A. Ben-adad viene en contra de Samaria.
1. (1-6) Las demandas de Ben-adad, rey de Siria.
Entonces Ben-adad rey de Siria juntó a todo su ejército, y con él a treinta y dos reyes, con caballos y carros; y subió y sitió a Samaria, y la combatió. Y envió mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo: Así ha dicho Ben-adad: Tu plata y tu oro son míos, y tus mujeres y tus hijos hermosos son míos. Y el rey de Israel respondió y dijo: Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo. Volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te envié a decir: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás. Además, mañana a estas horas enviaré yo a ti mis siervos, los cuales registrarán tu casa, y las casas de tus siervos; y tomarán y llevarán todo lo precioso que tengas.
a. Ben-adad rey de Siria juntó a todo su ejército, y con él a treinta y dos reyes: Este era un formidable ataque militar en contra de Israel. Aunque exteriormente eran fuertes tanto política como militarmente durante el reinado de Acab, no eran lo suficientemente fuertes para disuadir tal ataque.
i. «Ben-adad pudiera ser el mismo rey que se alió a Asa en contra de Baasa en 1 Reyes 15:18; o podría ser el hijo o nieto de ese rey con el mismo nombre». (Dilday)
ii. «En los treinta y dos reyes estarían incluidos jefes tribales menores». (Wiseman)
b. Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo: La respuesta de Acab a Ben-adad encaja con su personalidad en general. Él era un hombre preocupado por los lujos y comodidades de la vida, por lo que no tuvo el carácter para enfrentar cara a cara tal amenaza. Acab se rindió incondicionalmente a Ben-adad.
i. Acab creía que no tenía la posición para oponerse a Ben-adad. Sin duda, la fuerza nacional y militar de Israel fue grandemente debilitada por los tres años y medio de sequía y hambre que justo acababan de terminar.
c. Registrarán tu casa, y las casas de tus siervos: Esta era una demanda mayor que la que Ben-adad hizo primero. «Cuando Acab estuvo de acuerdo rápidamente con sus términos, Ben-adad demandó un derecho adicional para hacer una búsqueda ilimitada en el palacio y las casas de los oficiales de Acab, para llevarse así cualquier cosa de valor». (Patterson y Austel)
2. (7-9) Acab es aconsejado por los ancianos para que se resista.
Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Entended, y ved ahora cómo éste no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis mujeres y mis hijos, y por mi plata y por mi oro, y yo no se lo he negado. Y todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron: No le obedezcas, ni hagas lo que te pide. Entonces él respondió a los embajadores de Ben-adad: Decid al rey mi señor: Haré todo lo que mandaste a tu siervo al principio; mas esto no lo puedo hacer. Y los embajadores fueron, y le dieron la respuesta.
a. El rey de Israel llamó a todos los ancianos del país: Era más sabio por parte de Acab buscar el consejo de los ancianos del país que rendirse ante los sirios. Ahora, en el corto tiempo entre el mensaje de rendición y el actual secuestro de sus mujeres y el saqueo de sus bienes, buscó consejo.
b. No le obedezcas, ni hagas lo que te pide: Los ancianos de Israel correctamente vieron que tal rendición ante Ben-adad y los sirios era el primer paso de una pérdida total de la soberanía de todo Israel. Si ellos querían que quedara un reino, debían de resistir esta amenaza.
c. Mas esto no lo puedo hacer: Acab le dijo a Ben-adad que haría la mayor parte de lo que le había demandado, no todo. Pero rehusar las demandas de un tirano en un punto, es como rehusarlo todo. Acab podría esperar una severa reacción.
3. (10-12) Ben-adad amenaza y alista a su ejército.
Y Ben-adad nuevamente le envió a decir: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, que el polvo de Samaria no bastará a los puños de todo el pueblo que me sigue. Y el rey de Israel respondió y dijo: Decidle que no se alabe tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe. Y cuando él oyó esta palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a sus siervos: Disponeos. Y ellos se dispusieron contra la ciudad.
a. Así me hagan los dioses, y aun me añadan: Jezabel hizo un juramento de venganza similar contra Elías (1 Reyes 19:2).
b. No se alabe tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe: Aunque fue un discurso inusualmente audaz por parte de Acab, también era una maravillosa palabra de sabiduría. La idea es que deberías de jactarte después de la batalla, no antes.
c. Se dispusieron contra la ciudad: Siria y sus aliados atacaron, y la ciudad de Samaria se preparó para un ataque furioso.
