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Deuteronomio 20 – Instrucciones concernientes a la guerra

A. La preparación espiritual y práctica del ejército.

1. (1) El mandato de confiar en Dios.

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.

a. Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú: Israel, una pequeña nación rodeada de grandes imperios, rara vez estuvo en una posición estratégicamente superior. En batalla, usualmente veían caballos y carros, y un pueblo más grande que tú.

b. No tengas temor de ellos: A pesar del claro peligro, también tenían un mandato claro de Dios de no temer. A Israel se le ordenó que no temiera lo que cualquier militar lógico temería: números superiores, tecnología y equipo superior.

c. Porque Jehová tu Dios está contigo: Sin embargo, a Israel se le dio una razón para no temer. Dios no negó que los enemigos de Israel normalmente tendrían más caballos, carros y gente que Israel. Pero Dios les pidió que reconocieran un hecho mayor: Que Jehová tu Dios está contigo.

i. Como lo dijo Pablo en Romanos 8:31: Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Uno con Dios hace una mayoría invencible.

d. El cual te sacó de tierra de Egipto: A Israel también se le dio evidencia de fe. Dios no le pidió a Israel que tuviera una confianza “ciega” en Él. Podían confiar en Él cuando iban a la batalla porque Él había demostrado ser poderoso y fiel antes. Tenía un historial en el que se podía confiar.

2. (2-4) El mandato de animar a la gente antes de la batalla.

Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.

a. Cuando os acerquéis para combatir: En ese momento crítico, era el trabajo del sacerdote animar a los soldados a confiar en Dios. Aunque los sacerdotes normalmente no debían ir ellos mismos a la batalla (no se contaban entre los guerreros de Israel, Números 1:47-53), los sacerdotes aun así tenían un trabajo importante cuando Israel iba a la guerra – enseñar espiritualmente y animar a los soldados!

b. Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros: Este era el motivo de la valentía. Cuando Israel era obediente y confiaba en Dios, nunca podía perder. Pero cuando eran desobedientes o desconfiados, nunca podían ganar – incluso si tenían fuerzas superiores.

3. (5-9) Cómo reducir un ejército y hacerlo más efectivo.

Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene. ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute. ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome. Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo.

a. ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado?: Dios primero les dijo a los oficiales del ejército de Israel que enviaran a casa a todos los soldados que tenían asuntos pendientes en casa: una casa que no habían usado, una viña que no habían cosechado, o una mujer comprometida con la que no se habían casado – que se vayan a casa.

b. ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Luego, los oficiales de Israel debían enviar a casa a todo hombre medroso y pusilánime. ¡Podrían hacer que los demás también tuvieran miedo! En el ejército espiritual de Dios, Él solo quiere soldados dispuestos y valientes.

c. Cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo: Dios estaba perfectamente dispuesto a usar a los que quedaron después de que los alguaciles hubieran excusado a todos aquellos bajo las dos condiciones anteriores. Ambas exenciones, notables entre cualquier ejército, fueron un poderoso testimonio de que Israel confiaba en Dios para la victoria militar, no en su propia capacidad para levantar un ejército grande y poderoso.

i. Para Dios, el tamaño del ejército no era importante; el corazón del ejército era mucho más importante. No quería personas que pudieran distraerse de la batalla real preocupándose por las preocupaciones de la vida cotidiana (su hogar, su viñedo, su prometida); ni tampoco quería personas que no confiaran realmente en Él. Dios podría hacer más a través de un ejército más pequeño que estuviera realmente comprometido con Él que a través de un ejército más grande que estuviera lleno de personas con el corazón en el lugar equivocado.

ii. La historia de Gedeón (Jueces 7) es una poderosa ilustración de esto; Gedeón comenzó con un ejército de 32,000, pero era demasiado grande, así que envió a casa a los que tenían miedo, ¡y se fueron 22,000! Pero todavía era demasiado grande, así que Dios le hizo enviar a casa 7,700 más, ¡así que solo tuvo un ejército de 300 para luchar contra un ejército madianita de 135,000! Sin embargo, Dios le dio la victoria.

d. Entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo: Dios ordenó que su ejército tuviera liderazgo. No importa cuán buenos fueran los soldados, necesitaban tener un buen liderazgo.

