A. Nabot es asesinado por su viñedo.
1. (1-3) Nabot se rehúsa a renunciar a su tierra.
Pasadas estas cosas, aconteció que Nabot de Jezreel tenía allí una viña junto al palacio de Acab rey de Samaria. Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que esta; o si mejor te pareciere, te pagaré su valor en dinero. Y Nabot respondió a Acab: Guárdeme Jehová de que yo te dé a ti la heredad de mis padres.
a. Dame tu viña: Este hecho comienza con una simple transacción de inmuebles. Acab quería el viñedo que estaba cerca de su casa real en Jezreel, para tenerlo como un huerto de legumbres. Él estaba dispuesto a cambiarlo por otra tierra o a pagarlo.
b. Guárdeme Jehová de que yo te dé a ti la heredad de mis padres: La respuesta de Nabot fue un enfático «no». Su rechazo a la razonable oferta estaba arraigado en la antigua idea israelita de la tierra. Ellos creían que la tierra era una herencia de Dios, dividida en tribus individuales y familias de acuerdo a su voluntad. Por lo tanto, la tierra en realidad nunca se vendía, solamente se rentaba —y únicamente bajo las circunstancias más difíciles. Las oficinas inmobiliarias no eran un buen negocio en el antiguo Israel.
i. «Pues Dios, expresamente y por diversas razones de peso, ha prohibido la transferencia de las tierras que les fueron asignadas a las tribus y a las familias [Levítico 25:15, 25:23, 25:25; Números 36:7; Ezequiel 46:18]». (Poole)
2. (4-7) Acab pone mala cara delante de Jezabel.
Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió. Vino a él su mujer Jezabel, y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu, y no comes? Él respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña. Y su mujer Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.
a. Y vino Acab a su casa triste y enojado: Esto parecía característico de Acab. Se deduce que era un hombre sin carácter, que se amedrentaba y enojaba con facilidad cuando se encontraba con cualquier tipo de adversidad.
i. «Así que la escena es una ilustración vívida del malhumorado Acab volteando su rostro a la pared y rehusándose a comer. Él era como un niño enfurruñado cuando no se puede salir con la suya». (Dilday)
ii. «¡Pobre alma! Él era señor sobre diez doceavos de la tierra, y se hizo miserable debido a que no pudo conseguir agregar a esta un viñedo que era todo lo que poseía un hombre pobre». (Clarke)
b. ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? […] yo te daré la viña de Nabot: La manera de hablar de Jezabel reveló quién en realidad ejercía la autoridad en el palacio de Israel.
i. «¿No fue ella quien gobernó realmente, con una impiedad más atrevida que la de Acab, su monigote marido?». (Knapp)
3. (8-14) Jezabel trama el asesinato de Nabot.
Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot. Y las cartas que escribió decían así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo; y poned a dos hombres perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera. Y los de su ciudad, los ancianos y los principales que moraban en su ciudad, hicieron como Jezabel les mandó, conforme a lo escrito en las cartas que ella les había enviado. Y promulgaron ayuno, y pusieron a Nabot delante del pueblo. Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió. Después enviaron a decir a Jezabel: Nabot ha sido apedreado y ha muerto.
a. Ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los principales: Esto muestra que Acab estaba de acuerdo con lo que Jezabel hacía, y debía saber algo de su complot.
i. «Ella involucró a Acab por medio del uso de su sello en las misivas hacia los magistrados locales. El uso del sello real para obtener autoridad, o del de la dinastía, o del de la administración o, incluso, del sello personal del rey, requería de la confabulación de Acab». (Wiseman)
ii. Alexander Maclaren notó tres tipos de personajes peligrosos en este capítulo: (1) Acab, quien era inicuo y débil; (2) Jezabel, quien era inicua y fuerte; (3) los ancianos de Jezreel, quienes eran inicuos y serviles.
b. Proclamad ayuno: La idea era que un mal o una calamidad habían llegado sobre Israel, y un chivo expiatorio debía ser hallado para expiar dicho mal. Jezabel tenía la intención de que Nabot fuera revelado como dicho chivo expiatorio.
c. Poned a Nabot delante del pueblo: Era un plan traicionero poner a Nabot delante del pueblo y, luego, destruirlo con mentiras de bocas de hombres perversos.
d. Nabot ha blasfemado a Dios y al rey: Jesús fue acusado con crímenes similares, calumniado de ofender tanto a Dios como a César. Nabot, igual que Jesús, era completamente inocente de tales acusaciones, y fue asesinado sin causa. El apedreamiento de Nabot por un pedazo de tierra para un huerto de vegetales muestra el carácter brutal e inmoral tanto de Jezabel como de Acab.
i. Segunda de Reyes 9:26 indica que el crimen fue aún peor que lo que se muestra en este pasaje, pues se conecta el asesinato de Nabot con la sangre de sus descendientes. Es muy probable que toda la familia de Nabot haya sido asesinada para que ningún heredero fuera a reclamar su propiedad.
