosas materiales. Dios mismo es el dador más grande.

i. Si usted se aferra al dinero tan fuerte que no va a ser un donador, entonces usted ha revelado donde está su corazón en lo que respecta al dinero.

ii. El Nuevo Testamento habla con gran claridad sobre el principio de dar; que el dar debe ser algo constante, planeado, proporcional y privado (1 Corintios 16:1-4); que debe ser generoso, dado con libertad y con alegría (2 Corintios 9).

iii. Si usted es reacio a ser un dador como la Biblia dice que lo sea, simplemente hable con aquellos que lo son. Pregúnteles si ha sido una bendición o una maldición en sus vidas el dar como Dios les dice que lo hagan. Dios promete que nunca os deberá nada, y no podemos dar más que Dios – aunque el regreso es a menudo mucho mejor que dólares y centavos.

©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com

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