A. La visita de la reina.
1. (1) La reina de Sabá llega a Jerusalén.
Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles.
a. La reina de Sabá: Sabá (también conocido como Sabea) estaba donde está hoy el moderno Yemen (al sureste de Arabia). Sabemos a través de la geografía que este era un reino rico, con mucho oro, especias, y maderas preciosas. La historia nos dice que eran conocidos por tener reinas, así como reyes.
i. Este era un largo viaje — cerca de 1500 millas (2400 kilómetros). Ella, quizás, vino como parte de una delegación de comercio (1 Reyes 10:2-5); pero no hay duda de que estaba muy motivada por ver a Salomón y su reino.
b. Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle: Ella vino a Salomón e Israel en el cenit de su prosperidad material. La gran holgura, esplendor, y sabiduría del reino de Salomón eran famosos internacionalmente.
2. (2-5) Lo que vio la reina de Sabá.
Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía. Y Salomón le contestó todas sus preguntas, y nada hubo que el rey no le contestase. Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó asombrada.
a. Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande: Esta reina viajó a la manera de las reinas —con una gran procesión real, grandemente cargados con regalos y bienes para intercambiar.
b. Cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía: El reino de Salomón era famoso, no solamente por su prosperidad material, sino también por su gran sabiduría. La reina de Sabá tenía grandes —y al parecer difíciles— preguntas, y Salomón le contestó todas sus preguntas.
i. «Las preguntas difíciles no solamente eran acertijos, sino que incluían preguntas diplomáticas y éticas dificultosas […]. La prueba no era un ejercicio académico, sino para ver si él podía ser una parte confiable en el ámbito del negocio, y un aliado seguro capaz de dar ayuda». (Wiseman)
c. Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, asimismo la comida de su mesa […] se quedó asombrada: Esta reina, obviamente, estaba familiarizada con el mundo de lujos y esplendor de la realeza. Pero, aun así, se quedó completamente abrumada por la sabiduría de Salomón y la gloria de su reino.
i. «Lo que le sucedió a la reina de Sabá es un efecto natural, no poco común, el cual se produce en una delicada y sensible mente a la vista de raros y extraordinarios productos de arte». (Clarke)
3. (6-9) ¿Cómo reaccionó la reina de Sabá?
Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído. Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría. Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.
a. Ni aun se me dijo la mitad: La reina de Sabá escuchó cosas maravillosas sobre Salomón y su reino, pero al verlo con sus propios ojos, se dio cuenta de que era aún más grande de lo que había escuchado.
b. Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos: Es una alegría servir a un rey tan grande, sabio y rico. Si era una alegría servir a Salomón, es aún mejor servir a Jesús.
c. Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti: Este es un ejemplo de lo que Dios quería hacer por Israel bajo las promesas del Antiguo Pacto. Dios le prometió a Israel que, si ellos obedecían bajo el Antiguo Pacto, Él los bendeciría tan tremendamente que el mundo se daría cuenta y le daría la gloria a Jehová, Dios de Israel.
i. «Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. […] Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán» (Deuteronomio 28:1,10).
ii. Dios quería alcanzar a las naciones por medio de un Israel obediente y bendecido. Si Israel no obedecía, Dios hablaría a las naciones por medio de un Israel bien disciplinado.
d. Jehová tu Dios sea bendito: Es justo preguntar si esta era una verdadera confesión de fe, una expresión de lealtad al Dios de Israel. Tomado en su contexto, esto quizás no sea más que la respuesta de una reina a las asombrosas bendiciones evidentes en la Jerusalén de Salomón.
i. «Su declaración acerca de las bendiciones de Jehová sobre Israel y Salomón en el versículo 9 no fueron más que un modo amable de referirse al Dios de Israel y de Salomón […]. No hay registro de que ella haya aceptado al Dios de Salomón». (Dilday)
ii. «Alabanza al Señor implica reconocimiento del Dios de la nación de Israel, y no necesariamente tiene que ser una expresión de una fe personal». (Wiseman)
iii. Si tomamos a la reina de Sabá como un ejemplo de una «curiosa», vemos que Salomón la impresionó con su riqueza y esplendor. Pero ella volvió a casa sin una expresión evidente de fe en el Dios de Israel. Esto muestra que impresionar a un curioso con facilidades, y programas, y organizaciones, y profesionalismo, no es suficiente.
iv. Sin importar el resultado de su búsqueda, podemos admirar su búsqueda:
·Ella vino desde muy lejos.
·Ella vino con obsequios.
·Ella vino para preguntar y aprender.
·Ella vino y vio las riquezas del rey.
·Ella vino por un tiempo prolongado.
·Ella vino diciendo todo lo que estaba en su corazón.
v. Jesús usó a la reina de Sabá como ejemplo:«La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar» (Mateo 12:42). Si la reina de Sabá buscó a Salomón y el esplendor de su reino tan diligentemente, ¿cuánto más las personas debieran de buscar hoy a Jesús y la gloria de su reino? Ella, ciertamente, también se levantará para juicio junto contra esta generación.
e. Porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey: Esta declaración tiene un significado especial, porque Salomón no era necesariamente el sucesor más lógico de su padre David. Había varios hijos de David que nacieron antes que Salomón.
i. «Era el acto especial de Dios hacerlo el rey en lugar de a su hermano mayor». (Poole)
4. (10-13) Un intercambio de obsequios.
Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y mucha especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Sabá dio al rey Salomón. La flota de Hiram que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo, y piedras preciosas. Y de la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy. Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de lo que Salomón le dio. Y ella se volvió, y se fue a su tierra con sus criados.
a. Nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Sabá dio al rey Salomón: Ella vino de una región rica en especias, y con la habilidad de procesar especias.
b. Además de lo que Salomón le dio: Dar de acuerdo con la generosidad real significa dar demasiado. Esta descripción de la medida de la generosidad de Salomón hacia la reina de Sabá también describe la medida de la generosidad de Dios hacia nosotros.
i. De acuerdo con la tradición —quizás historias fantasiosas— la reina de Sabá quería un hijo de Salomón, y él la complació. Su hijo fue llamado Menilek, y se convirtió en el antepasado de todos los monarcas etíopes subsecuentes.
B. La gran riqueza de Salomón.
1. (14-15) El ingreso anual de Salomón.
El peso del oro que Salomón tenía de renta cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro; sin lo de los mercaderes, y lo de la contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia, y de los principales de la tierra.
a. Seiscientos sesenta y seis talentos de oro: Esta es una gran cantidad de oro, la cual venía a Salomón cada año. Un comentarista coloca el valor de los 666 talentos de oro en $281 318 400. Esto no solamente habla de la gran riqueza de Salomón, sino que lo convierte en una de las dos personas en la Biblia asociadas con el número 666.
i. La otra conexión bíblica con el 666 es con el dictador y opositor de Dios y su pueblo del fin de los tiempos, a menudo conocido como el Anticristo (Apocalipsis 13:18). De hecho, el pasaje de Apocalipsis dice específicamente que el número 666 es el «número del hombre», y el hombre puede ser Salomón.
ii. Esto no era para decir que Salomón era el Anticristo o que la venida del Anticristo será una rara reencarnación de Salomón. Pero puede indicar que el Anticristo no será alguien «totalmente malvado» desde el principio. Quizás sea como Salomón —un buen hombre corrompido.
b. Sin lo de los mercaderes: Salomón recibía más de 666 talentos de oro al año. Los 666 talentos solamente eran su «salario básico».
i. El escritor de 1 Reyes nos da aquí una señal de advertencia. Él asume que conocemos las instrucciones para los futuros reyes de Israel en Deuteronomio 17:14-20. Asume que conocemos el versículo 17 de ese pasaje, el cual dice: «ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia». Dios bendijo a Salomón con grandes riquezas, pero Salomón permitió que la bendición se convirtiera en un peligro; porque, desobedientemente, multiplicó la plata y el oro para sí mismo.
2. (16-27) Ejemplos de la riqueza y prosperidad de Salomón.
Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido; seiscientos siclos de oro gastó en cada escudo. Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro; y el rey los puso en la casa del bosque del Líbano. Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo. Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo; y a uno y otro lado tenía brazos cerca del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones. Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono semejante. Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro fino; nada de plata, porque en tiempo de Salomón no era apreciada. Porque el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales. Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría. Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. Y todos le llevaban cada año sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos. Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén. E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como piedras, y los cedros como cabrahigos de la Sefela en abundancia.
a. Doscientos escudos grandes de oro batido […] trescientos escudos de oro batido: Estos escudos formaban un magnífico espectáculo en la casa del bosque del Líbano, pero no tenían utilidad en la batalla. El oro era demasiado pesado y muy suave para ser utilizado como un metal para escudos efectivos. Esto muestra que Salomón tenía la imagen de un rey guerrero, pero sin la sustancia.
i. De acuerdo con Dilday, cada escudo grande tenía un valor de $120 000. Los escudos pequeños tenían un valor de $30 000. Fueron invertidos 33 millones de pesos en escudos ceremoniales de oro.
b. Nada de plata, porque en tiempo de Salomón no era apreciada: Esta era una declaración de riqueza. Si se toma en serio, muestra la tremenda abundancia del reino de Salomón. Verdaderamente, excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría, y las promesas de Deuteronomio 28:1-14 fueron cumplidas en su reinado: «Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado» (Deuteronomio 28:12).
c. Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón: Este era otro cumplimiento de las promesas de Deuteronomio 28: «Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios» (Deuteronomio 28:13).
d. Yjuntó Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes: En comparación con el reinado de David, hubo muy pocos conflictos militares durante el reinado de Salomón, pero él vio la importancia de una fuerte defensa.
i. Restos de la fortaleza de Salomón y establos de Meguido se pueden ver hoy día.
e. E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como piedras: Cuando pensamos en la gran riqueza de Salomón, también consideramos que originalmente no puso su corazón en las riquezas. Él, voluntariamente, pidió sabiduría para conducir al pueblo de Dios; en lugar de riquezas y fama. Dios prometió también darle a Salomón riquezas y fama, y Dios cumplió su promesa.
i. También consideramos que Salomón dio un elocuente testimonio sobre la vanidad de las riquezas como el predicador del libro de Eclesiastés. Él, poderosamente, mostró que no había una satisfacción final en los bienes materiales. No necesitamos ser ricos como Salomón para aprender la misma lección.
3. (28-29) El interés de Salomón en los caballos.
Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los mercaderes del rey compraba caballos y lienzos. Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos, y de Siria.
a. Traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón: Al final de esta gran descripción de la riqueza y el esplendor de Salomón, tenemos el sonido de esta nota oscura. Esto desobedecía directamente el mandamiento de Deuteronomio 17:16, el cual les decía a los reyes de Israel: «Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino».
b. Y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos, y de Siria: Esto puede explicar el porqué Salomón quebrantó un mandamiento tan obvio. Quizás, Salomón comenzó la importación de caballos de Egipto como un agente que después los intercambiaba con otros reyes. Probablemente, Salomón decía: «Estoy importando caballos de Egipto, pero no lo estoy haciendo para mí mismo. No estoy quebrantando el mandamiento de Dios». Muchos ejemplos de una grotesca desobediencia comienzan con raciocinios inteligentes.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com