Josué 11 – Los ejércitos cananeos del norte son derrotados
A. La derrota de los reyes del norte.
1. (1-5) Los reyes del norte de Canaán se unen contra Israel.
Cuando oyó esto Jabín rey de Hazor, envió mensaje a Jobab rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de Acsaf, y a los reyes que estaban en la región del norte en las montañas, y en el Arabá al sur de Cineret, en los llanos, y en las regiones de Dor al occidente;y al cananeo que estaba al oriente y al occidente, al amorreo, al heteo, al ferezeo, al jebuseo en las montañas, y al heveo al pie de Hermón en tierra de Mizpa.Estos salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra. Todos estos reyes se unieron, y vinieron y acamparon unidos junto a las aguas de Merom, para pelear contra Israel.
a. Cuando oyó esto Jabín rey de Hazor: Tras enterarse de la conquista total del sur por parte de Israel, los reyes del norte se unieron para enfrentarse a Israel. El tamaño del ejército refleja una actitud que indica que creían necesario detener a Israel en ese momento o ellos también serían conquistados.
i. Todo esto fue provocado por lo que los reyes del norte escucharon sobre el éxito y la victoria de Israel. El éxito de Israel desencadenó aún más oposición. Este mismo principio puede ser experimentado por los creyentes hoy día, ya que encuentran una mayor oposición espiritual mientras se dedican al Señor y a su servicio.
ii. Hazor estaba situado al norte del mar de Galilea. «El sitio arqueológico de Hazor no está en disputa: sus restos se encuentran en un enorme montículo que abarca más de doscientos acres de área, aproximadamente a unas ocho millas al norte del mar de Galilea. Tanto las pruebas bíblicas como las extrabíblicas, indican que fue una ciudad grande y estratégica». (Howard)
iii. «Parece que “Jabín” era un nombre dinástico para los reyes en Hazor, no un nombre personal, similar a como “Faraón” lo era para los reyes en Egipto y “Ben-Hadad” lo era en Siria». (Howard)
iv. «Mizpa significa ‘torre de vigilancia‘, por lo tanto, hay varias ciudades con ese nombre. La que se menciona estaba ubicada al pie del monte Hermón». (Madvig)
v. «La coalición descrita en los versículos 1-3 no era tan pulcra y ordenada como la del grupo de los cinco reyes mencionados en el capítulo II, versículo 10. Era una coalición más amplia […] una fuerza mucho más amenazadora para los israelitas, reunida como estaba en una zona tan ampliamente dispersa». (Howard)
b. Estos salieron, y con ellos todos sus ejércitos: Israel ahora se enfrentaba a nuevos retos, indicados por dos factores principales. Primero, el tamaño del ejército enemigo era considerable: mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitudes. Segundo, los cananeos tenían una clara superioridad tecnológica: «con muchísimos caballos y carros de guerra».
i. Caballos y carros de guerra: «Esta expresión aparece en otros ocho lugares del texto hebreo y describe la maquinaria de combate más temible disponible». (Hess)
ii. Los desafíos enfrentados por Israel parecían aumentar con cada paso: desde Jericó, pasando por Hai y la batalla con los reyes del sur, hasta llegar a esta batalla.
iii. Esta es la experiencia de muchos creyentes, que encuentran que los desafíos en su vida cristiana aumentan con cada paso. Dios utiliza cada victoria previa como un trampolín para lo que su pueblo enfrentará en el futuro
2. (6) Dios anima a Josué.
Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego.
a. Mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel: Este ataque representaba un desafío nuevo y mayor que el anterior. Josué necesitaba una nueva confirmación de la promesa de Dios para Israel, y el Señor fue fiel en proveerla.
b. No tengas temor de ellos: Esto indica que el miedo era un problema para Josué y el pueblo de Israel. Dios tiene una razón para todo lo que hace, y no habría dicho «no tengas temor» si no que hubiera habido una razón específica para dar ese mensaje de aliento.
i. «Aunque la Biblia no afirma explícitamente que Josué tuvo miedo debido al tamaño y la naturaleza de las fuerzas opuestas, es posible que así fuera, ya que Dios intervino nuevamente para prometerle éxito». (Boice)
3. (7-9) Josué ataca a los ejércitos del norte y los derrota.
