Génesis 23 — Sara muere y es sepultada
A. La muerte de Sara.
1. (1) La muerte de Sara.
Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara.
a. Fue la vida de Sara ciento veintisiete años: Sara fue la única mujer de la Biblia cuya edad cuando murió está escrita, lo que nos da una idea de cuán gran mujer es en la Biblia.
b. La vida de Sara: En ninguna parte de la Biblia se nos dice que veamos a María como un ejemplo de una mujer piadosa. Dos veces se nos dice que veamos a Sara como tal (Isaías 51:1-2 y 1 Pedro 3:3-6).
2. (2) El duelo de Abraham.
Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla.
a. Vino Abraham a hacer duelo por Sara: Abraham no tenía temor de hacer duelo o de llorar, pero no se entristeció como los que no tienen esperanza (1 Tesalonicenses 4:13).
i. «Esto es, se puso a hacer todas las funciones del duelo». (Boice)
b. Y a llorarla: Abraham demostró el luto de una manera apropiada. El hombre de fe, el amigo de Dios, lloró por la pérdida de la compañía de Sara. No había debilidad ni incredulidad en las lágrimas de este hombre de fe.
i. «Llorar por alguien amado, es mostrar que hemos estado cerca, que sentimos mucho la pérdida, que la muerte es un enemigo, y que el pecado ha traído este castigo triste sobre la raza humana». (Boice)
B. Abraham compra una propiedad para el entierro de Sara.
1. (3-9) Abraham regatea con los filisteos por la propiedad del sepulcro de Sara.
Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo: Extranjero y forastero soy entre vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepultaré mi muerta de delante de mí. Y respondieron los hijos de Het a Abraham, y le dijeron: Oyenos, señor nuestro; eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá que entierres tu muerta. Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het, y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad de que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón hijo de Zohar, para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al extremo de su heredad; que por su justo precio me la dé, para posesión de sepultura en medio de vosotros.
a. Extranjero y forastero soy entre vosotros: Abraham no se sintió de esta manera porque era de Ur de los caldeos. Era porque reconocía que su hogar verdadero era el cielo. Moisés sabía lo mismo, y mandó a Israel a que lo reconociera (Levítico 25:23). David también sabía que esto era verdad (1 Crónicas 29:14 y Salmos 39:12).
b. Dadme propiedad para sepultura entre vosotros: Abraham tenía en mente una propiedad en particular: la cueva de Macpela. Esta propiedad estaba en la tierra de Efrón hijo de Zohar. En su viaje alrededor de Canaán, Abraham había vivido antes en esta área y allí construyó un altar a Dios (Génesis 13:18). Él sabía de esta cueva y estaba dispuesto a pagar el precio completo por ella.
2. (10-16) Abraham negocia con Efrón el hitita por la tierra de la tumba de Sara.
Este Efrón estaba entre los hijos de Het; y respondió Efrón heteo a Abraham, en presencia de los hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo: No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; en presencia de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta. Entonces Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra, y respondió a Efrón en presencia del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas. Yo daré el precio de la heredad; tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta. Respondió Efrón a Abraham, diciéndole: Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta. Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.
a. Dadme propiedad para sepultura entre vosotros: Esta manera de negociar el precio es típica de las prácticas antiguas y actuales de esa cultura. Como un gesto de amabilidad, la persona que vende podría ofrecer la propiedad al que compra, hasta que el que compra insiste en pagar un precio.
i. El canaanita, Efrón, sigue las costumbres de la cultura para regatear. Primero, el vendedor sugiere un precio, que dice que es razonable, pero en realidad es muy alto. Se sobreentiende que este es el lugar de inicio y a partir de aquí empieza el regateo.
b. Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra: Abraham muestra la manera en la que un cristiano debe hacer negocios con las personas del mundo: con cortesía, justamente, con prudencia. Al no hacer una contraoferta al precio sugerido de cuatrocientos siclos de plata, Abraham fue notablemente generoso en su trato con Efrón.
i. «Los que bajo la aprobación de la religión pisotean las formas decentes de mostrar respeto, suponiendo que porque son religiosos tienen el derecho de ser groseros, confunden completamente el espíritu del cristianismo». (Clarke)
2. (17-20) Abraham compra la heredad y sepulta a Sara.
Y quedó la heredad de Efrón que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad con la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y en todos sus contornos, como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad. Después de esto sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Y quedó la heredad y la cueva que en ella había, de Abraham, como una posesión para sepultura, recibida de los hijos de Het.
a. Y quedó […] como propiedad de Abraham: El texto hace énfasis en que Abraham poseyó la tierra por adquisición del título de propiedad, no solo por las promesas de Dios. Si este fue el único pedazo de tierra que Abraham poseyó de la tierra que le había sido prometida, esto muestra que él era un verdadero hombre de fe.
b. Sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela: Aquí es donde Isaac e Ismael sepultaron a Abraham. Isaac y Rebeca, los dos, fueron sepultados ahí. Jacob sepultó a Lea ahí, y José también sepultó a Jacob ahí. Es este el lugar donde José les dijo a sus descendientes que lo sepultaran, para lo cual debían de llevar sus huesos consigo cuando entraran en la tierra prometida.
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