B. Victoria de Israel.
1. (13-15) El profeta promete la victoria.
Y he aquí un profeta vino a Acab rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová. Y respondió Acab: ¿Por mano de quién? Él dijo: Así ha dicho Jehová: Por mano de los siervos de los príncipes de las provincias. Y dijo Acab: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú. Entonces él pasó revista a los siervos de los príncipes de las provincias, los cuales fueron doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que fueron siete mil.
a. Un profeta vino a Acab rey de Israel: Este profeta sin nombre no parece ser Elías ni Eliseo. Él era uno de los 7000 que en Israel fueron fieles a Yahveh.
i. Adam Clarke tuvo una (aunque improbable) idea: «Es extraño que en tal ocasión no escuchemos nada acerca de Elías o Eliseo. ¿No es posible que este profeta haya sido uno de ellos disfrazados?».
b. He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová: Esta era una promesa generosa de parte de Dios hacia Acab e Israel. Su dura idolatría y rechazo de Dios merecía el abandono divino. Dios tenía todo el derecho de dejarlos solos para que perecieran sin su ayuda. Pero Dios es rico en misericordia, y les mostró esa misericordia a Acab e Israel.
i. Hay algo de ironía en esta declaración: «para que conozcas que yo soy Jehová». Acab vio la victoria de Yahveh sobre el dios pagano Baal en el monte Carmelo y aún no estaba completamente convencido. Amablemente, Dios le daría aún más evidencia.
c. Y respondió Acab: ¿Por mano de quién?: Acab miró a su alrededor, a su ejército y líderes militares, y naturalmente se preguntó cómo Dios podría traer una victoria en contra de un poderoso enemigo. Acab se preguntaba quién dirigiría la batalla, y Dios le dijo: «Tú». Dios quería ganar esta victoria, obrando a través de las improbables personas que Acab ya tenía.
i. Cuando una obra para Dios está por ser hecha, a menudo hacemos la pregunta de Acab: «¿Por mano de quién?». Cuando muchos líderes cristianos le hacen a Dios esta pregunta, esperan que Dios contestará que traerá a alguien nuevo con ellos, a un líder o un campeón que pueda hacer el trabajo, o al menos ayudar. Sin embargo, la manera normal por la cual Dios obra es utilizando a las personas que ya están con el líder cristiano, aun cuando parezca ser un ejército peculiar.
ii. Dios haría esta obra en contra de Siria y Ben-adad con un ejército de solo siete mil hombres. Sin duda, estos no eran los mismos siete mil que permanecieron fieles a Dios en Israel; pero había una correspondencia entre los números para mostrar que Dios podía y haría la obra a través de cada grupo.
2. (16-21) Victoria para Israel.
Y salieron a mediodía. Y estaba Ben-adad bebiendo y embriagándose en las tiendas, él y los reyes, los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda. Y los siervos de los príncipes de las provincias salieron los primeros. Y Ben-adad había enviado quien le dio aviso, diciendo: Han salido hombres de Samaria. Él entonces dijo: Si han salido por paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos. Salieron, pues, de la ciudad los siervos de los príncipes de las provincias, y en pos de ellos el ejército. Y mató cada uno al que venía contra él; y huyeron los sirios, siguiéndoles los de Israel. Y el rey de Siria, Ben- adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería. Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros, y deshizo a los sirios causándoles gran estrago.
a. Y estaba Ben-adad bebiendo y embriagándose en las tiendas, él y los reyes, los treinta y dos reyes: El mismo corazón pecaminoso que hizo que Ben-adad atacara a Israel también lo hizo que se emborrachara. En parte, fue derrotado por su propia debilidad de carácter.
b. Si han salido por paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos: Parece que Ben-adad tenía la intención de decir que, si los hombres de Israel habían salido a hacer guerra, serían atacados y asesinados. Quizás habló confusamente por su estado de ebriedad, dando órdenes necias a sus soldados.
c. Huyeron los sirios, siguiéndoles los de Israel: Dios bendijo al ejército de Israel y a los líderes que Acab tenía, aun bendijo el propio liderazgo de Acab hacia el ejército. A pesar de la gran superioridad del ejército sirio, los israelitas ganaron la batalla.
i. «La estrategia de batalla parecía ser la de enviar un pequeño equipo de avanzada, pero bien entrenado; quienes, quizás, se podrían acercar a los sirios sin levantar muchas alertas, y dada la señal, iniciar un ataque que, unido con la principal fuerza de combate de Acab, tomaría a los borrachos arameos con la guardia baja, y haría que entraran en confusión. El plan fue más exitoso de lo que Acab se atrevió a imaginar». (Patterson y Austel)
3. (22) El profeta aconseja preparación.
Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que hagas; porque pasado un año, el rey de Siria vendrá contra ti.
a. Vino luego el profeta al rey de Israel: Este profeta sin nombre de nuevo aconsejó a Acab. La victoria sobre Ben-adad no terminó el conflicto entre Israel y Siria.
b. Ve, fortalécete, y considera y mira lo que hagas: El profeta dirigió a Acab a prepararse en contra de un ataque sirio en la siguiente primavera. El profeta sabía que Dios obraba a través de la cuidadosa preparación de su pueblo.
C. Una segunda victoria sobre Siria.
1. (23-25) Los sirios lo vuelven a intentar.
Y los siervos del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido; mas si peleáremos con ellos en la llanura, se verá si no los vencemos. Haz, pues, así: Saca a los reyes cada uno de su puesto, y pon capitanes en lugar de ellos. Y tú fórmate otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo, y carro por carro; luego pelearemos con ellos en campo raso, y veremos si no los vencemos. Y él les dio oído, y lo hizo así.
a. Sus dioses son dioses de los montes: La idea de la deidad local era prominente en el mundo antiguo. Ellos sentían que dioses particulares tenían autoridad sobre áreas particulares. Debido a que la reciente victoria fue ganada en el terreno de un monte, los siervos del rey de Siria creían que el Dios de Israel era una deidad local, con poder sobre los montes, y no sobre las llanuras.
i. Aquí ellos se imaginaron que Dios podría ser moldeado en una imagen que ellos quisieran o con la que pudieran relacionarse. «El arte de invención de dioses es muy común entre los hombres. En lugar de ir hacia la revelación a ver quién es Dios, y humildemente creer en Él mientras se revela a sí mismo, los hombres se sientan y consideran qué clase de Dios debería ser, y al hacer esto no son más sabios que el hombre que hace un dios de barro o de piedra». (Spurgeon)
ii. Muchos hoy día piensan que Dios es un Dios de los montes, y no de las llanuras. Piensan que Dios es un Dios del pasado, pero no del presente. Piensan que Dios es un Dios de una clase de prueba y no de otra. «Considera eso, ya que Satanás no pudo destruir la iglesia al rugir contra ella como león, y ahora intenta aplastarla al abrazarla como un oso. Hay verdad en esto, pero no es toda la verdad. ¿En verdad creen, hermanos míos, que Dios no puede preservar su iglesia en la prueba particular por la cual está pasando ahora? ¿Es Él el Dios de los montes de persecución, pero no es el Dios de los valles de prosperidad?». (Spurgeon)
iii. «¿Dios ayudará a un Whitfield y no ayudará a un pobre predicador perorando en el campo? ¿Asistirá al ministro serio quien se dirige ante miles y abandonará a una sencilla muchacha que enseña a una docena de niños pequeños la antigua, antigua historia de la cruz? ¿Es propio de Dios favorecer a los eminentes y descuidar a los humildes? ¿Desprecia Jesús el día de pequeñas obras?». (Spurgeon)
b. Luego pelearemos con ellos en campo raso, y veremos si no los vencemos: La acción que ellos recomendaron era lógica, dada su teología. Su creencia teológica dirigía su consejo y acción.
2. (26-28) Los ejércitos se reúnen, y Dios promete la victoria.
Pasado un año, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios, y vino a Afec para pelear contra Israel. Los hijos de Israel fueron también inspeccionados, y tomando provisiones fueron al encuentro de ellos; y acamparon los hijos de Israel delante de ellos como dos rebañuelos de cabras, y los sirios llenaban la tierra. Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy Jehová.
a. Acamparon los hijos de Israel delante de ellos como dos rebañuelos de cabras, y los sirios llenaban la tierra: Cuando Ben-adad vino para vengar su anterior pérdida, venía con fuerzas abrumadoras. Ben-adad no quería arriesgarse a pasar otra humillación.
b. Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano: Dios tomó la mala teología de los sirios como un insulto personal. Nuestras equivocadas y malas ideas sobre Dios siempre le quitan su gloria y majestad, nunca le añaden.
i. «Dios toma a mal su blasfemia, y está determinado a castigarlos. Serían desconcertados de tal manera para mostrar que el poder de Dios está en todas partes, y que la multitud de una hueste no es nada en contra de Él». (Clarke)
3. (29-30) Una segunda victoria de Israel en contra de Siria.
Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la batalla; y los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día cien mil hombres de a pie. Los demás huyeron a Afec, a la ciudad; y el muro cayó sobre veintisiete mil hombres que habían quedado. También Ben-adad vino huyendo a la ciudad, y se escondía de aposento en aposento.
a. Los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día cien mil hombres de a pie: Esto era claramente un milagro, pero un milagro que obró a través del ejército israelí existente, no mediante agentes externos. Dios quería mostrar que, aunque parecía improbable, Él podía obrar a través de este instrumento exteriormente débil e inefectivo.
b. Y el muro cayó sobre veintisiete mil hombres que habían quedado: Después de la gran victoria en el campo de batalla, Dios se movió de otra manera extraordinaria para derrotar a los sirios, quienes habían difamado de su carácter a través de su mal entendimiento en cuanto a Él.
i. «Los 27 000 muertos en Afec incluían a todos los que murieron en la ciudad cuando los muros cayeron». (Wiseman)
4. (31-34) La voluntad de Acab de pactar con un enemigo de Dios.
Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de la casa de Israel, que son reyes clementes; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestros cuellos, y salgamos al rey de Israel, a ver si por ventura te salva la vida. Ciñeron, pues, sus lomos con cilicio, y sogas a sus cuellos, y vinieron al rey de Israel y le dijeron: Tu siervo Ben-adad dice: Te ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es. Esto tomaron aquellos hombres por buen augurio, y se apresuraron a tomar la palabra de su boca, y dijeron: Tu hermano Ben-adad vive. Y él dijo: Id y traedle. Ben-adad entonces se presentó a Acab, y él le hizo subir en un carro. Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto. Hizo, pues, pacto con él, y le dejó ir.
a. Pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestros cuellos, y salgamos al rey de Israel: No mucho antes Ben-adad había hablado palabras duras en contra de Acab y del reino de Israel (1 Reyes 20:1-6). Ahora, se humilló de la manera más baja que pudo, para ganar la misericordia y el favor del inesperadamente triunfante rey de Israel.
i. «La soga alrededor del cuello era una señal de súplica, la figura es la de un sirviente al volante del carro del vencedor». (Patterson y Austel)
ii. Los pecadores deben de venir a Dios, el Rey, de la misma forma que Ben-adad. Ellos deben de venir con sinceridad, con humildad, con rendición, con seriedad, y observando de cerca para ver si obtienen misericordia.
b. Si él vive aún, mi hermano es: Acab sintió afinidad hacia este rey idólatra con ideas muy paganas acerca de Dios. Quizás, Acab quería la amistad de Ben-adad y de Siria como una protección en contra de los poderosos y amenazadores asirios. Si así fue, entonces buscó amigos en los lugares equivocados.
i. «Esto no fue cortesía, sino tontería. El hermano Ben-adad tendría una prolongada lucha en contra de Acab con esa vida que él le dio (capítulo 22:31)». (Trapp)
c. Te dejaré partir con este pacto: Acab no tenía que hacer este tratado. La victoria era de Jehová, no le pertenecía a Acab; él no tenía derechos de negociar con la victoria.
5. (35-38) Un profeta se prepara para confrontar al rey.
Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el otro no quiso herirle. Él le dijo: Por cuanto no has obedecido a la palabra de Jehová, he aquí que cuando te apartes de mí, te herirá un león. Y cuando se apartó de él, le encontró un león, y le mató. Luego se encontró con otro hombre, y le dijo: Hiéreme ahora. Y el hombre le dio un golpe, y le hizo una herida. Y el profeta se fue, y se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó, poniéndose una venda sobre los ojos.
a. Un varón de los hijos de los profetas: Este parece ser un profeta diferente del hombre mencionado anteriormente en este capítulo. Este es otro recordatorio de que los 7000 seguidores fieles a Yahveh estaban activos en Israel.
i. «Aunque no es nombrado, Josefo creía que el “varón anónimo de Dios” introducido en el versículo 35 era Micaías, quien se muestra muy prominente en la siguiente historia. Sugirió que fue en relación con la condenación profética de Micaías que el rey lo puso en prisión». (Dilday)
ii. «Esta es la primera referencia a este grupo especial de profetas (2 Reyes 2:3-7, 2:15; 4:1, 4:38; 5:22; 6:1; 9:1), quienes se aparecen durante el periodo crítico de la dinastía de Omri, pero por lo demás no son bien atestiguados». (Wiseman)
b. Hiéreme ahora: Dirigido por Dios, el profeta necesitaba una herida para mostrarle al rey Acab. Cuando su prójimo se negó, el profeta anunció un juicio hacia su prójimo, a través del método inusual de un ataque de león (le encontró un león, y le mató).