Y Josué, y toda la gente de guerra con él, vino de repente contra ellos junto a las aguas de Merom. Y los entregó Jehová en manos de Israel, y los hirieron y los siguieron hasta Sidón la grande y hasta Misrefotmaim, y hasta el llano de Mizpa al oriente, hiriéndolos hasta que no les dejaron ninguno. Y Josué hizo con ellos como Jehová le había mandado: desjarretó sus caballos, y sus carros quemó a fuego.
a. Y Josué, y toda la gente de guerra con él, vino de repente contra ellos: Josué luchó con audacia y estrategia; sorprendió a los ejércitos cananeos con una emboscada inesperada.
i. «Josué, al ser informado de esta gran confederación, no perdió tiempo y marchó rápidamente hacia su encuentro. Antes de que pudieran anticiparlo, cayó repentinamente sobre ellos y los puso en fuga». (Clarke)
ii. «El “ejército entero” vino con Josué; esta frase, que literalmente significa “todo el pueblo de guerra”, es única en Josué y parece enfatizar la unidad de la nación». (Howard)
b. Y los entregó Jehová en manos de Israel: Dada la magnitud de los ejércitos enfrentados (Josué 11:4, 11:7), la tecnología utilizada por los cananeos (Josué 11:4) y la necesidad de aliento por parte de Josué (Josué 11:6), es posible que esta haya sido la batalla más grande y significativa que Israel libró en la conquista de Canaán. Sin embargo, Dios no envió ninguna intervención milagrosa evidente. No hubo caída de muros ni granizo gigante. Dios los equipó y les dio poder de formas más «normales» y familiares y, aun así, Israel ganó la batalla.
i. «Esta batalla fue, probablemente, la más violenta y sangrienta de toda la conquista, aunque se ofrecen muy pocos detalles». (Boice)
ii. Los siguieron hasta Sidón la grande: «Según algunos relatos, los cananeos que llegaron a la ciudad portuaria de Sidón se dirigieron hacia el norte de África. Se dice que fundaron Tigris o Tánger, donde, según Procopio (500-565 d.C.), erigieron dos pilares blancos con una inscripción en lengua fenicia. La traducción de esta inscripción dice: “Nosotros somos las personas que han huido del rostro de Josué el saqueador, el Hijo de Nave o Nun”». (Clarke)
c. Y Josué hizo con ellos como Jehová le había mandado: Josué peleó con obediencia, llevando a cabo exactamente lo que Jehová le había ordenado, incluso destruyendo las armas cananeas, como los caballos y los carros, en lugar de quedarse con ellas para su ejército.
i. «Al inutilizar los caballos y quemar los carros (verso 9), Israel demostraba un desdén por el armamento moderno, confiando únicamente en Dios (cf. Salmo 20:7)». (Madvig)
ii. Esta historia proporciona una lección sobre el peligro de «tomar las herramientas del diablo». Muchos cristianos no dudan utilizar los «caballos y carros» de su enemigo espiritual. Quizás, deberían considerar que Dios quiere que luchen la batalla en un nivel diferente, uno de completa confianza en Él.
d. Hiriéndolos hasta que no les dejaron ninguno: Josué luchó con pasión y compromiso; no se detuvo hasta haber logrado todo lo posible.
4. (10-15) La derrota de Hazor, cabeza de los reinos cananeos del norte.
