Job 37 – Eliú ve a Dios en la tormenta
A. La gran voz de Dios.
1. (1-5) El estrépito de su voz.
Por eso también se estremece mi corazón,
Y salta de su lugar.
Oíd atentamente el estrépito de su voz,
Y el sonido que sale de su boca.
Debajo de todos los cielos lo dirige,
Y su luz hasta los fines de la tierra.
Después de ella brama el sonido,
Truena él con voz majestuosa;
Y aunque sea oída su voz, no los detiene.
Truena Dios maravillosamente con su voz;
El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
a. Oíd atentamente el estrépito de su voz: Eliú sentía que Job necesitaba una buena dosis de la grandeza de Dios. Era un buen consejo mal aplicado a la situación de Job. Eliú entendía correctamente que el poderoso sonido del trueno le parece al hombre que es la voz de Dios.
i. “No hay sonido en la naturaleza más descriptivo o apropiado para la majestad de Dios que el del TRUENO. Oímos la brisa en su susurro, la lluvia en su repiqueteo, el granizo en su traqueteo, el viento en sus aullidos huecos, la catarata en su embestida, el toro en su mugido, el león en su rugido; ¡pero escuchamos a DIOS, el Todopoderoso, el Omnipresente, en el sonido del TRUENO! Este sonido, y solo este sonido, llega a ser la majestad de Jehová”. (Clarke)
ii. “La biblia contiene algunas descripciones magníficas de la tormenta. El Salmo 29 es la mejor de estas, pero el poema de Eliú viene en segundo lugar”. (Andersen)
b. El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos: Esta es una repetición del tema de Eliú de que Job había transgredido la línea que separa a Dios y el hombre, y que Job presumía saber más de lo que podía o debía saber de Dios. En esto, Eliú estaba parcialmente en lo correcto.
2. (6-13) Lo que la voz de Dios puede hacer.
Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra;
También a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales.
Así hace retirarse a todo hombre,
Para que los hombres todos reconozcan su obra.
Las bestias entran en su escondrijo,
Y se están en sus moradas.
Del sur viene el torbellino,
Y el frío de los vientos del norte.
Por el soplo de Dios se da el hielo,
Y las anchas aguas se congelan.
Regando también llega a disipar la densa nube,
Y con su luz esparce la niebla.
Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor,
Para hacer sobre la faz del mundo,
En la tierra, lo que él les mande.
Unas veces por azote, otras por causa de su tierra,
Otras por misericordia las hará venir.
a. Porque a la nieve dice: Eliú anteriormente habló de que la voz de Dios parecía un poderoso trueno. Ahora consideraba que la voz de Dios ordenaba a la nieve… a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales; Su aliento hace el hielo y congela las anchas aguas.
b. Así hace retirarse a todo hombre, para que los hombres todos reconozcan su obra: La idea es que cuando Dios envía el frio y la nieve, el granjero no puede hacer su trabajo. Su mano es retirada de cualquier otro esfuerzo, y el tiempo lejos del trabajo lo hace reflexionar sobre la obra de Dios.
i. “Cuando el Señor retira la mano de un hombre, este no puede realizar su obra. El Señor tiene un objetivo en esto, a saber, ‘que todos los hombres conozcan su obra’. Cuando no pueden hacer su propia obra, están destinados a observar las obras de Dios”. (Spurgeon)
ii. “Para Eliú, el clima en todo su esplendor es la gloria de Dios, y Dios detiene a la gente de su trabajo para que puedan verlo… ¿No es todo el libro de Job acerca de hombres que han sido detenidos de su trabajo? Se trata de un enorme paro laboral, un enorme inconveniente que cayó del cielo y obligó a cinco personas ocupadas a dejar todo lo que estaban haciendo y dedicarse por un tiempo a una tarea más importante”. (Mason)
c. Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mande: Eliú quería que Job no solo apreciara la grandeza de Dios, sino también la sumisión de la creación. La implicación era que el impenitente Job debía someterse a Dios como lo hace su creación.
i. “En muchos sentidos, una tormenta sirve como una metáfora ideal para los problemas espirituales de Job. Mientras que una tormenta presenta toda la apariencia externa de caos, de naturaleza enloquecida, aun así sabemos que el Creador permanece en control absoluto de cada detalle”. (Mason)
B. El consejo final de Eliú para Job.
1. (14-18) Eliú a Job: “No sabes tanto como crees”.
Escucha esto, Job;
Detente, y considera las maravillas de Dios.
¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto,
Y hace resplandecer la luz de su nube?
¿Has conocido tú las diferencias de las nubes,
Las maravillas del Perfecto en sabiduría?
¿Por qué están calientes tus vestidos
Cuando él sosiega la tierra con el viento del sur?
