A. Reclutando ciudadanos de Jerusalén.
1. (1)Los que vivirán en Jerusalén.
Habitaron los jefes del pueblo en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno de cada diez para que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve partes en las otras ciudades.
a. Para traer uno de cada diez para que morase en Jerusalén: No era suficiente ver los muros de la ciudad reconstruidos y el avivamiento espiritual del pueblo en Jerusalén; ahora se preocupaban por traer a más personas a la ciudad.
i. Para que una ciudad prospere y sea grande, debe estar poblada. Y por más de setenta años, no había sido más que un pueblo fantasma. Ahora, durante los últimos 80 años o más, ha sido repoblada, con un nuevo templo construido (bajo Esdras) y los muros reconstruidos (bajo Nehemías). Pero la ciudad aún necesitaba más personas.
ii. Nehemías también sabía que mientras más grande la población de Jerusalén, más grandes los recursos para defensa y fortaleza en batalla. Él no había reconstruido los muros solo para ver a algún ejército conquistador venir y derribarlos otra vez.
b. Habitaron los jefes del pueblo en Jerusalén: Fue bueno que los jefes del pueblo pusieran el ejemplo al vivir en Jerusalén. Los líderes deben establecer el patrón con sus vidas. No tenían ningún derecho a esperar que las personas vivieran en Jerusalén si ellos mismos no estaban viviendo ahí.
c. Uno de cada diez: El resto del pueblo se sometió al sistema de lotería, donde uno de diez sería seleccionado para mudarse de las regiones de los alrededores a Jerusalén. Así, al final, por lo menos diez por ciento de la población de Judá viviría en Jerusalén.
2. (2) Bendiciendo a los ciudadanos de Jerusalén.
Y bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron para morar en Jerusalén.
a. Y bendijo el pueblo a todos los varones: Aparte de los líderes (que tenían una obligación especial) y los seleccionados por la lotería (que fueron obligados), hubo varones que voluntariamente se ofrecieron para morar en Jerusalén. Estos hombres tuvieron una bendición especial.
i. Ellos tuvieron un espíritu pionero único. Tenían la capacidad de soportar cierta medida de dificultad e incomodidad para lograr un mejor trabajo para el reino de Dios.
ii. Fue en estos días en la reconstrucción de Jerusalén que Dios hizo una importante pregunta a través del profeta Zacarías:Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán (Zacarías 4:10). La respuesta es, “¡Muchos de nosotros lo hemos hecho!” Pero estos que se ofrecieron voluntariamente para vivir en Jerusalén, como para tomar las pequeñeces y edificarlas delante del Señor, han decidido no despreciar el día de las pequeñeces.
b. Para morar en Jerusalén: Si tal bendición es reservada para aquellos que voluntariamente se ofrecieron a vivir en Jerusalén, había algo especial en el desafío de vivir en Jerusalén.
i. Para vivir en Jerusalén, usted tenía que reajustar su punto de vista de las cosas materiales. Usted tenía que renunciar a la tierra en su región anterior y tomar algún tipo de negocio nuevo en Jerusalén.
ii. Para vivir en Jerusalén, usted tenía que reajustar sus prioridades sociales, ciertamente dejando algunos amigos y familia atrás en su vieja aldea.
iii. Para vivir en Jerusalén, usted tenía que tener una mente para soportar los problemas en la ciudad. Había sido un pueblo fantasma por 70 años, y ahora era básicamente un pueblo fantasma repoblado y de alguna forma reconstruido. La ciudad no se veía tan gloriosa y necesitaba trabajo.
iv. Para vivir en Jerusalén, usted tenía que vivir sabiendo que usted era un blanco para el enemigo. Había fuertes muros para protegerlo, pero como Jerusalén ahora era una ciudad notable con muros reconstruidos, el temor era más hacia ejércitos completos que a bandas de ladrones. La vieja aldea era linda, pero no en tanto peligro de ejércitos grandes.
v. La biblia nos dice que hay una ciudad que viene del cielo a la tierra, cuando Dios haya terminado con esta tierra como la conocemos y llama a aquella ciudad Nueva Jerusalén(Apocalipsis 21:2). Las personas no quieren ser ciudadanos de la Nueva Jerusalén por las mismas razones que muchos no querían ser ciudadanos de la Jerusalén de Nehemías.
B. La lista de los que vivían en Jerusalén y en Judea.
1. (3-24) Líderes que vivían en Jerusalén.
Estos son los jefes de la provincia que moraron en Jerusalén; pero en las ciudades de Judá habitaron cada uno en su posesión, en sus ciudades; los israelitas, los sacerdotes y levitas, los sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón.En Jerusalén, pues, habitaron algunos de los hijos de Judá y de los hijos de Benjamín. De los hijos de Judá: Ataías hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares,y Maasías hijo de Baruc, hijo de Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloni.Todos los hijos de Fares que moraron en Jerusalén fueron cuatrocientos sesenta y ocho hombres fuertes.Estos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías. Y tras él Gabai y Salai, novecientos veintiocho. Y Joel hijo de Zicri era el prefecto de ellos, y Judá hijo de Senúa el segundo en la ciudad.De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín,Seraías hijo de Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la casa de Dios, y sus hermanos, los que hacían la obra de la casa, ochocientos veintidós; y Adaías hijo de Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías,y sus hermanos, jefes de familias, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo de Imer,y sus hermanos, hombres de gran vigor, ciento veintiocho, el jefe de los cuales era Zabdiel hijo de Gedolim.De los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni; Sabetai y Jozabad, de los principales de los levitas, capataces de la obra exterior de la casa de Dios;y Matanías hijo de Micaía, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas y acción de gracias al tiempo de la oración; Bacbuquías el segundo de entre sus hermanos; y Abda hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.Todos los levitas en la santa ciudad eran doscientos ochenta y cuatro. Los porteros, Acub, Talmón y sus hermanos, guardas en las puertas, ciento setenta y dos. Y el resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad. Los sirvientes del templo habitaban en Ofel; y Ziha y Gispa tenían autoridad sobre los sirvientes del templo.Y el jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores, sobre la obra de la casa de Dios.Porque había mandamiento del rey acerca de ellos, y distribución para los cantores para cada día.Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba al servicio del rey en todo negocio del pueblo.
a. Estos son los jefes de la provincia: Esta extensa lista incluye los líderes de tribu (de la tribu de Judá y Benjamín), hombres militares, sacerdotes, Levitas, porteros, y siervos civiles y reales.
b. Que moraron en Jerusalén: Todos estos hombres notables y sus familias tomaron la iniciativa al escoger establecerse en Jerusalén, dando un buen ejemplo para todo el pueblo de Dios.
2. (25-36) Los villas y los pueblos Judíos a lo largo de Judea.
Tocante a las aldeas y sus tierras, algunos de los hijos de Judá habitaron en Quiriat-arba y sus aldeas, en Dibón y sus aldeas, en Jecabseel y sus aldeas,en Jesúa, Molada y Bet-pelet,en Hazar-sual, en Beerseba y sus aldeas,en Siclag, en Mecona y sus aldeas,en En-rimón, en Zora, en Jarmut,en Zanoa, en Adulam y sus aldeas, en Laquis y sus tierras, y en Azeca y sus aldeas. Y habitaron desde Beerseba hasta el valle de Hinom.Y los hijos de Benjamín habitaron desde Geba, en Micmas, en Aía, en Bet-el y sus aldeas,en Anatot, Nob, Ananías,Hazor, Ramá, Gitaim,Hadid, Seboim, Nebalat,Lod, y Ono, valle de los artífices;y algunos de los levitas, en los repartimientos de Judá y de Benjamín.
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