4. (15-16) Acab toma posesión de la tierra de Nabot.
Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: Levántate y toma la viña de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive, sino que ha muerto. Y oyendo Acab que Nabot era muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella.
a. Se levantó para descender a la viña de Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella: Esto añadió mal sobre mal. Aun cuando Nabot estaba muerto, la tierra no le pertenecía a Acab ni a la casa real de Israel. Le pertenecía a los herederos o familia de Nabot. Acab, probablemente, reclamó la tierra como un derecho real debido a que la corona incautaba la tierra de cualquier criminal ejecutado.
i. Aunque, «algunos dicen que Acab era su pariente más cercano al estar muertos sus hijos; a quienes, probablemente, juzgaron debido a que su tierra estaba próxima a la del rey» (Poole). «Así, algunos hacen de Nabot el tío de Acab; pero esto es incierto». (Trapp)
B. Elías confronta a Acab.
1. (17-24) Dios pronuncia juicio sobre Acab.
Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella. Y le hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre. Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová. He aquí yo traigo mal sobre ti, y barreré tu posteridad y destruiré hasta el último varón de la casa de Acab, tanto el siervo como el libre en Israel. Y pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la rebelión con que me provocaste a ira, y con que has hecho pecar a Israel. De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel. El que de Acab fuere muerto en la ciudad, los perros lo comerán, y el que fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.
a. Levántate, desciende a encontrarte con Acab: Acab se levantó para apropiarse de su nueva adquisición: la tierra obtenida por traición, mentiras y asesinato; pero se encontró con el profeta de Dios
b. ¿No mataste, y también has despojado?: Elías hizo lo que pocos hombres tuvieron la valentía de hacer: confrontar a este rey y a esta reina malvados, brutales, y amorales de Israel. Él, señalándolos, los acusó de dos crímenes: el asesinato de Nabot y el hurto de la tierra.
i. Notamos que Elías confrontó a Acab (mataste) en cuanto al pecado de Jezabel y de sus malvados asociados. Dios, claramente, tuvo a Acab como responsable de este pecado, al ser el marido, el rey, y el beneficiario de este crimen.
ii. «Esto es añadido para mostrar que las tentaciones hacia el pecado no son excusas para el pecador» (Poole)
c. En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre: Esta era una profecía fuerte y alarmante. No fue cumplida debido a que Acab murió en Samaria y los perros lamieron su sangre allí (1 Reyes 22:38); en lugar de en Jezreel, donde Nabot fue asesinado.
i. Esta profecía sin cumplir ha preocupado innecesariamente a algunos. Varias explicaciones han sido hechas, incluyendo las ideas de que Elías quiso decir un área en general, y no un lugar específico; o que hubo corrientes que llevaron la sangre que estaba en el carro de Acab hacia las aguas de Jezreel; o que esta profecía se cumplió en la sangre que corrió en las venas del hijo de Acab, Joram (2 Reyes 9:25). Una mejor explicación se encuentra en el hecho de que debido a la tristeza y el arrepentimiento de Acab al final del capítulo, Dios se ablandó de su juicio y lo transfirió al hijo de Acab (2 Reyes 9:24-26) como dijo que lo haría en 1 Reyes 21:29.