i. El compañero no solamente era otro hombre del reino de Israel. Se intuye que era un miembro de los hijos de los profetas. Era un hombre que debía seguir a Dios, y ser sensible a la obra de Dios en los profetas. Él debió de tener más conocimiento. Aunque esto no está claro en la traducción New King James, es más claro en otras traducciones: «su compañero» (NVI); «un cierto miembro de la compañía de los profetas le dijo a otro» (NRSV); «otro» (NASB); «a otro hombre» (NLB).
ii. «Esto parecía una medida extrema, pero había razones amplias para ello. Esta persona también era uno de los hijos de los profetas, y sabía que Dios frecuentemente enviaba sus consejos de esta manera, y debió de haber obedecido inmediatamente; pues la herida no hubiera hecho ningún mal si Dios lo ordenaba, y no sería considerado un ultraje hacia su compañero cuando él mismo le pedía que lo hiciera». (Clarke)
c. Se disfrazó, poniéndose una venda sobre los ojos: Listo con su herida, el profeta espera la llegada del rey Acab para entregar el mensaje de Dios al rey.
6. (39-40) El profeta le da una lección objetiva.
Y cuando el rey pasaba, él dio voces al rey, y dijo: Tu siervo salió en medio de la batalla; y he aquí que se me acercó un soldado y me trajo un hombre, diciéndome: Guarda a este hombre, y si llegare a huir, tu vida será por la suya, o pagarás un talento de plata. Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Ésa será tu sentencia; tú la has pronunciado.
a. Tu siervo salió en medio de la batalla: Siguiendo el patrón de otros profetas, este profeta anónimo trajo un mensaje al rey Acab por medio de una historia inventada.
b. Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció: La historia del profeta hablaba de un hombre que era responsable de proteger la vida de otro, y demostró ser infiel. En la historia, la excusa del hombre culpable era que estaba ocupado en una y en otra cosa, lo cual para nada era una excusa. Él debió de prestar atención al trabajo que debía hacer.
i. «Esto era muy probable que ocurriera en la batalla. No sería posible mantener a un prisionero, y estar lo suficiente ocupado en otras cosas al mismo tiempo». (Meyer)
ii. La historia inventada del profeta con la excusa ficticia se hace real en la vida de muchos, especialmente de muchos ministros del Evangelio. «Si un hombre es llamado a predicar la Palabra, y se ocupa en cientos de cosas en lugar de en su trabajo central, su fracaso es completo. Aquel trabajo que fue señalado por Dios para nosotros, ese debemos hacer. Si fracasamos en eso, el hecho de que estuvimos ocupados aquí y allá, haciendo toda clase de cosas, no sirve de nada». (Morgan)
iii. El hombre desapareció: De la manera que el prisionero ficticio escapó, muchas oportunidades se escapan de nosotros en la vida cristiana. «Quiero que todos ustedes recuerden esta mañana que, si cualquier porción de vida no ha sido gastada en el servicio a Dios, se ha ido. El tiempo pasado se ha ido, jamás lo podrás recuperar, ni siquiera el último momento que se acaba de deslizar». (Spurgeon)
c. Ésa será tu sentencia; tú la has pronunciado: En la historia del profeta, él fue infiel porque no cuidó algo que le fue confiado. Acab, correctamente, juzgó que debía de ser responsable por su fracaso al no cuidar lo que se le había confiado.
7. (41-43) La reprensión de Dios.
Pero él se quitó de pronto la venda de sobre sus ojos, y el rey de Israel conoció que era de los profetas. Y él le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto soltaste de la mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo. Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.
a. El rey de Israel conoció que era de los profetas: Esto mostró el porqué fue sabio por parte del profeta disfrazarse como un soldado que recientemente regresaba de la batalla, y por qué la herida era necesaria. Acab, concientemente, se protegía de los profetas.
b. Por cuanto soltaste de la mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo: Dios tenía la intención de que Ben-adad fuera destruido del todo, pero también tenía la intención de que muriera a manos del ejército de Israel. Dios estaba más interesado en la manera en que moriría Ben-adad, que en la muerte en sí.
c. Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado: Acab estaba triste y enojado, pero no se arrepintió. Él tenía la tristeza de ser un pecador, y de saber las consecuencias del pecado, sin tener el dolor por el pecado en sí.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com