Y volviendo Josué, tomó en el mismo tiempo a Hazor, y mató a espada a su rey; pues Hazor había sido antes cabeza de todos estos reinos. Y mataron a espada todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo, sin quedar nada que respirase; y a Hazor pusieron fuego. Asimismo tomó Josué todas las ciudades de aquellos reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió a filo de espada, y los destruyó, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado. Pero a todas las ciudades que estaban sobre colinas, no las quemó Israel; únicamente a Hazor quemó Josué. Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con vida. De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.
a. Y mataron a espada todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo: La asombrosa totalidad de la destrucción, especialmente en términos humanos, nos muestra el juicio total de Dios, la obediencia de Israel y la depravación de los cananeos.
i. Hazor había sido antes cabeza de todos estos: «La descripción de Hazor como “la cabeza de todos estos reinos” está respaldada tanto por su tamaño como por su prominencia en los registros escritos del segundo milenio a.C. Las pruebas arqueológicas de una ciudad bien fortificada y con contactos internacionales confirman su condición de líder durante este período». (Hess)
b. Sin quedar nada que respirase: Los cananeos sabían que el juicio de Dios venía contra ellos y lo temían (Josué 2:9-11, 9:24-25). Podrían haber actuado con fe como Rahab, rendirse como los gabaonitas o abandonar la zona. Sin embargo, muchos optaron por quedarse, y como resultado, cayeron bajo el juicio de Dios.
i. En este caso, Dios no buscaba llevar a cabo un juicio exhaustivo contra individuos culpables, sino contra una sociedad o comunidad culpable:
·Dios hizo esto con Sodoma y Gomorra en Génesis 19.
·Dios hizo esto con Madián en Números 31.
·Dios hizo esto con el reino del norte de Israel en 2 Reyes 17.
·Dios hizo esto con el reino del sur de Judá en 2 Reyes 25.
·Dios hizo esto con el diluvio en Génesis 7.
ii. En cada uno de estos casos, los niños y otras personas que no eran «individualmente» responsables por la corrupción, rebelión o degradación de una nación, cultura, comunidad o sociedad, perecieron. Esto no necesariamente significa que sus almas fueron al infierno, sino que sus vidas en esta tierra fueron tomadas. Todo esto está arraigado en la comprensión de la jurisdicción de Dios como juez. Él es el Juez de toda la tierra (Génesis 18:25).
iii. Como tal, Dios tiene el derecho de juzgar no solo a individuos, sino también a comunidades de todos los tamaños. Tales juicios van más allá de castigar a los individuos por su culpa; el juicio viene sobre una sociedad en su conjunto, incluyendo a aquellos que pueden no ser personal e individualmente culpables (como los niños). A veces, Dios envía estos juicios directamente (como en el diluvio del Génesis o en Sodoma y Gomorra), y a veces Dios envía naciones como instrumentos de su juicio (como con los asirios contra el reino del norte de Israel y los babilonios contra el reino del sur de Judá). En la conquista de Canaán, Dios usó a su pueblo (Israel) como instrumento de juicio.
iv. Este duro juicio a menudo incomoda a la gente, pero tiene sus raíces tanto en el derecho fundamental de Dios a juzgar (Salmo 9:8, 50:6), como en su misericordia al conceder mucho tiempo para que la gente se arrepienta (Génesis 15:16). Podemos descansar sabiendo que Dios es un juez justo (Génesis 18:25, Salmo 7:11).
c. A Hazor pusieron fuego: Hazor fue una de las tres ciudades quemadas por los israelitas durante la conquista de Canaán, entre las cuales también están Jericó (Josué 6:24) y Hai (Josué 8:19, 28). Las otras ciudades cananeas fueron tomadas y habitadas por los israelitas.
i. «Las excavaciones arqueológicas indican que Hazor fue destruida en algún momento a finales del siglo XIV a.C. y no fue reconstruida hasta la época de Salomón (cf. 1 Reyes 9:15)». (Madvig)
B. El lugar seguro de Israel en Canaán.
1. (16-20) Victoria completa sobre Canaán: Sobre el norte y el sur.
Tomó, pues, Josué toda aquella tierra, las montañas, todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, los llanos, el Arabá, las montañas de Israel y sus valles. Desde el monte Halac, que sube hacia Seir, hasta Baal-gad en la llanura del Líbano, a la falda del monte Hermón; tomó asimismo a todos sus reyes, y los hirió y mató. Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes. No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra. Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Tomó, pues, Josué toda aquella tierra: Esta era una descripción general de la tierra de Canaán:
·Las montañas formaban parte del altiplano central que iba de norte a sur.
