Eclesiastés 8 – Sabiduría y misterio
A. Más buenos consejos para la vida “debajo del sol”.
1. (1-4) Sabiduría en obedecer y honrar al rey.
¿Quién como el sabio?
¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas?
La sabiduría del hombre ilumina su rostro,
y la tosquedad de su semblante se mudará.
Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere.
Pues la palabra del rey es con potestad,
¿y quién le dirá: ¿Qué haces?
a. ¿Quién como el sabio? Salomón buscó a un hombre sabio, que supiera la declaración de las cosas. Salomón sabía que la sabiduría hace al hombre más feliz, incluso en una premisa debajo del sol (ilumina su rostro… la tosquedad de su semblante se mudará).
i. “El rostro resplandeciente habla generalmente de favor (cf. Números 6:25). Aquí habla del hombre sabio que es visiblemente agraciado en su comportamiento y (como dice la siguiente frase) cuya dulzura es obvia en su expresión facial”. (Eaton)
b. Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios: El Predicador entendía lo que el Apóstol Pablo escribiría más tarde en Romanos 13 – que debemos obedecer a la autoridad del gobierno como parte de nuestra obediencia a Dios.
i. No hacemos esto principalmente para honrar al rey o a la autoridad del gobierno (aunque esto es parte de nuestra obligación). Principalmente, honramos la autoridad del gobierno por la palabra del juramento de Dios. En un contexto del Nuevo Pacto, lo hacemos como parte de nuestra obediencia a Dios.
ii. “Le has jurado obediencia; guarda tu juramento, porque el compromiso fue hecho en la presencia de Dios. Parece que los príncipes y jefes judíos hacían un juramento de fidelidad a sus reyes. Esto parece haber sido hecho con David, 2 Samuel 5:1-3; con Joiada, 2 Reyes 11:17; y con Salomón, 1 Crónicas 29:24”. (Clarke)
iii. Podemos estar de acuerdo con el consejo de Salomón aquí, tanto desde la perspectiva del Antiguo como del Nuevo Testamento. Sin embargo, hay que decir que suena egoísta viniendo de Salomón, pues él mismo era rey.
iv. También reconocemos que siempre debemos obedecer a Dios antes que al hombre si los dos se contradicen (Hechos 4:19). “Muchos pasajes en el Antiguo Testamento dan testimonio de los límites que la lealtad a Dios debe poner sobre el tacto cortés y la sumisión”. (Kidner)
c. Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces? Esta es una razón por la cual es sabio obedecer a un rey. Su poder – aunque a veces se ejerce de manera injusta – hace que no sea prudente dejar de cumplir la palabra del rey o no mostrarle respeto.
i. Esto también nos hace reflexionar sobre nuestra obediencia a Dios como el Gran Rey. “Si él es un Rey, entonces es un peligro solemne para tu alma si no cumples con el menor de sus mandamientos. Recuerda que una traición hace a un traidor; una fuga hunde un barco; una mosca estropea toda la caja de ungüento. El que nos compró con su sangre merece ser obedecido en todas las cosas con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas”. (Spurgeon)
2. (5-9) Razones para una vida sabia.
El que guarda el mandamiento no experimentará mal;
y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.
Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio;
porque el mal del hombre es grande sobre él;
pues no sabe lo que ha de ser;
y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu,
ni potestad sobre el día de la muerte;
y no valen armas en tal guerra,
ni la impiedad librará al que la posee.
Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
a. El que guarda el mandamiento no experimentará mal: El bien vendrá a aquellos que obedecen y honran al rey.
b. Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio: La sabiduría sabe lo que Salomón explicó poéticamente por primera vez en Eclesiastés 3:1-8 – que hay un tiempo y un propósito para todo lo que está debajo del cielo.
c. Porque el mal del hombre es grande sobre él; pues no sabe lo que ha de ser: El Predicador entendía que para todo… hay tiempo y juicio; pero también sabía que no sabemos cuáles son esos tiempos. El corazón de un hombre sabio puede discernir tiempo y juicio, pero ciertamente no a la perfección; y no todos son sabios.
i. “La mayor sabiduría es la sumisión a las cosas tal como son… Sin embargo, al hacer todo esto, permanecerá en el corazón el reconocimiento de la abundante injusticia”. (Morgan)
d. No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte: Si la falta de sabiduría desanimó a Salomón en Eclesiastés 8:6-7, encontró que la impotencia del hombre frente a la muerte es aún más desesperanzadora. Salomón vio que debajo del sol la muerte no permite vencedores, y no valen armas en tal guerra.