¿Extendiste tú con él los cielos,
Firmes como un espejo fundido?
a. Escucha esto, Job: El joven Eliú nuevamente apeló a Job de una manera muy directa y personal, más personal que los otros tres amigos de Job.
i. “Si hay tanto motivo de admiración y adoración en las obras más obvias y sensibles de Dios, ¡cuán maravillosos deben ser sus profundos y secretos consejos y juicios! Y por lo tanto, sería mejor para ti admirarlos humildemente y someterte tranquilamente a ellos, que murmurar o pelear con ellos”. (Poole)
ii. “Eliú condena a Job con tristeza, pero de manera absoluta; declara que Job no solo ha naufragado en su fe, sino que se ha vuelto desafiante al silenciar a sus amigos”. (Chambers)
b. Detente, y considera las maravillas de Dios: Significativamente, Dios se dirigirá a Job entre líneas similares cuando Dios comience a hablar al inicio de Job 38 (Sabes tú… Has conocido). Aunque Eliú aquí tenía muchas de las ideas correctas, las presentó con una premisa equivocada, la premisa de que toda la crisis de Job provenía de su pecado.
i. “Si Job no podía entender cómo Dios realiza estas maravillas, y mucho menos serle de utilidad, ¿cómo podría entender los misterios mucho menos obvios de la providencia de Dios?”. (Smick)
ii. “Había condenado a Job por su ignorancia, y ahora lo hará por su impotencia e imbecilidad”. (Trapp)
2. (19-24) Eliú a Job: “Deja de tratar de hablar con Dios, y simplemente témele”.
Muéstranos qué le hemos de decir;
Porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de las tinieblas. ¿Será preciso contarle cuando yo hablare?
Por más que el hombre razone, quedará como abismado.
Mas ahora ya no se puede mirar la luz esplendente en los cielos,
Luego que pasa el viento y los limpia,
Viniendo de la parte del norte la dorada claridad.
En Dios hay una majestad terrible.
Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder;
Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.
Lo temerán por tanto los hombres;
El no estima a ninguno que cree en su propio corazón ser sabio.
a. Muéstranos qué le hemos de decir: Aquí, Eliú confrontó lo que él creía que era la arrogancia de Job al decir que el hombre merecía una audiencia o una justificación de Dios. “Job, si insistes en que Dios nos debe una audiencia, entonces por favor muéstranos qué le hemos de decir”.
i. “Él estaba tratando de llevarlo a darse cuenta de la imposibilidad de conocer a Dios a la perfección, y la consiguiente locura de sus quejas. La verdad así expresada es grande, y también se aplica a Eliú. No podía encontrar a Dios, y no entendía el misterio de los sufrimientos de Job”. (Morgan)
ii. “Estos capítulos intensifican el sentido de soledad y aislamiento de Job. Está allí, silencioso y solo, sin nadie que empatice con él, nadie que entre en sus perplejidades; condenado como impío, herético y hasta blasfemo, por la voz concordante de amigos y transeúntes; igualmente por su propia generación, y por la que estaba creciendo para tomar su lugar; sin embargo, ‘soportando hasta el fin’, contra mundum – contra ecclesiam, casi podemos agregar – unus, y esperando con confianza el veredicto de su Dios”. (Bradley)
iii. Viniendo de la parte del norte la dorada claridad: “El significado es que el hombre por naturaleza es completamente ignorante. Él no sabe nada de Dios en el cielo arriba. Todo es oscuridad allí para él. Sin embargo, Dios está allí en toda su maravillosa gloria. Y así como cuando una tormenta ha dispersado todas las nubes oscuras y ha despejado el aire, así, cuando Dios se revela, se ve su luz y su verdad”. (Bullinger)
b. Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos: Eliú volvió a su tema de la distancia y trascendencia de Dios. Quería disuadir a Job de insistir en que Dios le debía a él (o a cualquier otra persona) una audiencia o una explicación.
i. Significativamente, el Dios que Eliú creía que estaba completamente más allá y era inalcanzable para el hombre (al cual no alcanzamos), ha venido en la tormenta y le hablará a Job. Parece que Dios finalmente había escuchado suficiente de la sabiduría casi correcta del hombre, y había escuchado suficiente de esta charla de que Él estaba tan lejos del hombre que estaba más allá de su alcance. Dios estaba a punto de confrontar no solo a Job, sino también a sus tres amigos, y especialmente a Eliú, tanto con sus palabras como con su presencia.
ii. “El viento recio que sopla, para el cual la descripción del trueno y el relámpago había preparado al pobre, confundido y asombrado Job, proclama la presencia de Yahveh: ¡y desde este torbellino Dios responde y se proclama a sí mismo! Lector, ¿puedes concebir algo de lo que estos hombres sintieron? ¿No estás asombrado, perplejo, confundido al leer estas descripciones del trueno del poder de Dios? Prepárense, entonces, para escuchar la voz del mismo Dios desde este torbellino”. (Clarke)
iii. “También en la historia de Job, el Señor aparentemente ha estado profundamente dormido hasta ahora, acurrucado pacíficamente en la popa de la barca mientras Job ha estado luchando solo contra el viento y las olas… en el caso de Job Él deja que la tormenta ruja durante 37 capítulos, hasta que finalmente Él calmó no a la tormenta en sí, sino al corazón de Job”. (Mason)
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