ii. «Y vea que la predicción sobre su hijo fue cumplida literalmente. Vea 2 Reyes 9:25, donde podemos leer que el cuerpo de su hijo Joram, justamente asesinado por una flecha que traspasó su corazón, fue arrojado a un extremo de la heredad de Nabot de Jezreel; y allí, sin duda, los perros lamieron su sangre, si no es que aun devoraron su carne». (Clarke)
d. ¿Me has hallado, enemigo mío?: «Aunque el rey no lo supiera, Elías era su mejor amigo; Jezabel, su peor enemigo». (Meyer)
i. «Para la viuda de Sarepta Elías era un ángel de luz; mientras que para Acab era un enemigo […]. Lo que eres determina que Elías sea tu amigo o tu enemigo». (Meyer)
e. Te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová: «Vea una forma de plática similar en Romanos 7:14: “mas yo soy carnal, vendido al pecado”. Satanás se ha convertido en tu amo absoluto, y tú en su esclavo incondicional». (Clarke)
f. Barreré tu posteridad y destruiré hasta el último varón de la casa de Acab: Este era un juicio severo en contra de cualquiera, en particular en contra de un rey. El legado de un rey estaba en su posteridad, y aquí Dios anunció el fin de la dinastía de Omri (el padre de Acab). Su dinastía moriría de la misma manera que las dinastías de Jeroboam y Baasa.
i. Acab nunca poseyó el viñedo de Nabot. Él lo sostuvo, pero ese mismo hecho se convirtió para él un tormento. Sin importar lo bueno de la vendimia, para él las uvas estaban ácidas, venenosas […]. Aquello que se gana por fraude nunca es poseído». (Morgan)
g. Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel: Aunque la profecía de juicio estaba enfocada en contra de Acab, no se olvidó de Jezabel. Su final sería terrible y deshonroso.
2. (25-26) La gran maldad de Acab.
(A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba. Él fue en gran manera abominable, caminando en pos de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de los hijos de Israel.)
a. Ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba: El pecado de Acab fue multiplicado, porque su mujer lo incitaba a pecar y él consentía la práctica del pecado.
i. Esto nos recuerda lo que Dios le dijo a Adán al pronunciar la maldición después del pecado del Jardín del Edén: «Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer» (Génesis 3:17). Claramente, Dios responsabiliza al marido que sigue el pecado de su esposa.
b. Conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová: Al comparar el pecado de Acab con el pecado de los amorreos, Dios prepara el terreno para el futuro desalojo de Israel de la Tierra Prometida. Como los amorreos fueron echados de Canaán por su idolatría continua y rechazo a Dios, así sería expulsado el reino norte de Israel.
3. (27-29) Acab se humilla y Dios se apiada del juicio sobre su vida.
Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado. Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.
a. Cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne: Por toda su maldad Acab recibió esta profecía de juicio. Él entendió que esta profecía de juicio era una invitación al arrepentimiento, a humillarse, y a buscar la misericordia de Dios.
i. «Pero esta humillación o arrepentimiento de Acab eran únicamente externos y superficiales, debido al terror a los juicios de Dios; no fue un arrepentimiento sincero ni serio, no procedía del amor a Dios, ni de un verdadero sentido de su pecado, ni de un propósito solemne de enmendar su vida. Según parece, debido a todos los detalles aquí dados de su arrepentimiento, era solamente externo y parte del rito; no hay el menor indicio de algún fruto o señal de verdadero arrepentimiento, como lo hubiera sido restaurar la tierra de Nabot, o reprobar a su infame mujer. En el siguiente capítulo hallarás que regresa a su anterior vómito». (Poole)
ii. Tres años después, Acab estaba muerto bajo el juicio de Dios. «Recompensaré su arrepentimiento temporal con una liberación temporal». (Trapp)
b. Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días: Dios honró la iniciativa de Acab. Esto muestra el poder tanto de la oración como del humilde arrepentimiento. Si Acab no se hubiera humillado de esta manera, entonces el juicio hubiera llegado instantáneamente. Esto indica que Dios dio la profecía de juicio como una invitación al arrepentimiento, y abrió la puerta de misericordia cuando Acab apropiadamente respondió a esa invitación.
i. No hay registro de la humillación o arrepentimiento de Jezabel. Por lo tanto, pensamos que el juicio de Dios haya llegado sobre ella exactamente como Él lo pronunció.
ii. «El corazón arrepentido siempre se encuentra con el ojo misericordioso de Dios; el arrepentimiento es tenido en gran estima por el Padre de la compasión, aun cuando sea un tanto superficial y efímero». (Clarke)
iii. Esto nos muestra el carácter de la misericordia de Dios: es dada a los que no la merecen. Por naturaleza, el inocente no necesita misericordia. Acab era un gran pecador, pero obtuvo gran misericordia (en esta vida) a través de un humilde arrepentimiento. El peor pecador no se debe descalificar como candidato a recibir la misericordia de Dios, si se acerca a Dios en un humilde arrepentimiento.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com