e. Todo esto he visto… hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo: El Predicador sabía que parte de la miseria del hombre en esta tierra era ser gobernado por otros opresivamente.
i. “Esto puede decirse de los gobernantes en general, quienes, en lugar de alimentar, esquilan el rebaño; tiranos y opresores, que llegan a su fin a destiempo por su mala gestión de los oficios del estado. Todas estas cosas se relacionan con los dictadores asiáticos, y siempre han sido más aplicables a ellos que a cualquier otro soberano del mundo. Eran despóticos; todavía lo son”. (Clarke)
B. Incluso la sabiduría no responde las grandes preguntas.
1. (10-13) ¿Por qué son pronto olvidadas las obras de los malvados?
Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.
a. He visto a los inicuos sepultados… luego puestos en olvido en la ciudad: Salomón vio que los inicuos morían, y que su maldad pronto era olvidada en lugar de ser conmemorada en la infamia. Con su premisa debajo del sol, Salomón desesperaba de que los impíos que morían no fueran castigados después de la muerte.
i. “¡He visto a hombres malvados enterrados y cuando sus amigos regresaban del cementerio, habiendo olvidado todas las malas acciones del muerto, estos hombres eran alabados en la misma ciudad donde habían cometido sus crímenes!”. (Living Bible)
b. Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal: Si los malvados muchas veces no son castigados después de la muerte, muchas veces tampoco son castigados en esta vida. Todo esto se suma a la sensación de falta de sentido de la vida para Salomón.
i. Esto también habla de la respuesta endurecida que muchos dan a la misericordia y la paciencia de Dios hacia ellos. “La ingratitud impía del hombre es un misterio tan profundo como la paciencia amorosa de Dios. Es extraño que, con un fracaso tan constante de su amor para ganar, Dios aún persevere en él”. (Maclaren)
c. Con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío: En contexto, podemos suponer que el Predicador dijo esto como una esperanza o un deseo, en lugar de una confianza real. Él desea que esto sea cierto, pero no puede confiar en que lo sea mientras se aferra a su premisa debajo del sol.
2. (14) ¿Por qué a los malos les va bien y a los buenos les va mal?
Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.
a. Hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos: Salomón, hablando desde su punto de vista excluyente de la eternidad, sentía que esto hacía que la vida no tuviera sentido (vanidad). ¿Por qué los sufren las mujeres y los hombres buenos?
i. Esta fue la gran pregunta del Libro de Job, y prácticamente carece de respuesta aparte de una vida que aprecie la eternidad y nuestra rendición de cuentas en el mundo del más allá.
b. Hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos: Tal vez un problema aún mayor para el Predicador era la pregunta, “¿Por qué los impíos parecen ser bendecidos?”. La fuerza de esta pregunta también hacía que la vida pareciera sin sentido (vanidad).
i. Se podría decir que esta pregunta es aún más problemática, porque en un sentido muy real, no hay hombres justos y todos pueden ser vistos como impíos de alguna manera. Por qué se muestra bondad a los que no la merecen es una pregunta que se relaciona con la extraordinaria misericordia de Dios.
3. (15-17) Vive el momento – y sabe que hay más de lo que puedes ver.
Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.
Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.
a. Por tanto, alabé yo la alegría: Con el sinsentido de la vida tan claro para el Predicador, todo lo que podía aconsejar era sacar lo mejor de una mala situación y disfrutar la vida de la mejor manera posible.
b. He visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace: Aquí Salomón comienza a socavar su premisa, de la que alguna vez tuvo tanta certeza, de una vida vivida sin una perspectiva eterna. Reconoce que el hombre no puede alcanzar la obra de Dios en plenitud; entonces lo que vemos no define lo que realmente hay.
i. La faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos): “El mismo ajetreo de la vida nos preocupa hasta que nos preguntamos adónde nos lleva, y qué significa, si es que significa algo. Apenas necesitamos a Qohéleth para señalar que esta es la pregunta que nos derrota”. (Kidner)
ii. No por eso podrá alcanzarla: “Su conclusión es que debemos contentarnos con no saberlo todo. Ni el trabajo duro (esfuerzo), ni el esfuerzo persistente (búsqueda), ni la habilidad o la experiencia (sabiduría) desentrañarán el misterio. Los hombres sabios pueden hacer afirmaciones excesivas; ellos también quedarán desconcertados”. (Eaton)
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