·El Neguev era la zona desértica del sur.
·Gosén era la región entre las tierras altas y el sur.
·Los llanos discurrían de norte a sur entre el altiplano central y la llanura costera.
·El Arabá es el valle que contiene el río Jordán y el mar Muerto y se extiende hasta el golfo de Áqaba.
·Las montañas de Israel son las tierras altas centrales que reciben el nombre de colinas de Efraín.
·Los valles son las llanuras costeras.
i. «Cuando el escritor dice que “Josué tomó toda esta tierra”, se refiere a que obtuvo el control de toda la región, aunque no tomó todas las ciudades. Los últimos cananeos no se sometieron a la autoridad de Israel hasta el reinado de David». (Madvig)
b. Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes: Es fácil leer el registro de Josué y pensar que todo sucedió rápidamente. Sin embargo, esta fue una guerra que duró, según muchas estimaciones, de cinco a siete años. Aunque Dios estaba con Israel, no fue una obra rápida.
i. «La totalidad de estas conquistas no se efectuaron en una sola campaña; probablemente, requirieron seis o siete años». (Clarke)
ii. La extensa conquista de la tierra sirvió al propósito de Dios. Su intención era que Israel ocupara la tierra poco a poco (Éxodo 23:30; Deuteronomio 7:22). Esto también les dio tiempo a los cananeos para arrepentirse, si alguno de ellos se inclinaba a seguir los ejemplos de Rahab, los gabaonitas y, posiblemente, la ciudad de Siquem.
iii. «Sin duda, la conquista implicó muchas batallas que no se mencionan». (Madvig)
c. Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos: Se nos dice que, en parte, este juicio sobre los cananeos se llevó a cabo cuando Dios decidió endurecer el corazón de ellos contra Israel. Este endurecimiento de los corazones de los hombres ocurre cuando Dios los entrega al pecado que hay en su corazón (Romanos 1:24-28).
i. Dios aceptó a los cananeos verdaderamente arrepentidos que se rindieron y se sometieron a Él. Los ejemplos de tales casos fueron raros, pero incluyen a Rahab y su familia, a los gabaonitas y, posiblemente, a la ciudad de Siquem. Lo que no podía aceptarse era una rendición a regañadientes, una deposición de las armas sin una verdadera sumisión al Dios de Israel. «Dios endureció el corazón de los cananeos, no para evitar que se arrepintieran, sino para impedir que se rindieran a Israel sin estar sinceramente arrepentidos». (Madvig)
ii. «Castigó con severidad judicial a aquellos que previamente fueron endurecidos por el engaño del pecado y la malicia de Satanás». (Trapp)
d. Como Jehová lo había mandado a Moisés: No necesitamos pensar que Dios derramó un juicio absolutamente único sobre los cananeos. Trató con sus corazones de la misma manera que trata con los corazones de todos los hombres, pero la gracia de Dios puede endurecer o ablandar el corazón del hombre.
2. (21-22) Los anaceos son derrotados.
También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades. Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod.
a. En aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes: Fue el miedo a los anaceos, una tribu de gente excepcionalmente grande y fuerte, lo que ocasionó que Israel tuviera demasiado miedo de entrar en la tierra unos cuarenta años antes.
i. «Se cumple la promesa de Deuteronomio 9:1-3, que predice, específicamente, la derrota de los temibles anaceos». (Hess)
ii. Los destruyó a ellos: «Este breve relato de la eliminación de los anaceos es inusual en su dureza y minuciosidad, un factor que debe atribuirse, sin duda, a la impresionante reputación de los anaceos y a su intimidante influencia en las actitudes de Israel hasta entonces». (Howard)
b. Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel: Aquí, los enemigos de hace 40 años cayeron derrotados. No fueron rivales para un ejército bendecido y dirigido por Dios.