B. Instrucciones para la batalla.

Es importante notar que Dios le dio instrucciones a Israel sobre cómo conducir la guerra. Hay, en la forma en que Dios hace las cosas, reglas para la guerra. No puede llevarse a cabo de cualquier manera concebible o de cualquier forma que pueda traer la victoria. Estos principios se reflejan en las antiguas enseñanzas cristianas sobre la guerra justa.

1. (10-11) La oferta de paz.

Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le intimarás la paz. Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te será tributario, y te servirá.

a. Cuando te acerques a una ciudad para combatirla: Los siguientes versículos describen los procedimientos de batalla normales para Israel. Hubo muchas ocasiones en que Dios dio instrucciones específicas que reemplazarían estas instrucciones normales, como en la batalla de Jericó o la conquista de Canaán en general.

b. Le intimarás la paz: Era importante que Israel no peleara innecesariamente. Si la ciudad aceptaba los términos de la paz, entonces debían llegar a un acuerdo.

c. Te será tributario: La ciudad conquistada sería hecha una ciudad tributaria a Israel, subordinada a la nación de Israel.

2. (12-15) Conquistar una ciudad a través del asedio y la batalla.

Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás. Luego que Jehová tu Dios la entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada. Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová tu Dios te entregó. Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas naciones.

a. Entonces la sitiarás: Típicamente, una ciudad amurallada era conquistada por el uso del asedio. Los ejércitos enemigos rodeaban una ciudad y cortaban todos sus suministros y contacto con el mundo exterior. Cuando la ciudad estaba lo suficientemente debilitada por el hambre o la sed, se rendían o eran conquistados. A veces, un asedio duraba años.

i. Hay algunos asedios horribles descritos en las Escrituras, como el asedio de Samaria en 2 Reyes 6:24-33.

b. Herirás a todo varón: En el mundo antiguo simplemente se entendía que cualquier varón sobreviviente sería un enemigo perpetuo de las personas que habían conquistado su ciudad. Los prisioneros de guerra a menudo no se tomaban en las guerras antiguas; los enemigos simplemente eran asesinados.

c. Todo su botín tomarás para ti: El saqueo proporcionaba los salarios para el ejército en la guerra antigua y sufragaba los gastos de la batalla.

3. (16-18) La orden de destruir por completo a los cananeos.

Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios.

a. Ninguna persona dejarás con vida: Los mandamientos anteriores con respecto a la guerra no se aplicaban a la futura conquista de Canaán. Allí, Israel no solo no debía ofrecer paz a las ciudades, sino que también debían destruirlo todo, no solo a los varones adultos. Esta era una guerra única de juicio, más que una guerra de conquista o defensa.

b. Para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses: Esto explica por qué se ordenó una destrucción tan completa. La cultura de los cananeos era tan corrupta – social, moral y espiritualmente – que Dios la consideró irremediable y lista para el juicio. En esta guerra única, los ejércitos de Israel traerían ese juicio sobre los cananeos.

4. (19-20) El mandato de guardar árboles para alimento durante un asedio.

Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio. Mas el árbol que sepas que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.

a. Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días: Cuando un ejército rodeaba una ciudad durante un asedio, el ejército buscaba provisiones en el campo. Al necesitar madera para la construcción y el combustible, sería común que el ejército sitiador talara árboles en los alrededores de la ciudad.

b. El árbol que sepas que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo: Sin embargo, Dios ordenó a Israel: no destruirás sus árboles… porque de ellos podrás comer cuando sitiaran una ciudad. Tenían que adoptar una visión a largo plazo (una buena para la ecología) y ver que su necesidad inmediata de madera era menos importante que el bien a largo plazo del área.

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com 

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