i. Significativamente, Israel enfrentó a los anaceos al final, solo después de que Dios los hubo entrenado en la batalla y en el compañerismo con Él a lo largo de meses de conquista.
ii. Cuando Israel se negó a entrar en Canaán por temor a los anaceos, no se dieron cuenta de que Dios guiaría los eventos de tal manera que enfrentarían este desafío tan difícil al final. Dios sabe cómo manejar las batallas en las vidas de su pueblo.
iii. El creyente debe someterse al orden de Dios en tales batallas. Los creyentes pueden estar convencidos de que deben salir y pelear contra los enemigos difíciles primero, cuando Dios en realidad quiere que los enfrenten al final.
c. Solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod: Los anaceos permanecieron solo en estas ciudades costeras ocupadas por los filisteos. El gigante Goliat vino de la ciudad de Gat unos quinientos años después (1 Samuel 17:4).
3. (23) Victoria completa: La tierra descansa de la guerra.
Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.
a. Tomó, pues, Josué toda la tierra: Esto marca otra sección del libro de Josué. El poder de los reyes cananeos dentro de la tierra había sido aplastado, y en este sentido, Josué tomó toda la tierra. Sin embargo, no todas las aldeas y pueblos habían sido conquistados y ocupados. La tarea de someter a dichas aldeas y pueblos no conquistados aún correspondía a cada tribu individual en la tierra que le había sido asignada.
i. «La “conquista” de Francia por parte de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial supuso la derrota del ejército francés y la ocupación de la mayor parte de Francia; pero no significó que todos los franceses se convirtieran en leales a Alemania; ni que Alemania colonizara Francia de forma permanente; ni que matara a todos los ciudadanos franceses. Lo mismo ocurrió con muchas de las ciudades de Canaán, que fueron “conquistadas” o “sometidas”, pero solo temporalmente o solo en parte». (Howard)
ii. «Aquellos que finalmente reinan con Cristo son aquellos que, a través de su gracia, vencen al mundo, al diablo y a la carne; porque es solo de aquellos que así vencen que Él dice: “Ellos se sentarán conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con el Padre en su trono” (Apocalipsis 3:21). Lector, ¿eres tú un vencedor?».(Clarke)
b. La entregó Josué a los israelitas por herencia: Este será el tema de gran parte del resto del libro de Josué. La tierra fue conquistada en un sentido general; ahora dependía de las tribus individuales poseer lo que Dios les concedió por herencia.
i. «El término “herencia” se usa por primera vez aquí en Josué, pero se repetirá cuarenta y dos veces a lo largo del libro. Describe lo que ha sido divinamente dado a las familias de Israel para su posesión. Esto no pudo convertirse en herencia hasta que Dios no se lo entregó a Israel durante la conquista». (Hess)
ii. «Nuestro Josué, el Señor Jesús, ha conquistado toda la tierra. Todo el fruto del Calvario está a disposición de cada uno de sus hijos, y Él sostiene en sus brazos la totalidad de la tierra para dártela como tu herencia». (Redpath)
c. La tierra descansó de la guerra: El final de esta fase de conquista fue una invitación mayor a las tribus para que cooperaran con Dios.
i. «La paz es la hija de la guerra; una hermosa y feliz descendiente de una madre fea y funesta». (Trapp)
ii. «Aunque aún quedaba mucho territorio por poseer, se dejaba a cada tribu adueñarse de lo que potencialmente había recibido a través de la conquista liderada por todo el pueblo. Cada tribu debía aplicar individualmente las lecciones aprendidas en la guerra si quería tomar posesión de su herencia. La imposibilidad de las tribus para hacerlo no fue un reflejo del poder de Dios, sino de su propia incapacidad para reclamar lo que Josué les había asignado». (Redpath)
iii. En el mismo sentido, Jesús ya ha derrotado al enemigo y conquistado la tierra, pero también llama a su pueblo a la batalla para reclamar lo que legítimamente le pertenece.
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